El sábado pasado publiqué una carta
dirigida a los pandilleros. Quería retarlos a que se pongan claros: ¿Están o no
comprometidos con pasar de la tregua entre pandillas a la pacificación, o están
midiendo fuerzas con el gobierno? Dos días después recibí respuesta de manos
del líder del Barrio 18, Carlos Ernesto Mojica Lechuga “El Viejo Lyn”, quien
guarda prisión en el penal de Cojutepeque. Me consta que el texto es auténtico
y que además cuenta con el apoyo de otros 11 voceros de la misma pandilla.
Considero que la opinión pública, que en estos días está recibiendo mensajes y
opiniones muy contradictorios sobre el estado actual de la tregua y sobre las
intenciones de los pandilleros, tiene derecho de conocer la versión de uno de
los protagonistas. Y sobre todo considero que es importante que los mismos
miembros de las pandillas en todo el país, conozcan de primera mano la posición
de uno de sus líderes históricos quien básicamente les hace un llamado a
mantener el esfuerzo por la paz. Aquí el texto completo y no alterado de la
carta que me entregaron.
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Al señor Paolo Lüers, al pueblo
salvadoreño y a los demás pueblos del mundo:
Estimado y respetado Paolo, en respuesta
a tu carta publicada en la sección editoriales de El Diario de Hoy de fecha 6
de julio del corriente año, deseamos aclarar y afirmar lo siguiente: Para
empezar, queremos dejar en claro el profundo respeto que guardamos por monseñor
Fabio Colindres, por Raul Mijango, por tu persona y por todos aquellos que al
igual que tú han enfrentado mil obstáculos y críticas por el hecho de creer que
el proceso de pacificación iniciado por las pandillas es parte de la solución
al problema de la violencia pandilleril en nuestro país. A la vez también
dejamos en claro que en ningún momento, desde el inicio de este proceso, ni el
gobierno ha pretendido negociar con nosotros, ni nosotros hemos pretendido
negociar con el gobierno. Tampoco se nos han dado concesiones, ni hemos pedido
concesiones de ningún índole, ni privilegios especiales en las cárceles,
tampoco tenemos aspiraciones o inclinaciones políticas por partido político
alguno, pues sabemos que la política es amoral, ya que hemos sido engañados por
regímenes anteriores.
Dimos inicio a este proceso conocido como
la tregua después de una larga reflexión y consulta que trajo como resultado la
clara comprensión de el daño ocasionado a nuestro pueblo, de los miles y miles
de compañeros en la flor de su juventud vegetando y envejeciendo en bodegas
humanas conocidas como centros penales en nuestro país; de los miles y miles de
víctimas fallecidas a través de dos décadas de guerra entre pandillas, y por
último del fracaso de las políticas criminales represivas de al final de
cuentas fracasaron en su intento de darle solución aun fenómeno mucho más
complejo.
Como tu mencionas en tu carta, nuestro
compromiso no es con un gobierno, pues gobiernos van y vienen; nuestro
compromiso es con nuestras comunidades, con la sociedad civil, con nuestro
pueblo en general, y con nosotros mismos, ya que verdaderamente creemos de que
nuestro pueblo ha sufrido ya mucho y pagado las consecuencias de una guerra sin
sentido. En esto, Paolo, nadie ha ganado, todos hemos perdido. Pero una vez más
y conciente del daño que hemos
causado, humildemente y desde los más profundo de nuestra corazones,
pedimos perdón a nuestro pueblo y a todos aquellos familiares de las víctimas
caídas en esta guerra entre pandillas.
Mencionas en tu carta también el tema de
las extorsiones. Queremos dejar en claro que compartimos tu opinión y que no pretendemos tapar
el sol con un dedo, y que tenemos toda la intención de combatir desde nuestras
filas este flagelo. Pero, Paolo, hemos repetido reiteradamente que somos parte
de la solución, pero no podemos hacerlo solos, es imposible.
Mencionas en tu carta literalmente lo
siguiente: ¿Y quién diablos dijo que a paz es más fácil que la guerra? Bueno,
nosotros tampoco sabemos quién lo dijo, pero sí sabemos que son palabras sabias
y verdaderas, pues hoy comprendemos cuan difícil es la construcción de la paz,
porque, Paolo, nadie en este país tiene la más mínima idea cuántas barreras,
cuántos obstáculos, cuántos problemas, cuántas dudas, cuánta resistencia hemos
encontrado aún en nuestras filas internas, e incluso enfrentando el riesgo de
perder nuestras vidas debido a un amplio despliegue hecho por un medio
informativo, el cual afirmaba que al inicio de este proceso habíamos recibido
$10 mil dólares. Sumado a esto estamos sabedores de la gran cantidad de
detractores que incomprensiblemente este proceso ha atraído, hasta el grado de
haber sido politizado y utilizado con fines electorales.
También lamentamos la escalada de
homicidios sucedida en nuestro país en los primeros cuatro días del mes de
julio del corriente año, y desmentimos y repudiamos rotundamente las
declaraciones dadas por algunos detractores de este proceso, en los cuales
alegaron que esto se debió a directrices emitidas por los líderes de pandillas,
como una estrategia para presionar al gobierno. Pero cuanta ruindad y
mezquindad puede haber en los corazones de quienes dicen que son buenos de la
película.
No somos estrategas, ni expertos en la
materia, pero nadie en este país ignora la gran campaña mediática de desinformación,
en la cual se aseguraba que la tregua había terminado. Y sumado a esto el hecho
de habernos cortado el acceso a los medios informativos, a través de los cuales
llegábamos hasta nuestros bases. Y estos fueron dos factores que conllevaban a
crear confusión, dudas, incertidumbres y caos en las filas de todas las
pandillas envueltos en este proceso.
Más sin embargo, hemos logrado aclarar la
situación, estamos haciendo un
esfuerzo titánico y reiteramos firmemente nuestra convicción de que este
es el camino para lograr la paz en nuestro país, y que haga lo que haga el
gobierno actual y los gobiernos por venir, seguiremos apostando a la paz,
sabiendo en nuestras corazones que, a pesar de que muchos nos tildan de ser los
malos de la película, estamos haciendo patria.
Para finalizar queremos agradecer
profundamente a todos aquellos patriotas que de una u otra forma han
contribuido a mantener vivo este proceso. A ellos les decimos que no les
defraudaremos, que todo el esfuerzo, que todo el sacrificio que han hecho y
todos los riesgos que han enfrentado no serán en vano, nuestra palabra va en
ello.
Y por último hacemos un desesperado
llamado a todos los actores y sectores sociales, a los candidatos
presidenciales y a nuestro pueblo en general, a darnos el beneficio de la duda
y a darle una oportunidad a la paz. Las victimas de este conflicto lo merecen y
nosotros se los debemos. ¿Habrá una mejor manera de hacer patria?
Voceros nacionales de la pandilla
dieciocho. Penal de Cojutepeque, El Salvador, julio del año dos mil trece.
Firma:
Carlos Ernesto Mojica Lechuga
(“Viejo Lyn”)
(El Diario de Hoy)