viernes, 14 de febrero de 2020

Carta al presidente: “El sistema se auto protege”. ¿Y qué pensaba usted? De Paolo Luers


Publicado en MAS!y EL DIARIO DE HOY, 15 FEBRERO 2020


Presidente Nayib Bukele:
Esperamos de los presidentes que de vez en cuando, en los momentos históricos, digan frases importantes, que pongan a la gente a pensar, a temblar o a actuar. 
Bueno, el domingo pasado, cuando usted se tomó con los militares y la UMO el recinto legislativo, solo para luego hacernos testigos de una oración, ciertamente fue un momento histórico y hay dos frases suyas que quiero analizar porque no han encontrado la debida atención.
I.
Los militares entraron al Salón Azul, con armas largas, acompañados de efectivos especiales de la PNC. Se distribuyeron en el recinto. Luego entró usted, se dirigió al podio donde se sienta la Junta Directiva, se sentóen la silla del Presidente de la Asamblea y una de las pocas frases que pronunció fue esta: “Ahora está muy claro quien tiene el control de la situación.” Luego mostró sus mediocres dotes de actuación y oró, lloró y se fue sin más palabras. Digo mediocre porque los buenos actores y los feligreses sinceros no sobreactúan…
Okay, el recinto parlamentario estaba bajo estricto control militar. Las armas suelen a mandar, aunque sólo por el momento. 
Usted tal vez tuvo, por esos instantes, el control sobre los soldados y policías apostados dentro y fuera de la Asamblea. ¿Pero tuvo usted el control de la Fuerza Armada para hacer cualquier locura militarista? Sería un gran error que usted crea esto. Y luego de esta aventura usted tiene a su ministro de Defensa muy debilitado.
Usted, en esos instantes, tuvo el control del recinto legislativo. ¿Pero tuvo usted el control de la Asamblea? Nunca. Llegaron como 25 diputados, y cuando vieron el despliegue militar, la mitad se retiró.
Nunca estuvo más lejos de ganar el control de la Asamblea luego de este espectáculo que armó. Usted logró lo que ARENA y FMLN no habían logrado en meses: se unificaron, se despertaron, comenzaron a moverse y a retomar su (el) rol de oposición. De repente, gracias a usted, tuvieron una causa que los unió: defender la República contra un presidente con sueños húmedos de autoritarismo.
Ni siquiera controló a su propio Consejo de Ministros. Supuestamente tenía que ser el gran protagonista en esta locura. Pero el Consejo ni siquiera lo acuerpó cuando caminaba de la tarima al Salón Azul. Era evidente que se trató de un asunto de Nayib Bukele, no de todos sus ministros… 
Las organizaciones ciudadanas, de izquierda y derecha, cerraron filas alrededor del rechazo unánime a la interpretación que usted dio de los artículos 167 y 87 de la Constitución: Mediante mi Consejo de Ministros puedo convocar a la Asamblea a una sesión extraordinaria, para resolver un tema de interés del país, y usar el artículo 87 (derecho del pueblo a la insurrección) para sustituir a los diputados que no asisten…
La Sala de lo Constitucional admitió una demanda ciudadana y le puso varios candados a usted con sus medidas cautelares. Los embajadores le hicieron ver que sus gobiernos no iban a respaldar ninguna medida inconstitucional contra la independencia legislativa. Y su gran amigo, el embajador de Trump, le ordenódesistir de su plan contra la Asamblea. No fue Dios, fue Mr. Johnson.
Usted hoy tiene mucho menos control del país que antes del domingo 9. Y mucho menos posibilidad de tomar control total…
II.
El día que la Sala pronunció las medidas cautelares contra sus planes, usted escribió en Twitter, en tono de asombro: “El sistema se auto protege.” 
Es la segunda frase suya que traigo a colación. ¿Y qué pensaba usted? ¿Qué “el sistema” constitucional, pluralista y sus instituciones de control y contrapeso contra el Ejecutivo se iban a rendir o sucumbir ante el sonido de unas cuantas botas militares y la maniobra política de un presidente novato que quiere el poder total? No, señor. “El sistema” tiene como defenderse, está construido para protegerse de las tentaciones autoritarias de políticos antisistema y antipolíticos como usted. Tiene a la Sala, tiene a la Fiscalía General, y en última instancia, tiene a la Fuerza Armada para defender el sistema democrático. Y no tenga dudas que la Fuerza Armada, cuando llega el momento de la verdad, cumplirá con su función de proteger la Constitución.
Piense bien sus próximos pasos, presidente. 
Saludos, 





miércoles, 12 de febrero de 2020

Carta a los periodistas: No nos pueden representar comunicadores gubernamentales. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 13 febrero 2020


Estimados colegas: 
La penosa farsa de Juan Carlos “Buena Onda” asumiendo como Comisionado del Instituto de Acceso a la Información Pública IAIP, se debe a una decisión arbitraria del presidente, pero en gran parte también a la negligencia e indiferencia nuestra.

La ley dicta que un Comisionado del IAIP tiene que representar a los profesionales del periodismo y que será electo de una terna propuesta por las asociaciones de periodistas. Inmediatamente llaman la atención dos problemas: ¿Cuántos de los que ejercemos el periodismo participamos en estas asociaciones? Y el otro: Dentro de las asociaciones no se hace una clara distinción entre periodistas y comunicadores gubernamentales e institucionales. 

El resultado de ambos problemas no resueltos por los periodistas y sus asociaciones: Ahora tendremos como Comisionado a Juan Carlos Rodríguez Turcios, quien hasta ayer fue director del despacho de comunicación del Ministerio de Gobernación – el propagandista de Mario Durán y Carlos ‘Slipt’ Marroquín.

El hecho que este hombre se hizo célebre como presentador del infantil programa juvenil “Buena Onda” y luego de programas igualmente triviales de TCS, no es realmente un argumento para objetar su designación como Comisionado de Acceso a la Información Pública. Son cosas de bichos. Pero luego de estas cosas de bichos, Juan Carlos Turcios no eligióestudiar periodismo, sino “Relaciones Públicas y Comunicaciones” y “Comunicaciones Integradas al Marketing”. Luego estudió una maestría de “Comunicación Organizacional”.

Esto tampoco son pecados, pero sí demuestra que el hombre nunca tuvo vocación de periodista sino vocación de comunicador institucional. O más bien dicho: comunicación gubernamental. Esta vocación lo llevó bajo el gobierno del FMLN a prestar sus servicios en INJUVE, y en el gobierno actual en el Ministerio de Gobernación. Cero periodismo en la carrera académica, cero periodismo en su carrera profesional. A menos que quieran reconocer como periodismo los ejercicios bailar y a la vez contar chistes en “Buena Onda” o “Viva la Mañana”...

Periodismo y comunicación institucional son dos profesiones excluyentes y diametralmente diferentes en métodos, objetivos y normas éticas. Periodismo es la búsqueda de la verdad, comunicación institucional es la construcción de imagen positiva de la institución. Periodismo es compatible con transparencia y acceso libre a la información, la comunicación gubernamental es compatible con encubrimiento. Son los permanentes objetos de reclamo por parte del Instituto de Acceso a la Información...

Los comunicadores institucionales y oficiales no deberían estar organizados en las mismas asociaciones de los periodistas. No deberían ser elegibles para el cargo de Comisionado que toca a los periodistas. 

Pero en El Salvador no ponemos atención a estas distinciones entre periodistas y comunicadores. Vemos gente pasar de salas de redacción a despachos ministeriales – y viceversa, y nadie dice nada... 

Tampoco los periodistas invertimos energía y tiempo en fortalecer nuestro gremio. Nos molestan el tuffito a sindicato y las discusiones mediocres. Bueno, el resultado es que ahora no habrá periodista entre los Comisionados garantes de la Transparencia Estatal, sino un intruso, casi diría un enemigo infiltrado: un director de comunicación de uno de los ministerios más controversiales. Un comunicador del gobierno. 

Fácil se lo hicimos a Bukele manipular la elección de este comisionado...

Saludos, 

lunes, 10 de febrero de 2020

Carta a los diputados: No se dejen extorsionar por un aprendiz. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 11 febrero 2020


Diputados de la Asamblea:
Primero d
éjenme felicitar a los que no se han dejado intimidar por la extorsión del presidente, y no se prestaron al show de una plenaria parlamentaria intervenida por la Fuerza Armada y la PNC, presidida por un presidente de la República sentado en la silla del presidente de la Asamblea, cercada por turbas de Nuevas Ideas. Fue lo correcto de hacer. Y esto incluye al diputado presidente Mario Ponce, quien estuvo en sus oficinas, pero no bajó al Salón Azul para recibir al presidente.

Lo que armó el presidente Bukele -la manifestación “popular” de empleados públicos; el despliegue de las turbas de Nuevas Ideas; el llamado a la insurrección contra la Asamblea; la toma de control militar de las Asamblea- ya fue calificado por analistas, organizaciones nacionales e internacionales de Derechos Humanos, como ilegal, inconstitucional, antidemocrático, autoritario – y sumamente peligroso. Quien con más claridad ha resumido esta calificación de Bukele es El Faro en su editorial “Maneras de Dictador” publicado el mismo domingo 9 de febrero.

Amenazar con disolver el parlamento puede ser un desliz de un bravucón. Pero si un presidente expresa a gritos esta amenaza cuando ya tiene el recinto legislativo tomado por soldados y policías fuertemente armados, se coloca definitivamente fuera del marco democrático. Y así hay que tratar al presidente a partir de este momento: Como alguien que no tiene compromiso con el orden constitucional, alguien que genera el escenario para un golpe de Estado, y decide en el último momento, hablando con Dios y con sus seguidores, si lo consume o no. “Puedo apretar el botón”, dijo Bukele frente a la Asamblea, y se refirió a la orden a sus turbas a tomarse la Asamblea y destituir por la fuerza a los diputados. 

¿Qué clase de gobernante (y qué clase de creyente) es este señor Bukele que necesita que Dios personalmente le diga que tenga paciencia, ya que no es el momento adecuado para desatar la violencia de un golpe de Estado? A ver qué le va a decir Dios la próxima semana, en caso que la Asamblea no haya cumplido con su ultimátum. ¿Qué esta vez sí debe apretar el botón, y que esta vez la presencia de soldados con armas largas en el recinto parlamentario no sea solamente simbólica?

Y ahí está el problema principal que todos estamos enfrentando, en primera línea ustedes, los diputados; pero también toda la sociedad salvadoreña, incluyendo nosotros los generadores de opinión: ¿Qué hacer con el ultimátum del presidente? ¿Debe la Asamblea rendirse ante la amenaza y autorizar, así como el presidente ordena, el préstamo de $109 millones para seguridad? Igual que El Faro, digo que no. Sería fatal, porque en última instancia legitimaría el chantaje del presidente.

La Asamblea debe seguir analizando la solicitud del préstamo y solamente autorizarlo cuando esté garantizado el uso racional de los fondos. Esto incluye un análisis de fondo de las necesidades reales en el área seguridad, que difícilmente resultará en avalar la compra de un buque para la marina y de aviones para la Fuerza Aérea. Aviones y buques militares no aportan nada a la seguridad de la gente en sus comunidades. Aportarán exclusivamente a cumplir con las exigencias de Estados Unidos en interrumpir el flujo de drogas de Suramérica al Norte. Si Washington quiere que El Salvador juegue un papel en esta guerra contra el narco, que nos provea de los buques y aviones y equipos necesarios.

Si hay sospechas que parte de los fondos de este crédito se prestan para la corrupción, hay que negociar con el Ejecutivo que se cambien las condiciones. Si el gobierno no quiere regresar al mecanismo idóneo de la negociación y concertación, sino insiste en la imposición, simplemente no habrá autorización. Esto tiene que ser la línea de ustedes, los diputados de oposición.

Y otra cosa más: El tema legislativo prioritario para esta semana no es el préstamo, es lo que pasó este domingo alrededor de la Asamblea. Ustedes tienen que tomar acciones para que esto no vuelva a pasar. Esto incluye gestiones de la Asamblea con la fiscalía, con la Corte Suprema, con organismos internacionales. Esto es mucho más importante que el préstamo. No pueden regresar a la Asamblea como si nada hubiera pasado. El Salón Azul ha sido vilmente ‘profanado’, por la ocupación militar, por las armas, y también por el extraño show de ‘oración’ del presidente. Solo un debate sincero y profundo sobre la esencia del parlamentarismo y su sagrada independencia puede subsanar esta profanación. 

No cometan el error de regresar a su agenda como si nadie hubiera atentado, en su mismo recinto legislativo, contra la Constitución.

Saludos,