sábado, 12 de septiembre de 2020

“LAS MASAS SE REFUGIAN EN LA FICCIÓN“: ENTREVISTA FICTICIA CON HANNAH ARENDT. COLUMNA TRANSVERSAL DE PAOLO LUERS



Hannah Arendt, la gran dama de la teoría política del Siglo XX, alemana de origen judío, escribió el libro Los Orígenes del Totalitarismo. Publicado en 1951, parece ser un análisis muy actual de fenómenos como el ascenso al poder de Trump, la nueva derecha francesa, Podemos en España, o el éxito de populistas autoritarias en América Latina.


Un colega alemán, Constantin Wißmann, cometió un plagio genial: Construyó con textos publicados por Hannah Arendt hace 66 años sobre el totalitarismo 
una entrevista sobre los peligros de hoy. Yo cometo un doble plagio: adapto el plagio de Wißmann a temas criollos. 


Publiqué esta entrevista ficticia hace 3 años, en diciembre 2017. Hoy la volvemos a publicar, porque luego de un a
ño del gobierno Bukele los conceptos de Hannah Arendt tienen extrema relevancia para el lector salvadoreñ
o. 


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Publicado en EL DIARIO DE HOY, domingo 13 septiembre 2020


El sujeto ideal para un régimen totalitario 

no es el militante dedicado, sino la gente 

que ya no ven la diferencia entre hechos 

y ficción, entre verdad y mentira. 

(Hannah Arendt)

¿Cómo explicarnos que en un país democrático alguien como Trump pudo llegar a la presidencia?

Hannah Arendt: Movimientos totalitarios pueden surgir, cuando existen masas que de repente demandan representación política – masas que no tienen la cohesión de intereses comunes, ni conciencia de clase, demasiado indiferentes a los asuntos públicos para tener cabida en partidos, ni sindicatos, ni gremios. Estas masas incluso pueden constituir la mayoría, pero en tiempos normales se mantienen políticamente neutrales. Votan en elecciones, pero no se afilian a partidos. Pero de repente, en tiempos de crisis, pueden aparecer movimientos de vocación totalitaria que logran movilizar estas masas.

Hoy los llamamos movimientos populistas o de anti-política. ¿Por qué los partidos tradicionales no logran absorberlos?

(De acuerdo, voy a usar estos términos del Siglo XXI). El sistema parlamentario de partidos se encuentra en declive desde finales del Siglo 19. El fenómeno que cualquier EDH loggrupo que nazca fuera del parlamentarismo y con un programa más allá de intereses de clases y partidos tiene posibilidades de hacerse popular, tiene más de 100 años. Dicen representar el bien común y estar capacitados de administrar al Estado mejor que el sistema partidario, pero es una ilusión. Dicen querer superar los intereses múltiples y contradictorias que operan en una sociedad de clases, pero buscan imponer su interés particular: el poder, el control dictatorial del aparato del Estado.

¿Y los partidos no saben enfrentar esta situación?

Los movimientos populistas, sean de derecha o de izquierda, reclutan a sus seguidores de aquella masa compuesta por sectores aparentemente no interesados en la política, los cuales son descartados por los partidos como demasiado estúpidos y apáticos. El éxito masivo de estos movimientos desarma dos ilusiones esenciales de las democracias. La primera es que todos los habitantes de un país son ciudadanos con un interés activo en los asuntos públicos, y se sienten representados, incluso si nunca votan. Estas masas políticamente indiferentes pueden constituirse incluso como mayoría en una democracia.

La segunda ilusión es que estas masas siempre se mantendrán neutrales y pasivos. Las profundas sacudidas que movimientos populistas provocan demuestran que las democracias partidarias requieren de la tolerancia silenciosa de todos los inactivos. Dependen del consentimiento inarticulado de las masas, igual que dependen del carácter articulado de sus instituciones.

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¿Por qué razones se rompe este consentimiento?

Con el rompimiento de la estructura de clases, las mayorías apáticas que antes dieron respaldo pasivo a los partidos, se convierten en una masa no estructurada de individuos llenos de resentimientos y odio, unidos solamente por la percepción de que los políticos, que antes representaban la sociedad y fueron respetados como líderes, en realidad son bufones al servicio de los poderes fácticos. Estas masas resentidas crecieron en Alemania luego de la Primera Guerra Mundial, en una situación de desempleo masivo e inflación. Fueron recogidas y movilizadas por los comunistas y los nazis.

¿Usted dice que lo que moviliza estas masas es el odio a las élites? 

La propaganda de los populistas, descifrando bien este ánimo de las masas, pone en el centro de su agitación los temas que la opinión pública y que los partidos tradicionales tratan de silenciar. Las masas engañadas, en su inocente ignorancia, creen fervientemente que hay verdades que el sistema partidario y los gobiernos esconden.

¿Por qué estas masas apoyan movimientos que también tratan de seducirlas con promesas? ¿Por qué no desconfían de ellos igual que de los partidos tradicionales?

Son personas que nunca antes estaban en el escenario político. Esto facilita la introducción de un método nuevo de propaganda política: cubrir con silencio los argumentos de sus adversarios. Estos movimientos reclutan a sus seguidores entre quienes nunca han sido parte de este sistema. No tienen que preocuparse de convencer, porque convencer presume que antes existían opiniones diferentes. Parten de la premisa que sus seguidores no tienen nada en común con los demás ciudadanos, e interpretan todas las diferencias de opinión con el establishment como diferencias inamovibles de carácter social, étnico o sicológico, más allá de la racionalidad y las opiniones individuales.

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Lo único que perciben estas masas del mundo real son sus puntos ciegos, o sea los temas que el sistema quiere callar, y los rumores que no enfrenta públicamente, porque sabe que tocan, aunque en forma pervertida, puntos reales y vulnerables. De estos puntos extrae la propaganda populista aquel mínimo de verdad que necesario para construir puentes de la realidad hacia la ficción. Por donde sea que encuentran puntos que el sistema trata de esconder, la propaganda gana la apariencia de realidad. Escándalos en la alta sociedad, corrupción política, y todo lo que aporta la prensa amarillista proveen a la propaganda populista armas.

51qcKUgw7KL._SX326_BO1,204,203,200_.jpgA partir de Donald Trump surgieron en el debate político los términos “post truth” y “realidad alternativa”…

Para sostener una realidad ficticia, se requiere de un sistema de engaño más “coherente”. Los movimientos populistas dan consistencia a la mentira, volviéndola gradualmente parte estructural de su organización.

¿Cuál es el papel del líder en esta construcción de la realidad alternativa?

El arte del líder consiste en identificar, dentro de la realidad, los elementos idóneos para su ficción, y en usarlos de manera que quedan aislados de cualquier experiencia comprobable, hasta que ya no sean sujetos a racionamiento. Surge una experiencia independiente del sentido común y libre de su contexto original. Con esto se construye una coherencia, con la cual la realidad no puede competir.

Por ejemplo, la fábula de la “conspiración mundial judía” se convirtió en la ficción más eficiente de los nazis en su camino hacia la toma del poder. Solo fue posible, porque todos los partidos establecidos se negaron a tematizar “el problema judío”.

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¿El sentido común no logra desarmar las realidades alternativas?

Los populistas logran evocar una realidad alternativa que sirve mejor a las necesidades anímicas de las masas que la realidad que viven; un mundo, en el cual las masas pueden sentirse mejor, y en la cual evaden los terremotos que la vida real les genera. Este refugio en la ficción les da la apariencia de autoestima y dignidad que la vida real les niega. La obsesionada ceguera corresponde a la alienación en un mundo marcado por caos y desastres que la gente no quiere enfrentar. La rebelión de las masas contra el realismo del sentido común es resultado de una atomización que hizo perder a la gente su estatus dentro de la sociedad. Solo donde el sentido común ha perdido su vigencia, el populismo puede triunfar.

¿La gente querrá que le mientan? ¿O cómo podemos explicar que populistas como Trump, Pablo Iglesias, Marine Le Pen o Nayib Bukele tienen tantos seguidores?

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La mezcla fatal de ingenua credulidad y cinismo surge donde la gente, en un mundo cambiante que no logra entender, se las arregla a creer todo y nada, convencida que todo es posible y nada es verdad. El populismo constituye exitosamente un público masivo dispuesto a aceptar todo, por más improbable que sea, pero al mismo tiempo no se sentirá defraudado cuando se comprueba el engaño, porque ya llegó a la conclusión que en última instancia cualquier afirmación es mentira.

Pero entonces, ¿cómo hacen los líderes populistas que las masas les creen a ellos?

No necesitan que les crean. Lo único que necesitan es que las masas ya no crean a ninguna de las instancias del poder establecido.

***

Esta entrevista es ficción. Hannah Arendt, nacida 1906 en Alemania, murió 1975 en New York. Todas sus respuestas son tomadas de su libro “Los orígenes del totalitarismo”, publicado en 1951, con algunas pequeñas ediciones para facilitar el flujo de la conversación. El único cambio atrevido que he hecho es sustituir la palabra “totalitario” por “populista”.

                                                                                                           Paolo Luers


 



 


viernes, 11 de septiembre de 2020

Carta a todos: Ojo, nos gobierna una agencia de publicidad. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, sábado 12 septiembre 2020


Estimados amigos:

Desde que Nayib Bukele comenzó a gobernar en la alcaldía capitalina, señalé una característica particular de su gestión: los únicos criterios para definir prioridades de inversión y acción son mediáticos, de mercadeo político. Cito de mi columna ‘Un acto publicitario por día’ sobre el famoso programa ‘Una obra por día’ del alcalde:

“Poner los recursos en función de poder cada día inaugurar una obra, durante los tres años que durará esta administración municipal, no corresponde a la necesidad de planificar, ejecutar y calendarizar las inversiones de la manera más eficiente; corresponde a una lógica publicitaria. Si el criterio rector no es el impacto real en la población, sino más bien el impacto mediático, la administración pública pierde eficiencia y legitimidad”.

En aquel entonces se trató de reparar canchas, casas comunales, calles y rescatar plazas. Todos eran proyectos valiosos, sobre todo si hubieran formado parte de un plan integral de desarrollo para la ciudad. Pero ahora se trata de cosas mayores, multimillonarias, y los criterios siguen siendo los mismos: ¿Qué proyecto tiene más impacto mediático para mejorar la imagen del presidente? Mercadeo político, muy encima del método de analizar las necesidades de los ciudadanos y desde ahí definir prioridades y un plan integral. Es por esto que muchos decimos que nos gobierna una agencia de publicidad, o aún peor, un gigantesco troll center.

Hoy se trata de megainversiones que surgen de la estrategia comunicacional del gobierno, mientras no hay dinero para satisfacer necesidades básicas como por ejemplo la protección adecuada del personal de salud. El Hospital El Salvador es un buen ejemplo. Cuando el país, en los peores momentos de la crisis sanitaria en abril y mayo, necesitaba urgentemente hospitales temporales de emergencia para atender los contagiados de COVID-19 y para evitar el colapso y la contaminación de todo el sistema hospitalario, la agencia de publicidad que nos gobierna parió el proyecto de convertir las instalaciones de toda la Feria Internacional en un “súper” hospital permanente, comenzando a construir además un edificio nuevo en el parqueo. Pero “súper” no en cuanto al diseño de un hospital integral, sino solo en cuanto a la cantidad de camas y equipos instalados, y sobre todo a las fotos y los vídeos que se les puede sacar. Fue una pésima inversión enel futuro del sistema de salud, pero una buena inversión publicitaria. 

En la misma categoría está el proyecto de construir en Oriente un segundo aeropuerto internacional. No surge de un estudio de factibilidad y de las necesidades, sino de un estudio de los sentimientos de abandono y frustración de la población de los departamentos orientales. Apelar a los resentimientos es la línea rectora de todos los movimientos de gobiernos populistas. Cualquier experto en la materia nos va a decir que El Salvador no necesita dos aeropuertos internacionales, pero cualquier experto en propaganda demagógica va a decir que gastar cientos de millones en este proyecto es buena inversión.

En medio de la crisis social, laboral y financiera causada en el contexto de la epidemia y del cierre económico, al presidente se le ocurrió definir otra prioridad que nada tiene que ver con resolver esta crisis: redactar otra Constitución para limitar la independencia del legislativo y abrir camino para la reelección presidencial. Esta ‘nueva idea’ no puede haber surgido de un análisis político y jurídico, sino de un análisis de cómo movilizar los resentimientos y frustraciones de mucha gente. Obviamente no se les ocurre plantear que la respuesta adecuada a estos sentimientos es dar cumplimiento a la Constitución.

Plantean esta reforma, aunque saben que no hay manera que la actual Asamblea la apruebe. Para ellos, es un instrumento más de campaña electoral, no un proyecto real. La agencia de publicidad en Casa Presidencial está dispuesta a seguir intoxicando el debate político del país con una propuesta imposible de realizar.

Cada uno podrá agregar otros ejemplos de prioridades al revés que solo tienen sentido publicitario, pero ningún beneficio para el país. Saquen sus conclusiones.

Saludos, 





miércoles, 9 de septiembre de 2020

Carta al vicepresidente Ulloa: Jugando a las chibolas. De Paolo Luers

 


Publicado en MAS! y EL DAIRIO DE HOY, jueves 10 septiembre 2020


Estimado Félix:

Vi en el Diario Oficial que el presidente te ha nombrado delegado “para coordinar el Estudio y Propuesta de Reformas a la Constitución”. Él decretó que esta iniciativa “tenga como objetivo una reforma constitucional, como base para una legislación moderna y eficiente, acorde a las necesidades actuales de la sociedad”.

Vaya. Al fin tendrás algo que hacer en este gobierno, algo que además coincide con un sueño que has manifestado desde hace años: “Una nueva Constitución para un nuevo país”.

Yo soy un fiel defensor de la Constitución, así como quedó con los Acuerdos de Paz, y que nos provee mecanismos institucionales para limitar el poder del Ejecutivo, controlarlo y evitar sus abusos. Es la Constitución que El Salvador adoptó para el nuevo país que surgió de la guerra y los Acuerdos de Paz. No necesitamos fundar otra vez un nuevo país, ni mucho menos una nueva Constitución que regale al gobierno “una legislación moderna y efectiva”, que no será otra cosa que reducir la independencia de la Asamblea y convertirla en una fábrica de leyes que convienen al Ejecutivo.

Pero a pesar de tener claro las malas intenciones, no estoy muy preocupado. Primero, porque ya sabemos cómo terminan los encargos que el presidente te ha dado: Mucho humo, nada de carne. Si tu misión de cambiar la Constitución termina como tu misión de crear una CICIES, yo duermo tranquilo…

Hay otra razón que me da confianza: Nuestra Constitución tiene frenos para evitar que fuerzas malintencionadas la puedan manipular o cambiar por razones coyunturales de poder. Es una de sus razones para querer reformarla. Me imagino que como abogado conocés el artículo 248. Dice que el gobierno no tiene iniciativa de ley para iniciar reformas constitucionales, corresponde exclusivamente a los diputados. El segundo freno lo puso la Sala de lo Constitucional, sentenciando que cualquier reforma a la Carta Magna tiene que aprobarse ANTES de las elecciones para la próxima Asamblea que la tendría que ratificar. Una sentencia muy sabia de la Sala, que garantiza que al votar en la próxima elección los ciudadanos sepamos quiénes son los diputados y partidos que apoyan la reforma constitucional, y quiénes se oponen. Nos da a los ciudadanos la potestad de votar por quienes defienden la Constitución o por quienes la quieren cambiar.

No hay manera que la reforma que vos propongás tenga mayoría en la actual Asamblea. La oposición comete bastantes errores, pero en esto de cambiar las reglas básicas de la democracia republicana no se equivocará. El cálculo de ustedes es que en el 2021 obtengan control de la Asamblea. Pero incluso si lograran esa meta, para el propósito de cambiar la Constitución no les serviría para nada. No podrían aprobar ninguna reforma constitucional sin chocar con la sentencia de la Sala. Tendrán que esperar que la Asamblea electa en el 2024 apruebe la reforma, si es que habrá mayoría para hacerlo, y que la siguiente Asamblea electa en el 2027 la ratifique. Pero ni yo ni vos ni nadie podemos adivinar cuál sería la correlación de fuerzas en el 2027. Lo único que cierto es que a esta altura vos y tu jefe ya no estarán gobernando. Too late, brother.

Como se supone que vos sabés todo esto, letrado que sos, y que lo has explicado al presidente (y él lo ha entendido), sólo queda una conclusión: La iniciativa de reformar a la Constitución, y tu misión en redactarla y presentarla, son pura estrategia propagandística. Y el momento en que se lanza la iniciativa, por decreto presidencial, se debe a preocupaciones por las elecciones de febrero 2021. 

Ustedes asumen que una mayoría de la ciudadanía apoya la idea de hacer una Constitución a la medida de las pretensiones de poder y control del presidente Bukele. Yo lo dudo.

Así que te va a tocar jugar, así como lo hiciste con la CICIES y la lucha contra la corrupción, esta vez con la Constitución. Pero tenga claro, más es un juego de apariencias, no es de verdad. Nada es de verdad en este gobierno al cual te uniste.

Ya no tenés cómo salirte de este juego sucio. Too late, compañero. Te metiste donde no era.

Saludos,