jueves, 6 de septiembre de 2007

Ya no está sola la Chabelita. Columna Transversal de Paolo Luers

Jueves, 6 de septiembre de 2007

Hace unos meses escribí una columna—en otras páginas—titulada “La última batalla de la Chabelita”, hablando de la rectora de la Universidad de El Salvador, doctora María Isabel Rodríguez. Ahora, en medio de la campaña para elegir su sucesor, parece que esta mujer, contra todos los pronósticos y escepticismos, está ganando su última batalla. Porque al fin hay quienes agarran su bandera. Alrededor de Carlos Canjura, el matemático que dirige el programa “Jóvenes Talentos”, se han organizado estudiantes y docentes para salvar la Universidad.

Durante años la dejaron pelear sola—una mujer octogenaria contra los fantasmas que todavía siguen asustando en la U. La dejaron sola los decanos y la mayoría de los docentes, por dos rezones: su exigencia de excelencia académica; y su insistencia de conseguir fondos para el desarrollo académico, y no solo para aumentar los salarios prestaciones y privilegios de una casta acostumbrada a vivir de la Universidad.

La dejó sola la izquierda dentro y fuera de la Universidad. Es más, grupos de izquierda se volcaron contra la rectora. Ella se negaba a tolerar los feudos que estos grupos, con banderas de izquierda, habían construido en la Universidad. Se negaba a tolerar que los discursos ideológicos sigan sustituyendo la labor investigativa, docente y crítica. Se negó a aceptar que oportunistas sigan ocupando cargos para los cuales no estaban calificados académicamente, sino por supuestos “méritos” políticos, partidarios, “revolucionarios”…

Entonces, los grupos “revolucionarios” incrustados en la Universidad combatieron a la Chabelita, le montaron huelgas y tomas del campus, le lanzaron insultos y amenazas.

Mientras pocos—como Carlos Canjura—apoyaron activamente a la rectora, cuando esto en la UES no estaba de moda, sus detractores se unieron para controlar las instancias de decisión de la Universidad. Se juntaron los ultraizquierdosos tipo BRES con los oportunistas en los decanatos y el cuerpo de docentes. Controlando la Asamblea General y el Consejo Superior, obstruyeron el Plan de Fortalecimiento Académico, bloqueando su financiamiento gestionado por la rectora con el gobierno y el BID.

Entonces, la Chabelita dijo: “Perdí una batalla, pero voy a ganar la guerra.” Comenzó a  activar a los pasivos. Estaba en juego el futuro de la Universidad si los obstructores lograran ganar la rectoría. Todo el esfuerzo de ocho años de reconstruir la Universidad, de devolverle su capacidad de intervención crítica y propositiva en la sociedad, podía perderse.

Chabelita encontró eco. Sus más cercanos colaboradores se organizaron y juntos con otras agrupaciones progresistas lanzaron a Carlos Canjura como candidato a rector. Recuperaron importantes espacios en las elecciones para la Asamblea General Universitaria, que hoy ya no es dominada por los detractores de la rectora. Su triunfo contra la rectora en la lucha contra los préstamos del BID resultó siendo una victoria pírrrica. Muchos estudiantes y docentes se despertaron y están formando una alianza para defender su Universidad. En cambio, el frente común de los seudo-revolucionarios con los docentes y decanos vivianes se rompió. En las actuales elecciones se presentan divididos. Los seguidores de la BRES y otros encapuchados que tomaron violentamente la Universidad postulan como rector a su líder Rufino Quezada. El resto del movimiento que coordinó la oposición contra los préstamos del BID y las tomas del campus lanzó a Rafael Monterrosa y Joaquín Vanegas, representantes de la mafia de docentes mediocres que temen el desmantelamiento de sus feudos con la reforma académica promovida por la doctora y Carlos Canjura. La Tendencia Revolucionaria y el BPJ postulan su propio candidato, Ernesto Selva Sutter.

Existe un movimiento, encabezado por el actual vicerector académico, Joaquín Orlando Machuca, la actual decana de Humanidades y el actual vicerector administrativo. Este trio representa a los burócratas, decanos y vice-decanos que dejaron sola a la rectora en todas sus batallas. Quieren hacerse pasar como los herederos de la rectora, cuando la han abandonado cobardemente cada vez que se trataba de dar la cara por el Plan de Fortalecimiento Académico y su financiamiento.

La batalla por la UES ya no es de la Chabelita. La están librando los mejores de sus colaboradores, juntos con docentes que abrazan la visión de la excelencia académica con responsabilidad social, y juntos con un estudiantado harto de tanta politiquería en su Universidad.


(Publicado en El Diario de Hoy)

Ya no está sola la Chabelita. Columna Transversal de Paolo Luers

 jueves, 6 de septiembre de 2007

Hace unos meses escribí una columna—en otras páginas—titulada “La última batalla de la Chabelita”, hablando de la rectora de la Universidad de El Salvador, doctora María Isabel Rodríguez. Ahora, en medio de la campaña para elegir su sucesor, parece que esta mujer, contra todos los pronósticos y escepticismos, está ganando su última batalla. Porque al fin hay quienes agarran su bandera. Alrededor de Carlos Canjura, el matemático que dirige el programa “Jóvenes Talentos”, se han organizado estudiantes y docentes para salvar la Universidad.

Durante años la dejaron pelear sola—una mujer octogenaria contra los fantasmas que todavía siguen asustando en la U. La dejaron sola los decanos y la mayoría de los docentes, por dos rezones: su exigencia de excelencia académica; y su insistencia de conseguir fondos para el desarrollo académico, y no solo para aumentar los salarios prestaciones y privilegios de una casta acostumbrada a vivir de la Universidad.

La dejó sola la izquierda dentro y fuera de la Universidad. Es más, grupos de izquierda se volcaron contra la rectora. Ella se negaba a tolerar los feudos que estos grupos, con banderas de izquierda, habían construido en la Universidad. Se negaba a tolerar que los discursos ideológicos sigan sustituyendo la labor investigativa, docente y crítica. Se negó a aceptar que oportunistas sigan ocupando cargos para los cuales no estaban calificados académicamente, sino por supuestos “méritos” políticos, partidarios, “revolucionarios”…

Entonces, los grupos “revolucionarios” incrustados en la Universidad combatieron a la Chabelita, le montaron huelgas y tomas del campus, le lanzaron insultos y amenazas.

Mientras pocos—como Carlos Canjura—apoyaron activamente a la rectora, cuando esto en la UES no estaba de moda, sus detractores se unieron para controlar las instancias de decisión de la Universidad. Se juntaron los ultraizquierdosos tipo BRES con los oportunistas en los decanatos y el cuerpo de docentes. Controlando la Asamblea General y el Consejo Superior, obstruyeron el Plan de Fortalecimiento Académico, bloqueando su financiamiento gestionado por la rectora con el gobierno y el BID.

Entonces, la Chabelita dijo: “Perdí una batalla, pero voy a ganar la guerra.” Comenzó a  activar a los pasivos. Estaba en juego el futuro de la Universidad si los obstructores lograran ganar la rectoría. Todo el esfuerzo de ocho años de reconstruir la Universidad, de devolverle su capacidad de intervención crítica y propositiva en la sociedad, podía perderse.

Chabelita encontró eco. Sus más cercanos colaboradores se organizaron y juntos con otras agrupaciones progresistas lanzaron a Carlos Canjura como candidato a rector. Recuperaron importantes espacios en las elecciones para la Asamblea General Universitaria, que hoy ya no es dominada por los detractores de la rectora. Su triunfo contra la rectora en la lucha contra los préstamos del BID resultó siendo una victoria pírrrica. Muchos estudiantes y docentes se despertaron y están formando una alianza para defender su Universidad. En cambio, el frente común de los seudo-revolucionarios con los docentes y decanos vivianes se rompió. En las actuales elecciones se presentan divididos. Los seguidores de la BRES y otros encapuchados que tomaron violentamente la Universidad postulan como rector a su líder Rufino Quezada. El resto del movimiento que coordinó la oposición contra los préstamos del BID y las tomas del campus lanzó a Rafael Monterrosa y Joaquín Vanegas, representantes de la mafia de docentes mediocres que temen el desmantelamiento de sus feudos con la reforma académica promovida por la doctora y Carlos Canjura. La Tendencia Revolucionaria y el BPJ postulan su propio candidato, Ernesto Selva Sutter.

Existe un movimiento, encabezado por el actual vicerector académico, Joaquín Orlando Machuca, la actual decana de Humanidades y el actual vicerector administrativo. Este trio representa a los burócratas, decanos y vice-decanos que dejaron sola a la rectora en todas sus batallas. Quieren hacerse pasar como los herederos de la rectora, cuando la han abandonado cobardemente cada vez que se trataba de dar la cara por el Plan de Fortalecimiento Académico y su financiamiento.

La batalla por la UES ya no es de la Chabelita. La están librando los mejores de sus colaboradores, juntos con docentes que abrazan la visión de la excelencia académica con responsabilidad social, y juntos con un estudiantado harto de tanta politiquería en su Universidad.




(Publicado en El Diario de Hoy)

miércoles, 5 de septiembre de 2007

CARTAS A SIGUIENTE PAGINA

El hecho que hayamos deshabilitado los comentarios -por el problema del anonimato- no significa que no vamos a publicar cartas, siempre cuando aporten al debate público y respeten las reglas de respeto y tolerancia. Aquí una selección de algunas cartas recibidas:

Sobre columna “Reality show político”
Buenos días, el día de ayer el Lic.Narciso castillo leyó un artículo de Paolo Lüers sobre el Alcalde Will Salgado,y creo que no hay necesidad de ser ofensivo ni maleducado para expresarse de una persona, cuyo delito es pensar diferente al articulista. Equivocado o no el alcalde, quien le ha dicho al articulista que el tiene la razón o es dueño de la verdad?????
Esta mañana estoy leyendo el artículo sobre las entrevistas al Ing.Zablah y al Dr Dada en "la siguiente página" y el señor Lüers titula en su columna como un Reality Show dichas entrevistas. Pero analizando lo que escribe, puedo afirmar (es mi opinión,no la verdad) que el articulista tiene una imaginacion a la altura de los grandes directores de cine de CIENCIA FICCIÓN y no por eso lo insultaré.
Creo que el Sr. Lüers debería ser mas respetuoso sobre la persona que escribe, ya que estos no se pueden defenderse, ni tienen el mismo acceso para escribir en "La siguiente página". Creo que este articulista que le llaman "analista político" ( ?) debería mejor escribir en El Diario de Hoy, ya que su tendencia e idiología política se le nota a la legua.
Dr. Agustin Escobar (aguescoga31@hotmail.com)

Compa ..Paolo... de que lado esta usted?
He seguido algunas de sus exposiciones y me pregunto: ¿Es el mismo paolo, que estuvo enviando trabajo periodistico del otro lado del charco y que de alguna o de muchas maneras consiguio financiamiento para las fuerzas insurgentes de aquellos días, o es el compa paolo el que con lo conseguido economicamente se ha vuelto un burgues comprometido con la derecha?
Mis respetos compañero, pero considero que usted le hace el juego a la derecha fascista de el salvador, ya que lejos de sumar resta con sus elucubraciones.
Me da pesar, ver, como gente tan valiosa como usted y otros "compas" andan hoy viendo ha ver que cachan en politica, olvidando el sentir del pueblo ese pueblo que alguna vez los llevo a tomar las armas para defenderlo ante la opresión y la exclusión.
Aunque le pese a muchos con el Frente y Mauricio ganaremos en el 2009.
PD: Estoy seguro que para recibir una buena cátedra de periodismo hay que buscar a Mauricio...con rima y todo.
Con mucho respeto, un saludo muy afectuoso...
hector david Gomez Prieto (hgomezprieto@gmail.com)

Mi siempre aguerrido Paolo:
Te felicito por el blog y por la claridad con que has planteado las condicionantes de participación en el mismo. Estoy de acuerdo con ellas.
Federico Hernández Aguilar (federico.hernandez@concultura.gob.sv)

Rodrigo:
Es bueno que te hagas tantas preguntas, tu frescura, juventud , inteligencia e inquietudes , irán poco a poco encontrando respuestas donde irás sacando tus propias concluciones en un mundo tan complejo en el que vivimos y donde tambien debemos saber apreciar y disfrutar lo hermoso que tiene.
Violeta Menjívar (vmenjivar220851@yahoo.com)

EL PROBLEMA DEL SUBDESARROLLO EN EL SALVADOR: EDUCACIÓN

Para todos es claro que hay que tener una fuente que genere ingresos para poder funcionar dentro del sistema. Para unos pocos (bien pocos) es un negocio, para la gran mayoría esta fuente se llama empleo. Pero en El Salvador, el panorama laboral es malo y no muy alentador para las nuevas generaciones. Según el estudio de FUNDE sobre el desempeño económico y el empleo en El Salvador, había 6.8% de desempleo abierto en el año 2004. Así mismo, del porcentaje empleado había casi un 50% de trabajadores del sector informal, un 35% de subempleo y un 56% sin Seguro Social.

En palabras menos técnicas se puede decir que actualmente las fuentes de generación de ingresos --o como dicen por ahí, “las oportunidades de mejoramiento”-- están fuera de la ley. Estas posibilidades se encuentran en: el sector informal, que por definición está fuera de lo legal en un sistema de mercado, ya que no hay declaración de impuestos, se usurpa la vía pública, etc.; la migración, otra oportunidad que salvo ciertas excepciones, no es legal; y por último, los ilícitos, como los robos, las extorsiones, la venta de drogas, la prostitución, etc.

Ante esta tendencia cabe la pregunta: ¿Qué hacer? El esfuerzo gubernamental desde la administración de Francisco Flores está orientado a aumentar el nivel educativo de la población, es más, el lema del Ministerio de Educación era: “Educación es la solución”. Un buen slogan, pero debe ser entendido con cuidado, porque la educación, por sí sola, no es la solución, pero sí es una parte fundamental.

Se sabe que las sociedades que han logrado desarrollarse son aquellas que han invertido y apostado por la educación de sus ciudadanos. Es decir, como país que busca salir del subdesarrollo, necesitamos llegar a ser una sociedad educada, esto es, con conocimientos y habilidades que nos permitan tener trabajadores productivos, buenos padres y ciudadanos responsables. Esto quiere decir que la educación se divide en dos, una que llamaré cívica y la otra técnica.

La educación cívica es aquella que nos enseña a ser ciudadanos, nos enseña valores y normas, por tanto, es un gravísimo error dejar la responsabilidad de la educación cívica solamente al sistema de educación. La educación en valores es responsabilidad del Estado –es decir, de todos los actores sociales, donde está incluido usted- porque esta educación no solo se recibe en la escuela o el colegio, se recibe en el diario vivir. El problema radica en que nuestros hijos se están educando en la pura barbarie, En nuestra sociedad se aplaude, por ejemplo, la corrupción, está bien vista. Es “el mundo al revés” del que habla Eduardo Galeano, donde todo lo que nos hace ser seres humanos hoy se desprecia y lo que nos hace ser bestias es justamente el modelo a seguir.

En nuestros días se potencia la competición, pero una competición por el afán de tener dinero. El lema es “tanto tienes, tanto vales”. Aristóteles nos dijera que una sociedad que promueve como valor la competición ilimitada por el dinero, es una sociedad desquiciada, una sociedad codiciosa, en la cual es imposible vivir en armonía o en “paz social”, porque rompe los vínculos sociales. Ojo, la convivencia armónica de la sociedad salvadoreña no se va a lograr con machacarnos todos los días lemas en vallas publicitarias, en medios de comunicación, en calcamonías en carros y autobuses, etcétera. Para llegar a la convivencia armónica tenemos que plantear bien el problema, con toda la complejidad que implica revisar los fundamentos que constituyen nuestra sociedad.

En cuanto al aspecto técnico de la educación, también es importante tener una sociedad educada, porque entre más alto es el nivel académico de la población se tienen más opciones de desarrollo de país. No es lo mismo ser un país que maquile ropa que un país que maquile microprocesadores; además, la remuneración es proporcional al nivel de estudios. De esta manera, una sociedad con altos niveles de estudio tendrá salarios más elevados en comparación con una sociedad de menor nivel académico, por tanto, la primera estará más desarrollada que la segunda.

Así dicho, la educación solo trae beneficios, pero ¿como hacer que un joven se motive para seguir estudiando? Por ejemplo, un niño de una comunidad marginal que estudia su educación primaria en un centro escolar público. A los trece años, y si aún continua en el sistema educativo, pasa a la educación media (7°, 8° y 9°). Para este joven existen varios caminos: Uno de ellos es la mara, que además de un sentido de pertenencia le satisface los sentimientos de rebeldía característicos de la edad y las ansías de comerse el mundo. La mara le brinda una posibilidad de sobrevivir, ciertamente, cometiendo varios delitos.

Otro camino es dejar los estudios y comenzar a trabajar, ya sea de ayudante de construcción, en un taller de reparación de autos, en un supermercado, en una bodega, etcétera. Son empleos que de alguna manera aportarán dinero a la economía familiar, pero no son una posibilidad de mejora en la calidad de vida, simplemente ayudan a sobrevivir con esfuerzo y sacrificio, en comparación con la relativa facilidad con que se puede obtener un poco de dinero estando en la mara.

Un tercer camino es seguir estudiando hasta donde las condiciones familiares lo permitan. Imaginemos que sólo puede terminar el noveno grado, la pregunta siguiente es: ¿Qué tipo de empleo ofrece el mercado para jóvenes, que han cursado su educación media? Salvo ciertas excepciones, el tipo de empleo que se puede obtener es bastante similar a los que obtendría si deja los estudios a la mitad. Será cargador en una bodega, con suerte mensajero, etcétera. Es claro, si para un joven el estudiar no está asociado a un buen empleo, no tendrá mayor motivación por seguir en el sistema educativo.

No es de sorprender que tantos jóvenes alrededor de los trece años se retiren del sistema de educación para entrar a una mara, he aquí una de las razones del porque tenemos altos índices de violencia y delincuencia. Por falta de oportunidades reales de mejoramiento de la calidad de vida; en pocas palabras, por falta de empleo.

Examinemos pues si la motivación puede estar en que prosiga sus estudios de bachillerato e incluso universitarios (le recuerdo, el joven vive en una comunidad marginal y solo con mucho esfuerzo y sacrificio logrará obtener un título universitario). Hace muchos años, el salir del bachillerato representaba una opción real para optar a un empleo que permitía ir mejorando la calidad de vida. Posteriormente fueron los profesionales los que, con un grado grande de certeza, tenían el futuro asegurado con una carrera universitaria. En años más recientes, han sido los profesionales con títulos de master los que tenían la garantía de obtener un empleo remunerado.

En nuestros días, el tener un título universitario ha dejado de ser una garantía de tener una vida asegurada, mucho menos de obtener un empleo que permita sobrellevar el día a día. Tener una maestría tampoco representa una ventaja competitiva, ya que buena parte de profesionales cuentan con una. De esta manera, la especialización no es garantía de nada, ante la oferta reducida de empleo calificado y la alta demanda de trabajo.

En resumen, no hay una motivación real para que los jóvenes en El Salvador estudien; más bien, es el sistema el que los impulsa a salirse de las escuelas, los impulsa a la desidia, la apatía, donde su camino natural es entrar a una mara, o los impulsa a salir del país y emigrar.

Lo cierto es que el panorama trazado no es muy alentador, pero esa es la realidad que estamos viviendo. Recordemos que si queremos resolver el problema del subdesarrollo, el primer paso es plantearlo bien, con toda su complejidad. En conclusión, un plan educativo solo no solucionará los problemas estructurales del país, pero la solución pasa por la educación, sin olvidar la generación de empleo a todo nivel. Ciertamente, el tema no queda agotado en estas pocas líneas, pero es una primera aproximación al problema del subdesarrollo en El Salvador.

CARBÓN Y CENIZAS EN LA UNIÓN

Después de leer dos reportajes de la Prensa Gráfica del 9 de julio y 28 de agosto sobre el tema de la energía, me ha surgido una gran preocupación. Y creo que es hora de volver a hablar de la iniciativa de AES llamada Fonseca Energy. Esta es una planta que pretende generar como máximo 250 MW mediante la utilización de carbón. En el primer artículo se habla -y es el titular- que el puerto requerirá 21 MW para funcionar, es claro entonces que la idea de tener Fonseca Energy es para vender energía a la red nacional (ETESAL) y la red regional (SIEPAC). Esto, en principio, suena bien, pero la verdad es que el costo ambiental de tener una planta que genera electricidad por carbón es alto. Eso lo escribí en mi artículo “Energía, carbón y medio ambiente” y hasta el momento no he visto ningún escrito ni publicación en la cual se lea la estrategia de Fonseca Energy para garantizar la seguridad ambiental y reducir el impacto de dicha obra.

Lo único que se menciona es la fianza ambiental como garantía de que el impacto ambiental sea mínimo, pero esa fianza se ocupará para la creación de un centro nacional para la educación en construcción e investigación, lo cual capacitará a la gente que laborará en la empresa, o sea es un beneficios para la empresa. Además se utilizará las instalaciones del MEGATEC, o sea que tampoco agregarán mayor infraestructura o capacidades a las existentes en la zona. Y por ultimo habla de la administración de proyectos forestales, lo cual está bien, pero no es conservación de los bosques existentes. Eso no tiene nada que ver con la minimización de la contaminación atmosférica y, por supuesto, ni mención de la reutilización de las cenizas y resto de residuos sólidos que la fábrica realizará.

AES además tuvo una demanda y tuvo que acordar pagar una compensación al gobierno de República Dominicana por la contaminación que generaron las cenizas de una planta en Puerto Rico que eran “colocadas” ilegalmente en las costas de Dominicana. Esto debido a que tenían grandes problemas para resolver la deposición final de los desechos en Puerto Rico. Esta es la compañía que ahora quiere establecer una planta en El Salvador. No creo que este sea un precedente muy alentador.

El mayor argumento que ponen a favor de permitir que Fonseca Energy ponga la planta es que reduciría el precio de la energía. Ellos esperan que su energía se venda un 30% o 40% más bajo que la del mercado, ya que los precios del carbón son mucho más baratos y estables que los del petróleo. Aunque esto es cierto, habría que preguntarles a las empresas distribuidores de energía si esa reducción se verá en nuestras facturas o solo será para aumentar la ganancia de sus empresas. Por cierto da la causalidad que AES es el mayor distribuidor de energía de El Salvador. Negocio perfecto.

Con esto no quiero hacer una defensa de la generación de energía por gas natural, por geotérmicas o por hidroeléctricas, pero sí dejar claro que las soluciones son más complejas y que la propuesta actual tiene demasiados vacios. Parecería que las otras propuestas son ambientalmente menos dañinas. También me hace preguntarme porque La Prensa Gráfica está cubriendo tanto el punto de la energía y poco habla de las hidroeléctricas o de Cutuco Energy (generación de energía eléctrica por gas natural). Será que por alguna razón les interesa esta iniciativa y no otras. Espero ver pronto una clara explicación, para todos los salvadoreños, del proyecto de carbón en la Unión.

Columna transversal: IZQUIERDA Y UNIDAD

Hay un imperativo categórico en la izquierda que se llama “unidad”. Parece un valor a priori. Nadie lo discute. No se pregunta: ¿Unidad, para qué? No se habla del alto costo que causa la unidad -- o más bien la de cualquier manera infructuosa búsqueda de la unidad.

La izquierda, en su historia, ha pagado costos elevadísimos en el altar de la santa unidad. Costo de pluralismo. Costo de creatividad. Costo de tolerancia. Costo de libertad. Hasta costo de vidas.

En nombre de la unidad de la izquierda se ha regañado, marginado, reprimido, excomulgado, encerrado en cárceles o manicomios, y hasta fusilado a compañeros que han profesado ideas que otros --las mayorías, los más fuertes, los más decididos, los menos propensos a dudas, los más poderosos y los menos escrupulosos dentro de a izquierda-- consideraban y decretaron lesivos para la unidad. Si no, pregunten a los combatientes internacionalistas en la guerra civil española que no eran comunistas. O pregunten a los comunistas que estaban en minoría en unidades dominadas por los anarquistas. O pregunten a los comunistas dentro de los sindicatos alemanes gobernados por socialdemócratas. O que les cuenten los socialdemócratas en Alemania Oriental opuestas a la forzada fusión de su partido con los comunistas para formar el temible Partido Socialista de Unidad (!!), el temible SED, arquitecto del muro de Berlin…

En nuestra reciente historia, me consta que el FMLN de la guerra ha sido más fuerte, más creativo, más eficiente cuando había menos unidad y más pluralismo, incluso más competencia, entre sus organizaciones y tendencias integrantes. Por más unitario que se hizo el FMLN (un una época durante la guerra y, sobre todo, en la actualidad), menos se sintieron cómodos en su interior las mentes creativas y críticas, y menos hubo debate, tolerancia, elaboración teórica.

A lo mejor es al revés que la cosa adquiere sentido: No es la unidad que hace fuerte a las izquierdas, sino la pluralidad. No es la unidad que libera energía y creatividad, sino la pluralidad y la competencia.

Y hago un paso más allá en territorio desconocido: ¿Quién dice que las diferentes tendencias de la izquierda son partes de un conjunto con fines e intereses compartidos, de un todo destinado de estar unido? ¿Destinado por quién? ¿No será posible que, al contrario, las contradicciones entre las izquierdas no son sobre métodos y medios, sino sobre visiones, objetivos, fines, utopías? ¿No será que tenemos diferentes sueños, que queremos construir diferentes mundos?

¿Qué tenían en común un guerrillero comunista graduado en Moscú, que soñaba con un paraíso soviético, con un guerrillero campesino cristiano, que soñaba con un mundo solidario y sin represión, o con un guerrillero estudiante, que soñaba con Woodstock o con una revolución cultural al estilo del mayo de Paris, Berkley, Praga y Berlin? Tenían en común un enemigo que estaba empeñado en matarlos a los tres. Tenían en común las armas. Al deponerlas y al desistir el enemigo en su empeño de asesinarlos, lo más lógico para ellos no era construir una unidad partidaria con ideología única, sino más bien que cada uno tratara a perseguir su sueño. No como individuo, pero tampoco como militante número 12345 en un partido que en la paz se mantiene igualmente vertical que en la guerra. Perseguir su sueño libremente asociado con los que lo comparten...

Estuve convencido en el 1992 --y lo estoy aun más hoy-- que lo mejor que hubiera podido hacer el FMLN en este momento crucial de la transición de guerra a paz era disolverse y dejar espacio para que cada una de las tendencias en su interior busque en el resto de la sociedad similares, homólogos, aliados para formar movimientos o partidos civiles. No civil igual a desarmado, sino civil igual a cívico, horizontal, compuesto por ciudadanos, internamente democrático. Concientemente disolverse hubiera sido mejor que el tortuoso proceso de disputas por el poder y por la verdad, de depuración, de expulsiones, de mutuas acusaciones de traición que le tocó a las izquierdas salvadoreñas al nunca cuestionar el imperativo de la unidad. Y todavía le sigue tocando...

A lo mejor hubieran surgido varios partidos fuertes, vitales, novedosos: uno socialdemócrata, uno comunista, uno socialcristiano, uno tal vez incluso liberal-democrático, con sus contradicciones, con sus coincidencias, cada uno con su personalidad, cada uno con su manera de hacer alianzas.

A lo mejor nos hubiéramos evitado el estéril bipartidismo con su polarización y su tendencia a la ingobernabilidad. A lo mejor hubiéramos construido una sociedad realmente pluralista, con cuatro o cinco o seis partidos fuertes que cubren todo el espectro ideológico sin vacíos, y con múltiples opciones de concertar coaliciones o alianzas. Asia funciona en otros países realmente plurales: Dependiendo de la coyuntura, dependiendo de los problemas de fondo que tiene que resolver la sociedad en un momento histórico dado, se forman diferentes coaliciones. Coaliciones de todas las izquierdas para hacer reformas sociales. Coaliciones de todas las derechas para recuperar la productividad. Coaliciones entre socialdemócratas y liberales para reforzar o reanudar la institucionalidad. Coaliciones entre todos para salvar el sistema de pensiones o para facilitar una reforma profunda de salud...

A lo mejor, incluso, una buena parte de los mejores cuadros y mentes y luchadores sociales de la guerrilla y del movimiento popular, en la transición hacia la paz, no se hubiera dedicado a construir partidos, sino en construir ciudadanía. A construir una sociedad civil menos dependiente de direcciones partidarias y clasificaciones ideológicas. A reconstruir un auténtico movimiento sindical que no sirve de fachada para partidos. A regresar a la universidad para volver a darle la función de conciencia crítica, laboratorio científico y caldo de creatividad del país.

Para proyectar estas reflexiones al momento actual: Es mucho más importante que las izquierdas --cada una-- desarrollen su propia personalidad que la búsqueda de la maldita unidad donde la mayoría (o la burocracia que dice representar las mayorías) reprime a las minorías. Es mucho más importante que las izquierdas aprendan a competir entre ellas y a hacer alianzas con fuerzas fuera de la izquierda. La unidad, por lo menos en un sentido ideológico, romantizado y canonizado, es más bien un obstáculo.