viernes, 20 de marzo de 2020

Carta al gobierno y los diputados: No malgasten el último cartucho. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 21 marzo 2020

Este viernes cinco periódicos salvadoreños salieron con portadas casi idénticas, dedicadas a un mensaje motivacional: JuntosSaldremosAdelanteElSalvador, decorado con la bandera nacional. El Diario de Hoy salió en su portada con un titular noticioso: “Economía en grave peligro”. Y a este tema, la crisis económica y social provocada por el Coronavirus y la necesidad de contener su propagación con medidas drásticas, el Diario dedicó (desde hace varios días) buena parte de sus páginas de noticias y opinión.
La reacción del presidente fue publicar en Twitter tres portadas y el siguiente comentario: “Hay unos que han entendido lo que enfrentamos todos. Otros no. Ojalá entiendan pronto”.
Lamentablemente, es el presidente el que no entiende. No entiende el gran valor que es la libertad de prensa, la diversidad, la pluralidad, el respeto y la tolerancia. Y tampoco parece entender que a esta altura de la crisis tal vez lo más patriótico no es cerrar el debate para invocar la unidad, sino promover que todos participen constructivamente en el diseño de una estrategia viable para evitar que la crisis económica quiebre al país y nos lleve a una crisis social profunda más letal que la epidemia.
Casi todos los actores nacionales estamos de acuerdo con el concepto que escogió el gobierno para contener la epidemia: poner al país en cuarentena y limitar todas las actividades que facilitan la propagación del virus. Pero estar de acuerdo no significa cerrar los ojos ante las consecuencias que estas medidas tienen para la economía y el empleo. Empresas de todos los tamaños, de las más pequeñas hasta las más grandes, van a quebrar si el gobierno les ordena cerrar sus operaciones y al mismo tiempo seguir pagando sus planillas. 
El gobierno ordenó el cierre de operaciones de call centers y maquilas. Los clientes internacionales de estos dos rubros inmediatamente van a contratar empresas en otros países y cuando pase la emergencia sanitaria y nuestras empresas quieren retomar sus operaciones, estarán quebradas financieramente y ya no tendrán clientes. 120,000 empleos están en juego en estos dos rubros. En estos casos, antes de ordenar su cierre, el gobierno debería haberles ordenado a los call centers y maquilas, con la necesaria ayuda financiera del Estado, adaptar su forma de trabajar a las necesidades de contención del virus.
Hablando de la ayuda financiera estatal: el gobierno tiene toda la razón del mundo para exigir la aprobación de un paquete de rescate económico de 2,000 millones de dólares. El problema es: ¿Qué hacer con este dinero, dónde invertirlo? 
Hay que tener claro: Este fondo de rescate es el último cartucho que nos queda para evitar que el pinche virus deje al país en la quiebra. Si lo gastamos mal, no habrá otro.
El plan de rescate financiero no puede, como originalmente planteó el gobierno, concentrarse en dar a las alcaldías fondos para crear empleos en sus municipios. Esta idea hay que posponerla, primero hay que sobrevivir.
Los 2,000 millones tienen que focalizarse evitar que los cierres necesarios de operaciones de muchas empresas las lleven a la quiebra. De nada nos sirve que el gobierno decrete que durante un mes los empleados de estas empresas reciban su salario, si esto lleva a su quiebra definitiva. Las medidas contra la epidemia no van a terminar en tres semanas o un mes. Las vamos a tener que mantener el tiempo que sea necesario, o sea hasta que la epidemia se agote. Ahora en El Salvador ni siquiera ha comenzado a propagarse el virus…
Hay una necesidad social de que la gente que no puede seguir trabajando no quede sin ingresos. En el caso de la economía formal, el gobierno tiene que asumir la continuidad de los salarios. A través de las empresas, reembolsándoles las planillas, o a través del Seguro Social.
En el caso de la economía informal, no hay otra forma que dedicar otra parte del fondo de rescate a programas sociales de transferencia financiera a las familias por las medidas gubernamentales. Si no, este sector cae de la pobreza a la miseria y hambre en cuestión de días. 
Teóricamente, no deberíamos de hablar de un “fondo de rescate económico”, sino de un “fondo de compensación”. Si logramos que las empresas no quiebren y los empleos no se pierdan, el rescate seráautomático, una vez que salgamos de esta emergencia.
En cambio, si malgastamos este último cartucho que nos queda con mala puntería,  las consecuencias serán graves. 
Saludos, 



miércoles, 18 de marzo de 2020

Carta a los colegas mexicanos: ¿Y los 12 salvadoreños del pleito de Bukele con México, se desvanecieron? De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 19 marzo 2020


¿Ya no hay periodistas en México? Veamos.

El presidente de un país vecino acusó al gobierno mexicano de permitir que 12 personas confirmadas de contagio con Coronavirus anden libremente en el aeropuerto de la Ciudad de México y, aun peor, permitir que aborden un vuelo a San Salvador. El presidente Bukele de El Salvador ordena cerrar el aeropuerto para cualquier avión de pasajeros.

El gobierno de México, mediante su canciller Marcelo Ebrard, desmiente la acusación. Avianca cancela el vuelo en cuestión, y horas después vuelven a abrir el aeropuerto de El Salvador.

Se mantienen las acusaciones mutuas, una por irresponsabilidad y la otra por mentira. Lo raro es que nadie presenta pruebas. Bukele nunca dijo por qué vía se enteró que los 12 salvadoreños eran portadores del virus. Y el gobierno de México solo dijo que sus autoridades habían examinados a los 12 viajeros, y no había ningún indicio de su contagio.

¿Pero qué se han hecho los 12 salvadoreños? Nadie sabe quienes son, cómo se llaman, y a donde agarraron luego del incidente. Obviamente nunca llegaron a El Salvador. El gobierno mexicano informó que venían en un vuelo desde Chicago para trasbordar en El Salvador, pero como el vuelo se canceló se fueron a Cuernavaca. O sea, ingresaron a México. 

¿Por qué nadie los ha buscado en Cuernavaca? ¿Acaso ningún periodista mexicano quiere saber si la acusación de Bukele contra el gobierno mexicano es verídica o no?

Si es cierto que los 12 viajeros salvadoreños estaban contagiados del Coronavirus, las autoridades mexicanas los debieron haberlos internado en algún hospital. 

La otra posibilidad es que migración mexicana les mandó de regreso a Estados Unidos. Pero cualquier de las tres opciones (que entraron a México; que fueron internados; que fueron mandados de regreso a Estados Unidos) dejaría una huella de papeles y decisiones burocráticas que se pueden corroborar.

También habría que preguntar a la embajada de El Salvador en México. Aunque el presidente salvadoreño, siempre vía Twitter, ordenó no dejar a los 12 compatriotas a El Salvador, ellos siguen siendo ciudadanos que tienen derecho a asistencia de su embajada o consulado. En caso que están enfermos, asistencia para recibir tratamiento médico. En caso que estén sanos, asistencia para regresar a su país. Y de paso sea dicho: según nuestra Constitución nadie les puede negar la entrada a su propio patria. 

Entonces, los 12 salvadoreños del aeropuerto Benito Juárez no se pueden haber desvanecido. En alguna parte deben de estar. Y tienen una verdad que revelar. Una verdad que es importante saberla tanto para El Salvador como para México.

Así que, colegas mexicanos, ahí hay una historia por escribir. Nosotros no lo podemos hacer, porque no podemos salir del país. Ustedes sí

Saludos,



lunes, 16 de marzo de 2020

Carta a los diputados: Golpes de pecho. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 17 marzo 2020


Esta carta va a los diputados del FMLN (y dos del PDC) que votaron en contra del decreto de Estado de Excepción, pero también a los diputados de ARENA que no querían dar su cara dando el voto, pero mandaron a suplentes a apoyar el decreto. Estos últimos son los más hipócritas. En el fondo sabían que el país (no el gobierno, el país) necesitará un decreto que le permite limitar el derecho a la libre circulación y reunión, una vez el coronavirus comience a propagarse. 
ARENA hizo lo correcto, pero como tantas veces, lo hizo mal.
Quien ha observado cómo esta epidemia se ha desarrollado en los diferentes países sabe que es inevitable que los gobiernos tomen medidas restrictivas, regulando y limitando sobre todo dos cosas: la circulación de los ciudadanos por el territorio nacional y las reuniones y aglomeraciones masivas de distinta índole: deporte, culto, cultura, comercio, etc.
Pero porque se trata de derechos consagrados en la Constitución, nuestro gobierno no podía imponer estas limitaciones sin que la Asamblea aprobara un Estado de Excepción. Yo comparto las dudas en la vocación democrática del actual presidente de la República, sobre todo luego de su actuación autoritaria y de menosprecio a la Constitución mostrada el 9 de febrero. Pero ante la gravedad de la amenaza que representa la epidemia del coronavirus, no se vale dejar al gobierno sin los instrumentos indispensables para enfrentarla. Decretar limitaciones de movimiento y reunión no son medidas opcionales, son indispensables. Y como chocan contra derechos constitucionales, se necesita un decreto de excepcionalidad. Punto.
La oposición rechazó, con razón, el proyecto del decreto de Estado de Excepción que mandó el gobierno, que daba competencias excepcionales mucho más amplias al gobierno. Por ejemplo, el derecho de negar la entrada al país a ciudadanos salvadoreños. También optó por una redacción muy tajante: “Se suspenden tales y tales derechos…”
Pero no hubo necesidad de suspender ningún derecho de un tajo. ARENA y el PCN consensuaron una versión del decreto mucho más moderada y prudente: en vez de suspender los derechos constitucionales, facilita que el gobierno, en dado caso justificado, pueda restringirlos parcialmente y por tiempo limitado. Este es el decreto que al final llegó a la votación del pleno y fue aprobado con 57 votos.
Es muy difícil imaginarse cómo un gobierno, en medio de la crisis de una epidemia y con todos los ojos encima pueda abusar de este decreto. Primero, no le da mano libre para suspender o limitar cualquier derecho constitucional, sino que solo los dos mencionados: reunión y movilización. Nada más. Y sólo para 15 días. O sea, en dos semanas la Asamblea, si ve abusos, puede negarle al gobierno una prórroga. 
Incluso actuando con las intenciones más oscuras, ¿qué daño puede hacer el gobierno en estas dos semanas que constituya un peligro para la institucionalidad del país? Ninguno. 
El problema es que en nuestro país este debate sobre medidas excepcionales siempre tiene una carga política y, diría yo, sicológica, muy fuerte por los traumas de la dictadura, la guerra y la represión. Alguien dice Estado de Excepción y la gente entiende Estado de Sitio, Toque de Queda y represión. Hasta La Prensa Gráfica sacó un titular diciendo que se decretó Estado de Sitio…
Cuando hablamos del Estado de Excepción, nos remitimos al Art. 29 de la Constitución. Este artículo da la lista de derechos constitucionales que pueden ser sujetos de limitación o suspensión en un Estado de Excepción. Y aparecen la libertad de expresión y la garantía de inviolabilidad de las comunicaciones. 
Y mucha gente, hasta profesionales, abogados y diputados, entienden que en cualquier caso, si se decreta Estado de Excepción, perdemos estas dos garantías: libre expresión y privacidad de nuestras comunicaciones. 
Pero incluso el borrador de decreto que mandó el gobierno dice explícitamente que estas dos garantías constitucionales no son sujetas de este decreto. Pero muchos opinadores siguen hablando del peligro para la libertad de expresión y critican a los diputados de haber puesto en peligro este derecho fundamental. 
Así que digo a los diputados que ahora se dejan celebrar como “la verdadera oposición”: Dejen la demagogia y la hipocresía. El país los va a necesitar una vez que la epidemia esté entre nosotros.
Saludos,