Mi primera reacción: ¿No tienen a nadie
más joven? ¿No tienen a ningún dirigente rebelde que puede dar nuevo dinamismo,
nuevos impulsos y nueva credibilidad a la política alemana? ¿Piensa realmente
la oposición que la alternativa a Angela Markel sea su propio ex-ministro de
finanzas? ¿No será más de lo mismo?
Pero muchos de mis amigos me dijeron:
Steinbrück es la alternativa, es un tecnócrata muy capaz, que puede dar
seguridad a los alemanes. Además, me consta, es un tipo independiente, capaz de
mandar al carajo las dogmas de su partido. Bueno, pensé yo: ¿Qué más seguridad
quieren los alemanes? Pero medio me encariñé con este candidato, sobre todo
porque es muy dado al debate polémico y al sarcasmo...
Pero sigo convencido que Alemania, en
esta fase de su historia, no necesita a un tecnócrata que lo administre bien;
necesita a un estadista visionario, capaz conducir un proceso de redefinición
del rumbo de la nación, de sus metas y sus sueños...
Hay momentos históricos donde esto es
necesario, incluso indispensable - y creo que Alemania está en esta situación.
Tiene excelente administración pública, todo está en orden, no tiene porqué
buscar a un manager que ponga orden. Pero el país está como dormido, no tiene
claridad de su futuro, no tiene entusiasmo. Me gustaría que Alemania tuviera
políticos que despiertan al país.
El Salvador, en cambio, está en otro
situación totalmente diferente. Estamos cansados de discursos, visiones,
cambios, esperanzas y tanta otra cosa que nos han vendido gobernantes
supuestamente visionarios, pero al final pajeros y populistas. A nosotros sí
nos urge un gobernador que tenga capacidad y vocación de darnos estabilidad y
una administración eficiente, transparente y confiable.
Bueno, a pesar de todas estas
consideraciones llegué a aceptar a Steinbrück como candidato que podría volver
a darle brillo y fuerza a la socialdemocracia. Hasta que de repente los medios
comienzaron a obligarlo a hacer públicos todos sus ingresos. Resulta que aparte
de su salario como diputado federal, Steinbrück tuvo ingresos de 3.5 millones
de dólares entre 2009 y 2012. Nos damos cuenta que el diputado Steinbrück está
en el negocio de vender “ponencias”. Las grandes empresas, gremiales y grupos
de interés pagaron hasta 50 mil dólares por una “ponencia” de Steinbrück...
Parece que esto no es ilegal en Alemania.
Debería serlo, pero no lo es. Legal o ilegal, surge la pregunta: ¿Qué compraron
pagándole estas sumas al diputado y posible jefe? Obviamente más que una
ponencia...
Mejor regreso a mi impulso original: la
socialdemocracia alemana necesita líderes que renueven la credibilidad de la
política y de la izquierda.
Saludos de Alemania de Paolo Lüers
(Más!/EDH)