jueves, 8 de noviembre de 2012

Cartas de Alemania (4)

Les presento al señor Peer Steinbrück: candidato opositor para las elecciones del 2013 en Alemania. Luego de meses de debates internos, el partido socialdemócrata escogió a este economista de 66 años, ex-ministro de finanzas en el gobierno de la difunta gran coalición entre los dos partidos grandes; el hombre que enfrentará a Angela Merkel y su partido demócrata-cristiano.

Mi primera reacción: ¿No tienen a nadie más joven? ¿No tienen a ningún dirigente rebelde que puede dar nuevo dinamismo, nuevos impulsos y nueva credibilidad a la política alemana? ¿Piensa realmente la oposición que la alternativa a Angela Markel sea su propio ex-ministro de finanzas? ¿No será más de lo mismo?



Pero muchos de mis amigos me dijeron: Steinbrück es la alternativa, es un tecnócrata muy capaz, que puede dar seguridad a los alemanes. Además, me consta, es un tipo independiente, capaz de mandar al carajo las dogmas de su partido. Bueno, pensé yo: ¿Qué más seguridad quieren los alemanes? Pero medio me encariñé con este candidato, sobre todo porque es muy dado al debate polémico y al sarcasmo...

Pero sigo convencido que Alemania, en esta fase de su historia, no necesita a un tecnócrata que lo administre bien; necesita a un estadista visionario, capaz conducir un proceso de redefinición del rumbo de la nación, de sus metas y sus sueños...

Hay momentos históricos donde esto es necesario, incluso indispensable - y creo que Alemania está en esta situación. Tiene excelente administración pública, todo está en orden, no tiene porqué buscar a un manager que ponga orden. Pero el país está como dormido, no tiene claridad de su futuro, no tiene entusiasmo. Me gustaría que Alemania tuviera políticos que despiertan al país.

El Salvador, en cambio, está en otro situación totalmente diferente. Estamos cansados de discursos, visiones, cambios, esperanzas y tanta otra cosa que nos han vendido gobernantes supuestamente visionarios, pero al final pajeros y populistas. A nosotros sí nos urge un gobernador que tenga capacidad y vocación de darnos estabilidad y una administración eficiente, transparente y confiable.

Bueno, a pesar de todas estas consideraciones llegué a aceptar a Steinbrück como candidato que podría volver a darle brillo y fuerza a la socialdemocracia. Hasta que de repente los medios comienzaron a obligarlo a hacer públicos todos sus ingresos. Resulta que aparte de su salario como diputado federal, Steinbrück tuvo ingresos de 3.5 millones de dólares entre 2009 y 2012. Nos damos cuenta que el diputado Steinbrück está en el negocio de vender “ponencias”. Las grandes empresas, gremiales y grupos de interés pagaron hasta 50 mil dólares por una “ponencia” de Steinbrück...

Parece que esto no es ilegal en Alemania. Debería serlo, pero no lo es. Legal o ilegal, surge la pregunta: ¿Qué compraron pagándole estas sumas al diputado y posible jefe? Obviamente más que una ponencia...

Mejor regreso a mi impulso original: la socialdemocracia alemana necesita líderes que renueven la credibilidad de la política y de la izquierda.

Saludos de Alemania de Paolo Lüers
(Más!/EDH)

martes, 6 de noviembre de 2012

Carta de Alemania (3): Sistemas de transporte urbano masivo

Cuando crecí en Alemania, todas las ciudades tenían tranvías. Luego, en los años de la nueva prosperidad, muchas ciudades querían tener algo "más moderno". Pero se equivocaron: En vez de invertir en la modernización de sus tranvías, arrancaron de sus centros los rieles y sustituyeron los vagones de tranvía con flotillas de autobuses.

Las pocas ciudades que se mantuvieron fieles a sus tranvías, fueron criticadas y ridiculizadas por retrasadas que no entendían el progreso. Sin embargo, 20 o 30 años después, las tranvías habían evolucionado hacia sistemas modernos, efectivos y ecológicos que combinaban los tradicionales rieles insertados en las calles céntricas con tramos propios y túneles reservados exclusivamente para las tranvías. Y al mismo tiempo las ciudades que habían apostado solamente a autobuses comenzaron a ahogarse en el tráfico.

En este viaje para Alemania llegué primero a Bonn y Essen, dos ciudades grandes que mantuvieron y modernizaron sus redes de tranvías y que hoy disponen de un sistema mixto de tranvías (principalmente en el centro), de metro (conexiones con la periferia) y buses (que conectan las colonias con las líneas de Metro y tranvía). Son los sistema de transporte urbano masivo más eficientes y modernos que he visto. Las tranvías, igual que los trenes del metro, pasan cada 5 o 10 minutos, dependiendo del horario, y con una puntualidad increíble.

Ahora estoy en Osnabrück. Es una de las ciudades que ahora se arrepienten de haber quitado su tranvía. Tiene un eficiente sistema de buses públicos, pero mucho más problemas de saturación de tráfico. Cuando las ciudades tienen un sistema realmente eficiente, seguro y cómodo de transporte público que garantiza la rápida comunicación entre las zonas residenciales, industriales y de comercio, la gente tiende a dejar sus carros y usar el transporte público. En este caso, las ciudades no se ahogan en el tráfico y tampoco en el humo...

Las ciudades grandes en Alemania, aparte de buses y tranvías, tienen sistema de metro (subway) o Stadtbahn (tren urbano) que usan rieles de ferrocarril. Pero muchas de estas ciudades, en vez de invertir cientos de millones en la ampliación de su red de metro, mejor han decidido invertir en un sistema complementario de tranvías que pueden circular tanto en los tramos especiales y subterráneos como en los tradicionales rieles insertados en las calles de los centros. Quiere decir, la tranvía circula, con moderada velocidad, en el centro (digamos de San Salvador) pero de repente se mete a un sistema de tramos especiales (algunos subterráneos) que permiten alta velocidad. Y al llegar a otra ciudad (digamos Soyapango o Santa Tecla) vuelve a incorporarse a las calles céntricas. De esta manera, la tranvía sirve para transportarse dentro de los centros (digamos San Salvador o Soyapango), pero también para mayores distancias.

Pensando en el caos vehicular de San Salvador, comienzo a pensar que un sistema de tranvía podría ser una alternativa realista. No requiere de las inversiones inmensas de un metro y supera en mucho la eficiencia de un sistema de buses. 
Saludos desde Alemania, Paolo Lüers
(Más!/EDH)