Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, sábado 29 enero 2022
Estimados amantes del cine:
Acaba de estrenarse en Netflix una película histórica, que más actual no podría ser: ‘Munich, the edge of war’. Es sobre la peligrosa situación del 1938, cuando Hitler amenazó con invadir a la vecino Checoslovaquia y las otras dos potencias europeas, Francia e Gran Bretaña, fueron en octubre 1938 a Munich para pedir cacao a Hitler: no ataque a Checoslovaquia, porque esto provocará una segunda guerra mundial, y a cambio le damos permiso a anexar ‘pacíficamente’ el Sudetenland, una provincia checa colindante a Alemania, reclamada por el ‘Tercer Reich’ nazi por tener población étnicamente alemana. A cambio, Hitler prometió no usar la guerra para expandir su imperio.
Para Hitler esta conquista del Sudetenland fue el segundo paso de la creación de la Gran Alemania, que incluiría todos los territorios, donde vivían alemanes, aunque como minoría étnica. El primer paso había sido el ‘Anschluss’, la incorporación de Austria al Imperio Alemán.
En 1938, a la vista de todo el mundo, en Alemania ya estaba reinando un régimen dictatorial, cruel y racista, que tenía preso en campos de concentración a sindicalistas, socialdemócratas, comunistas y que comenzó a erradicar la población judía. Pero todavía a esta altura, el primer ministro británico trató de convencer a los ingleses y a los demás países europeos, cansados y aterrorizados de la Primera Guerra Mundial (1914 a 1919), que a Hitler no había que aislarlo sino incorporarlo en una Europa de paz.
Fue una visión peligrosamente ingenua. Y tal vez cobarde. Medio año después, Alemania invadió el resto de Checoslovaquia, y luego Polonia. A los ingleses y franceses, que tenían pactos de defensa con Polonia, no les quedaba otra que declararle la guerra a Hitler. La industria armamentista de Alemania estaba lista, no así la de Francia y Gran Bretaña. El resto es historia: La Segunda Guerra Mundial.
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Cuando en 1938 en Munich se negociaba la suerte de una provincia de Checoslovaquia, los nazis ya hablaban de atacar y ocupar el resto de Checoslovaquia, Polonia, Hungría, Rumania, Dinamarca, Noruega, Holanda y Bélgica. Y en 1939 comenzaron a hacerlo.
Ahora, cuando los gobiernos de Francia, Alemania y Estados Unidos están preparándose a negociar con Putin la suerte de las provincias ucranianas Donetsk y Lugansk, donde operan milicias separatistas financiadas, armadas y comandadas por Rusia, ya está claro que están hablando también del futuro de Belorusia, Moldava, Lituania, Estonia, Letonia y de los otros países que pertenecían al Reino Ruso y luego a la Unión Soviética. Las demandas que Putin presentó para no armar una guerra de gran escala son claras: Estos países no pueden afiliarse a la Unión Europea y mucho menos a la OTAN, sino que tienen que aceptar pactos económicos y de seguridad regionales con Moscú.
Viendo la película ‘Munich’ sobre el 1938, Checoslovaquia y el dictador Hitler, uno se pregunta automáticamente: ¿Qué va a hacer la Comunidad Internacional ahora, en el año 2022, con Ucrania y con el dictador Putin? ¿Le van a ofrecer un pedazo de Ucrania, así como ofrecieron un pedazo de Checoslovaquia a Hitler, para que no invada de un solo a su país vecino? ¿Van a aceptar que a estos países en disputa se les niegue el derecho de afiliarse a Europa? ¿Van a hacer todas estas concesiones, aunque todos saben que Putin no va a parar en su marcha para recuperar el control de Europa Oriental y del Centro de Asia?
Así que para entender lo que está en juego en Ucrania, vean ‘Munich’. Además es muy buena película…
Saludos, Paolo Luers
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