viernes, 31 de julio de 2020

Carta a mis colegas: La hora del periodismo libre y crítico. De Paolo Luers



Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 1 agosto 2020

Estimados amigos:
Escribo estas líneas el 31 de julio, que en El Salvador celebramos como el Día del Periodista. Muchos de ustedes han expresado en las redes sociales que no hay nada que celebrar, dado el clima hostil que el gobierno ha generado para el libre y crítico ejercicio de nuestra profesión. Es verdad, cuando sumamos a esto que varios colegas han muerto por la maldita epidemia del COVID-19 y que otros han perdido su trabajo por el impacto del cierre de la economía tan mal manejada por el gobierno, se nos pinta un panorama crítico para nuestra profesión.

Pero no se olviden, es en las situaciones críticas y conflictivas, en las crisis y en la adversidad que el periodismo suele mostrar lo mejor. La hora del periodismo no es cuando todo va bien ‘nice’, sino cuando ejercerlo requiere ir cuesta arriba. Bajo las tormentas se muestra quién es capitán, no en aguas calmadas…

Acuérdense que fue la guerra la que dio al periodismo salvadoreño el empuje para salir de la zona de confort y convivencia con los poderes. Bajo los peligros de balas, amenazas y persecuciones nació en El Salvador un periodismo más profesional, independiente y crítico. Todavía costó que los medios se adaptaran a esta nueva ética profesional nacida en la crisis de los años 80, pero una vez la caja de pandora estaba abierta, nadie pudo volver a meter el ánimo de rebeldía e independencia.

Hoy no navegamos en aguas calmadas, sino turbulentas, que anuncian tormentas. La hostilidad del gobierno de los Bukele contra los periodistas y medios independientes no es reflejo de la usual resistencia de los gobernantes a la rendición de cuentas y la crítica. No, esta vez es parte de una estrategia integral para establecer formas autoritarias de gobernar. Las amenazas de algunos funcionarios y muchos de los voceros del partido oficialista NI/GANA contra medios y periodistas tienen sistema, no son deslices de algunos patanes. Están involucrando instituciones del estado en su intento de intimidar y callar voces disidentes e incómodas.

Estos son tiempos difíciles, pero es la hora del periodismo. La hora para comprobar de qué estamos hechos los periodistas. La hora que podrá definir las carreras de los periodistas y la credibilidad de sus medios.

Y, en este sentido, les digo que este año hay mucho que celebrar en el Día del Periodista: Nunca el periodismo crítico ha sido tan fuerte en El Salvador. Hoy hay más medios de comunicación que nos permiten ejercer nuestra profesión con profesionalidad y dignidad. Y por supuesto, estos medios, sus dueños o directivos están igual en la mira del gobierno que los periodistas.

Algunos de estos medios -precisamente los comerciales que se tienen que autofinanciar al 100% en el mercado de publicidad- ahora se ven obligados a adaptarse a la crisis en este mercado e incluso a despedir periodistas. Parece irónico y contradictorio, pero es la triste realidad: Para asegurar que como medios puedan continuar siendo plataformas para el ejercicio libre y crítico del periodismo, tienen que reducir personal, exponiéndose al peligro de ser atacados como patronos que no protegen a sus empleados. Como miembro del Consejo Editorial de El Diario de Hoy les puedo asegurar que este dilema se enfrentó con la máxima responsabilidad.

Vienen años difíciles y desafiantes para los periodistas y medios. De nuestra coherencia dependerá si al final el país logra regresar a una situación económica, política e institucional que ya no pondrá en peligro el trabajo de los periodistas, ni la sobrevivencia de medios de comunicación que nos permitan el ejercicio libre de nuestra profesión.

Saludos y felicitaciones de 



miércoles, 29 de julio de 2020

Carta al ministro de defensa: ¿Héroe o cobarde? De Paolo Luers

9 febrero 2020


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 30 julio 2020

Estimado ciudadano René Francis Merino Monroy:
Usted ostenta el grado militar de contralmirante, equivalente a general de brigada. Pero como ministro, usted es ciudadano igual que cualquier otro servidor p
úblico civil.

 

La Asamblea Legislativa decidió a interpelarlo. Es su oportunidad para explicar cuál ha sido su papel y responsabilidad en el operativo militar del 9 de febrero que terminó en la ocupación del Salón Azul de la Asamblea Legislativa por soldados armados con armas largas. Alguien tiene que haber ordenado este operativo, el cual además involucró al presidente de la República, quien entró al Salón Azul una vez que los militares habían tomado control de él. Y sentado en la silla del presidente legislativo, el presidente dijo; Bueno, ya está claro quien tiene el control aquí... 

 

Sus colegas del gabinete obviamente no ven que la interpelación es su oportunidad de explicar qué pasó el 9 de febrero y quién dio las órdenes. Lo ven como un ataque a un héroe nacional. Lo que nos obliga a hacernos dos preguntas: ¿Por qué un procedimiento previsto en la Constitución (art 131, apartado 34) como potestad de la Asamblea es visto por el gobierno como un ataque? Y la otra pregunta: ¿Cómo usted se ha convertido en héroe y por tanto en intocable por los procedimientos constitucionales, inmune al control parlamentario?

 

La primera pregunta se contesta fácil: Este gobierno no acepta que la Asamblea ejerza funciones de control sobre el Ejecutivo, aunque esto sea previsto en la Constitución. Por esto quieren cambiar la Carta Magna y crear un Estado con un Ejecutivo omnipotente.

 

La segunda pregunta no tiene respuesta racional. Todo el concepto del héroe no es racional. Un tuit como este del ministro de Agricultura no es racional: “Que les quede claro se meten con Merino Monroy y se meten con todos nosotros. El pueblo no va permitir que se metan con nuestros héroes.”

 

Viendo todas las reacciones de los miembros del gobierno a su interpelación queda claro que ellos le dicen héroe porque anda repartiendo víveres, porque anduvo en lancha durante las inundaciones, porque personalmente supervisa retenes y cercos sanitarios.

 

Un buen soldado sabe qué significa ser héroe. Implica mostrar el valor de arriesgar su vida para proteger a otros. Hacer su trabajo no lo convierte en héroe, mucho actuar en spots de propaganda... 

 

Cuando realmente su cargo de ministro de defensa le exigió valor, usted no respondió con la dignidad que debería mostrar un oficial: No se negó a cumplir una orden del comandante en jefe que a todas luces contradijo la Constitución. Tal vez actuando con honor el 9 de febrero, sacrificando su cargo, y renunciando antes de hacerse cómplice de comprometer la Fuerza Armada en un operativo anticonstitucional, lo hubiera convertido en héroe.

 

Pero no, usted no renunció el 9 de febrero, y ahora le tocará explicar al órgano legislativo quién le dio la orden de militarizar la Asamblea, en qué términos, y por qué usted la acató sabiendo que era una orden ilegal.

 

Si le queda un resto de dignidad como soldado y como ciudadano, todavía puede pararse frente de los diputados; decir la verdad sobre el 9 de febrero, aunque sea vergonzosa; y anunciar su renuncia antes de que lo sustituyan. Y sobre todo, antes de que la Fuerza Armada sufra daños irreparables. 

 

La verdad y su renuncia serían un mensaje muy sano a los oficiales y soldados, que luego de un año de tener al ciudadano Bukele como comandante en jefe y a usted como ministro de defensa deben tener una gran confusión sobre su rol en una sociedad democrática.

 

Saludos,


lunes, 27 de julio de 2020

Carta a Héctor Silva: David contra dos Goliat. De Paolo Luers




Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 28 julio 2020

Estimado Héctor:

David contra Goliat. Más bien, David contra dos Goliat. Así parece tu decisión de postularte como candidato de alcalde capitalino, desafiando a Neto Muyshondt, alcalde y el segundo político más popular en las encuestas, solo superado por Nayib Bukele; y a Mario Durán, ministro de Gobernación, a quien el presidente ha asignado la misión de convertir la capital en bastión de Nuevas Ideas.   

 

Son dos Goliat que estás desafiando: Poderosos, disponiendo de aparatos fuertes, con equipos profesionales de propaganda a su disposición. Ambos dispuestos de poner las estructuras estatales y sus recursos en función de sus respectivas campañas. Y aun que parezca absurdo, ambos con el aval del presidente.

 

Y vos, más que un David, sos un Davidcito. Un joven sin experiencia electoral. Postulado por un partido pequeño, que por primera vez participa en elecciones. Parece una locura. ¿Pero realmente lo es? No necesariamente.

 

Vos tenés algunas ventajas. Primero que llevás el nombre y apellido y hasta la cara de tu abuelo, el Dr. Silva que fue el primer alcalde capitalino de izquierda, el hombre que muchos ven como “el presidente que no fue”. El que pudiera haber sido presidente, si no fuera por el veto de los ortodoxos en el Frente. Muchos dicen con nostalgia: Si el primer presidente de izquierda, el presidente del cambio, hubiera sido un hombre honesto, capaz y transparente como el Dr. Silva en vez de un charlatán y corrupto como Mauricio Funes, otro rumbo hubiera agarrado de El Salvador...

 

Pero tenés más puntos a tu favor. Puedes convertir las aparentes desventajas en ventajas: la juventud tuya y de tu partido Nuestro Tiempo, por ejemplo. No tienen pasado político que los compromete. Lo que representan no cuenta mucho cuantitativamente, pero mucho en cuanto a calidad. Mostrando audacia (como con tu candidatura), tienen un gran potencial de convocatoria y movilización de ciudadanos jóvenes, profesionales, escépticos de la política tradicional, pero igual de la anti política irracional;  sedientes de alternativas racionales y con fundamento ético.

 

Y la ventaja más grande tuya y de tu partido es que no están condenados a ganar, como los partidos grandes que ya han gobernado: Arena, Frente y Nuevas Ideas/Gana. Para ustedes, si hacen buenas campañas, perder con dignidad sería ganancia política. Ustedes lo único que necesitan es ponerse en el mapa, consolidar un espacio en el tablero político, una cabeza de puente dentro del sistema político – para desde adentro introducirle racionalidad y dignidad. O sea, si vos hacés una buena campaña, logrando movilizar lo mejor de la juventud urbana, no por lástima sino por la calidad de tus propuestas y lo sincero de tu discurso, no tienes que ganar la alcaldía para ganar como persona y como opción política. Lo que no significa que vos no puedes incluso ganar. Nada está escrito en piedra en nuestra política tan volátil.

 

Para proyectarte, las condiciones son casi ideales. Por la alcaldía van a pelear dos Goliat, con gran despliegue de recursos, retórica populista, ejércitos de activistas y propagandistas en las redes, pero con una debilidad muy grande: En el fondo representan el mismo populismo; la misma manera caudillista de conducir; la misma disposición de usar recursos estatales para consolidar su liderazgo. Contra esto, será relativamente fácil para vos y tu partido perfilarse como la alternativa diferente. 

 

Lo único que tenés que hacer, en toda la campaña que viene, es mantenerte fiel al espíritu de audacia, sinceridad y humildad con el cual te lanzaste. Y vas a tener más apoyo del que te imaginaste. Incluso de bastantes viejos como yo.

 

He sido amigo de tu abuelo, y me encante el regreso de un Héctor Silva. 

Saludos,