jueves, 22 de marzo de 2012

Carta a monseñor Fabio Colindres

Monseñor:

Tengo muy poco trato con jerarcas de la Iglesia. Y en una gran cantidad de asuntos tengo marcadas diferencias con ustedes. Pero usted sí me convenció. Me gusta la gente que defiende sus convicciones aún cuando van contra corriente.

Lo conocí en ocasión de la conferencia de prensa que dio sobre su papel en este asunto polémico del ‘cese al fuego’ pactado entre las dos pandillas, que durante años se estaban matando entre ellos llevándose de encuentro a miles de jóvenes, niños y vecinos.

Mis colegas periodistas lo estaban crucificando y tratando de poner en ridículo. Sólo vea el titular mal intencionado que le sacó La Prensa Gráfica: “Obispo dice que logró la conversión de pandillas” – como si usted hubiera reclamado haber producido la milagrosa transformación de 50 mil maleantes en santitos. Y mientras usted estaba dando su informe, ya me salieron en twitter mensajes como: “El pueblo elegido de dios, las maras.” -- “¿Por qué no se nos había ocurrido antes? ¡A los pandilleros se les cura con la oración!” -- “Alguien en su sano juicio hubiese imaginado que el 1er gobierno de izquierda iba a unir a iglesia y fuerza armada para pajearse a la gente?”

Pero no se preocupe, monseñor: El problema no es suyo, porque su mensaje era claro. Si alguien no lo entendió, es porque no quería. Usted contó una historia que cualquier niño puede entender: la historia de cómo en el momento correcto, el hombre correcto con el mensaje correcto (porque sencillo, sincero y desinteresado) logra provocar una reacción en un grupo de pandilleros que ni ellos ni nosotros pensábamos posible. 

Era el momento correcto, porque ellos, sin saberlo, ya habían llegado a preguntarse si tiene sentido seguir con la escalada de violencia que se harta sobre todo a ellos, sus familias, sus adeptos... El mensaje correcto, porque usted sólo les dijo: hay un camino... Y así logró que estos hombres se arriesgaran a dar el paso de la reflexión a la decisión: parar la violencia, para ver qué pasa, para ver si se abre un camino.

Usted habló de milagro. Así es que ustedes hablan. Como yo no creo en milagros, simplemente hablo de realismo: ustedes provocaron que este grupo de hombres se atreviera a ver la realidad oculta detrás del tremendo resentimiento y machismo que han desarrollado: la verdad que están jodidos, que sus familias están jodidas, que en esta locura no tienen nada que ganar, ni siquiera la supervivencia...

El hecho es: tomaron la decisión (todavía muy frágil) de bajar el nivel de violencia. Puede fracasar. Puede funcionar. Depende de todos nosotros. Incluso si funciona, los miles de pandilleros no van a dejar de delinquir, pero tal vez tendremos una delincuencia ‘normal’ que no mata a 15 personas al día.

Ya esto sería ganancia. Gracias, monseñor por su necedad y paciencia.

Paolo Lüers
(Más!/EDH)

Columna transversal: El mensaje del votante


Yo no sé como lo hacen mis colegas para descifrar, leyenda los números electorales, la mente de los votantes. Deben tener un don sobrenatural que lastimosamente no tengo. De otra manera no me explico cómo pueden saber que “la voluntad del votante era que los partidos dejen de confrontar y se pongan de acuerdo.”

¿Cuál votante? ¿Y cómo hicieron los que votaron por el FMLN y los que votaron por ARENA y los que votaron por Gana a expresar lo mismo?

¿No será más probable que muchos de los que votaron por ARENA simplemente querían mandar un sólo mensaje: Queremos que en los próximos 3 años prevalezcan en la Asamblea las ideas de la oposición? Y que muchos que votaron por el Frente tomaron en serio la propaganda de su dirección de que se trataba de conquistar una mayoría legislativa para “dar más fuerza al cambio”?

Me parece mucho más lógico asumir que cada uno votó para dar fuerza al partido de su elección que adivinar que en el fondo tanto los que votaron por un partido como los que votaron por el otro como los que no votaron lo hicieron para mandar un sólo mensaje: que los partidos se pongan de acuerdo.

Es más lógico pensar que el que vota por el FMLN expresa su adhesión a la ideología profesada por tal partido que especular que manda un mensaje exigiendo la superación de las ideologías.

En vez de preguntar a la bola de cristal, prefiero dejar hablar a los números. Analizando los números se puede perfectamente concluir que si el Frente convirtió las elecciones en un referéndum entre el voto por bandera y el voto por persona, lo perdieron. El 54.13% de los votantes decidió votar por persona, y sólo el 45.87% por bandera. Y esto a pesar de la campaña abierta del FMLN en favor del voto por bandera, y de la campaña del TSE encubiertamente en favor del voto por la bandera.

Es interesante hacer esta análisis partido por partido. Sólo los votantes del Frente votaron mayoritariamente por bandera (53.18%), mientras que los votantes de todos los demás partidos prefirieron el voto por persona: Arena 59.56%, CN 59.05%, CD 59.22%, PES 60.57% e incluso Gana con 51.02%.

A pesar de esta victoria del voto por persona, esta nueva forma de votar todavía no logró dibujar imágenes claras de cómo las bases quieren influir en la correlación de fuerzas y tendencias dentro sus partidos. En ARENA el voto por persona favoreció tanto a renovadores como a conservadores, nuevos y antiguos. Por lo menos produjo mayor pluralidad y apertura. En el FMLN casi no se ve este efecto, simplemente porque las listas para diputados no ofrecían variedad de opciones. Ahí los votantes castigaron a los ortodoxos en sus alcaldías, simplemente desbancándolos.

También ARENA planteó a sus votantes un especie de referéndum: ¿Quieren devolver a ARENA el peso que perdió, no en las elecciones del 2009 sino en la compraventa de diputados luego de estas elecciones? Este referéndum lo ganó ARENA con creces: resulta que su base electoral había quedado intacta, recuperaron con creces lo perdido por la deserción de los diputados de Gana. Algunos votos se habrán llevado los primos Saca y Gana, pero fueron más que compensados por otros votantes conquistados por ARENA precisamente por el hecho de haberse separado de sus elementos más corruptos.

¿Cómo se explica entonces el hecho que Gana, en contra de los pronósticos y deseos de muchos que no le vimos esta fuerza electoral, ganó en las urnas casi el 10% del voto popular y 11 diputaciones? Bueno, aun sin bola de cristal se puede afirmar que la mayor parte de estos votos no proviene de ARENA. Una buena parte la traja a Gana Will Salgado: votantes que en el 2009 votaron por el PDC. Otra parte se las arrancó a otro árbol caído, el PCN/CN, junto con candidatos a alcaldías. Y una parte del voto que esta vez cayó a Gana, parece provenir del FMLN. Probablemente no de su voto duro, que más bien se mantuvo, sino del voto extra que en el 2009 se unió al FMLN en apoyo a Mauricio Funes.

(El Diario de Hoy)

miércoles, 21 de marzo de 2012

Una oportunidad

Durante una semana el país estuvo especulando: ¿Hubo o no hubo negociación oculta detrás del traslado de 30 pandilleros de la cárcel de máxima seguridad a prisiones normales - y detrás de la sorpresiva reducción de la tasa de homicidios?

Al fin se reveló: Sí había negociación. Si hubo acuerdos. Pero no entre gobierno y pandillas, como muchos sospecharon, sino entre las dos pandillas principales. Esta es la versión que este martes en la tarde revelaron monseñor Fabio Colindres, obispo del Ordinariato Militar de El Salvador, y de Raul Mijango, ex-comandante guerrillero, en una conferencia de prensa.

Estas dos personalidades sirvieron como facilitadores en un proceso que describen de “primero de reflexión, cada pandilla por separada, y luego de diálogo”. En este proceso los líderes de las dos pandillas llegaron a decretar una tregua en la guerra entre las dos agrupaciones criminales. Esta guerra entre pandillas rivales es responsable de la mayoría de los muertos en la escandalosa estadística salvadoreña de homicidios de los últimos años. Por esto, la drástica reducción de la cantidad de homicidios.

Todo empezó con una intervención humanitaria de la Iglesia Católica. Monseñor Fabio Colindres relata que, viendo caso por caso la situación de salud y legal de varios de los pandilleros, sobre todo en Zacatecoluca, se dio cuenta que tanto los líderes de una como de la otra pandilla, por separados, estaban aterrizando a las mismas reflexiones: ¿Vale la pena seguir la guerra entre nosotros mismos? ¿Podemos nosotros y nuestras familias sobrevivir una mayor escalada del enfrentamiento contra un Estado que está comenzando a organizarse para desarticularlos? ¿No será que se nos está agotando la energía social para seguir en esta doble guerra? En la visión del obispo, es un acto de reconversión. O un milagro, o un acto de Dios. En la visión mía, es un acto de realismo...

Colindres se da cuenta que más allá de la posibilidad de resolver algunos problemas de carácter humanitario de algunas personas o de un grupo determinado se estaba abriendo la oportunidad de resolver el problema del país. Habla con David Munguía Payés y le traslada su descubrimiento. El nuevo ministro de Seguridad le da luz verde a seguir explorando. Los reos proponen incorporar, además de la Iglesia, a otro facilitador, con la condición que no sea ni político ni funcionario público. Alguien propone a Raul Mijango y todos lo aceptan.

Inicia la segunda fase: hablar con más pandilleros, en varias cárceles, para ver si comparten las reflexiones e inquietudes de sus líderes históricos recluidos en Zacatraz. Llegan a la conclusión que sí. Tercera fase: Facilitar el diálogo entre los líderes de las dos pandillas.

La meta: crear las condiciones para reducir y luego suspender la guerra entra las dos pandillas. Lo sorprendente: sobrepasan la meta. No sólo suspenden -por lo menos temporalmente- la guerra entre pandillas, también acuerdan suspender una campaña violenta de desestabilización de las elecciones, y además revocar la “luz verde” dada a las clicas en todo el país hace un par de meses de matar a integrantes de la Fuerza Armada y de la PNC y sus familiares.

Surgió un problema práctico: ¿Cómo puede el liderazgo de unas organizaciones criminales recluido en condiciones de aislamiento en Zacatraz asegurar que los miles de pandilleros organizados en docenas de clicas en todo el país cumplen con estas directrices? De repente la gestión de monseñor Colindres se volvió sumamente estratégica: Había que trasladar a los principales arquitectos del “acuerdo” a las cárceles donde se encuentran los mandos operativos de las dos pandillas, para que de hecho pueden asumir el mando directo de sus organizaciones y hacer valer su autoridad.

Se hace el traslado. Parece que con el cuidado que en ningún caso se haga concesiones que violen la ley existente. Este es el arte de esta iniciativa: los facilitadores plantean a las autoridades la situación legal y/o de salud de los reos que tienen derecho o necesidad de traslado. Al mismo tiempo les plantean la disyuntiva: Estos hombres están dispuestos a dar pasos concretos para revertir la escalada de la violencia, pero sólo lo pueden hacer si los sacan de régimen de aislamiento de Zacatraz. Si no los trasladan, el ‘acuerdo’ no funcionará.

El ministerio tuvo mucho cuidado en enfatizar que el traslado de los reos no es una concesión ni un privilegio. Según el ministerio, el traslado tiene asidero legal en la situación concreta de los reos. Ahora nos damos cuenta que además era una necesidad indispensable si se quería que ellos aporten al desmontaje de las campañas de violencia masiva.

Según monseñor Colindres y Raul Mijango, los pandilleros entienden y aceptan que no pueden pedir nada que no les corresponda por ley. Ellos cuentan que no se les ha prometido nada fuera del marco de la ley. Ni ellos, ni mucho menos el gobierno.

Si es así que los líderes de las dos pandillas aceptaron desmontar la violencia a nivel nacional sin exigir amnistía ni privilegios, sino simplemente que se les aplique justamente la ley y las normas humanitarias, esto realmente constituye una oportunidad para el país que no nos podemos dar el lujo de no cuidar, proteger y aprovechar al máximo.

Entiendo el escepticismo de muchos que no se pueden imaginar que los pandilleros estén actuando de buena fe, y por tanto no creen que este beneficio de una tasa de homicidios sea sostenible.  Tengo las mismas dudas. Tampoco creo en milagros. Pero sí creo que el realismo se puede imponer.

¿No será que todos -el Estado, el gobierno, la sociedad entera- tenemos la obligación de hacer todo lo posible para hacer funcionar este experimento? Todo lo posible dentro del marco de la ley. Ni más, pero tampoco menos. 
(El Diario de Hoy)

martes, 20 de marzo de 2012

Carta a los fariseos

Estimados:

Cuando escuchamos hablar de ‘pactos’ del gobierno con pandilleros, se nos paran los pelos. Cuando alguien, además, insinúa que hay pisto de por medio (o sea que el gobierno esté tratando de ‘comprar’ una tregua), se nos encienden todas las lámparas de emergencia.

Antes de que se nos desborde la indignación, detengámonos un rato para reflexionar: ¿Tenemos realmente suficiente información para juzgar? Hasta ahora tenemos sólo dos informaciones confirmadas: una, que hace dos semanas unos 30 líderes históricos de las dos pandillas fueron trasladados de la prisión de máxima seguridad a cárceles ‘normales’. Y dos, que en las últimas dos semanas la tasa de homicidios bajó casi a un tercio del nivel usual: En vez de 14 muertos diarios, de repente sólo hay unos 5. En dos semanas, unos 100 salvadoreños se salvaron de ser asesinados.

Todo lo demás es conjetura. Las autoridades no hablan claro. El Faro, apoyándose en ‘fuentes’ de inteligencia que saben filtrarle pistas que nadie puede comprobar, habla de pactos hechos y de pisto entregado. Los fariseos de todos los colores emanan indignación: ¿Cómo se atreven a pactar con delincuentes? Incluyendo políticos y analistas que normalmente no le creen a El Faro.

Nadie dice: Ojala que se mantenga esta tasa de homicidios...
Nadie pregunta si puede ser la verdad cuando el ministro David Munguía Payés categóricamente desmiente que se trata de un pacto entre gobierno y pandillas.
Todos asumen que si la tasa de homicidios bajó, tiene que haber algo oscuro detrás. Como no existen milagros, tiene que ser un pacto con el diablo...

Yo tampoco creo en milagros. Pero tampoco creo que la teoría de la conspiración sea la explicación del mundo. Deben existir otras verdades desconocidas...

¿Y por qué no dice la verdad el ministro?, preguntan todos. Pues, a veces hay asuntos que no permiten a un ministro de Seguridad de decir toda la verdad en el momento en que los periodistas la queremos descubrir y revelar.

En vez de llenar los periódicos y los talk-shows con sermones de indignación (por supuesto siempre políticamente correctos), ¿por qué no esperamos un rato? A ver cómo sigue la tasa de homicidios... A ver si la tendencia se mantiene o fue un accidente o un fenómeno artificial y no sostenible... A ver cómo se desarrolla la situación en las cárceles... A ver si realmente se fortalecen como centros de operación del crimen, como muchos temen que pasará con los traslados...

Y luego juzguemos. Y si fuera necesario, exijamos que vuelvan a encerrar a todos en Zacatraz – ¡y que boten la llave!

Paolo Lüers 
(Más!/EDH)

Los trabajadores no tienen porqué subvencionar al gobierno

Algunos sindicatos del país (aglutinados en la Federación de Trabajadores Democráticos CTD) publicaron un comunicado rechazando la intención del gobierno de “hacerse de nuestros ahorros que tenemos en las AFP.”

Tienen toda la razón del mundo los trabajadores. Los partidos políticos no deberían de aprobar la iniciativa que el presidente de la República presentó a la Asamblea Legislativa: una reforma a la Ley del Sistema de Ahorro para Pensiones que elevaría de 30 a 50% la porción de los fondos de ahorro de los trabajadores que las AFP estarían obligados a prestar al gobierno.

Esto de meter las manos al fondo de pensiones fue idea de otro presidente: Tony Saca se inventó los “Certificados de Inversión Previsional CIP”, que las AFP están obligados a comprar al gobierno. Esta ley de Saca puso el techo de estos préstamos obligados al Estado en un 30% de los fondos que administran las AFP. Ahora Mauricio Funes, su mejor alumno, quiere meter las manos más a profundidad a nuestros bolsillos, elevando  este techo al 50%. El argumento: Los 30% ya están agotados, ya se gastaron. Necesitamos que nos aprueban otro 20% más. Y urgente, porque ya en abril no tenemos con qué honrar las pensiones que el Estado paga desde el INPEP y el Seguro Social. 


Tienen toda la razón los trabajadores a decir “no”.

Los fondos de ahorro que administran las AFP para todos son para nuestras futuras pensiones. Y mientras no se aplican en pensiones mensuales, estos fondos son para que crezcan. Son para efectuar las inversiones más inteligentes que nos dan intereses altos y hacen crecer nuestro capital. Esta es la tarea de las AFP. No rescatar al gobierno.

Definitivamente nuestros ahorros no son para pagar las pensiones que le toca pagar al gobierno en el sistema estatal de pensiones (ISSS e INPEP). Para esto hay fondos previsionales propios de estas instituciones. Más bien, los había, porque el problema surgió precisamente porque los saquearon los gobiernos de turno - y por esto Saca y Funes caen a los fondos de las AFP.

Ya es en si grave el hecho que el gobierno se ha gastado el 30%  de nuestros ahorros y que quiere gastarse otros 20% más. Acordémonos que son fondos 100% privados que se generan con las cuotas mensuales de los empleados y de los patronos. Ni un centavo proviene de fondos públicos.

Pero lo más grave es que además de obligarnos a prestarle nuestros ahorros al gobierno, nos imponen una tasa de interés mínima, cuando estos fondos podrían ganar mucho más dinero invirtiéndose a intereses del mercado.

Hagamos la cuenta para ver cuánto dinero perdemos cada año con este mal negocio de prestar al gobierno. El total actual de nuestros ahorros en los fondos de pensiones es de 6,200 millones de dólares. De este total los trabajadores hemos prestado el gobierno en forma de Certificados de Inversión Previsional CIP un 30%, que son 1,560 millones de dólares.

El truco: Como es gobierno, en vez de negociar simplemente decreta la tasa de interés por ley: “Yo sólo te pago 1.3% al año”, cuando las AFP podrían colocar el mismo dinero en bonos que les rinden no menos del 7.3% al año. Por esta diferencia de 6%, el gobierno se está robando cada año 108 millones de dólares de intereses sobre los 1,560 millones de dólares que corresponden al 30%, que por ley las AFP tuvieron que prestarle. En otras palabras: Los trabajadores están obligados a subsidiar al gobierno cada año con 108 millones de dólares.

Si el gobierno de Funes logra que la Asamblea apruebe esta nueva reforma y obliga a las AFP a prestar al gobierno otros 20% adicionales de nuestros ahorros de pensiones a esta misma tasa de 1.3%, este subsidio ilegal subiría a más de 186 millones de dólares al año. Esto algunos lo llaman robo, otros lo llaman una paulatina y disfrazada nacionalización de nuestros fondos de ahorro.

Esta es la cuenta que en su comunicado del 15 de marzo los sindicatos le hicieron al gobierno, a los partidos y a la opinión pública. La cuenta es impecable. Saquen su calculadora para comprobarla. Tienen toda la razón. Y parece que van a luchar por la seguridad de sus pensiones. Serían imbéciles e irresponsables si se dejaran robar así no más.

Lo mínimo que los partidos políticos y diputados tienen que hacer (para representar los intereses de los trabajadores y sus familias) es amarrar la aprobación del nuevo techo de 50% a dos condiciones: una, que el gobierno pague la tasa de mercado, y no una taza preferencial. La otra: que reformen la ley para permitir que las AFP puedan invertir el restante 50% sin limitaciones impuestas por el Estado, y así garantizarle a los ahorrantes la mayor rentabilidad que permite el mercado.

(El Diario de Hoy)