viernes, 29 de abril de 2022

Carta a quienes me pidieron una aclaración: Con gusto. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, sábado 30 abril 2022

Estimados amigos:

Algunos de mis amigos y lectores me pidieron una aclaración. Cito lo que una lectora me escribió: “No tengo dudas que usted, cuando critica el estado de excepción y la guerra contra pandillas que declaró el presidente, no lo hace porque defiende a los pandilleros que tanto daño han hecho a todos nosotros. Yo entiendo que usted condena la forma arbitraria que las autoridades proceden, pero mucha gente tal vez se confunde. Por eso le pido que en una de sus cartas explique su posición”.

Con gusto, y gracias por pedírmelo.

El Estado está obligado a proteger a los ciudadanos. A todos. Para hacerlo, está obligado a combatir la violencia y el crimen. A los pandilleros que cometen delitos hay que someterlos a la justicia y si resultan culpables, hay que condenarlos a las penas que la ley prescribe. La población en los barrios y comunidades, donde operan y ejercen control las pandillas, han sufrido mucho y merecen protección por parte del Estado, el cual ha estado ausente durante demasiados años. Pero no sólo merecen presencia de los órganos de seguridad, sino del Estado en el sentido integral: programas de educación y salud, inversiones, creación de empleos. Sólo así se puede erradicar la violencia.

Lo que hay que criticar es la ausencia de una política de invertir de manera integral y permanente en la transformación de los barrios.

Lo que hay que criticar es cuando los gobiernos, siempre que la situación de inseguridad hace crisis, dan respuestas solamente militares a un problema de carácter social. Lo hicieron los gobiernos de Francisco Flores, luego de Tony Saca, lo repitió el gobierno del FMLN con Sánchez Cerén y ahora pasa lo mismo con la “guerra contra pandillas” de Nayib Bukele. Esta ausencia de políticas integrales voy a seguir criticando, hasta que exista una política nacional de combatir las causas de la violencia.

Lo que también hay que criticar es la forma en que el gobierno actual procede con su régimen de excepción y sus redadas masivas, en las cuales agarran parejo a culpables e inocentes y someten a todos a juicios sumarios sin derecho de defenderse. Este exceso de fuerza por parte de las autoridades, además de no ser necesario, es contraproducente. No va a producir paz y seguridad sino más resentimientos y más violencia, como correctamente señaló el pastor Mario Vega. Pero además produce una mayor erosión del estado de derecho. La injusticia de la violencia de las pandillas no se debe combatir con nuevas injusticias, detenciones arbitrarias y maltratos. Los habitantes de los barrios solicitan al Estado llevar a la justicia a los pandilleros que cometen delitos violentos, pero no piden que maltraten a todos los jóvenes de sus comunidades.

Para regresar a la pregunta que me hizo la lectora: Conozco, entiendo y lamento los sufrimientos de la población que ha vivido durante años la violencia y las amenazas de las pandillas. Estoy en favor de todas las medidas del Estado -pero necesariamente también de la sociedad civil y las iglesias- para combatir el flagelo de la violencia. Pero no le creo a este gobierno que realmente esté dispuesto a enfrentar el problema como se debe: con estricta aplicación de justicia, combinada con programas e inversiones sociales para atacar las causas.

No creo que el problema se pueda resolver encarcelando a todos los pandilleros y sus colaboradores. Mucho menos cuando la mitad de los detenidos son jóvenes que nada tienen que ver con los delitos de las pandillas. El intento de resolver el problema de esta manera va a profundizar la crisis que se llama exclusión social, y a la larga la violencia.

Esta es mi posición. Hay que combatir la violencia, pero de manera integral y sobre todo, sin continuar pervirtiendo la policía, la Fuerza Armada y la justicia. ¿Esto me convierte en “defensor de las pandillas”? No.

Saludos







miércoles, 27 de abril de 2022

Carta a los que quieren marchar el 1 de mayo: NO SE DEJEN INTIMIDAR. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 28 abril 2022

Estimados amigos:

El gobierno quiere hacer creer al país que quienes marcharán este 1 de mayo son defensores o incluso colaboradores o miembros de las pandillas. Mentira. Piensan que con esta amenaza, en tiempo de régimen de excepción, nos van a intimidar y que nos vamos a abstener a marchar y protestar. Están muy equivocados.

Los trabajadores tienen 136 años de ir a la calle el 1 de mayo para reivindicar derechos sociales y civiles en todo el mundo. En el siglo XX, lo que nació como una actividad de los trabajadores organizados se convirtió en el día de movilización en contra de las dictaduras, en pro de la paz, de los ecologistas, los estudiantes rebeldes, las feministas.

Quienes piensan que con un estado de excepción, con difamaciones y con amenazas pueden evitar que este 1 de mayo haya una marcha masiva en San Salvador, están equivocados. Es mentira que con el actual estado de excepción quedan prohibidas las manifestaciones públicas. Por más que quieran intimidarnos, nuestro derecho constitucional de organizarnos, manifestarnos y expresarnos libremente no está suspendido.

Y por supuesto, habrá también protesta contra los abusos y las detenciones arbitrarias, que bajo el manto de la ley de estado de excepción están cometiendo contra los jóvenes en los barrios y comunidades pobres. Una violencia estatal tan fuerte produce reacciones, y el 1 de mayo es la plataforma pacífica para expresar el descontento y demandar respeto a los derechos civiles.

Muchos sindicatos están bajo el control del gobierno, resultado de una política de garrote y zanahorias, amenazas y prebendas – pero no todos. Habrá sindicatos que marcharán el domingo y no estarán solos. Marcharán las mujeres que reivindican sus derechos. Marcharán familiares de los jóvenes detenidos arbitrariamente en las redadas. Marcharán estudiantes que mantienen viva la tradición de rebeldía y lucha democrática de las universidades. Marcharán jueces que protestan contra la pérdida de la independencia judicial. Y marcharán ciudadanos que se oponen al militarismo y al autoritarismo.

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La primera vez que marché un 1 de mayo fue cuando como estudiantes del bachillerato nos solidarizamos con la huelga de los trabajadores de las fábricas de acero en nuestra ciudad. Los sindicalistas nos recibieron con aplausos.

En 1968, los estudiantes de Berlín, en pleno movimiento contra la guerra de Vietnam y contra el autoritarismo en la Alemania de la posguerra, decidimos unirnos a la marcha de los sindicatos y los trabajadores nos sacaron a golpes. No querían nada que ver con “los radicales”.

Ocho años más tarde, sindicalistas “renovadores”, trabajadores radicalizados y estudiantes antiautoritarios marchamos juntos en Berlín, en una concentración más numerosa que la “oficial” de las cúpulas sindicales y socialdemócratas. A mi me tocó hablar como representante de los sindicalistas de Siemens, en una plaza en el Wedding, el emblemático barrio de obreros. Tuve que interrumpir mi discurso varias veces, porque los helicópteros de la policía no dejaron de sobrevolar la multitud. Miles de puños y gritos se levantaron al cielo hasta que los helicópteros se fueron. Una fiesta.

Dos años más tarde, hubo en Berlín la concentración más grande de un 1 de mayo que yo he visto: Todas las tendencias de los movimientos sindicales, “oficialistas” y “renovadores” juntos, marcharon contra el despliegue de cohetes nucleares soviéticos y americanos en Alemania. Nos acompañaron miles de estudiantes, las organizaciones comunales, los movimientos ecologistas y feministas. Socialdemócratas y antiautoritarios, al fin juntos. Los comunistas, en su propio bloque, sin fuerza. Algunos grupos violentos, tratando de infiltrarse en la multitud, pero controlados por los equipos de seguridad de los sindicatos. Fiesta en toda la ciudad, toda la noche, con conciertos de rock en los parques.

En San Salvador, en plena guerra, acompañé como fotógrafo a unos cientos de sindicalistas y estudiantes valientes que desafiaron a las fuerzas de seguridad y fueron protegidos por la población, cuando la Guardia Nacional disolvió la marcha.

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El 1 de mayo es de todos los que luchan por más justicia social y también por todos los que luchan contra la destrucción de la democracia. En El Salvador, como en todo el mundo. Estados de excepción y campañas de guerra sicológica no pueden evitar que en San Salvador se celebre el 1 de mayo.

Nos vemos el domingo 1 de mayo de 2022. Saludos, 







lunes, 25 de abril de 2022

Carta al gobierno: Solo preguntando sobre su extraña “guerra contra pandillas”. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 26 abril 2022

En El Salvador están pasando cosas extrañas, que necesitan explicación por parte del gobierno. Urgentemente. El gobierno puede imponer leyes, decretos, estado de excepción, pero si no explica las decisiones, sus razones y sus impactos, carece de legitimidad.

Formulo hoy sólo tres de las muchas dudas que provoca el actuar del gobierno:

1. En un mes de régimen de excepción, las autoridades han efectuado, según cifras difundidas por el mismo presidente, más de 17 mil capturas de presuntos miembros de pandillas. Sólo hay dos maneras de explicar estas cifras: o las autoridades tenían de antemano identificados a estas 16 mil personas, su identidad, sus delitos y sus direcciones o fueron redadas arbitrarias, sólo para cumplir la cuota mínima de 500 detenciones diarias que el presidente dio. En el primer caso, el gobierno tiene que explicar por qué, teniendo identificados a 16 mil presuntos terroristas, no los mandó a capturar en los meses anteriores. Para esto no necesitaban ningún estado de excepción.

Para el segundo caso (si no tenían identificados a los presuntos pandilleros y actuaron bajo la consigna “primero capturamos, luego investigamos”), sí necesitaban un régimen de excepción con suspensión de los derechos procesales, para mantener a los miles de detenidos sin acceso a sus defensores y sin acusaciones individualizadas. 

En ambos casos, el gobierno tendría mucho que explicar...

2. Según el mismo presidente, las 17 mil capturas han sido hechas por la PNC y la Fuerza Armada “sin un solo tiro”. Ojo: Según el gobierno, se trata de 17 mil terroristas armados, bien organizados, todos culpables de múltiples delitos, y cada uno enfrentando condenas de 20 o 30 años, ¿y todos se dejan capturar sin la más mínima resistencia? No hubo enfrentamientos. No hubo policías o militares muertos o heridos. ¿Qué tipo de terroristas son estos que se dejan capturar, sabiendo que los esperan 20 años en cárceles donde, según el mismo presidente, “no van a ver la luz del sol” ni tener comida?

El presidente declaró una “guerra contra pandillas”. Qué raro una guerra sin enfrentamientos...

Cualquiera que ha estudiado el comportamiento de las pandillas en las últimas décadas sabe que esto es imposible: 17 mil pandilleros activos y armados no se rinden sin resistencia.

El gobierno nos tiene que explicar qué tipo de entendimientos tiene con las pandillas para que miles de sus miembros activos se rindan así no más. Porque si no hay una explicación de este milagro, es cierto lo que muchos hemos sospechado: que han agarrado a cualquier cristiano que estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado, y que tiene la mala suerte de ser pobre y joven.

3. ¿Y qué tiene que ver todo este problema con las compras del gobierno? ¿Por qué la Asamblea tuvo que aprobar, por supuesto con dispensa de trámites y sin discusión ni explicaciones, que durante el Estado de Excepción (recién prorrogado) el gobierno podrá hacer sus compras y contratos de manera libre, sin las limitaciones y obligaciones que define la ley LACAP?

¿Será este el meollo del asunto del régimen de excepción, su verdadera razón de ser?

* * *

La ‘Nueva Asamblea’ ha erradicado el debate. Todo es aprobado sin el debido análisis en las comisiones legislativas, sin discusión en el pleno, sin consultas con la oposición y con los grupos sociales o gremios afectados, sin participación ciudadana, sin información ni transparencia. Ni siquiera los diputados del bloque oficialista conocen los decretos que van a aprobar con entusiasmo, vía exprés la misma noche. Mientras es así, todo lo que el gobierno hace, basado en estos decretos, carece de legitimidad.

Tampoco quiere este gobierno que fuera de la Asamblea, en la opinión pública, en la ciudadanía, circule información y exista debate. Por esto, las presiones cada día más fuertes y agresivas contra los medios de comunicación independientes y sus periodistas. Por esto, ministros y diputados tildan de defensores o incluso colaboradores de las pandillas a todos que cuestionan el régimen de excepción y las arbitrariedades en su aplicación. Y por esto, no les fue suficiente decretar un régimen de excepción, sino tuvieron que reformar el código penal para amenazar con cárcel a los periodistas que investigan los tratos que el gobierno hizo con las pandillas y su presunto rompimiento.

El hecho de que la mayoría les aplauda no cambia ni justifica nada, porque este aplauso no está basado en información, no es resultado de un proceso de debate público. Es producto de la capacidad del gobierno de activar y canalizar las frustraciones de la gente. La aprobación, por más fuerte que sea, es efímera y no da legitimidad a las acciones impuestas por el gobierno.

Ustedes nos dicen que “el que nada debe, nada tiene que temer”. Yo les digo: “Gobierno que nada debe, no tiene por qué temer la transparencia, el debate público y una prensa investigativa”.

Sin más por el momento,