"El Estado se vuelve todopoderoso y sabe todo sobre nosotros, el ciudadano es impotente, callado e ignorante. Este artículo de ley no es para combatir la corrupción, es para que nadie se atreva a investigar y denunciarla."
En la voz del autor: Ley-anticorrupcion.mp3
Publicado en MAS! y DIARIO DE HOY, sábado 8 marzo 2025
Amigos y colegas:
La recién aprobada Ley Anticorrupción tiene un art. 14, que ustedes urgentemente deberían leer, porque es un amenaza a su trabajo. Dice: “Art. 14.- Sin perjuicio de no pertenecer al SINAC (Sistema Integrado Nacional Anticorrupción), quedan obligadas todas las personas naturales o jurídicas e instituciones del Estado, a prestar colaboración al momento de ser requeridos. En ese sentido el SINAC podrá́ solicitar, a través de su ente rector o a quien este ordene o direccione, todo tipo de informes a todos los mencionados en el inciso anterior, quienes deberán de rendirlo en la forma y tiempos solicitados, sin poder excusarse, negarse en razón de reservas, secretos o privilegios regulados en otras leyes, garantizando la protección de datos sensibles o personales respecto de terceros y evitar el uso indebido de la información obtenida.”
Léanlo bien. Cuando dice “todas las personas naturales”, están incluidos los abogados, médicos, sicólogos, psicoterapeutas, periodistas, religiosos.
Cuando dice “todas las personas jurídicas”, incluye hospitales, periódicos, cualquier medio de comunicación, despachos jurídicos, iglesias.
Cuando dice: “sin poder excusarse, negarse en razón de reservas, secretos o privilegios regulados en otras leyes”, significa que esta nueva entidad adscrita a la Fiscalía General de la República, puede obligar a cualquier cura, médico o abogado a entregar información que por ley está obligado a mantener bajo estricta reserva. A los hospitales pueden obligar a revelar datos sobre sus pacientes. A los defensores pueden obligar a revelar información privilegiada que puede comprometer a sus clientes. A un cura lo pueden obligar a revelar lo que un creyente le dijo en el confesionario.
A los periodistas y los medios de comunicación nos pueden obligar a revelar nuestras fuentes. En un país, en el cual ya cuesta que alguien hable, suelte información o denuncie, aun menos personas van a querer hablar con la prensa, por que no saben si quedarán en el anonimato. Esto precisamente es lo que el régimen Bukele quiere conseguir: Un país callado.
¿Quién confía en que una entidad dependiente de Casa Presidencial y de la Fiscalía va a “garantizar la protección de datos sensibles o personales?"
Qué bonito: El Estado, en particular la Fiscalía, tendrá acceso a toda la información personal, hasta a la que por ley estáprotegida, mientras el ciudadano no tiene acceso a la información pública sobre los manejos de los fondos públicos y sobre causas jurídicas. Todo lo relevante está bajo reserva por 7 años. Y ya tienen una ley que sanciona con cárcel al funcionario que la revele.
El Estado se vuelve todopoderoso y sabe todo sobre nosotros, el ciudadano es impotente, callado e ignorante. Así funcionan las dictaduras.
Este artículo de ley no es para combatir la corrupción, es para que nadie se atreva a investigar y denunciarla. Y es a todas luces inconstitucional. La Constitución protege al ciudadano y limita al Estado. El problema es que ya no existe una Sala de lo Constitucional a la cual acudir.
Alguien dirá: Nunca van a hacer uso de esta facultad a interrogar a quienes manejan información privilegiada. Jamás van a obligar a un abogado a traicionar a su defendido, mucho menos a un cura a traicionar el secreto de la confesión. Entonces, ¿para qué aprueban una ley que les da la facultad de cometer estos abusos? Tal vez no la van a usar o solamente en casos muy específicos – pero ya tienen un arma ‘legal’ más para violar nuestros derechos, cuando lo consideren necesario – o cuando de arriba reciban la orden de hacerlo. Así funcionan las dictaduras...
Saludos,
Para Raúl Mijango.
Como todo prisionero político, para sobrevivir pasó escribiendo, siempre y cuando no le nieguen
papel y lápiz.
Si existiera su libro, quizás no hubiera escrito
esta segunda parte del mío.
Raúl murió el 28 de agosto 2023,
luego de que durante años de encarcelamiento
le negaron la debida atención médica.
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El Secretario General de la OEA, José Insulza, con Msr. Fabio Colindres y Raúl Mijango |
Julio 2012, camino al penal de Quezaltepeque. Aquí están recluidos algunos de los jefes de la tercera pandilla, la 18-Revolucionarios, el resto está en Izalco. Conmigo va Toni Cabrales, es su primera visita a un penal para reunirse con pandilleros. Vamos para preparar el evento que podría cambiar la historia de este proceso de tregua: como Fundación Humanitaria, junto con los mediadores, hemos propuesto al gobierno que solicite a la Organización de Estados Americanos (OEA) asumir el monitoreo de la tregua. Al ministro Munguía Payés no le gusta que se hable de ‘la tregua’, sino del ‘proceso de reducción de la violencia’. A los mediadores Raúl Mijango y Fabio Colindres tampoco. Para ellos, tiene connotación negativa, por el manejo de la prensa, que habla maliciosamente de “la tregua del gobierno con las pandillas”, cuando se trata de una tregua entre las pandillas. Para mí sigue siendo el término adecuado, el más simple, el más directo. Yo que estoy escribiendo columnas, análisis, entrevistas y reportajes, no puedo usar un término rebuscado o técnico, yo sigo hablando de ‘la tregua’. De todos modos, así ya es conocida por todos.
El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, mandó a Adam Blackwell, un diplomático canadiense que dirige la Secretaría de Seguridad Multidimensional de la organización, a un viaje de exploración. Inmediatamente entendió la lógica de la tregua, las oportunidades que abre, si logramos hacerla sostenible. “Yo me encargo de convencer a Insulza”, nos dijo, regresó a Washington y a los días nos habló: “Insulza quiere ir y verlo con sus ojos. Quiere reunirse con los jefes de las tres pandillas. ¿Ustedes lo pueden organizar?”
“Por supuesto.”
Llegamos al penal, que está situado en medio de una colonia periférica de la ciudad de Quezaltepeque. En su oficina nos recibe el director, tomamos café y platicamos. Otra sorpresa, igual que en Ciudad Barrios y Cojutepeque: el funcionario que dirige este penal está convencido que la tregua es lo mejor que le podía pasar a él, a sus hombres y al país. “Nunca me imaginé que se iba a abrir esta oportunidad para cambiar las cosas. Este penal ya cambió, ojalá que sea para siempre y que podamos realmente reformarlo, hacer la rehabilitación y resocialización, que es nuestro verdadero mandato.” Resulta que a él lo mandaron a sustituir al director anterior. El hombre, con el cual tuve varias discusiones controversiales, cada vez que llegué a reuniones para ver un proyecto de una sección especial para enfermos de tuberculosis —que estábamos planificando con la Fundación—, hacía todo lo posible para boicotear todo el trabajo con los internos y con nosotros. Al fin, Nelson Rauda lo sustituyó.
Cuando llegan Raúl Mijango y Camilo, entramos al recinto. Nos recibe el Duke, el pandillero de más rango en este penal, un tipo demasiado flaco, guapón, con aire de jefe. Va acompañado de su mujer. Sólo falta la alfombra roja...
Quezaltepeque tiene una sección de mujeres, y otra de mujeres con niños pequeños. Ya conozco a la mujer, que es igual de flaca y todavía más guapa. Cuando visité el penal por primera vez, con delegados de la Cruz Roja Internacional, para ver las condiciones de salubridad en la sección donde viven unas 20 mujeres con niños de menos de 6 años, ella fue nuestra guía. Me contó que tanto ella como Duke estaban mal desde hace meses, y que en el penal no había atención adecuada. Me preguntó si les podría conseguir permiso para una consulta externa, con exámenes y todo. También para su hija de 3 años.
Una semana después los tres fueron escoltados al Hospital Diagnóstico en la colonia Layco, y los recibió y examinó el presidente de la Cruz Roja Salvadoreña, un médico reconocido. Desde entonces, Duke —antes muy distanciado y desconfiado— me declaró chero, y su mujer comenzó a hablar conmigo con mucha confianza sobre todo de lo que estaba pasando en el penal. También sobre sus miedos de que la tregua podría fracasar.
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El Duke con su familia en el Hospital Diagnóstico. Foto: Paolo Luers |
Ahora, nos reciben como si ellos fueran presidente y primera dama y Don Toni visita de Estado... Toni se queda debidamente impresionado, sobre todo por el tour que le dan por todas las secciones del penal. “No pueden vivir así estos niños inocentes. Paolo, tenemos que hacer proyectos para criar y atender mejor a estas criaturas...”
Don Toni Cabrales, presidente de la Fundación Humanitaria.
hablando con un pandillero
Luego nos reunimos con ‘Duke’ y su equipo. “¿El secretario general de la OEA? ¡No me jodan! ¿Aquí?”
Así como nos recibieron hoy, están preparados para recibir al Papa...
Unos días después, estamos otra vez en Quezaltepeque. Esta vez nos acompañan Fabio Colindres y un pelotón de periodistas, que esperan la llegada de Insulza, Blackwell y don Toni. Al llegar ellos, entramos al penal, y a mí me toca explicarles a los colegas periodistas, fotógrafos y camarógrafos que tienen que esperar afuera, pero que después de la reunión con la OEA habrá una Conferencia de Prensa. “Y vos, ¿a título de qué puedes entrar y nosotros no?”, me reclama un reportero del Canal 12. “¿Quién putas te da primicia a vos?”
“No voy a reportear, voy como delegado de la Fundación Humanitaria y parte del equipo de apoyo de los mediadores.” Sabía que iba a brotar este conflicto con los colegas, es inevitable. También es incómodo.
En una sala grande se forma un gran círculo. Luego de que Adam Blackwell presenta debidamente a José Miguel Insulza, nos sentamos y al rato se abre una puerta y entran los pandilleros, entre ellos Borromeo y Arístides; representando a la MS. Duke y César Renderos, El Muerto, de la 18-Revolucionarios. El Viejo Lin, de la 18-Sureños. Los de la MS y de la 18-Sur han sido trasladados desde sus respectivas cárceles. Otra ronda de presentaciones. Abre la conversación Insulza: “Estoy aquí para escuchar. Estoy aquí para que me convenzan de que esto va en serio. Nosotros como OEA no podemos participar en algo que no es serio y no lleve a verdaderos cambios, soluciones y mejoras para la sociedad...”
Adam Blackwell escuchando a pandilleros del Barrio 18/Revolucionarios. Foto: Paolo Luers |
Mnsr. Fabio Colindres. Penal Quezaltepeque. Foto: Paolo Luers |
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Adam Blackwell y Fabio Colindres con Duke. Penal Quezaltepeque. Foto: Paolo Luers |
Uno tras otro toman la palabra los pandilleros. Expresan el honor que significa recibir al secretario general de la OEA. Describen el carácter de los acuerdos, que han logrado entre las tres pandillas. Asumen responsabilidad sobre el daño que han causado a la población. Explican que están comprometidos con buscar caminos para salir de la violencia, pero que necesitan el apoyo de la sociedad y de la comunidad internacional. Y varias veces se escuchan variaciones de lo que parece la fórmula química de este proceso: “Somos parte del problema y estamos decididos a ser parte de la solución.” Y siempre con el agregado que reza: “Sin nosotros no habrá solución posible.”
Insulza hace un par de preguntas, una que llega al meollo del problema: “¿Cómo pueden ustedes garantizar que todos los miembros de sus pandillas, dispersos en todo el país, van a sostener la tregua – y de manera permanente?”
Es Arístides quien contesta: “Secretario, esto depende de la comprensión y del apoyo que consigamos de ustedes, de Naciones Unidas y sobre todo, de la sociedad civil salvadoreña. Porque negociando con los partidos y gobiernos no será posible.”
“Otra pregunta más, señores, y por favor denme una respuesta honesta”, dice Insulza. “Está bien que estén dejando de matar. Pero el apoyo que piden no existirá si siguen extorsionando a la gente y las empresas. ¿Están preparados para parar esto? ¿Se pueden comprometer a suspender las extorsiones?”
Ahora contesta Borromeo: “No. Estaría diciéndole algo que no podría cumplir. Usted como líder político sabe que cuando uno promete lo que no tiene el poder de cumplir, pierde su credibilidad y su liderazgo. Hay cosas que un jefe no puede ordenar a su gente, si no existen las condiciones para que le cumplan. La gente dejará de reconocer el liderazgo. Así que yo no le puedo decir que sí, vamos a erradicar la extorsión. Miles de gente viven de ella. Lo que sí le puedo decir es que vamos a trabajar para crear las condiciones, junto con ustedes, que permitan la inclusión económica de nuestra gente. Entonces, ya no habrá extorsión. Nosotros mismos nos encargaríamos de vigilar que así sea.”
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Adam Blackwell y Fabio Colindres con Duke. Penal Quezaltepeque. Foto: Paolo Luers |
Para cerrar la discusión, Insulza dice: “Gracias por la franqueza. Cuenten conmigo, cuenten con la OEA. Vamos a ser los garantes de este proceso”, dice Insulza al final. “Y para que quede sellado, lo voy a anunciar ahora a la prensa.”
Y lo hace. Creando la noticia del día.
Luego en su hotel, cuando le hago una entrevista para el Diario, el secretario general de la OEA me pregunta: “Por Dios, ¿quiénes son estos hombres? ¿Cómo llegaron a ser lo que son? Con este talento, podrían ser diputados.”
La entrevista con Insulza |
“La misma pregunta me hice yo en marzo, cuando los conocí y entré en largos debates con ellos. Todavía me sorprenden. Pero igual me sorprendió la capacidad de muchos campesinos que durante la guerra se convirtieron en jefes guerrilleros. Y estos que usted conoció hoy tienen una ventaja: leen cualquier cosa que pueden conseguir en la cárcel.”
Al día siguiente, en frente de catedral, en la Plaza Barrios del centro de San Salvador, se ha erigido una tarima debajo de un toldo blanco. Sentados en una mesa larga están el ministro de Justicia, el general David Munguía Payés, monseñor Fabio Colindres, Raúl Mijango, el embajador de la OEA en El Salvador, Ronalth Ochaeta, Adam Blackwell —y, como invitado especial, José Miguel Insulza, secretario general de la OEA. Entre los espectadores hay diputados, académicos, miembros de la Fundación Humanitaria, transeúntes —y toda la prensa nacional e internacional con sus cámaras. Poca presencia policial. Más y más curiosos se acercan para ver qué está pasando.
De repente, de la nada, aparecen unos hombres con las caras cubiertas, cargando varios bultos grandes, envueltos en plástico negro. Los depositan en frente de la tarima, los abren y exhiben un montón de armas largas y pistolas. Mientras todos los ojos están clavados en las armas, los hombres, así como aparecieron, vuelven a desaparecer. Monseñor Colindres toma la palabra y habla de la entrega de armas como gesto de buena voluntad de los pandilleros, quienes paulatinamente abandonarían las armas. Insulza anuncia que la OEA se ha comprometido a “acompañar y garantizar este esfuerzo de un país hundido en la violencia a salir de ella”, y termina con la frase: “Que esto sólo sea el inicio.” Al final aparece otro encapuchado, se quita el disfraz y toma el micrófono para leer un comunicado firmado por las tres pandillas: “Por lo simbólico del gesto, instamos a las instituciones interesadas en apoyar este proceso de paz a que convoquen a un certamen público a los escultores del país, para que con los restos de las armas destruidas pueda construirse una escultura que simbolice el inicio de este proceso, mismo que esperamos que con la participación de todos pueda llegar a feliz término.”
La siguiente entrega, martes 11 marzo:
Capítulo 5: Crisis