viernes, 1 de mayo de 2020

Carta a mis contemporáneos: No nos dejemos encerrar. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 2 mayo 2020

Los días de las cuarentenas generales, impuestas en la mayoría de los países al inicio de la pandemia Coronavirus se han agotado. Más bien, se han agotado las economías (de los países y de las familias) y la paciencia de los ciudadanos. En algún momento de mayo, todos los países van a flexibilizar o suspender las cuarentenas obligatorias, porque necesitan que la gente vuelva a trabajar y producir.
En muchas de las discusiones sobre cómo reactivar las economías gradual y sectorialmente, surge la idea de dejar en cuarentena por lo menos a los viejitos y a los ciudadanos con enfermedades crónicas. Que vayan a trabajar los papás para reactivar la producción y el comercio; que regresen a la escuela los niños, para que los papás puedan trabajar; que se queden encerrados los abuelos, quienes ya no tienen importancia productiva y quienes además, todo el mundo lo sabe, constituyen el grupo más vulnerable para la epidemia.
Aquí un amigo, representante de la generación más productiva, publicó una propuesta, que por lo menos en Twitter recibió mucho apoyo: 
Medida para abrir la economía de inmediato basado en sistema de puntos. 
- Mayores de 60 años: 3 puntos 
- Condiciones de hipertensión, cardíacos, respiratorios, embarazadas, obesos: 1 pto 
- 40-60 años: 2 ptos 
-18-40 años 1 pto 
- 0-18 años: 2 ptos.

3 ptos: puede salir a pasear domingos 
4+ ptos: no puede salir 
2 ptos o menos: puede salir, con distanciamiento social.”
Tengo que confesar que esta propuesta me encachimbó, me hizo reflexionar, y me provocó escribir esta carta. Mi respuesta inmediata en Twitter fue: “Si la idea es proteger a los viejitos encerrándolos, ¡no gracias!” 
Hasta ahorita, lo que todos los días hemos escuchado (tanto de expertos médicos como de políticos) era que a los viejitos hay que cuidarnos, para que no nos contagien los niños y familiares. Nunca se habló de que a los viejitos hay que aislarlos para que no contagien a los demás. Por esa razón en todo el mundo han decretado aislamiento total a los asilos, no permitiendo que los viejos reciban visitas de sus hijos y nietos. Entonces, está claro que los viejos no constituyen un peligro para los demás, sino al revés son el sector que hay que proteger.
Estamos agradecidos los mayores por que la sociedad nos quiera proteger. Pero como lo dije en el tuit, si la manera de protegernos es el encierro prolongado y el aislamiento, mientras que el resto de la sociedad recupera sus libertades, rechazamos la oferta.
No son el Estado y su gobierno que nos puede imponer la manera de protegernos. Yo tengo el derecho de decidir cómo protegerme y crear un equilibrio entre protección y calidad de vida. El gobierno puede imponer medidas para proteger a los demás, pero no dictarme qué parte de la calidad de vida debo de sacrificar para protegerme de un potencial peligro para mí mismo.
Tampoco hay que permitir que el Estado provoque en nuestras familias y en la sociedad un conflicto artificial de generaciones.
Saludos, 


miércoles, 29 de abril de 2020

Carta a los usuarios de las redes sociales: nos quieren lavar el coco. De Paolo Luers


Publicado en MAS y DIARIO DE HOY, jueves 30 de abril 2020

En estos días, las redes sociales están siendo inundadas por dos tipos de imágenes, que parecen contradictorias, aunque provengan de las mismas fuentes oficiales del gobierno. Unas corresponden a una campaña llamada #QuéBonitaDictadura, dirigida por Porfirio Chica, expropagandista de René Figueroa y Tony Saca, hoy asesor comunicacional de Nayib Bukele. La campaña es bien simple: mandar a los fotógrafos oficiales a poner en escena imágenes de soldados y policías fuertemente armados, ayudando a viejitas, acariciando chuchos, cargando bultos. Cualquiera con carnet de Casa Presidencial puede orquestar ese tipo de situaciones.


Pero al mismo tiempo que sale esta campaña, que quiere vender la imagen de una dictadura amable, sale otra: docenas de fotos al estilo de campos de concentración, con unos “héroes robocop” humillando a cientos de pandilleros presos, medio chulones, rapados, sometidos y hacinados. Es la cara opuesta: la dictadura dura e inclemente con los criminales.
Cuando comenzaron a salir estas fotos de los penales en cuentas oficiales del gobierno, uno se preguntaba: ¿Y no saben el costo político que pagarán por exhibir de manera tan desafiante sus propias violaciones a los derechos humanos?
Y cabal, periódicos de todo el mundo, miembros del Congreso de Estados Unidos y organizaciones internacionales de derechos humanos ya comenzaron a reclamar a Bukele esas practicas y su exhibición excesiva. Entonces, ¿por qué lo hacen?
Lo hacen para construir la narrativa de una dictadura que solo reprime a los malos, mientras que defiende, protege y apoya a los pobres. Así que ningún ciudadano honesto tiene que tener miedo a esa dictadura.
El efecto común entre las dos caras de la doble campaña es irnos acostumbrando, medio en broma y bien en serio, a la idea de una nueva dictadura en El Salvador. Hace solo un año, esta idea era descabellada y nadie la introdujo en el debate político serio. Hoy a menos de un año de gobierno de Nayib Bukele y a raíz de sus propias campañas propagandísticas, el concepto de una nueva dictadura aparece en todas las conversaciones.
No extraña que los opositores y críticos a este gobierno comencemos a preguntarnos cuándo un gobierno que con tanta facilidad viola leyes y protecciones constitucionales aplicará esas practicas contra sus opositores. Con esas campañas, el gobierno prepara en la mente de los ciudadanos el terreno para dar el siguiente paso. 
Saludos,



lunes, 27 de abril de 2020

Carta a los nuevos “mismos de siempre”. De Paolo Luers





Publicado en MAS y Diario de Hoy, martes 28 de abril 2020


Después de meses de calma surge nuevamente una ola de asesinatos. Las respuestas inmediatas del presidente Bukele son dos órdenes: La primera a Centros Penales a decretar el encierro total a todos los pandilleros privados de libertad.
Con esta medida, los penales se convierten en bombas de tiempo, porque con el actual hacinamiento el encierro total en sus celdas hace imposible prevenir la propagación de la epidemia del coronavirus.
La segunda orden presidencial, siempre emitida por Twitter, autoriza a los policías y soldados a matar. Además, les promete defensa legal en caso de hacer uso de esa autorización, que más bien se entiende como sugerencia.
¡Cómo se repite la historia! La respuesta de Bukele es idéntica a la que dió en el 2016 el gobierno del FMLN. En una carta de noviembre de ese año yo escribí: “El vicepresidente Óscar Ortiz dijo que los 30 trasladados a Zacatecoluca, acusados de haber ordenado el ataque a un oficial de la PNC en Quezaltepeque, ‘no tienen derecho a ver el sol ni la sombra’.
El ministro de Seguridad, comisionado Mauricio Landaverde, no se quedó atrás: ‘A partir de este día quedan sometidos al aislamiento total y no tendrán derecho a la hora de sol’. Y Rodil Hernández, entonces director general de Centros Penales, dijo que los acusados ‘no merecen ningún tipo de atención del sistema’.”
Este último comentario fue la respuesta oficial de Centros Penales a las preocupaciones de autoridades de Salud y de la Cruz Roja internacional sobre los brotes ya existentes de tuberculosis, que obviamente no se podían combatir en condiciones de encierro y privación de luz. Hoy la preocupación es la epidemia coronavirus…
Además, igual que Bukele en el 2020, el gobierno del FMLN autorizó en el 2016 la fuerza letal y prometió protección jurídica.
Hay otra coincidencia interesante: Benito Lara, el primer ministro de Seguridad de Sánchez Cerén, afirmó en el 2014: “Los homicidios aumentan, porque políticos de oposición quieren desestabilizar al gobierno”.
Y la versión de lo mismo del presidente Bukele: “Instamos a la oposición que se pongan del lado de la gente honrada, y a las instituciones que controlan a dejar de proteger a quienes asesinan a nuestro pueblo.” Obviamente se refiere a la Sala de lo Constitucional y la Procuraduría de Defensa de los Derechos Humanos…
Si la concepción de guerra contra las pandillas y “medidas extraordinarias” fueron la prolongación de la política de Mano Dura de ARENA, Bukele está dando continuidad a las “medidas extraordinarias” del Frente. Entonces, ¿cuáles son las nuevas ideas? Más bien, el gabinete de Seguridad de Bukele es la encarnación de “los mismos de siempre”. 
Saludos,

Posdata: ¿Y nadie toma en cuenta la explicación más probable del nuevo auge de violencia: un llamado de atención de las pandillas por expectativas no cumplidas por parte del gobierno?