Publicado en MAS!y EL DIARIO DE HOY, 15 FEBRERO 2020
Presidente Nayib Bukele:
Esperamos de los presidentes que de vez en cuando, en los momentos históricos, digan frases importantes, que pongan a la gente a pensar, a temblar o a actuar.
Esperamos de los presidentes que de vez en cuando, en los momentos históricos, digan frases importantes, que pongan a la gente a pensar, a temblar o a actuar.
Bueno, el domingo pasado, cuando usted se tomó con los militares y la UMO el recinto legislativo, solo para luego hacernos testigos de una oración, ciertamente fue un momento histórico y hay dos frases suyas que quiero analizar porque no han encontrado la debida atención.
I.
Los militares entraron al Salón Azul, con armas largas, acompañados de efectivos especiales de la PNC. Se distribuyeron en el recinto. Luego entró usted, se dirigió al podio donde se sienta la Junta Directiva, se sentóen la silla del Presidente de la Asamblea y una de las pocas frases que pronunció fue esta: “Ahora está muy claro quien tiene el control de la situación.” Luego mostró sus mediocres dotes de actuación y oró, lloró y se fue sin más palabras. Digo mediocre porque los buenos actores y los feligreses sinceros no sobreactúan…
Okay, el recinto parlamentario estaba bajo estricto control militar. Las armas suelen a mandar, aunque sólo por el momento.
Usted tal vez tuvo, por esos instantes, el control sobre los soldados y policías apostados dentro y fuera de la Asamblea. ¿Pero tuvo usted el control de la Fuerza Armada para hacer cualquier locura militarista? Sería un gran error que usted crea esto. Y luego de esta aventura usted tiene a su ministro de Defensa muy debilitado.
Usted, en esos instantes, tuvo el control del recinto legislativo. ¿Pero tuvo usted el control de la Asamblea? Nunca. Llegaron como 25 diputados, y cuando vieron el despliegue militar, la mitad se retiró.
Nunca estuvo más lejos de ganar el control de la Asamblea luego de este espectáculo que armó. Usted logró lo que ARENA y FMLN no habían logrado en meses: se unificaron, se despertaron, comenzaron a moverse y a retomar su (el) rol de oposición. De repente, gracias a usted, tuvieron una causa que los unió: defender la República contra un presidente con sueños húmedos de autoritarismo.
Ni siquiera controló a su propio Consejo de Ministros. Supuestamente tenía que ser el gran protagonista en esta locura. Pero el Consejo ni siquiera lo acuerpó cuando caminaba de la tarima al Salón Azul. Era evidente que se trató de un asunto de Nayib Bukele, no de todos sus ministros…
Las organizaciones ciudadanas, de izquierda y derecha, cerraron filas alrededor del rechazo unánime a la interpretación que usted dio de los artículos 167 y 87 de la Constitución: Mediante mi Consejo de Ministros puedo convocar a la Asamblea a una sesión extraordinaria, para resolver un tema de interés del país, y usar el artículo 87 (derecho del pueblo a la insurrección) para sustituir a los diputados que no asisten…
La Sala de lo Constitucional admitió una demanda ciudadana y le puso varios candados a usted con sus medidas cautelares. Los embajadores le hicieron ver que sus gobiernos no iban a respaldar ninguna medida inconstitucional contra la independencia legislativa. Y su gran amigo, el embajador de Trump, le ordenódesistir de su plan contra la Asamblea. No fue Dios, fue Mr. Johnson.
Usted hoy tiene mucho menos control del país que antes del domingo 9. Y mucho menos posibilidad de tomar control total…
II.
El día que la Sala pronunció las medidas cautelares contra sus planes, usted escribió en Twitter, en tono de asombro: “El sistema se auto protege.”
Es la segunda frase suya que traigo a colación. ¿Y qué pensaba usted? ¿Qué “el sistema” constitucional, pluralista y sus instituciones de control y contrapeso contra el Ejecutivo se iban a rendir o sucumbir ante el sonido de unas cuantas botas militares y la maniobra política de un presidente novato que quiere el poder total? No, señor. “El sistema” tiene como defenderse, está construido para protegerse de las tentaciones autoritarias de políticos antisistema y antipolíticos como usted. Tiene a la Sala, tiene a la Fiscalía General, y en última instancia, tiene a la Fuerza Armada para defender el sistema democrático. Y no tenga dudas que la Fuerza Armada, cuando llega el momento de la verdad, cumplirá con su función de proteger la Constitución.
Piense bien sus próximos pasos, presidente.
Saludos,