Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 22 febrero 2020
Muchos piensan que el espectáculo golpista que armó el presidente de nuestra República el pasado 9 de febrero en la Asamblea fue nada más un desliz, no la expresión de una concepción militarista, golpista y tendencialmente dictatorial del gobernante.
Sigan soñando… Cuando se despierten, vivirán en otro tipo de Estado.
Voy a intentar de despertarles, no con argumentos y teorías, sino dejando hablar al presidente Bukele mismo.
El 11 de febrero, apenas 2 días después del ‘incidente’ de la militarización de la Asamblea y en medio de la lluvia de críticas que le cayeron por parte de gobiernos, embajadores, medios internacionales, organizaciones de defensa de derechos humanos y de la Constitución, Bukele juramentó a unos 270 egresados de la Academia de Seguridad Pública. La esencia de su discurso, como en el acto afuera de la Asamblea: “Lamentablemente los políticos están más preocupados por proteger criminales, por financiar criminales, por proteger narcotraficantes, que por proteger a quienes que nos protegen.”
La imagen que pinta: Yo me enfrento a una clase política que tiene pactos con narcotraficantes y pandillas que usted les toca perseguir. O sea, ustedes como fuerza del orden tenemos dos enemigos en común: los criminales y los políticos.
Un paso gigantesco de politización de la policía: No solo tienen que combatir a los pandilleros, sino a los alcaldes, diputados y dirigentes del FMLN y de ARENA. Porque ellos financian a las pandillas. No les explica que esto todavía queda por comprobarse en juicio, y que los acusados son apenas dos exfuncionarios del FMLN y dos de ARENA. Y por supuesto tampoco les explica a los jóvenes policías que también a dos de sus más estrechos colaboradores (incluyendo a su ministro de Gobernación, Mario Durán) se mencionan de haber hecho pactos partidarios con las pandillas.
Unos días después, el 18 de febrero, el mismo discurso les toca a los nuevos reclutas de la Fuerza Armada. En un acto de gran simbolismo frente a Palacio Nacional, el presidente juramenta a 1,400 soldados y les encargo una sola misión: la seguridad pública. Luego de repetir su discurso ya habitual sobre la necesidad de enfrentarse a una clase política que ha pactado con criminales, concluye: “Les quiero agradecer porque ustedes han decidido servir y proteger a los salvadoreños de los enemigos internos y externos.”
Es una cosa hablarles de “enemigos internos” a los policías, que tienen la tarea de garantizar la seguridad interna, que emplear este lenguaje para juramentar a soldados de la Fuerza Armada, la cual desde los Acuerdos de Paz tiene muy restringido su rol en la lucha contra enemigos internos criminales, y totalmente prohibido participar en cualquier lucha contra enemigos internos políticos.
Pero a estos reclutas el presidente los juramentó hablándoles de dos partidos políticos que se han vuelto enemigos del pueblo. Tomemos consciencia lo más rápido posible: Esto es el inicio de un movimiento fascista. Esto es la nueva ultraderecha salvadoreña.
¿No lo cree? Vaya, trate de digerir dos frases que el presidente Bukele pronunció en una reunión con directivos y técnicos del BID el 20 de febrero: “Si ustedes vivieran un día en El Salvador, créame que quemarían a todos los políticos juntos.” Y la otra, no menos inquietante: “Ustedes se imaginan qué harían en España si tuvieran la tasa de homicidios de El Salvador, hicieran una revolución, sacaran al rey y lo empalaran en la plaza pública.”
Como muchos de ustedes, yo no sabía qué significa la palabra “empalar”. Luego de encontrar el significado de esta palabra en Google, entendí lo grave que es que nuestro presidente la haya empleado para expresar su grado de odio contra sus adversarios.
Empalar (Verbo transitivo)
1. Atravesar a una persona o animal con un palo, introduciéndoselo por el ano.
(en la Edad Media se empalaba a algunos condenados.)
(en la Edad Media se empalaba a algunos condenados.)
¿Qué es lo que tenemos? Una campaña sistemática de odio contra la clase política, que gobernaba antes de la llegada al poder del presidente, y que hoy es la oposición política. Y la sistemática politización de la Fuerza Armada y la PNC para facilitar su uso violento contra estos “enemigos internos de la patria”. No son deslices de un presidente inexperto y un poco inestable emocionalmente. No, es el origen del fascismo, al estilo de ‘il duce’ Mussolini.
Tengamos cuidado, mucho cuidado. Saludos,