sábado, 1 de diciembre de 2012

Carta al presidente de la Asamblea Legislativa

Estimado Sigfrido Reyes:
¿Te recuerdas de los tiempos cuando el insurgente FMLN demandaba a Naciones Unidas y otros organismos internacionales pronunciarse sobre la crítica situación de Derechos Humanos y sobre la falta de independencia del sistema judicial en El Salvador?

¿Te recuerdas cuando los dos peleábamos contra la intención del gobierno de turno de descalificar los informes y los relatores de las Naciones Unidas?

¿Te recuerdas cuando los poderosos de entonces (los militares, la derecha) decían que "los relatores no representan Naciones Unidas" y pusieron "en duda su neutralidad, su objetividad y la independencia que debe tener un relator..."

Oops!, disculpe, me confundí: Estas fueron las palabras tuyas, hoy que ustedes están en el poder y nuevamente vino una relatora de Naciones Unidas para criticar a ustedes, la izquierda, de "atentar contra a la Sala de lo Constitucional" y para declarar: "Pido el cese del irrespeto a los fallos y ataques a la Sala de lo Constitucional".

La relatora especial de las Naciones Unidas, Gabriela Knaul, vino a El Salvador para examinar si en nuestro país está garantizada la independencia del sistema judicial. Y obviamente encontró que hay serias amenazas a la independencia judicial y que provienen de la Asamblea que tu presides, mas bien del bloque de partidos oficialistas que tu presides.

¿No te parece irónico, Sigfrido, que hoy en día es el FMLN que atenta contra la independencia de jueces y fiscales, cuando nosotros fuimos a la guerra para terminar con un régimen que hacía lo mismo y usaba las cortes y la Fiscalía para mantenerse en el poder? Por lo menos yo, los compañeros que estaban a la par mía, fuimos a la guerra por estas cosas. Como nunca te vi durante la guerra, no sé si tu te fuiste a la guerra por otros motivos. No creo que ustedes se metieron a la guerrilla para terminar manejando una cadena de gasolineras...

Yo entiendo que te incomoda el trabajo de la relatora Gabriela Kraul porque criticó tu obra maestra: el recurso presentado por la Asamblea ante la Corte Centroamericana de Justicia contra las sentencias de la Sala de lo Constitucional. Dijo que este recurso fue "cuestionable desde el punto de vista jurídico". Y además se atrevió a poner el dedo sobre la llaga adonde todos sabemos que más te duele: exigió la inmediata elección de un profesional independiente como Fiscal General de la República.

Esta intervención por supuesto es intolerable para Sigfrido Reyes, el muy criticado presidente de la Asamblea. Tu respuesta: tildar las declaraciones de la relatora de "sumamente desafortunadas" y acusarla de "desconocimiento no sólo del derecho interno y constitucional, sino también el desconocimiento del derecho comunitario".

Cómo han cambiado ustedes desde que llegaron al poder...
Saludos.
Paolo Lüers



(Más!/EDH)

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Carta a Oscar Arnulfo Romero

Monseñor:
Usted ya sabe que esto de ser héroe y mártir tiene su costo. Todo el mundo se siente con el derecho de usar su nombre – y muchas veces, lamentablemente, en vano. Y no hay manera de defenderse.


Así que, le guste o no, su imagen aparece en camisetas rojas a la par del Che Guevara, de Mao Tsetung o de Schafick Handal. Aparece en mantas gigantescas en convenciones partidarias y en pancartas en manifestaciones contra cualquier cosa. Aparece como calcomanía en los parabrisas de los autobuses, a veces a la par de chicas desnudas o incluso de símbolos que usted nunca se imaginaría: En la línea 26 circula un bus que lleva a la par de su retrato la suástica de los nazis... Imágenes sin sentido.

Le pusieron monumentos en muchas ciudades del mundo. Calles, avenidas y plazas llevan su nombre. Un tal Mauricio Funes, al juramentarse como presidente de El Salvador, lo nombró “maestro y guía espiritual” de su gobierno, y casi no deja pasar discurso sin invocar su nombre. Muchas veces, lamentablemente, en vano. Porque el hombre que se arroga ser alumno suyo resulta más prepotente que sus antecesores de derecha - y bastante dado a las tentaciones del lujo y de la carne.


Y ahora, como si no fuese ya suficiente abuso e hipocresía, este señor Funes hace uso de su nombre, monseñor, ¡para bautizar una autopista! Dicen los que han tenido la suerte de ser amigos personales suyos que usted fue un hombre con humor. Así que tal vez usted se hubiera reído a carcajadas de esta escena de un presidente inaugurando una autopista con nombre de un arzobispo, piloteando una lancha gringa descapotada al estilo de las que le gustaron a John F. Kennedy, con su elegantemente peinada dama a la par - y en los asientos traseros dos señores con caras de ahuevados (uno su hermano Gaspar, el otro el ministro de Obras Públicas). Desfilando ante las cámaras en su juguete de playboy, en la autopista nueva que lleva su nombre, pero que para la gente sigue siendo el símbolo de la corrupción. Corrupción que el piloto de la lancha muchas veces ha denunciado citando a usted, pero que al fin nunca persiguió... porque en el camino se hizo amigo y aliado de su antecesor corrupto.

Ahora, le guste o no, usted tiene su propia autopista. Temo que por cada calle, plaza, escuela que lleve su nombre, por cada vez que un gobernante pronuncie su nombre en vano, su figura pierda un poco de su contenido. Al final quedará una imagen vacía, como las del Che o de Mao – o como aquella calcomanía suya a la par de una suástica en el bus de la 26...

Descanse en paz, Oscar Arnulfo. Paolo Lüers
(Más!/EDH)

Columna transversal: La propuesta de los Municipios de Paz

Hay una propuesta sobre la mesa. Mal formulada, mal entendida, mal recibida... pero ahí está y va a provocar debate. Es un reto que los mediadores de la tregua tiran a las pandillas, al Gobierno y a la sociedad, diciendo a todos: "¡Den pasos concretos hacía la paz!".

La propuesta de los Municipios de Paz, o sea de acuerdos locales de entendimiento entre pandillas y la comunidad local, está sobre la mesa, la lanzaron los mediadores (monseñor Fabio Colindres y Raúl Mijango), porque saben que este proceso iniciado con la tregua entre las pandillas no puede estancarse. O avanza y se materializa en beneficios para la sociedad, o se muere.

Ahora todo depende de las respuestas. Los mediadores desafiaron a los pandilleros y exigieron que se pongan claro: ¿Están dispuestos a entrar en un proceso irreversible de paz con la sociedad? Entonces avancemos donde están dadas (o podemos crear) las condiciones, en vez de esperar que por arte de magia se resuelvan los problemas a nivel nacional. Creamos zonas de paz en los municipios donde hay condiciones (donde hay alcaldes que entienden la oportunidad histórica de la tregua; donde hay empresarios dispuestos a abrir puertas de reinserción; donde hay líderes comunales y pandilleriles con los huevos para romper moldes en favor de la paz...).

No sé a quién se le ocurrió hablar de Municipios Santuarios. Es la palabra equivocada. Da la impresión de que se quieren crear zonas adonde los pandilleros se pueden refugiar y proteger de la ley. Pero nadie tiene esta idea absurda, ni siquiera los pandilleros. No buscan refugio, sino inserción social.

¿Qué es lo que los mediadores exigen en su propuesta? A las pandillas les exigen tajantemente que en los municipios que se definan como zonas de paz, suspendan cualquier actividad delictiva: cero violencia, cero extorsión, cero venta de drogas, cero secuestros, cero robos. Al Estado le exigen que en estos municipios, y siempre cuando los pandilleros cumplan con la suspensión de actos delictivos, dejen de aplicar la ley antipandillas. O sea, que sigan capturando a quienes tengan órdenes de captura, que sigan persiguiendo a quien cometa delitos, pero que se abstengan de capturar a pandilleros sólo por su pertenencia a las pandillas, sin haber cometido delito.

Y a la sociedad civil (alcaldías, asociaciones de vecinos, ADESCOS, empresariado local, iglesias, líderes comunitarios) le exigen participar en acuerdos locales de paz, de reinserción social y productiva, y de prevención de la violencia.


Es una iniciativa audaz y correcta. En lo macro existen demasiado problemas y obstáculos que no permitirán que a nivel nacional este proceso avance. A nivel nacional reinserción, concertación y reconciliación son palabras muy grandes y abstractas. Pero esto no significa que el proceso no pueda avanzar y producir resultados concretos e inmediatos, adonde existan mejores condiciones, menos obstáculos, más voluntad y liderazgos adecuados. Y si la paz, la reinserción y la reconciliación son posibles en una comunidad o en un municipio, se impulsa una dinámica que permitirá avanzar en otros municipios.

En estos días veremos si los pandilleros entienden el carácter revolucionario de esta propuesta. Tendrían que salir al público y explicar, en términos claros, hasta dónde están dispuestos a llegar con la reducción de la violencia. Tendrán que explicar que no buscan santuarios, sino que están dispuestos (primero en ciertos municipios, pero en el fondo y a mediano plazo en todo el país) a garantizarle a la población todos sus derechos: de libre movilización, de una vida sin miedo y sin riesgos para sus vidas. Me imagino que esto querían expresar los mediadores cuando hablaron de "santuarios": una zona donde la vida y la libre movilización de todos son sacrosantos, inviolables.

Esperemos que hablen los pandilleros. Y luego, si ellos aceptan este nuevo reto, el Estado tiene que actuar: las alcaldías, que tienen que asumir liderazgo local para la paz; el Gobierno, que tiene que reorientar sus programas sociales en función de hacer viable la paz y la reinserción; la policía, que tiene que operar de otra manera; la Asamblea, que tiene que suspender o modificar la ley antipandillas.

Y la última palabra la tendrá la sociedad. ¿Quiere aprovechar esta oportunidad? ¿Quiere construir la paz? Tamaño reto que nos plantea la realidad. ¿Que incluye retos? Por supuesto. Entre todos los tendremos que enfrentar. Con realismo, pero también con la capacidad de desafiar la realidad para cambiarla.
(El Diario de Hoy)

martes, 27 de noviembre de 2012

Carta al ministro de Obras Públicas Gerson Martínez

Estimado Gerson:
En las redes sociales me están acusando de no querer reconocerte el mérito de haber terminado la Diego Holguín. Y todo porque había puesto una nota diciendo: El hombre sólo hizo su trabajo.
Conociéndote, me imagino que vas a coincidir conmigo: Está jodido vivir en un país donde vemos como hecho extraordinario cuando un funcionario cumple su deber. En una cultura política del “póngame donde hay, yo me voy a servir”, un funcionario que no roba es la excepción de la regla. Y lo que debería ser la regla -que un ministro haga bien su trabajo- se vuelve mérito especial.

Pero yo, igual que vos, me niego a aceptar esta cultura.

Claro, en un gobierno en el cual todos hablan de transparencia, pero pocos la aplican como principio de su gestión, tu ministerio se destaca como ejemplo positivo. Pero reconocer esto como mérito sólo tiene sentido si al mismo tiempo hablamos con claridad de todas las áreas grises del gobierno, empezando en Casa Presidencial, donde no hay transparencia y tampoco se cumple al ciudadano. Entonces, habría que hablar, por ejemplo, de la CEL y de todo el sector energético, donde están los otros megaproyectos que, a diferencia de la Diego Holguín, no han avanzado por nada bajo este gobierno. La ampliación de la geotérmica: paralizada. El proyecto Chaparral: siegue siendo una tumba de millones de dólares. Y habría que hablar de nuestros puertos y aeropuertos: cero transparencia y cero cumplimiento de metas.

Dentro del contexto del país y del gobierno actual, vos salís bien parado, Gerson, porque hiciste tu trabajo, por lo menos en algunos de los grandes proyectos. Y lo hiciste de manera decente. Pues, gracias. Pero los ciudadanos exigimos a los funcionarios e instituciones no sólo transparencia y honradez. También les exigimos eficiencia. Y no sólo en un proyecto estrella. Exigimos que Obras Públicas cumpla con su parte del proyecto de la Longitudinal del Norte. Exigimos un mantenimiento adecuado de la Panamericana que está en un estado deplorable. No debe pasar al MOP lo que obviamente está pasando con el puerto de La Unión: “Para no cometer errores y tal vez hacerme vulnerable a acusaciones  de corrupción, mejor no hago nada.”

Así que de vos esperamos un poquito más que solo cumplir lo mínimo. De los pocos en el gobierno que realmente creen en la transparencia, esperamos que la exijan en todo el gobierno. Que no me vengan con la paja que en este gobierno no funciona el consejo de ministros. No funciona porque ustedes toleran que no funcione...

Saludos de Paolo Lüers
(Más!/EDH)