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martes, 10 de noviembre de 2009

Nicaragua se hunde en la miseria

Esta tarde sofocante de noviembre nadie habla de la crisis política en el autobús. Montarse en la ruta 114, que hace el trayecto entre la zona industrial de Managua, la sombría capital de Nicaragua, y el incierto centro de la ciudad, es hacer un viaje surrealista.

Esta tarde sofocante de noviembre nadie habla de la crisis política en el autobús. Montarse en la ruta 114, que hace el trayecto entre la zona industrial de Managua, la sombría capital de Nicaragua, y el incierto centro de la ciudad, es hacer un viaje surrealista. Desde las ventanas del desvencijado vehículo se ven los carteles de un sonriente Daniel Ortega que cantan el fin de la pobreza, mientras esa misma miseria entra por la puerta del autobús.

En una de las paradas, una mujer morena y bajita sube con la manga de su blusa levantada hasta el hombro para mostrar una pelota de carne que le deforma el brazo. "Tengo un tumor", dice, "y necesito operarlo". La mujer cuenta a los pasajeros sus penas: está en paro, no tiene el apoyo de nadie y si no se opera teme perder el brazo. "Denme una ayudita, por favor", pide. Los pasajeros sacan las monedas: un córdoba por persona. En Nicaragua, con un córdoba se compra un chicle.

A casi tres años de haber asumido el poder, las promesas del presidente Ortega de hacer un país más justo se desvanecen en la cotidianidad. El 79% de la población de Nicaragua vive con dos dólares (1,35 euros) al día. A la pobreza se suma la incertidumbre política iniciada hace ya un año, tras la crisis desatada por las denuncias de fraude en las elecciones municipales del 9 de noviembre de 2008, que dieron al gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional 105 alcaldías de las 146 en disputa. Ortega, además, ha usado su influencia en la Corte Suprema de Justicia para que los jueces emitieran una sentencia que le da la oportunidad de ser reelegido en 2011, pasando por encima de la Constitución.

Tras la crisis desatada por las denuncias de fraude, el país sufrió la retirada de parte de la ayuda internacional, el gran motor, junto a las remesas de los emigrantes, de su escuálida economía. Varios países europeos congelaron una donación de 97 millones de dólares que entregaban directamente al presupuesto, condicionada al respeto de los derechos humanos y la democracia.

"Estamos preocupados por la situación de la democracia y la gobernabilidad. El diálogo con el Gobierno sigue, aunque no ha dado los frutos esperados (...). Pero no puede seguir indefinidamente", dice una fuente diplomática.

Ortega decidió reformar el presupuesto reduciendo las partidas destinadas a salud y educación. Pero en Nicaragua, el techo de las escuelas se derrumba a veces sobre los estudiantes, como ocurrió en septiembre en el colegio Camilo Zapata de Managua, dejando a cuatro niños heridos.

La crisis económica internacional también juega en contra de Nicaragua. Los datos del Centro de Trámites de las Exportaciones precisan que las exportaciones cayeron un 11% en los primeros cinco meses del año, y que la inversión externa registraba una caída del 9% hasta junio. Las remesas de los emigrantes sufrían entonces una baja del 5%.

"Nicaragua es un país con su credibilidad deteriorada. Ortega no ha salido de la cueva de los ochenta, cuando sólo había caos. Nicaragua es un país con un Estado de derecho suplantado por el amiguismo", explica el catedrático Orlando López.

El Gobierno impulsa una reforma tributaria para aumentar la recaudación. Pero el proyecto se ha topado con el rechazo general, ya que sube los impuestos a las pulperías (tiendas de barrio) y grava las cuentas de ahorro, las pensiones de los jubilados y las remesas externas. Muchos de los problemas podrían solucionarse con la ayuda que otorga a Ortega el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que en 2008 ascendió a 457 millones de dólares. Un presupuesto paralelo que representa un tercio del declarado por el Estado. Pero la ayuda venezolana es usada de manera discrecional por Ortega. El presidente ha comprado dos helicópteros MI-17 de fabricación rusa a un precio que oscila entre los tres millones y los cinco millones de dólares por unidad. Varios medios de comunicación nicaragüenses aseguran que las aeronaves son para uso del presidente y su familia.

"Ortega es el prototipo del nuevo autoritarismo latinoamericano: clientelar frente a los sectores populares, cooptador frente a los sectores empresariales, y heterodoxo en las formas de represión. Ya no se usan ejércitos, sino turbas paramilitares, la coerción fiscal, el acoso administrativo, el chantaje judicial", reconoce Edmundo Jarquín, líder del disidente Movimiento Renovador Sandinista.

(El País, Madrid)

miércoles, 26 de agosto de 2009

La oligarquía orteguista

Aquel 20 de julio de 1979, Managua era una fiesta. Si bien en los alrededores de la ciudad todavía se registraban escaramuzas entre oficiales de la Guardia Nacional y guerrilleros del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en la plaza central de la capital de Nicaragua se celebraba la caída del último de los Somoza, Anastasio Somoza Debayle, y el fin de la dinastía que durante 42 años, 6 meses y 16 días había machacado a su antojo al pequeño país, dejando una estela de muerte y destrucción. Somoza miraba a Nicaragua como su finca.

La escena que marcaría aquel día de julio se produjo a unas cuadras de la plaza, frente al Estadio Nacional, donde decenas de personas derribaron la estatua que, montado a caballo, levantaba al padre de la dictadura, Anastasio Somoza García. El pedestal quedó vacío durante casi 30 años, como símbolo de una historia que no debía repetirse, pero en septiembre de 2008 uno de aquellos guerrilleros que entró victorioso a Managua en 1979, Daniel Ortega, hoy presidente del país, decidió elevar en aquel mismo pedestal la estatua de Augusto César Sandino, el héroe de Nicaragua, montado en un burro. A la par, Ortega se convertía en un personaje omnipresente en Managua, como lo fue antes Somoza.

Pero el rostro de Ortega no es lo único que llama la atención de los nicaragüenses, que miran con recelo cómo los viejos guerrilleros del FSLN se convierten en una poderosa élite en Nicaragua, en lo que el analista Félix Maradiaga ha llamado "la oligarquía orteguista".

"En Nicaragua no existe socialismo ni sandinismo, sino orteguismo. El Frente Sandinista es un partido con una composición familiar, con una réplica de viejas modalidades de acaparar riqueza y una estrategia política basada en una imagen populista", explica Maradiaga. Para los políticos de la oposición, Ortega comete los mismos errores que Somoza.

Desde que llegó al poder en enero de 2007, varios de sus asesores han acaparado el interés de la prensa nicaragüense. Muchos de ellos mantienen un discurso a favor de los pobres y critican fuertemente a las clases adineradas de Nicaragua, pero poco a poco se han ido conociendo casos de enriquecimiento de funcionarios que llevan una vida opulenta alejada de los preceptos progresistas que defienden.

Un caso emblemático es el del asesor en temas sociales de Ortega, Orlando Núñez, autor de una serie de libros que atacan a la "oligarquía conservadora" de Nicaragua, pero de la que Núñez parece copiar su estilo de vida. El funcionario posee dos islas en el paradisíaco archipiélago de Granada, al sur de Managua, donde una isla puede costar cerca de 200.000 dólares. Tiene una lujosa mansión veraniega de dos pisos, con piscina y terraza, en una de las playas más concurridas de Nicaragua, y cuenta con ocho apartamentos en Managua, que alquila a un precio de 400 dólares al mes, en un país donde el salario medio es de 200 dólares.

A la par de Núñez está Bayardo Arce, ex comandante de la revolución y ahora asesor económico del presidente Ortega. El escritor Ernesto Cardenal, en sus memorias La revolución perdida, acusa a varios comandantes, entre ellos Arce, de haber traicionado los ideales revolucionarios para hacerse ricos. De hecho, a Arce se le señala como parte del poderoso grupo de empresarios del FSLN que participaron tras la caída del primer Gobierno de Ortega en los ochenta, de lo que aquí se llama "la piñata", la apropiación de bienes y propiedades del Estado a manos de líderes del Frente Sandinista.

Los medios nicaragüenses relacionan a Arce con una de las compañías más fuertes de Nicaragua, líder en la distribución de granos y otros alimentos. Además, el otrora periodista del diario La Prensa de Managua -medio al que ahora tacha de "opositor"- ha estrenado una lujosa villa en una zona exclusiva al sur de la capital de Nicaragua.

Arce es uno de los personajes más controvertidos del FSLN. El 26 de julio de 2002, la Embajada de Estados Unidos en Managua le retiró la visa estadounidense por sospechas de estar involucrado en un asunto de lavado de dinero. En esa ocasión, Arce reaccionó furibundo y, ante los funcionarios de EE UU que le entregaron la notificación en su oficina, arrancó la visa estadounidense de su pasaporte.

La moda de estrenar casas de lujo no sólo abarca a los altos funcionarios de Gobierno. Mandos medios del FSLN también son cuestionados por seguir la tendencia. Entre ellos está Fidel Moreno, secretario general de la alcaldía de Managua, quien en abril compró una casa de 300.000 dólares en una lujosa zona residencial, según reveló a medios locales la antigua propietaria de la vivienda. Como Moreno, Edgardo Cuarezma, secretario político del FSLN y líder de los controvertidos Consejos del Poder Ciudadano (grupos populares afines al Gobierno) adquirió una vivienda en Villa Fontana, una zona residencial de Managua donde el precio de una casa oscila entre los 280 y 350.000 dólares.

Por su parte, el diputado sandinista Gustavo Porras compró una hacienda ganadera valorada en 148.000 dólares en el municipio de Muy Muy, conocido como el corazón lechero de Nicaragua. Y el presidente del Consejo Supremo Electoral, Roberto Rivas, aliado del presidente Ortega y señalado por fraguar el presunto fraude denunciado en las elecciones municipales de noviembre pasado, tiene un jet privado con el que suele viajar a San José (Costa Rica), donde cuenta con una mansión valorada entre uno y tres millones de dólares.

Dura situación económica

Por si fuera poco, por encima de todos estos funcionarios se encuentra la familia Ortega. Los opositores acusan al presidente y a su esposa, Rosario Murillo, de manejar de forma discrecional la cooperación venezolana, que en 2008 ascendió a 300 millones de dólares, dinero que no fue incluido en el Presupuesto General de la República del segundo país más pobre de América Latina.

Esos fondos son gestionados por Albanisa, la sociedad anónima creada por el presidente Ortega y que es administrada por Francisco López, tesorero del FSLN. En 2008, Albanisa realizó una operación valorada en 10 millones de dólares (7 millones de euros) para comprar un lujoso hotel de Managua, que según fuentes locales es administrado por el hijo mayor de los Ortega, Rafael. El primogénito fue fotografiado por la prensa local cerrando el trato con el grupo Seminole, propietario del hotel. En la misma operación, Albanisa adquirió dos fincas ganaderas con más de 3.000 cabezas del mejor ganado del país.

Mientras estas denuncias salen a luz, Nicaragua se enfrenta a una dura situación económica. Tras las denuncias de fraude en las municipales del año pasado, la cooperación europea y la estadounidense decidieron congelar parte de su cooperación al país centroamericano, por lo que el presidente Ortega, al que le gusta viajar en lujosos Mercedes, tuvo que recortar los fondos del presupuesto, principalmente en las áreas de salud y educación, en un país donde, según el índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, el 79,9% de la población vive con 1,4 euros al día, el 27% sufre desnutrición y 1,7 de sus 5,5 millones de habitantes no tienen acceso a electricidad.

"Hablan de los pobres pero se están enriqueciendo de una manera escandalosa con el financiamiento de Venezuela (...) Las grandes políticas a favor de los pobres no pasan de ser políticas de compensación. En la cabeza de ellos están haciendo quién sabe cuál revolución, porque de hecho no existe ninguna. Atacan el neoliberalismo, pero hay una continuidad en las políticas neoliberales. Esto es un desastre, es un drama para el país, es patético", dice la socióloga Sofía Montenegro, disidente del FSLN, uno de los personajes más perseguidos por el Gobierno de Ortega y protagonista de aquella revolución que convirtió en mito a Nicaragua.

(El Pais, Madrid)

sábado, 17 de enero de 2009

Ortega libera al ex presidente Alemán y busca la reelección indefinida

La Corte Suprema de Justicia de Nicaragua ha otorgado la libertad definitiva al ex presidente Arnoldo Alemán, que cumplía una condena de 20 años de cárcel por fraude al Estado, en una sentencia cuestionada que según algunos analistas es una extensión del pacto sellado en 1998 entre Alemán y el entonces opositor Daniel Ortega, que les permitió repartirse los poderes del Estado.

La sentencia, según los analistas, tiene como fin la libertad de Alemán a cambio de que los diputados liberales destraben la Asamblea Nacional -estancada desde diciembre debido a la crisis política desatada por el fraude denunciado en las elecciones del nueve de noviembre- y voten por una reforma constitucional que permitirá la reelección indefinida al presidente Ortega. La actual Constitución nicaragüense prohíbe este tipo de reelección.

Los magistrados liberales de la Corte han votado a favor de la libertad de Alemán, mientras que los sandinistas han votado en contra. El magistrado sandinista Rafal Solís dijo que "hoy es un día muy triste. Hago constancia pública de mi voto porque he luchado por la justicia". La Corte nicaragüense es acusada de ser un órgano partidario, al estar repartida entre liberales y sandinistas. Esta nueva acción le permite a Ortega controlar todos los poderes del Estado.

Minutos después de conocida la sentencia, la familia de Alemán envió un comunicado en el que afirmaba que el ex mandatario estaba "feliz" por la sentencia. "Después de siete años de retardación de justicia, humillación, atropellos y violación a sus derechos humanos como rehén político del FSLN, finalmente se hizo justicia", se lee en el comunicado.

"Nicaragua, veamos hacia delante, que no nos retenga el pasado, que no nos atormente el futuro; vivamos el presente para construir una mejor Nación", dijo Alemán al conocer la sentencia, según el comunicado. El ex mandatario cumplía la condena viviendo a cuerpo de rey en su casa hacienda "El Chile", ubicada a 20 kilómetros al sur de Managua.

Elección de la nueva junta directiva

Media hora después de leía la sentencia, los diputados liberales y sandinistas de la Asamblea Nacional se ponían de acuerdo para elegir la nueva junta directiva de la Asamblea Nacional. Desde hacía varios días se rumoraba que el presidente Ortega habría ofrecido al ex mandatario la libertad a cambio de controlar la Asamblea y lograr los votos necesarios para aprobar la reforma a la Constitución y establecer su reelección indefinida. Esta reforma es un tema que puede ser discutido en las próximas semanas.

Los diputados que forman la Bancada Democrática en la Asamblea, a la que pertenece el opositor Eduardo Montealegre, reaccionaron furiosos ante este nuevo acuerdo político. La diputada María Eugenia Sequeira acusó a los diputados liberales dependientes de Alemán, de "entregar Nicaragua al Frente Sandinista", el partido controlado por Ortega.

"A nadie engañan", dijo Sequeira, "hoy estamos enterrando las esperanzas de Nicaragua. Han traicionado la democracia, libertad y dignidad".

El diputado Enrique Quiñónez catalogó de "día negro para Nicaragua" la resolución de la Corte y el acuerdo alcanzado en la Asamblea. La diputada Mónica Baltodano, del Movimiento Renovador Sandinista, dijo que "Ortega y Alemán están condenados por la historia" y criticó lo que llamó la "tragicomedia permanente en la que han hundido Nicaragua". La tarde de ayer, hora de Nicaragua, después de una hora de intenso debate, la Asamblea votó por 62 votos a favor la elección de la nueva juta directiva, que escogió a René Núñez, diputado sandinista, como presidente del parlamento, lo que le da el control de la directiva parlamentaria al gobernante Frente Sandinista.

Este nuevo acuerdo entre Alemán y Ortega pone fin a la crisis política que sufría este país desde noviembre. Una solución lamentable, a juicio de analistas, porque desploma la ya de por sí débil institucionalidad nicaragüense y significa un retroceso en el proceso democrático que Nicaragua venía desarrollando desde la transición de 1990, tras décadas de dictaduras y guerra.

(El País, Madrid)