Manuel Zelaya Rosales, pertenece a una familia de origen vasco que forma parte de la oligarquía hondureña desde el siglo XVIII. De hecho, el padre del actual presidente, Manuel Zelaya Ordóñez, llegó a ser detenido en 1975 poco después del golpe de Estado del general Juan Alberto Melgar, acusado de ser uno de los inductores del asesinato de dos sacerdotes y de trece campesinos que participaban en una marcha de protesta contra la violencia de las bandas que apoyaban a los golpistas. Zelaya Ordóñez, afincado en el departamento de Olancho, contó con el apoyo de las autoridades y fue exonerado de toda responsabilidad pese a indicios y testimonios, determinándose que la aparición de los cadáveres en su finca fue una "desgraciada casualidad".
El hoy presidente, que es el primogénito del presunto inductor de aquella matanza, fue elegido hace cuatro años como candidato del Partido Liberal de Honduras (PLH), formación de ideología confusa pero en la que son mayoría los dirigentes de centro-derecha y en la que también se refugian numerosos ultraderechistas. Sin embargo, desde hace ya más de un decenio Zelaya Rosales se ha ido escorando hacia el centro-izquierda, deriva o maduración (según quien la juzgue) de la que hay decenas de evidencias, de modo que quienes ahora acusan a Zelaya de engañar a sus compañeros de partido y a sus votantes mienten, o bien están ciegos.
En todo caso, el expatriado había cometido un pecado abominable, imperdonable para sus ex amigos oligarcas: Durante los últimos meses el presidente había alcanzado una serie de acuerdos comerciales de marcado sesgo político con los gobiernos de Cuba, Nicaragua y de la odiada Venezuela bolivariana, en un proceso que Pere Rusiñol ha resumido con acierto bajo el título El oligarca que cambió de bando.
1987: En la cumbre de la derecha económica
El joven Zelaya Rosales abandonó los estudios de ingeniería para dedicarse en cuerpo y alma a los negocios familiares, centrando su atención en las explotaciones ganaderas y forestales. En 1987 alcanzó la cumbre empresarial al ser elegido miembro de la directiva del Consejo Hondureño de la Empresa Privada, así como presidente de una de las patronales integradas en esa confederación, la poderosa Asociación Nacional de Empresas Transformadoras de la Madera.
Afiliado al PLH desde 1970, Zelaya inició su carrera política en 1980 como coordinador de los liberales en el departamento de Olancho, para más tarde asumir similar función en los de Gracias a Dios y Colón. Por aquel entonces Zelaya siguió las huellas de su padre, que pese a su ideología derechista, formaba parte del Movimiento Liberal Modista, la facción más conservadora del PLH y que pese a sus rasgos filofascistas defendía --al menos en teoría-- la instauración de un régimen parlamentario, si bien supeditaba ese objetivo al entendimiento con los militares…
Los Zelaya apoyaron a Roberto Suazo Córdova, que ganó las elecciones presidenciales de 1981, celebradas tras diez años de sanguinaria dictadura y sobre cuyos resultados pesó la sospecha de graves manipulaciones, según observadores internacionales. Con posterioridad, Zelaya hijo se sumó al llamado Movimiento Azconista (los seguidores de José Azcona, líder del Frente de Acción Liberal que colaboró con el régimen instaurado en 1973 mediante golpe de Estado por el coronel López Arellano).
En 1985, Azcona, que había roto con Suazo, ganó los comicios presidenciales y Zelaya Rosales obtuvo su primer acta de diputado, presidiendo la comisión parlamenatria de Recursos Naturales y Petróleo; y a partir de 1987 también ejerció de secretario de la junta directiva de la Cámara. En 1989 renovó su escaño, pero durante esa legislatura estuvo en la oposición, pues había obtenido mayoría el derechista Partido Nacional de Callejas Romero.
1993: Cambio de tercio
En 1993, Zelaya Rosales cambió de familia o facción política, aunque sin abandonar el PLH, y volvió a ser elegido congresista por el departamento de Olancho en las filas del sector más progresista --o menos reaccionario-- de los liberales, el liderado por Reina Idiáquez. Inmediatamente después de que Reina fuera elegido presidente, en enero de 1994, Zelaya renunció a todos sus cargos en la patronal hondureña y asumió por primera vez un cargo en el Ejecutivo, como director del Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS), responsabilidad con rango ministerial. Desde su nuevo destino, Zelaya fue el responsable de los programas gubernamentales de lucha contra la pobreza y también coordinó la descentralización administrativa, en un intento de que los criterios y los fondos del Estado llegaran al rural y a los barrios económicamente más deprimidos.
Por aquel entonces, Zelaya dejó constancia de su transformación ideológica al criticar las condiciones que impuso el Fondo Monetario Internacional (FMI) para acceder a sus créditos; pero a la postre, una vez corregidos algunos detalles, hubo entendimiento y altos cargos del FMI y del Banco Mundial aplaudieron la gestión del director-ministro del FHIS.
2000-2009: Del eclecticismo a la socialdemocracia
Durante los últimos años noventa Zelaya Rosales consolidó su viraje hacia el centro-izquierda desde dentro del partido liberal hondureño, formación que durante varias décadas ha servido tanto para zurcir un roto como para ocultar un descosido…
Extraña, pues, que ahora desde el propio PLH haya quienes afirman con rotundidad que Zelaya Rosales ha traicionado al curioso partido-movimiento liberal hondureño, la mayoría de cuyos dirigentes se han caracterizado por sus bandazos, por sus contradicciones y por sus compadreos con los militares golpistas.
(Blog Im-Pulso)
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