sábado, 29 de julio de 2017

Carta gráfica sobre el “éxito” de nuestro gobierno

Números y gráficos hablan más claro que palabras. No mienten. El presidente, su ministro de Justicia, y su director de la PNC reclaman que su política de Seguridad es exitosa y que la muestra es que han logrado bajar en un 50% el número de homicidios.

Viendo los números, sabemos que es mentira. Los números de homicidios hoy, luego de 3 años del gobierno de Sánchez Cerén, son exactamente iguales que en junio 2014, cuando asumió el gobierno. Pero durante 2015 y 2016 nos hicieron pasar por el infierno, con 11,953 víctimas de homicidio en sólo dos años.

HOMICIDIOS JUNIO 17


Celebrar como éxito el hecho que hoy el número de muertos es exactamente igual que cuando asumieron el gobierno, es un insulto a la inteligencia y las emociones de los salvadoreños.

Saludos,

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(MAS! / El Diario de Hoy)

viernes, 28 de julio de 2017

Columna Transversal: Racionalidad y ética

El único antídoto al populismo es la racionalidad. Muchos en este país se sienten frustrados de la política que no resuelve los problemas de país y ni siquiera define las prioridades de los problemas a resolver; muchos han perdido la confianza en los políticos, la tolerancia con el mal gobierno del FMLN y la paciencia con la oposición.

Esta frustración tiene dos escapes: uno es la antipolítica que ofrece el populismo, predicado por “líderes” que ofrecen apartar los partidos y los complicados mecanismos de una institucionalidad que funciona, pero no para establecer mejores instituciones, sino para constituir una relación directa y apasionada entre un ‘líder’ y ‘el pueblo’; la otra salida es introducir racionalidad a la política, o más bien, racionalidad y ética.

Nos predican como loros que hay que “despolarizar” la política. Y esto lo repite un coro de loros. Pero nuestro problema no es la polarización, ni la confrontación, sino la falta de confrontación transparente entre proyectos de políticos, propuestas de políticas públicas, definiciones de las prioridades, proyectos de solución a las crisis de seguridad, de educación y de crecimiento. No se trata de despolarizar, sino de definir de manera racional los polos, de desapasionar la política, de hacerla racional, discutible, transparentando con toda claridad las opciones. Tenemos un exceso de pleito – y un déficit de debate.

Los discursos populistas abundan. Se han apoderado de la izquierda, desplazando su acumulación histórica de análisis y pensamiento críticos. Se manifiestan, de manera aún más desenfrenada, en la supuesta “nueva izquierda”, personificada en la figura mesiánica de Nayib Bukele, que tiene muchos vasos comunicantes con la supuesta “nueva derecha”, fundada por Tony Saca, su engendro GANA y su “teórico” cantinflesco Walter Araujo. Pero ARENA, luego de rendirse ante el populismo de Saca, tampoco se ha liberado de esta tentación. En vez de apostar consecuentemente al antídoto del populismo, la racionalidad, sigue jugando con la tentación de enfrentar al populismo de sus adversarios con otro propio. De repente se perfila una batalla entre “nueva visión” de Carlos Callejas contra las “nuevas ideas” de Bukele; o “el país primero” contra “el pueblo primero”…

Pero sería absurdo que empresarios, si deciden meterse en política ante las deficiencias de la clase política, lo hicieran adoptando otra versión del clásico discurso de los políticos que esconden con demagogia su incapacidad de generar y gestionar soluciones y prioridades. O tienen la capacidad de introducir racionalidad a la política, o mejor no se metan. Necesitamos su capacidad de ejecutar, pero no nuevos gurús.

Lo mismo hay que decir a la emergente clase media profesional, que se está aglutinando en movimientos ciudadanos, y que está a un paso de meterse en política, sea a corto plazo con candidaturas no partidarias, sea a mediano plazo construyendo un partido centrista. Es preocupante que en este contingente de la nueva política, que debería ser la reserva moral y racional del país, también se escuchan discursos populistas. Hay quienes convierten la crítica a la corrupción en una cruzada, con peligro de terminar en una cacería de brujas. De repente la justa y necesaria crítica a la política establecida se convierte en discurso contra “la clase política”, muy parecido al discurso del populismo de izquierda que se declara en guerra contra “la casta política” y “los partidos del sistema”.

El motor de arranque de los movimientos ciudadanos decididos a meterse en política es la genuina y justificada frustración con la impunidad y la poca voluntad de los partidos y de la institucionalidad del país de enfrentarlas. La ruptura con un orden establecido de corrupción siempre arranca con la frustración y la indignación, incluso el resentimiento, pero ellas no pueden ser la base para una “nueva política”. Tiene que someter las emociones y pasiones a un proceso de análisis que genere racionalidad.

La oposición -ni ARENA, ni mucho menos los nuevos actores ciudadanos que se están articulando- no deben caer en la tentación de recoger y articular el resentimiento de la gente. No se puede construir una alternativa política sobre resentimientos, sino solamente sobre propuestas y soluciones racionales. Y racional, para definirlo bien en este contexto, incluye hablar con franqueza de las medidas impopulares y de los sacrificios colectivos necesarios para enfrentar y solucionar los problemas no resueltos del país.

A los “renovadores” dentro y fuera de ARENA les toca una tarea histórica compartida: introducir racionalidad a la política. Y ética, que en última instancia es lo mismo. Porque los discursos populistas se visten de un enorme ímpetu moral (o moralista), pero la ética, para ser válida, está basada en racionalidad.
(El Diario de Hoy)

 

jueves, 27 de julio de 2017

Carta a los movimientos ciudadanos: Que sean Fuerza

¡Ciudadanos!
Que bueno que se han unido varios movimientos y organizaciones ciudadanas para hacer fuerza. Esto es lo que necesitamos: fuerza que se convierte en presión sobre los partidos y gobernantes; incluso, si no hacen caso y no cambien, fuerza que se convierte en alternativa.

Ojala que esto se convierta en la plataforma común de todos los que comparten dos objetivos centrales: poner fin al gobierno del FMLN con su política de erosión a la democracia; y al mismo tiempo asegurar que el que lo sustituya no sea un gobierno de ARENA que reviva las políticas del pasado, sino una administración comprometida con la ciudadanía, profesional, amplia y con el valor de empujar las reformas que el país necesita para consolidar su democracia y para facilitar un crecimiento económico incluyente.

En una plataforma como esta, que focaliza en las prioridades esenciales cabrán todos los que no tienen partido, pero que sí quieren hacer política: conservadores democráticos, liberales, socialcristianos, socialdemócratas.

La fuerza de una plataforma ciudadana tan amplia residirá en su pluralidad – y en la firme decisión de no dejarse dividir por la diferencia de posiciones en temas que pueden ser importantes para cada uno, pero que para el país son secundarios.

Para que una plataforma ciudadana se convierta en fuerza, lo más importante es que no repita los errores de los partidos: su sectarismo, su autosuficiencia, su arrogancia. Y aunque buena parte de la movilización ciudadana nace de la frustración con el país como está, para convertirse en fuerza no puede apostar a recoger a los resentidos e indignados, sino tiene que movilizar a los que quieren resolver los problemas del país, a los que quieren construir. Este movimiento se convierte en fuerza si se convierte en un una muralla contra la anti-política y las tentaciones populistas que amenazan al país.

Sobre este tema los invito a leer mi Columna Transversal que publicaré mañana, viernes 28, bajo el título: Racionalidad y Ética. Insisto: la fuerza ciudadana nacerá de la racionalidad, la ética, el debate, el análisis, la pluralidad.

Hicieron un primer paso. El siguiente sería: crecer, definir las prioridades que unifican, ampliar la alianza, hacerla tan fuerte que los partidos, sobre todo ARENA, no la puedan ignorar, sino que tengan que tomar en serio sus propuestas y críticas.

Mucho de lo que pasará en estos años decisivos, con elecciones de alcaldes y diputados en 2018 y presidenciales en 2019, con la batalla por dar continuidad a la independencia de la Sala… dependerá de ustedes.

Saludos,

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(MAS! / El Diario de Hoy)

 

martes, 25 de julio de 2017

Carta a los partidos: Nos deben las “fiestas democráticas”

Amigos de todos los colores:
No nos den paja: Las elecciones internas de todos los partidos –las famosas primarias– no son fiestas democráticas, como nos quieren vender. Tampoco, por lo menos en el caso de ARENA, son puras farsas, como nos quieren hacer creer los profetas de la anti-política. Son trámites para medio cumplir con la Ley de Partidos Políticos que ya no permite la asignación de candidatos por dedo. Con énfasis en la palabra medio.

Resultaron electos los candidatos de siempre, los oficiales, los que tienen la venia de las cúpulas. Más algunos desconocidos. Las bases han votado, pero no han elegido. Esto es evidente en los casos -lastimosamente todavía mayoritarios- donde había un solo candidato para alcalde, y las bases sólo podían ratificarlos. Pero también en la elección de candidatos a diputados, cuando no había más precandidatos que cupos en la planilla, y por tanto lo único que podían hacer las bases era decidir quiénes van a ir en los primeros puestos de la planilla de su partido.

Esto ya es algo, aunque en muy pocos casos las bases han hecho uso de este derecho. Ningún disidente o renovador ha desplazado a ningún dinosaurio.

Para que las primarias se conviertan en fiestas democráticas y en expresión genuina del pluralismo interno de los partidos, primero habría que permitir y construir este pluralismo. Si cada partido tuviera en su seno corrientes políticas, que expresaran matices bien definidos dentro del ideario general del partido, y si estas corrientes o tendencias se pudieran expresarse libremente en debates internos, otra cosa sería. Entonces, las bases, conociendo qué posición específica representa cada uno de los precandidatos, podrían componer planillas de candidatos representativos de la pluralidad de su partido. Sería una gran ganancia.

En el FMLN, esto es explícitamente prohibido. Las tendencias que históricamente hubo en el seno del FMLN, fueron proscritos, creando un partido centralizado con pensamiento único. Pero debajo del agua sí existen: comunistas, castristas, chavistas, algunos socialdemócratas (aunque no se hacen cargo de su pecado), y nuevamente los bukelistas. Pero como esta pluralidad no se puede expresar libremente, las bases sólo pueden votar por individuos, en algunos casos adivinando qué representa cada uno ideológicamente.

En ARENA es diferente, siempre ha sido más plural. Hay conservadores, los viejos guerreros anticomunistas, liberales, libertarios, socialcristianos, y se ha acercado incluso uno que otro socialdemócrata. Pero como no hay clima de debate, las primarias no son realmente políticas, y nadie sabe con qué criterios las bases votan.

Tampoco hay, en ningún partido (y menos en sus bases), algo tan elemental como un examen crítico y riguroso de la actuación de sus alcaldes y diputados – antes de votar en primarias por su reelección o su sustitución. ¿Con qué criterio habrán los militantes votado por caras nuevas como Milena Mayorga o Emilio Correa, si nadie tiene la más mínima idea qué posiciones representan? ¿O con qué criterio los militantes han vuelto a dar lugares privilegiados a políticos impresentables como José Luis Merino, Mario Marroquín, Blandino Nerio, Carlos Reyes, el “Diablito” Carlos Ruiz, Ricardo Velázquez Parker, Chico Merino, Guillermo Gallegos? No puede haber sido en base de méritos. Tiene que haber sido en base del poder de caciques que tienen sobre las estructuras del partido.

Todos ellos regresarán a la Asamblea, a menos que pase un milagro y la mayoría de los votantes haga uso del voto por cara para eliminarlos. Pero sorpresa: ningún partido promueve esto.

Ojala que los partidos nos sorprendan y convierten las primarias para sus candidatos presidenciales en competencias reales entre propuestas políticas, y no entre caras y apellidos. En el caso del FMLN esto parece imposible. En el caso de ARENA, difícil, aunque sería su única forma de ganar.

Saludos,
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(MAS! / El Diaro de Hoy)