Estimados amigos:
Escribo estas líneas el 31 de julio, que en El Salvador celebramos como el Día del Periodista. Muchos de ustedes han expresado en las redes sociales que no hay nada que celebrar, dado el clima hostil que el gobierno ha generado para el libre y crítico ejercicio de nuestra profesión. Es verdad, cuando sumamos a esto que varios colegas han muerto por la maldita epidemia del COVID-19 y que otros han perdido su trabajo por el impacto del cierre de la economía tan mal manejada por el gobierno, se nos pinta un panorama crítico para nuestra profesión.
Pero no se olviden, es en las situaciones críticas y conflictivas, en las crisis y en la adversidad que el periodismo suele mostrar lo mejor. La hora del periodismo no es cuando todo va bien ‘nice’, sino cuando ejercerlo requiere ir cuesta arriba. Bajo las tormentas se muestra quién es capitán, no en aguas calmadas…
Acuérdense que fue la guerra la que dio al periodismo salvadoreño el empuje para salir de la zona de confort y convivencia con los poderes. Bajo los peligros de balas, amenazas y persecuciones nació en El Salvador un periodismo más profesional, independiente y crítico. Todavía costó que los medios se adaptaran a esta nueva ética profesional nacida en la crisis de los años 80, pero una vez la caja de pandora estaba abierta, nadie pudo volver a meter el ánimo de rebeldía e independencia.
Hoy no navegamos en aguas calmadas, sino turbulentas, que anuncian tormentas. La hostilidad del gobierno de los Bukele contra los periodistas y medios independientes no es reflejo de la usual resistencia de los gobernantes a la rendición de cuentas y la crítica. No, esta vez es parte de una estrategia integral para establecer formas autoritarias de gobernar. Las amenazas de algunos funcionarios y muchos de los voceros del partido oficialista NI/GANA contra medios y periodistas tienen sistema, no son deslices de algunos patanes. Están involucrando instituciones del estado en su intento de intimidar y callar voces disidentes e incómodas.
Estos son tiempos difíciles, pero es la hora del periodismo. La hora para comprobar de qué estamos hechos los periodistas. La hora que podrá definir las carreras de los periodistas y la credibilidad de sus medios.
Y, en este sentido, les digo que este año hay mucho que celebrar en el Día del Periodista: Nunca el periodismo crítico ha sido tan fuerte en El Salvador. Hoy hay más medios de comunicación que nos permiten ejercer nuestra profesión con profesionalidad y dignidad. Y por supuesto, estos medios, sus dueños o directivos están igual en la mira del gobierno que los periodistas.
Algunos de estos medios -precisamente los comerciales que se tienen que autofinanciar al 100% en el mercado de publicidad- ahora se ven obligados a adaptarse a la crisis en este mercado e incluso a despedir periodistas. Parece irónico y contradictorio, pero es la triste realidad: Para asegurar que como medios puedan continuar siendo plataformas para el ejercicio libre y crítico del periodismo, tienen que reducir personal, exponiéndose al peligro de ser atacados como patronos que no protegen a sus empleados. Como miembro del Consejo Editorial de El Diario de Hoy les puedo asegurar que este dilema se enfrentó con la máxima responsabilidad.
Vienen años difíciles y desafiantes para los periodistas y medios. De nuestra coherencia dependerá si al final el país logra regresar a una situación económica, política e institucional que ya no pondrá en peligro el trabajo de los periodistas, ni la sobrevivencia de medios de comunicación que nos permitan el ejercicio libre de nuestra profesión.
Saludos y felicitaciones de