Es como si alguien se echara un pedo en
plena misa. La misa es el discurso pacifista, humanitario de todos los
partidos, todas las iglesias y todos los intelectuales. Discurso que suena
bonito, y que normalmente es correcto
cuando se exige que Alemania no exporte armas a zonas de conflicto. Pero en el
caso de la actual situación en Irak, este discurso es cínico e hipócrita. Hay
una milicia islamista ultra radical y armada hasta los dientes llamada IS (Estado Islámico), que masacra a
cristianos, kurdos, chiitas – a todos que no comulgan con su versión sangrienta
del Islam. El gobierno central del Irak y su Fuerza Armada no pueden detener a
los genocidas, porque Obama, cuando se retiró, los dejó en un Estado lamentable
de corrupción y división religiosa y étnica. Cuando los islamistas de IS
tomaron control de buena parte norte del Irak, cuando las tropas del gobierno
del Irak se rindieron y les entregaron las armas, y cuando las masacres
comenzaron, Obama esperó semanas antes de ordenar por lo menos algunos ataques
aéreos al Califato programado por el
IS. Too Little too late. Demasiado pinche, demasiado tarde…
Los únicos que se enfrentaron a las
milicias relacionadas a Al Qaeda, fueron los kurdos y sus milicias, que
controlan sus territorios en el norte de Irak. Y los únicos que inmediatamente
aparecieron para apoyar a los Peshmerga, fueron los guerrilleros kurdos de Turquía del PKK.
Regresemos al debate en Alemania: Todos
coinciden que hay que ayudar a las minorías religiosas y étnicas que están
siendo perseguidas y masacradas por lo que se llama el “estado Islámico” que
los islamistas están creando en partes de Irak y Siria. Discuten sobre “ayuda
humanitaria”, y algunos llegan a proponer “equipos no letales” – y el gran
debate es si los entregan al gobierno central del Irak o directamente a los
kurdos.
En medio de esta discusión estéril
aparecen voces disonantes y dicen: Dejémonos de pajas, en Irak necesitan armas
y municiones, y hay que dárselos a los únicos que están combatiendo: los
milicianos kurdos del Norte de Irak y sus aliados, los guerrilleros kurdos de
Turquía y Siria. Y lo que pasa es increíble: el diputado Gregor Gysi del
partido La Izquierda, algunos dirigentes de Los Verdes en incluso conservadores
del CDU, que exigen inmediata ayuda militar para los kurdos para evitar mas
masacres en Irak, son atacados en sus propios partidos. Se topan con el dictado
de lo políticamente correcto, y esto dice: ayuda humanitaria, pero nunca mandar
armas a zonas de conflicto.
En mayo del 1980, fui parte de una
campaña muy polémica en Alemania, pero también inmensamente exitosa, que se
llamó “Armas para El Salvador”. Bajo el impacto del asesinato a monseñor Romero
y de la represión sistemática contra opositores en El Salvador, lo
políticamente correcto en la izquierda alemana era la ayuda moral y humanitaria
para el movimiento popular salvadoreño. Nosotros, con una campaña muy
transparente y provocativa, exigimos públicamente y sin disfraz: Hay que apoyar
a la insurgencia, y lo que necesitan es dinero para armas. Y recolectamos, en
solo un año, unos 3 millones de dólares - para armas, no para asistencia
humanitaria.
En el 1980, logramos cambiar lo
políticamente correcto. Armamos una gran controversia, y al final grupos
sindicales, estudiantiles y hasta religiosas aportaron dinero para armas. Hoy
pasa algo parecido. Unos cuantos levantan la voz, se arriesgan y se rebelan
contra el dictado de lo políticamente correcto - y la gente lo entiende y apoya.
Ya hay cambios en la opinión pública alemana: el influyente semanario DER
SPIEGEL publicó un editorial exigiendo que se levante el embargo de armas para
los kurdos. Y la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, comienza a hablar
de la necesidad de apoyar a los kurdos con armas, no solamente con discursos. Al
rato el gobierno alemán va a mandar armas y directamente donde saben usarlas: a
los kurdos. La suerte del Irak no puede depender de pusilánimes como Obama.
Saludos, Paolo Lüers
(Mas!/EDH)