Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 6 febrero 2020
“ARENA y el FMLN no son basura, son peor que eso. Negociaron con la sangre de nuestro pueblo. Mil veces malditos”. Nayib Bukele, 1 de febrero de 2020.
“Mil veces malditos” no es una simple expresión de desprecio, como decir “los malditos partidos”. Es una maldición. Parece una fórmula de maldición. Expresa el deseo de que al maldito le suceda algo malo, o incluso fatal. Confía en el poder mágico de las palabras y piensa que proferir la maldición es suficiente para que el destinatario padezca un infortunio. Las maldiciones forman parte de las supersticiones, no de la racionalidad que debería regir las relaciones entre un gobernante y la oposición.
El presidente, al recurrir al ancestral lenguaje de la maldición, abandonó el pacto social -la Constitución- que le exige proteger y fomentar la armonía social en el país. Abandonó el esquema de convivencia democrática, que requiere que el enfrentamiento político sea racional, basado en argumentos, críticas y propuestas. Las críticas pueden ser muy fuertes, pero no deben deslizarse al imperio irracional de las maldiciones.
Proferir este tipo de maldición a los dos partidos principales de oposición significa que el presidente tiene definida como meta la destrucción de estos dos partidos, o probablemente la destrucción de la oposición como contrapeso al gobierno. Cualquier oposición. Cualquier persona, sector social o fuerza política que no se someta al poder puede ser sujeto de la maldición, o sea del intento de destrucción por parte del gobierno.
No puede ser. No lo podemos permitir.
Saludos,