Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 16 mayo 2020
Así como el caudillo en Casa Presidencial puede hacer favores a algunos de ustedes, ha mostrado que puede escoger a otros para castigarlos. Se rehúsa de hablar con sus gremiales, y prefiere individualizar, escogiendo a quiénes premiar y de quiénes vengarse. “ Divide et impera” (divide y vencerás) es la consigna de los autócratas.
Hoy le toco a la familia Simán. Dolido por la renuncia de ANEP, FUSADES, Cámara de Comercio y las dos universidades UCA y ESEN del comité de supervisión de los fondos de emergencia, Bukele la agarró contra Javier Simán, el recién electo presidente de ANEP. En un ataque de furia hizo algo absurdo: desconoció a Javier Simán como interlocutor con la empresa privada.
Pero esto no satisfizo su sed de venganza. En la noche del pasado jueves, mandó unidades militares y policiales a cerrar la fabrica de textil INTRADESA, propiedad de Félix Simán. Es otra característica de los gobernantes autocráticos: aplican lo que los alemanes llaman “Sippenhaft”, que es el castigo colectivo a toda la familia de un adversario. Así como gobierna como clan, así Bukele concibe a sus adversarios. El pretexto del cierre de la fábrica (que da empleo a 6,000 salvadoreños) es que hay supuestas denuncias de que no se estaba cumpliendo con las reglas sanitarias contra la epidemia. Qué casualidad…
Si el presidente piensa que con esto está debilitando a Javier Simán y su liderazgo en el empresariado, está muy equivocado. Gracias a los errores del presidente, Javier Simán goza hoy, a pocos días de haber sido nombrado presidente de ANEP, de un prestigio y un liderazgo que incluso trasciende la gremial empresarial.
Para el Gobierno y el país, el uso arbitrario del poder para favorecer a unos y castigar a otros empresarios tendrá un costo muy alto. Un gobierno que necesita miles de millones de dólares de financiamiento para seguir funcionando y para reactivar la economía no se puede dar el lujo de esos caprichos. En los últimos días, los troles al servicio de Casa Presidencial comenzaron a difundir que varias de las principales familias del empresariado salvadoreño iban a cerrar operaciones en El Salvador y trasladarlas a países vecinos. Lo que comienza como mentira, las actuaciones arbitrarias del presidente lo pueden convertir en una triste realidad.
Si el presidente quiere dividirlos, ustedes los empresarios tienen que unirse. Si el presidente quiere hacer tratos por separado, premiando a unos y castigando a otros, su respuesta tiene que ser fortalecer sus gremios como interlocutores válidos con el gobierno, la Asamblea y los partidos políticos.
Si no me creen, pregunten a sus colegas en Nicaragua…
Saludos,