miércoles, 24 de diciembre de 2025

Carta del 24: Profanaron la Navidad. De Paolo Luers

 

"Escribo estas líneas el día 24 para interrumpir la falsa paz navideña impuesta por un gobierno cínico e hipócrita. Es necesario decir, incluso gritar, la verdad, aunque sea Navidad."

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Estimados lectores:

No iba a escribir cartas durante las fiestas, mucho menos cartas disruptivas y conflictivas. Ustedes están en otra onda y quieren relajarse y estar en paz durante las fiestas. Pero de esto se aprovecha el gobierno de manera cruel y cínica. Esto es intolerable y alguien tiene que alzar la voz.


Hablo de la ola de despidos masivos justo antes del 24 en el Rosales. Casi la totalidad del personal de este hospital y sus familias van a pasar una Navidad amarga, llena de angustia. Mandaron a la calle a más de mil enfermeras, enfermeros y médicos, que durante años y con gran sacrificio han mantenido funcionando el Rosales, a pesar del abandono de los gobiernos, a pesar de la falta de personal, a pesar de la escasez de equipos tecnológicos, materiales de curación y medicinas. A pesar de turnos interminables.

 

Vimos en los noticieros las largas colas que obligaron a hacerlo al aire libre para recibir los papelitos con promesas de indemnización. Vimos las lágrimas de personas que sabemos que se sacrificaron toda su vida por sus pacientes. Vimos las caras marcadas de rabia retenida – rabia que en este país ya no se puede expresar públicamente sin miedo.


Ahora, el mismo día 24, las redes sociales se llenan de troles y seguidores de Bukele que dicen que el personal del Rosales merece el despido porque es responsable de la mala atención en el hospital. Encima de la desgracia del desempleo se burlan de las enfermeras y los médicos. Solo gente basura puede ser tan cruel e injusta. Por esto hablo de una profanación de la Navidad. Arman un espectáculo carísimo y comercial con su villa navideña en el Centro Histórico, pero aprovechan la Navidad para arruinarles la vida a sacrificados trabajadores de Salud – y  encima de esto los insultan. 

 

Repito lo que he dicho en otras columnas: Tengo el más profundo respeto por quienes vi trabajar en el Rosales, a pesar de la miseria en que los gobiernos tuvieron este hospital. Me tocó acompañar al Rosales a un querido tío cuando lo atendieron en largas noches en emergencia y luego lo cuidaron amorosamente hasta su muerte pacífica. Salí de esta experiencia con admiración por la calidad profesional y humana de las enfermeras, doctoras y doctores del Rosales. Me los imagino ahora, celebrando la Navidad con lágrimas, y se me hierve la sangre. 

 

Me pregunto: ¿Qué ha pasado con nuestra sociedad que este cinismo del gobierno no despierte una ola de indignación y protesta? ¿Cómo podemos recuperar nuestro sentido de decencia y solidaridad ante injusticias tan crueles —y, además, totalmente innecesarias? Porque el sistema de salud necesita con urgencia de todos los médicos experimentados, de todas las enfermeras veteranas de miles de batallas contra las enfermedades. No nos podemos dar el lujo de despedir a quienes hacen falta para hacer funcionar la atención a la población.

 

¿Cómo se explica, entonces, que el gobierno cometa una estupidez como despedir a 1800 trabajadores de salud, incluidos médicos de alta capacidad? Desconfían del personal del Rosales, porque está sindicalizado y siempre ha sido combativo, cuando se trataba de enfrentarse a políticas de salud equivocadas, recortes de presupuesto y ataques a su derecho de organizarse y luchar por su gremio y por sus pacientes. Imperdonable en tiempo de los Bukele. 

 

Escribo estas líneas el día 24 para interrumpir la falsa paz navideña impuesta por un gobierno cínico e hipócrita. Es necesario decir, incluso gritar, la verdad, aunque sea Navidad.

 

Saludos,



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