No tengo idea cómo en la Secretaría de
Cultura (o directamente en Casa Presidencial) definieron el término
“música popular”, cuando decidieron que a esta rama iba a corresponder
el “Premio Nacional de Cultura 2016”. No creo que pensaron en Josse Lora
o en los Hermanos Flores, aunque definitivamente producen música más
popular que todos los grupos de música de protesta juntos.
Parece que este premio 2016 fue convocado a la medida para “Yolocamba I Ta”, el grupo que lo recibió de manos del presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén, en una ceremonia en Casa Presidencial, el pasado 14 de noviembre. Fue un asunto familiar: “Yolocamba I Ta”, fundado en 1975, fue el embajador oficial de la Fuerzas Populares de Liberación (FPL), organización guerrillera comandada desde 1983 por Salvador Sánchez Cerén. Darles un premio a los Yolocamba no es un pecado, son buenos músicos y excelentes personas, lo que molesta es cómo juegan con la “música popular”. Hay una tradición de música popular, y hay grupos que la mantienen viva, pero no han sido tomados en cuenta.
Sebastián Chicas, fundador y sobreviviente del grupo “Torogoces de Morazán” también ha sido candidato para el premio. Él nunca se hizo ilusiones de poder recibir este premio (y los 5 mil dólares que vienen con él), “porque no soy del partido.” Sebastián, campesino del Norte de Morazán, fue guerrillero en las filas del ERP. El grupo fue fundado por activistas campesinos y milicianos, quienes luego de la ofensiva del 10 de enero 1981 pasaron a los campamentos guerrilleros, con sus instrumentos y con sus fusiles.
Yolocamba I Ta recibiendo el Premio Nacional de Cultura 2016 |
A diferencia de Yolocamba, Sebastián y
los Torogoces no surgieron como una sucursal de la trova, ni de la
música de protesta suramericana. Los Torogoces no escribieron canciones
para protestar, sino para poner la pista de sonido a las luchas
campesinas y guerrilleras de Morazán, y su música se deriva de los pulúm
pulúm de los cantones y de los corridos mexicanos. Si Casa Presidencial
y su Secretaría de Cultura querían premiar la música popular, el
candidato lógico no era Yolocamba I Ta, sino un grupo como los
Torogoces, que mantiene viva y actualizada la música popular en el
territorio. Y si además, como gobierno de izquierda, querían honrar la
música que nace de la lucha popular y guerrillera, también el candidato
lógico era Sebastián el Torogoz.
Sebastián El Torogoz |
Pero, como dice Sebastián con su típica
picardía (y alguna resignación): “Tenemos el pecado de ser del ERP.
Bueno, en Casa Presidencial esto parece pecado, para mi es un orgullo. Y
no creás que estoy ahuevado o resentido, a mi de mejores fiestas me han
corrido, solo porque no me pliego a la línea de nadie…”.
Claro, para Sebastián y su familia, y su vida en Jocoaitique, los 5 mil dólares del premio hubieran hecho una gran diferencia, precisamente para poder seguir promoviendo la música popular: “Hubiera comprado un pick up para poder movilizar a los bichos y sus instrumentos, porque la paila que ando ya no aguanta, y pudiéramos agarrar más compromisos para tocar”. Sebastián vive de la agricultura, pero con sus hijos, sobrinos y vecinos ha mantenido vivo el nombre y el repertorio de los Torogoces de Morazán, retomando siempre temas actuales. Más por terquedad y amor al arte que por negocio…
Según Sebastián, por lo menos en Morazán
no se ha sentido que los dos gobiernos de izquierda hayan apoyado la
cultura popular. “Tal vez en la capital, pero hasta Morazán no ha
llegado nada”.
Pero el jurado instalado por Secultura no tomó en cuenta a los grupos auténticamente populares. Dieron el premio y los 5 mil dólares a un grupo más cercano (geográfica y políticamente) al poder. Con Sebastián hubieran corrido riesgos, porque el hombre sigue siendo un rebelde, un campesino terco, un tipo auténtico e irreverente. Como muchos del ERP, fue un tipo disciplinado durante la guerra, pero al solo suscribirse la paz, dejó de permitir que algún comandante o dirigente o partido le diga qué cantar y qué pensar.
Parece que el gobierno del FMLN, igual que los anteriores, le tiene miedo a los auténticos artistas populares que no pasan por el filtro partidario.
Nota aclaratoria: Este artículo no es una crítica a los músicos de Yolocamba I Ta, es una crítica a los que administran, desde el partido y el gobierno, la cultura.
(El Diario de Hoy)