viernes, 31 de enero de 2020

Carta: #QuiénesSonLosContactosInconfesablesDeOsiris. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 1 febrero 2020


Los hashtags en Twitter normalmente tienen muy corta vida. Pasa algo importante y alguien lo convierte en hashtag para hacerlo viral. El día siguiente pasa algo aún más escandaloso, y desplaza el hashtag anterior con uno nuevo, aún más llamativo…
Pero hay uno que surgió en noviembre del 2019, sobrevivió las vacaciones y el cambio de año, y sigue actual y popular ahora que entramos en febrero: #QuiénPagóElViajeDeOsiris.
Osiris Luna, el jefe de la Dirección General de Centros Penales y viceministro de Seguridad, había ido a México, al parecer en un vuelo comercial. Pero dentro de México, él y su acompañante/asistente se movilizaron en un jet privado (de estos que también le gustan tanto a su presidente). Nadie se hubiera dado cuenta si su acompañante hubiera resistido la tentación de publicarlo en Facebook. Puso una foto de los dos sentados solitos y felices en el lujoso jet, ¡para que vean! (Así como lo hizo la hermana de Vanda Pignato, mostrando en Facebook a toda la familia presidencial posando en un jet privado camino a Disneylandia…)
Alguien identificó la foto de Osiris, la reprodujo en las redes y rapidito se hizo viral. Y todos los que la vimos, nos preguntamos: ¿Qué ondas con esta pareja? ¿A dónde van, andan en misión o en luna de miel? ¿Si es viaje oficial, cuál puede ser la misión de un director de penales en México que merezca o requiera un avión privado? 
Y obviamente, la pregunta obligada: ¿Quién está pagando este lujo a un funcionario salvadoreño de tercer nivel?
Todos estos interrogantes, que tanta gente se hizo, se amalgamaron en el hashtag#QuiénPagóElViajeDeOsiris
Y el gobierno se negó a contestar. Confirmaron que Osiris Luna anduvo en México en misión oficial, pero se negaron a revelar cuál fue la misión específica, con quiénes se reunió, con qué resultados y cómo se financióel viaje en el jet privado. El gobierno mexicano manifestó que no le prestó a Luna ningún avión ni le pagó el viaje. 
El exdiputado y ahora dirigente de Nuestro Tiempo, Juan Valiente, hizo una solicitud de acceso a información pública a la Dirección de Centros Penales que fue denegada. El Instituto de Acceso a la Información público falló que Centros Penales no tenía derecho de denegar la información sobre el viaje de Luna, y le dio un plazo para entregarla. Sin resultado. En vez de entregar la información, decidieron apelar al fallo del Instituto ante la Cámara de lo Contencioso Administrativo (o sea, donde se suelen morir los casos). 
Los superiores de Osiris Luna, el ministro de Seguridad Rogelio Rivas y el presidente de la República Nayib Bukele, quienes obviamente saben dónde, en qué y con quiénes anduvo su director de Centros Penales en este misterioso viaje, mantienen silencio. ¿Por qué? ¿Para esconder qué?
Mientras tanto, el hashtag #QuiénPagóElViajeDeOsiris se hizo más viral, más popular, y comenzó a convertirse en un fiasco comunicacional y político del gobierno. Porque la gente comienza a preguntarse: Si el gobierno está dispuesto a pagar un costo tan alto, con tal de esconder con quiénes se relacionó un funcionario de tercera en México, ¿qué clase de criminales habrán sido que le pagaron al jefe de Centros Penales de El Salvador un jet privado?
O sea, es obvio que para el gobierno Bukele el costo de revelar la información sobre el viaje de Luna es mucho más alto que su necia negación de cumplir con la Ley de Transparencia. 
Entonces, ¿quiénes son los tan inconfesables contactos del gobierno en México? Propongo un nuevo hashtag: #QuiénesSonLosContactosInconfesablesDeOsiris.
Saludos, 


martes, 28 de enero de 2020

Carta sobre la fábrica de la muerte. De Paolo Luers



Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 28 enero 2020


Estimados lectores:
El 27 de enero se cumplieron 75 años de la liberación del campo de concentración Auschwitz (Oświęcim en polaco), el más grande y emblemático de los campos de aniquilación del imperio nazi. El campo de Auschwitz ha sido preservado como monumento y patrimonio de la humanidad para mostrar la forma industrial que los nazis inventaron para aniquilar a los millones de judíos que vivían en Alemania y los territorios ocupados por los ejércitos alemanes en la Segunda Guerra Mundial.
Como toda la generación de postguerra en Alemania, crecí enfrentando la culpa colectiva de mi país. Crecí confrontado con toda una generación -nuestros padres y tíos, nuestros profesores, nuestros jueces y fiscales- que no quería hablar de su rol durante la dictadura nazi, y mucho menos de Auschwitz. La primera vez que pude hablar con mi padre sobre Auschwitz -y preguntarle sobre su rol en toda esta historia- fue cuando fui a verlo en el hospital, ambos sabiendo que iba a morir. No quería que mi papá muriera sin que yo le hubiera hecho la pregunta que toda nuestra generación entera se hizo ante el silencio de sus padres: ¿Y mi padre, qué rol jugó en toda esta historia de dictadura, guerra y exterminio racial?
Mi viejo reaccionó como nunca había esperado, casi con alivio de poder romper el silencio, porque al fin uno de sus hijos lo preguntaba. Me dio su versión de la historia: Como arquitecto y planificador urbano, fue mandado en 1940 como jefe de obras públicas a una de las ciudades polacas ocupadas y anexionadas al Tercer Imperio Alemán: Poznań (en alemán Posen), donde yo nací en 1944. En el cargo que desempeñaba, en algún momento le iba a tocar organizar el trabajo forzado de miles de prisioneros de guerra, y también de internos de campos de concentración. La decisión de mi padre fue ir a la guerra, como soldado, para no involucrarse en crímenes contra civiles. Movilizó todas sus amistades y contactos, y al final logró que a pesar de su edad y su cargo civil de importancia estratégica lo incorporaran como coronel a una división de pioneros – y se fue a construir puentes y carreteras en Finlandia para que el ejército tuviera otra ruta alterna para movilizar tanques hacía Rusia.
Toda la vida me quedé con dudas sobre esta versión. ¿Ir al frente de guerra como única salida para no mancharse de sangre de civiles? ¿Servir a Hitler de otra forma, para sentirse menos culpable? Para él, padre de 8 hijos, fue la única salida posible, resistencia civil no era una opción. ¿Puedo culpar a mi padre que no tuvo el valor de negarse a servir a la dictadura? Sería como culpar a tu padre que no fue héroe…
Auschwitz constituye, en especial en mi generación, pero aun en la actual, una sombra sobre todas las familias alemanas. Cada quien maneja a su manera esta culpa heredada. La generación de mis padres -la de los responsables- optó por el silencio. La siguiente -la mía- armó la rebelión del 68 para desafiar este silencio. Logramos romper la muralla de negación y silencio y establecer en Alemania una cultura de memoria crítica sin antecedentes. La democracia alemana es tan sólida, porque está basada en una confrontación permanente, dolorosa y crítica con el de los crímenes cometidos en nombre del país. Esto se refleja en las escuelas, en la cultura, en la literatura, en la manera como actúan las iglesias, los sindicatos y los partidos. Quien rompe este consenso, está siendo marginado social, cultural y políticamente.
Auschwitz es parte de nuestra historia. Los responsables ya murieron, y las siguientes generaciones somos libres de enfrentar el pasado, sin negaciones, pero también sin arrogancia justiciera. Otros pueblos pueden estudiar en Auschwitz lo que puede pasar cuando permitan que lleguen al poder fanáticos que necesitan una cultura de odio para mantenerse en el poder. 
Saludos,