lunes, 20 de agosto de 2007

Columna transversal: UN REALITY SHOW POLÍTICO

Hoy, lunes 20 de agosto, en la mañana, fue evidente hay una terrible confusión de roles entre entrevistadores y candidatos. Disculpen, precandidatos. Bueno, pretendientes a precandidatos.

En Megavisión, Mauricio Funes, sostuvo un debate con Héctor Dada sobre la temática de la alianza de la izquierda y la necesidad de construir un programa de gobierno común antes de hablar de candidaturas. No se hablaba de candidaturas. Y no sólo porque Héctor Dada insiste que, antes de entrar en la discusión de nombres, hay que construir programa. Simplemente no se hablaba de candidaturas y de nombres, porque uno de los candidatos estaba sentado en el set de la entrevista. Y no era el invitado, sino el entrevistador.

Los que estaban discutiendo, eran dos protagonistas en esta nueva película Todos contra ARENA que estrena la izquierda: uno el doctor Héctor Dada, recién reelecto secretario general de Cambio Democrático y uno de los impulsores principales de la iniciativa de lanzar la discusión sobre la alianza amplia alrededor de la figura de Arturo Zablah, no de Mauricio Funes; y el otro, Mauricio Funes, quien hace pocos días era el único candidato de la izquierda, y a quien –así dicen- varios honorables de la izquierda, entre ellos probablemente Héctor Dada, están tratando de convencer que mejor se conforme con la alcaldía de San Salvador, dejando libre el camino a la creación de una alianza amplia, para la cual todo coinciden que él es obstáculo - o sea, dejando libre el camino a Arturo Zablah.

Sentar a esto dos personajes en una mesa a discutir públicamente, sin mencionar a los dos candidatos en discusión, mucho menos al presente, es una puesta en escena audaz. Debatir, entre estos dos personajes, los diferentes conceptos de alianza y cómo construirla, sin mencionar los dos nombres que representan a las dos concepciones opuestas en discusión, es un acto de acrobacia. Vale la pena verlo. Era excelente entertainment. Y de suspenso. Todo el mundo pendiente de quién de los dos va a meter la pata. ¿De repente el periodista va a hablar en primera persona? ¿O será el invitado quien de repente le habla directamente al candidato?

Héctor Dada, como siempre, salió del compromiso con elegancia. Contestando a las preguntas (más bien las tesis) de Mauricio Funes con ironía fina, con inagotable paciencia.

Para el espectador es obvio que no está viendo una entrevista, sino más bien un debate –de repente público- entre dos políticos involucrados hasta el cuello en la construcción de la estrategia de la izquierda. Pero de dos políticos que representan concepciones diferentes, programas diferentes, los cuales requieren candidatos diferentes. Lo que vimos, periodismo no es, pero es sumamente interesante: una especie de reality show político. Los dos manteniendo la forma. Quiere decir, haciéndose los majes cuando hablaban de candidaturas. Funes como si nada más fuera periodista y no un hombre que trata de salvar su precipitada candidatura. Dada, en el fondo explicando porqué hay que limpiar la mesa, olvidarse de la casi-candidatura de Funes, discutir el programa y luego unirse detrás de la figura de una alianza amplia, quiere decir detrás de Arturo Zablah – como si el hombre que tiene en frente no tuviera acciones que perder en todo esto. Magistral actuación de los dos.

Hasta que abrieron los teléfonos y un ciudadano dijo, sin tantas palabras: “Discutan lo que discutan, usted es nuestro candidato, Mauricio.” Y este, como para no quemarse, le pasa la papa caliente a su invitado. El doctor Dada, con su usual elegancia irónica: “Bueno, esto más bien es con vos, Mauricio.”

Lo más increíble de este reality show: la competencia no se duerme. Como Televisa siempre tiene una respuesta, o una copia, a cualquier ataque de Azteca, TCS tiene a la misma hora a Jorge Hernández debatiendo con Arturo Zablah. Concientemente no digo entrevistando, porque también en este canal no es entrevista. Más bien parece una reunión informal entre dos personajes que, aunque uno dice que es periodista y el otro dice que es ciudadano empresario, son políticos. En TCS debatió uno que quiere ser candidato de ARENA con uno que quiere ser candidato de una alianza amplia contra ARENA. Hasta hoy en la mañana pensaba que era un rumor infundado que el grupo continuista en Casa Presidencial, en caso que tenga que abandonar la candidatura de un ministro con el cual no puede ganar, tiene en su lista corta de sustitutos a Jorge Hernández. Hoy Jorge me convenció que es cierto: Así no habla un entrevistador, así no habla un periodista, así como Jorge habló a Arturo, habla alguien que se ve como candidato.

Igual que en Megavisión, el claro ganador es el invitado. Jorge Hernández, igual a Mauricio Funes, tenso, sin consistencia, inseguro. Arturo Zablah, igual a Héctor Dada, tranquilo, seguro, elegante. Los dos entrevistadores -los otros dos candidatos-, en defensiva.

Que mañana más memorable: Arturo Zablah y Héctor Dada, dos personajes de la oposición que quieren construir una alianza de las izquierdas, y que ambos saben que el hombre para construirla y liderarla no se llama Mauricio Funes sino Arturo Zablah, comienzan a desmontar -por lo menos a debilitar y poner en defensiva- a dos obstáculos: a Mauricio Funes, el otro candidato de la izquierda y exponente de un concepto diferente de alianza; y a un adversario desde la derecha quien, sea como entrevistador y jefe de noticieros de TCS o incluso como candidato de ARENA, siempre enfrentaría a la alianza.

Felicidades. Dos claras victorias a puntos. O, para quedar en la imagen de reality show: Algunos candidatos tendrán que salir pronto de la competencia.

UN SISTEMA DE CONSERVACIÓN DE LA NATURALEZA PARA EL SALVADOR

El paradigma de la conservación de la naturaleza nos plantea retos que tenemos que abordar como país. Hay dos elementos centrales que han ido más o menos disociados a lo largo de la historia de la gestión de los recursos naturales: la biología de la conservación y la ecología de la conservación. En la primera visión normalmente se han centrado en la idea de conservar la vida silvestre y de ahí es que han surgido las grandes campañas como salvemos al panda, el tigre o las ballenas, para mencionar las más publicitadas. Esta idea parte de que existen elementos de la biodiversidad que, debido a alteraciones antropocéntricas, merecen medidas extraordinarias para conservarlas. De esta noción nace el servicio de parques nacionales y vida silvestre de Estados Unidos o muchos departamentos de vida silvestre de los ministerios de medio ambiente de Europa o Latinoamérica.

Por otro lado, la nueva corriente mundial es la ecología de la conservación Esta, más que centrarse en elementos de la biodiversidad, trata de enfocarse en funciones. Tratando de que los ecosistemas no rompan su resilencia (equilibrio), no importa tanto si es el panda el que come bambú, siempre y cuando haya algún elemento (especie) que se ocupe de esa función. Esto implica la creación de un sistema integral de conservación, que pueda articular distintas ramas de los gobiernos, de manera que las políticas de desarrollo de un país o una región no causen estrés en los ecosistemas. Así podemos conservar grandes paisajes y la vida que en ellos habita, sin que necesariamente conozcamos todo lo que exista. El ministerio de ecología francés es el que lleva la cabeza en este sentido, funcionando como un supraministerio, que pueda supervisar e influir en las decisiones de las políticas de Estado en general. En otras partes, como en nuestro país, estas nociones no han sido desarrolladas.

Parte de la estrategia de la ecología de la conservación es tener zonas de uso espacial para la conservación, como los parques nacionales o las áreas naturales protegidas en general. Aquí aun hay que desarrollar un sistema de conservación. Nuestro sistema de áreas naturales protegidas es incompleto y huérfano, hay muy poco apoyo para esa rama del gobierno, siendo esta una de los pilares para poder montar este sistema de conservación. La mayoría de áreas protegidas de El Salvador son regalos que han hecho algunas personas, y el resto son remanentes de la reforma agraria; así que, como se imaginarán, tenemos pequeños parches dispersos de bosque que se deberían de articular para formar el sistema, misión casi imposible, y aun así se ha caminado en ese sentido.

Desde la aprobación de la Ley de Áreas Naturales Protegidas poco se ha avanzado en la conservación legal de territorios. Durante mucho tiempo solo hemos contado con el Parque Nacional El Imposible, Montecristo y el área natural protegida Laguna de El Jocotal. A esto muy recientemente se han agregado otras 21 propiedades que conforman algunas áreas. Estas por fin, después de un tortuoso camino, el consejo de ministros las ha asignado al Ministerio de Medio Ambiente para su administración. Eso significa que de las 118 áreas identificadas solo esas tienen algún tipo de protección legal. Muy vulnerable está nuestro sistema de áreas protegidas, con esfuerzos dispersos del gobierno central, alcaldías y ONGs. Estamos muy lejos de ser un sistema real de áreas protegidas, y ni soñar con tener en El Salvador un sistema de conservación.

El otro instrumento administrativo y legal son los planes de manejo. Este es un instrumento que permite ordenar las acciones que se van a realizar dentro de un área. Establece zonas para distintos usos y en general reglamenta los posibles usos de ese territorio. En la actualidad existen muy pocos planes, algunos de ellos muy bien elaborados, pero sin financiamiento para ejecutarlos. Todas las áreas deberían de contar con estos instrumentos; si no, difícilmente se pueda consolidar el sistema.

La conservación de tierras privadas debería de ser otro punto central en este sistema. Ya que el sistema estatal es incompleto, se tiene que fomentar y consolidar estrategias para que los privados conserven, por lo menos debería de darse mayores incentivos monetarios y de otras índoles para tener un sistema privado de áreas protegidas. Esto pudiera fortalecer unos de los mejores esfuerzos que se han hecho en el país, como “La Montañona”, “Cinquera” y “Río Sapo”. Esto no debería de ser un trabajo circunstancial y paralelo, sino central.

Hay más elementos que deberían de cambiarse para tener un sistema de conservación, pero hay pasos importantes que no deberían de dejarse de lado, la descentralización por ejemplo. Es imposible que el gobierno central por si solo se encargue de crear el sistema. Por tanto, la colaboración y el incentivo de la participación privada y municipal es esencial.

Las soluciones son complicadas, pero pasan por tener imaginación y sentido común, un poco más de presupuesto del gobierno central, pero sobre todo siendo creativos con los recursos existentes. Hay pasos claros que deberían de darse y que podrían poner a El Salvador a la cabeza de la región, no compitiendo con grandes extensiones de terreno como en Guatemala u Honduras, pero sí teniendo un sistema que integre las áreas protegidas, la protección de las especies, la protección de los recursos hídricos en un entramada de políticas y acciones de desarrollo que pongan al país donde merece estar.