sábado, 2 de junio de 2012

Carta a Jorge Hernández de TCS

Estimado colega:
Este espacio estaba reservado para comentar el “informe de labores” del presidente ante la Asamblea Legislativa. Pero como no dio ningún informe de labores, sino prefirió repetir su sermón dominical de la Feria, me puedo ahorrar esta carta, que de todos modos me hubiera dado mucha hueva...


Jorge, te tengo que decir que el jueves dejaste pasar una oportunidad histórica: hacer algo por la educación cívica de nuestro mandatario. Llegó tarde a su cita contigo y los televidentes, como es su costumbre (o su táctica para sentirse importante). En vez de reponerle los 20 minutos (¡y más!), prolongando el programa, le hubieras dicho: “Presidente, acaba de perder 20 minutos de su entrevista, ¡vamos al grano!”

Nunca hay que asumir, de nadie, que ya no puede aprender y deshacerse de sus malos costumbres y malcriadeces. Todavía a Mauricio Funes, nos guste o no, le faltan dos años de seguir atendiendo a mandatarios, embajadores, empresarios, diputados, comunidades. Alguien tiene que empezar a enseñarle al presidente que llegar tarde es falta de respeto, y llegar tarde a propósito es malacrianza.

 
Hay embajadores de países importantes para nuestro país que pasan meses esperando que el señor presidente se digne recibir sus credenciales, para que puedan comenzar a ejercer su trabajo. Alguien tiene que enseñarle que la falta de disciplina y de cortesía tiene consecuencias y trae sanciones.

Si yo fuera diputado, no estaría por 45 minutos sentado en mi curul esperando como pendejo que llegue el señor. Si fuera entrevistador, no estaría alterando la programación de TCS sólo porque el presidente no puede llegar a tiempo. Mucho menos cuando él mismo ha sido entrevistador y sabe perfectamente lo que significa cuando un invitado te deja plantado.

Que le dejaste pasar nuevamente un montón de respuestas que no contestaban a las preguntas, ya parecía lógico: Si no te hacés respetar, no te respetarán...

Una pregunta, Jorge, sobre las dos corbatas idénticas que estrenaron ustedes en esta entrevista: ¿Tú se la regalaste al presidente – o al revés? ¿O fueron juntos a Miami a comprarlas?

Saludos, Paolo
(Más!/EDH)

jueves, 31 de mayo de 2012

Carta a un diputado bien viajado

Estimado Alberto Romero:

La transparencia es un arma de doble filo. Una cosa es exigirla y reclamarla al Ejecutivo, otra es que de repente uno mismo se queda medio desnudo. Yo coincido totalmente con todos los señalamientos que ustedes, los voceros de ARENA, le hacen al presidente de la República por todas sus maniobras de retrasar la aplicación debida y plena de la Ley de Acceso a la Información Pública. Igual las hacen las organizaciones de la sociedad civil, así que no hace falta repetirlas aquí.

Pero Usted, diputado, ¿qué ondas? ¿Cuándo va a rendir cuentas de los $42,340 que se embolsó en viáticos en el 2011, convirtiéndose en el campeón máximo de turismo legislativo? De paso sea dicho: Falta hacer público los costos de boletos. ¿Cuánto es entonces el monto total que han costado sus viajes?

¿Y cuándo va a rendir , además de las cuentas contables, cuentas políticas de los beneficios al país que usted ha producido con nuestra inversión en sus viajes?

¿Cuándo usted o el jefe de fracción o quien sea de su partido va rendir (en este doble sentido) cuentas sobre el total de $148,277 que su fracción ha recibido en viáticos en sus distintos viajes? Es cierto, que con este total ARENA sólo alcanzó un tercer lugar,  el FMLN  y GANA les ganaron en esta competencia del despilfarro. Pero ustedes son los que más hablan de despilfarro, de austeridad y de transparencia – y de GANA de todos modos nadie espera que rindan cuentas de nada.


Espero entonces la invitación al evento de la fracción de ARENA de rendición de cuentas en el pasado y de la presentación de su propuesta de cómo regular estos abusos en la nueva Asamblea. ¿Que no tienen el poder de decisión en la Junta Directiva? Okay, pero pueden empezar con un reglamento interno. Tampoco don Sigi les puede obligar a ir a viajes inútiles y a cobrar viáticos sin rendir cuentas. Si la Asamblea no les pide cuentas claras, nosotros los ciudadanos sí.

No se tarden mucho, diputado. No vaya ser que cuando al fin lo hagan ya nadie les crea, porque hayamos llegado a la triste conclusión que para ustedes lo de la transparencia también es pura paja...

En espera de la fecha, hora y lugar del evento de rendición de cuentas, Paolo Lüers
(Más!/EDH)

Columna transversal: Del escepticismo a la audacia

Muchos detractores tiene la "tregua pandillera" y la política del Gobierno de facilitar su complicada gestión y luego el aún más complejo proceso de hacerla sostenible: los protagonistas de las políticas de seguridad de los últimos 10 años, incluyendo los dos años y medio bajo la presidencia de Funes; los enemigos de David Munguía Payés en la izquierda, que no quieren que un militar tenga éxito en Seguridad Pública, luego de su propio fracaso en la dirección de esta rama; sus enemigos en la derecha, que nunca le perdonan a este militar su entrada al Gobierno de Funes.

Es una alianza curiosa, en la cual los que gritaron "militarización" y "violación a los Acuerdos de Paz", se unen con ex-militares, que nunca aceptaron como positivo que luego de la guerra perdieran el control del aparato de seguridad.

Algunos de estos detractores están haciendo lo posible para obstruir y hacer fracasar la nueva política de Seguridad, sobre todo su elemento realmente novedoso y (hasta la fecha) exitoso: abrir espacios para la generación de entendimientos, primero entre las diferentes pandillas y sus liderazgos, luego entre ellas y la sociedad, y en algún momento con el Estado.

Algunos de los detractores activos incluso están operando desde adentro del Gobierno, de la PNC, de Centros Penales, del mismo ministerio de Seguridad, de la "comunidad de inteligencia". Sobre todo en los sectores recientemente desplazados del control de sus respectivas instituciones. Son ellos quienes casi diariamente nutren a los medios de información y desinformación, para crear la sensación de que en realidad no existe tal reducción de homicidios; que las pandillas siguen asesinando, pero desapareciendo los cuerpos; que están extorsionando al Estado exitosamente y consiguen "privilegios" en las cárceles, y que están aprovechando estas "concesiones" para fortalecer sus organizaciones y alcanzar nuevos niveles de criminalidad.

Muchos medios --muy independientemente de su orientación ideológica-- caen en la trampa de estas filtraciones, las publican sin realizar los debidos procesos de investigación y confirmación. Esto incluye el diario donde tengo el privilegio de escribir, pero que (a diferencia a los demás) también abre espacios para puntos de vista diferentes y otras maneras de procesar la información relacionada con "la tregua". Mis reportajes desde las cárceles y entrevistas con los dirigentes de las pandillas, publicados en este rotativo, son muestra de esta apertura y sana pluralidad de enfoques.

Cuando hablo de detractores que buscan desacreditar y obstaculizar "la tregua" y las políticas gubernamentales que permitieron y facilitaron su generación y ahora buscan su consolidación y ampliación, no estoy descalificando, de ninguna manera, el escepticismo que expresan amplios sectores de la sociedad, de la clase política y de los creadores de opinión pública.

Por ejemplo, muchos empresarios se mantienen escépticos ante todo este proceso, porque temen con razón que el Gobierno busca trasladar la responsabilidad a la empresa privada. A este escepticismo aportó mucho la manera cómo el presidente de la República maneja el tema. Los llamados a un "Gran Acuerdo Nacional", sus discursos y convocatorias, lejos de ayudar a que sectores de la sociedad se involucren (cada uno en su campo genuino de acción y sin asumir las responsabilidades a los cuales el Estado no puede renunciar), son obstáculos. Los empresarios, con toda su experiencia con las trampas que les pone el presidente, no quieren ser parte de un "Acuerdo Nacional" con un mandatario que usa estas convocatorias para el chantaje de los supuestos "socios", o para usos mediáticos.

El escepticismo es justificado, porque ninguno de los principales protagonistas de este nuevo proceso de paz (con excepción de la Iglesia Católica) tiene un record de confiabilidad: ni el Gobierno, ni mucho menos los pandilleros, que durante años han causado un enorme daño a la sociedad. Yo también vi el inicio de "la tregua" con la misma cautela. Pero al observar lo que realmente estaba pasando y al confrontar a todos los protagonistas con mis dudas, debatiendo con ellos, tuve que cambiar paulatinamente mis percepciones: Este proceso de reducción de la violencia es real, los números lo confirman, y ya trasciende el compromiso inicial de las pandillas a suspender la violencia entre ellas mismas.

Todos los usuarios del transporte público y de las escuelas públicas, así como todo el personal adscrito a tareas de seguridad y sus familias, ya sienten que "la tregua" los está beneficiando. Esto obviamente no significa que esté garantizada su sostenibilidad, ni mucho menos la posibilidad de que este proceso se consolide, se amplíe y nos conduzca a una verdadera pacificación que incluya el cese de las extorsiones y la definitiva reinserción de los miles de pandilleros a la sociedad. Pero ojo: Esto ya no sólo depende de la voluntad de los pandilleros (que me convencí que es mucho más genuino, fuerte y paciente que nos imaginamos), sino igualmente de nuestra disposición y nuestra audacia de tomarlos de su palabra, aceptando el reto que están tirando a la sociedad, y a la vez retándolos a entrar en un proceso serio e irreversible de paz.


Para que esto se vuelva realidad, toda la sociedad tiene que repensar sus percepciones creadas en 10 años de confrontación total y cruel entre pandillas y sociedad-Estado. Yo me encuentro en este proceso, pienso y escribo ahora de manera diferente que hace apenas un año sobre el fenómeno de la violencia y de las pandillas.

Regreso al sector privado. El escepticismo justificado e incluso necesario no significa que no pueda hacer lo que empresarios hacen: evaluar oportunidades de inversión en campos hasta ahora (por buenas razones y también por falta de visión) excluidas de su cálculo: cárceles privadas o público-privadas; maquilas anexas a los centros penales, operadas por el sector privado, aprovechando y al mismo tiempo reorientando la fuerza laboral existente, organizada y posiblemente altamente motivada en la población reclusa. Experiencias que, en caso que funcionen y sean incluso rentables, luego se pueden reproducir en las comunidades históricamente conflictivas y marginadas...

Para esto no se necesita un Acuerdo Nacional. Se necesita que el sector privado haga lo que sabe hacer, con criterios no de caridad, sino de inversión. Sólo que al mismo tiempo aportaría a solucionar el problema de Seguridad que tiene paralizado nuestro crecimiento económico. Y que el Estado haga, con decisión y eficiencia, lo que es su deber: encargarse de las infraestructuras de las cárceles, ahora inhumanas, y proveer a los internos no de "concesiones" ni "privilegios", sino de los servicios básicos de salud y educación que durante décadas se les ha negado.

Cada uno en lo suyo, en vez de perder tiempo hablando de acuerdos y pactos que en el fondo nadie quiere. El debate serio está abierto. El futuro de "la tregua" se va a decidir en la opinión pública, no en salas de Casa Presidencial.
(El Diario de Hoy)

miércoles, 30 de mayo de 2012

"Pedimos que la OEA sea el garante de este proceso"

Texto y fotos: Paolo Lüers Martes, 29 de Mayo de 2012
Los dirigentes de las pandillas salvadoreñas hicieron este lunes su primer incursión en política internacional, solicitando a la Organización de Estados Americanos (OEA) monitorear el proyecto de reducción de violencia impulsado por ellas, y convertirse en "garantes de este proceso histórico".
Una primera delegación de la OEA visitó el lunes el centro penitenciario de Quezaltepeque para reunirse con dirigentes de la mara 18, con el fin de conocer de primera mano el proceso de la tregua pandillera y las condiciones de los internos en los penales. Dentro de un mes se espera la llegada a El Salvador del Secretario General de la OEA, Miguel Insulza, con el mismo fin: conocer el proceso de tregua, que durante los últimos tres meses ha bajado la cifra de homicidios en El Salvador a un tercio, de un promedio diario de 15 a uno estable de cinco. La delegación fue acompañada por monseñor Fabio Colindres, quién a principios de este mes viajó a Washington para exponer ante la OEA el actual proceso de reducción de la violencia, en el cual él está jugando un rol de facilitador. También estaba presente el otro mediador, el excomandante guerrillero Raúl Mijango.

En Quezaltepeque, un penal diseñado para albergar a unos 300 reos, actualmente están recluidos unos 876 pandilleros, incluyendo 85 mujeres, todos integrantes de la fracción "Revolucionarios" de la pandilla 18. Además viven en este penal 23 niños entre recién nacidos y 5 años. La delegación de la OEA, que además incluyó al embajador de la OEA en El Salvador Ronalth Ocheata Argueta, fue recibida por una docena de pandilleros, entre ellos Víctor García, El Duque, el cabecilla de los reclusos de Quezaltepeque y de los "Revolucionarios" a nivel nacional. Fue él quien hizo la petición a la OEA: "Queremos invitar a la OEA que asuma el monitoreo de este proceso histórico y se convierta en el garante de los compromisos, con el único fin que el proceso sea permanente y sostenible".

El embajador Blackwell recibió la petición y se comprometió que "la OEA va a estar pendiente de este proceso y observarlo". Por su parte, el embajador también les hizo a los dirigentes de la pandilla una petición: "Esta tregua entre las dos pandillas no es suficiente, ustedes tienen que llegar a un tregua con el pueblo. Su compromiso tiene que ser serio y sin buscar otro propósito más que la reducción de la violencia que sufre el pueblo salvadoreño".

El Duque le contestó: "Nos han matado a mucha gente y nosotros respondimos con más violencia. Estamos decididos a romper con este circulo. Hemos hecho daño a nosotros mismos, al pueblo, a las víctimas y a sus familias. Estábamos equivocados a apostar por la violencia. Es más, este proceso que hemos iniciado es para dejar de delinquir".

La discusión entre la delegación de la OEA y los internos se concentró en cómo hacer sostenible la reducción de la violencia. El Duque: "Estamos trabajando todos los días para controlar la situación de la violencia. No nos importa quien se oponga, estamos decididos a dar paz a El Salvador".
Jeffrey Corvera, otro pandillero de la 18, agrega: "No se preocupen: No vamos a flaquear, ni aquí adentro, ni los de la calle. Es palabra".

Y un tercer pandillero llamado "Ronald" cerró esta discusión: "Nuestra petición es: Ayúdenos a remover los obstáculos y los intentos de hacer fracasar este proceso de paz".

En este mismo tema enfocó la discusión el embajador Blackwell en la posterior reunión con el director de Centros Penales, Nelson Rauda, y su equipo: "¿Cómo podemos ayudar para darle sostenibilidad a este esfuerzo histórico de reducir la violencia en El Salvador?". Luego de recibir un informe sobre la alarmante situación del sistema penitenciario salvadoreño, con una sobre población de 317 %, el delegado de la OEA argumentó que para hacer sostenible el proceso entre las pandillas, entre ellas y la sociedad no es suficiente que el Estado responda con planes y programas a largo plazo, "se necesitan intervenciones positivas con impacto a corto plazo". Y precisamente en este campo, la delegación se comprometió a identificar cómo la comunidad internacional puede apoyar con aportes concretos.
Con el mismo propósito de analizar cómo la OEA puede apoyar el proceso de pacificación de EL Salvador, el embajador Adam Blackwell y su comitiva luego se reunieron con el ministro de Justicia y Seguridad, David Mungía Payés, y en la noche, en una cena privada, con empresarios salvadoreños y autoridades de la Iglesia Católica.
(El Diario de Hoy)

 

martes, 29 de mayo de 2012

Carta a Mauricio Funes


Presidente:
me imagino que usted tiene claro que los movimientos sociales creados desde arriba nunca funcionan, por más que sean respaldados por el poder de la presidencia y financiados por su partida secreta...

Entonces, no se trata del surgimiento de un movimiento social. Los dos sabemos perfectamente que los miles de campesinos, empleados públicos, sindicalistas y veteranos que el domingo acarrearon a la Feria para aplaudir a su presidente, eran nada más extras en un show mediático. Entiendo la necesidad de contrarrestar las malas evaluaciones que en estos días la ciudadanía está haciendo a sus tres años de gobierno.

Para que el show tuviera impacto, hubiera sido mejor que la multitud en la feria no hubiera sido tan apagada a la hora de escuchar su discurso incendiaro contra la oposición y los empresarios. Pero ni modo, como este discurso, luego de tres años, ya está un poco trillado, no es tan chiche sacarle chispa a la mara.

Me imagino que el otro objetivo del show fue mostrar que no hay divorcios. Por esto estaban ahí tanto la señora Vanda Pignato como el vicepresidente Salvador Sánchez Cerén y sus ministros del Frente. Por Dios, presidente, si arma este espectáculo, no permita que la primera dama y los del Frente estén ahí sentados con cara de “yo no fui...” Llegaron por conveniencia, pero visiblemente sin ningunas ganas.


Para apoyarlo a usted como candidato, realmente se constituyó un movimiento ciudadano, con alta motivación y desde abajo, desde las clases medias frustradas con la corrupción y el cinismo del gobierno Saca. Pero una cosa es apoyar a un candidato que promete cambio, y otra muy diferente apoyar a un presidente luego de tres años que los tales cambios han golpeado al país y la gente. Una cosa es un movimiento que nace del sentimiento de la gente, y otra diferente una movilización orchestada desde arriba, respondiendo a la necesidad de salvarle la cara a un presidente...

Desde Casa Presidencial han intentado varias veces revivir este exitoso movimiento ciudadano que consiguió los votos que el FMLN solo nunca hubiera alcanzado para que usted fuera electo presidente. Siempre fueron cohetes soplados. Entonces, esta vez, desde el principio, lo organizaron como acto proselitista, pagado por Casa Presidencial, transmitido por el canal gubernamental, organizado por empleados públicos.

Felicidades, presidente: Al fin su aparato presidencial mostró alta eficiencia para movilizar a tanta gente, darles de comer, repartirles camisetas y mantenerlos tranquilos. Ya para darles esperanza, entusiasmo y convicción, se necesitaría otro tipo de contenido político. Y otro tipo de líder.

Saludos, Paolo
(Más!/EDH)