viernes, 22 de julio de 2022

Carta a Gustavo López Davidson: Al fin, en paz. De Paolo Luers

Temo que, así como son las cosas ahora en el país, nunca sabremos qué realmente pasó en el trágico allanamiento de tus oficinas.

   

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, sábado 23 julio 2022

Estimado Gustavo:

Me impactó tu muerte. No voy a especular si te fuiste voluntariamente, o si te empujaron, o si incluso te mataron. Sería irresponsable.


No fuimos amigos. Si te hubiera conocido mejor, probablemente lo hubiéramos sido. De lo poco que te conocí, me pareciste un tipo decente, preocupado por tu país y dispuesto a tomar responsabilidad, cuando menos te convenía. Asumiste la dirección de tu partido en su momento más difícil...


Cuando comenzaron a ponerte en la mira del aparato de propaganda de Bukele -y lamentablemente también de un fiscal general tan débil y oportunista como lo fue Raúl Melara-, tu partido no te apoyó. Te quedaste sólo. El presidente te acusó públicamente de ladrón y declaró que no te reconocía como legítimo dirigente de ARENA – como si la legitimidad de un dirigente opositor dependiera del aval del gobernante. Tus amigos te dejaron caer – por menos se callaron. Tres meses después, renunciaste a la presidencia de ARENA.


En noviembre del 2019, 3 meses antes de esta renuncia, fuiste a la Fiscalía para demandar a Nayib Bukele por difamación. No vi a ningún dirigente de ARENA acompañarte. Te hablé para pedirte una entrevista. Pero esto fue un pretexto. Lo que quería es mostrarte apoyo moral. Nos citamos en un restaurante en La Escalón. Fue la segunda vez que nos sentamos a hablar. La primera vez fue cuando te lanzaste de precandidato para buscar la candidatura presidencial. El asunto era entre Carlos Calleja y Javier Simán, y de repente se metió un tercero. Me recibiste en tu oficina privada y con una gran sonrisa dijiste: “Sé que sos amigo de Javi y que apoyás a él. Pero esto no importa, hablemos...”


Mientras estaba en tu oficina, recibiste una llamada de tu secretaria. Te disculpaste, saliste y regresaste en unos 10 minutos. “Disculpe, tuvo que despachar a Milena Mayorga, hace ratos que pidió hablar conmigo. Adivine qué quiso...” – “Dinero para su campaña de diputada, me imagino...” – “Cabal. Piensa que es el regalo de Dios para ARENA, el relevo...” – “Y le diste su cheque?” – “Sí, para quitármela encima. Y no es la única que viene a pedir.” ¿Adónde estaba ‘Milena, tu amiga’, cuando te nombraron enemigo de la patria? ¿Dónde estaba cuando te arrestaron en agosto del 2020? ¿Dónde está ahora que estás muerto?


En aquella segunda entrevista, en noviembre del 2019, cuando por presión presidencial te armaron el caso penal por la importación de armas israelitas para el ejército, y cuando fuiste a demandar al presidente por condenarte antes del juicio, me explicaste los detalles de este negocio. Punto central: las armas las había pedido la Fuerza Armada. Se fue una comisión de oficiales a inspeccionarlos en Israel, incluso a probarlos. Decidieron comprarlos. Entonces, vos los importaste. Cuando asumió el nuevo ministro de Defensa de Bukele, dijeron que las armas no sirvieron y que fue una estafa. 


Busqué fuentes militares y me confirmaron tu versión. Sin embargo, en agosto del 2020 te arrestaron y comenzó la tragedia que ahora te costó la vida. 


Yo, por principio e instinto, tiendo a desconfiar de los negocios de armas. Por esto traté de investigar el caso. Pero ningún dato que logré recabar confirmó la acusación de Bukele y del fiscal Melara. Pero aún así, el caso siguió – y llegó a este terrible término: tu muerte.


Me atrevo a decir que este caso tuvo tanta presión del gobierno y que prosperó en la fiscalía, porque podían matar a dos pájaros de un tiro: deslegitimar a un dirigente opositor como vos – y fregar al ex ministro de Defensa (y de Seguridad) David Munguía Payés, el otro acusado. Dos figuras incómodas para Bukele. Ambos ya se habían retirado de sus cargos, ya no estaban en política, ya no tenían ningún poder – pero los siguieron persiguiendo. Hablan de justicia, per venganza se llama.


Temo que, así como son las cosas ahora en el país, nunca sabremos qué realmente pasó en el trágico allanamiento de tus oficinas.  


Gustavo, espero que encontraste la paz, que en los últimos 3 años te robaron.

Adiós, 





miércoles, 20 de julio de 2022

Carta a quienes se extrañan de las contradicciones del señor Bukele: Son fake. De Paolo Luers

Bukele es Bukele. Las contradicciones son fake, un engaño, un juego de espejos. 


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves  21 julio 2022

Estimados amigos:

Se ha puesto de moda buscar y volver a publicar videos viejos donde aparece Nayib Bukele, en sus años mozos políticos, cuando apenas estaba entrando en la arena política para buscar cumplir el sueño de su familia: un presidente Bukele.

Los que gustosamente escarban en la historia del discurso de Nayib lo hacen con la intención de mostrar las contradicciones entre lo que dijo como joven alcalde, que todavía navegaba con la bandera del FMLN, y lo que dice y hace ahora, como jefe del Estado.

Antes de ser presidente, hablaba sobre la necesidad de defender la separación de poderes. Como presidente la erradicó y tomó control del Estado entero, incluyendo la justicia. Antes hablaba de que al Ejecutivo hay que controlarlo mediante mecanismos de rendición de cuentas, ahora ha castrado las instituciones de contraloría y transparencia y comenzado su lucha contra la libertad de prensa. Antes se codeaba con los dirigentes del FMLN, adoptando su discurso, hoy tiene presos a varios de ellos y descalifica toda la trayectoria de la izquierda salvadoreña como farsa, incluyendo la insurgencia, la guerra y la paz en la cual terminó. Estando ya en campaña presidencial, se fue a la Universidad de El Salvador, para gritar que como presidente iba a ponerse a la cabeza de una marcha para conseguir un presupuesto justo para la U, hoy le ha quitado presupuesto.

Está bueno exhibir estas contradicciones. Pero no hay que crear la fábula de un joven idealista que entró en política como progresista y rebelde, pero que lastimosamente cuando estaba probando los mieles del poder, se corrompió y traicionó sus ideales, volviéndose dictadorcito. Mentira. El poder no corrompe, sólo revela el verdadero carácter de una persona. Bukele sabía perfectamente dónde quería llegar: al poder absoluto. Y desde sus primeros pasos políticos sabía cómo iba a llegar: aprovechando la profunda y masiva decepción con la manera como funcionaba la política, poniéndose a la cabeza de una tendencia de antipolítica, antiinstitucional, anticorrupción, llevando a la masa de votantes de izquierda al populismo…

Uno no puede llegar al poder anunciando que luego va a suspender cosas sagradas como la libertad de prensa, la independencia judicial y la transparencia. Ni Hitler, ni Hugo Chávez hicieron semejante locura. Surfearon sobre las olas del descontento con la política tradicional, prometiendo ‘verdadera democracia’. Ni Fidel, cuando llegó al poder por las armas, habló de la dictadura que iba a establecer, sino fue a Naciones Unidas en Nueva York para hablar de democracia y libertad. Bukele fue a Washington para hacer lo mismo.

La transformación del discurso de Nayib Bukele -desde su llegada a la alcaldía de Nuevo Cuscatlán, pasando por sus discusiones con los desprestigiados dinosaurios que dirigían el FMLN, hasta llegar a Casa Presidencia, a la toma de la Asamblea y al golpe de estado contra la independencia de la justicia- no es una de traición de ideales, sino una fríamente calculada estrategia de cómo llegar al poder, cómo consolidarlo, y cómo centralizarlo. Los tales ideales nunca existieron. Nayib Bukele es el político menos ideológico y más pragmático que hemos conocido en El Salvador.

Un tuitero muy respetable, publicando un vídeo viejo en el cual Nayib Bukele resaltó que es un gran progreso que ya no hay poder centralizado y absoluto (hablando de la época de posguerra que hoy descalifica), comenta: “El Nayib del pasado poniendo en ridículo al Nayib del presente”. No, mi amigo, es al revés: El Nayib presidente revela las mentiras del Nayib de antes de llegar al poder.

Sigan exhibiendo las declaraciones engañosas del Nayib de antes y contrástenlas con su hechos y posiciones abiertamente antidemocráticas de hoy. Pero háganlo para revelar la estrategia demagógica detrás de su carrera política.

Es más, traten de la misma manera los vídeos del difunto jefe del clan, Armando Bukele, padre de Nayib. No construyan otra leyenda falsa solo porque don Armando, desde su recelo y odio las clases altas del país que nunca lo invitaron a sus clubes y fiestas, despotricó en su programa “Aclarando Conceptos” contra la corrupción, la falta de verdadera democracia, el militarismo…

No es que el hijo haya traicionado a su padre, cuando reviviendo el militarismo y la represión y estableciendo el gobierno más corrupto de la postguerra, hizo lo contrario a los “principios” que “aclaró” su progenitor. El padre, con su discurso, no hizo otra cosa que preparar el terreno para que sus hijos llegaran donde a él nunca lo dejaron llegar. Y los hijos siguieron fielmente su guión: montarse encima de las frustraciones con la manera en la que funcionaba la democracia, pero para destruirla.

Así que Bukele es Bukele. Las contradicciones son fake, un engaño, un juego de espejos.

Saludos, 





lunes, 18 de julio de 2022

Carta a la afición: El fútbol es suyo. De Paolo Luers

Al fútbol, su independencia y su autenticidad no los van a defender ni los dueños de los clubes, para quienes todo es negocio, ni tampoco los funcionarios, sino los jugadores, los árbitros y, sobre todo, la afición.


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 19 julio 2022

Queridos amigos:

Es lógico que una familia que quiere el control total del país tenga que tomar control también del deporte. Por eso Nayib puso a su hermano Yamil a dirigir el INDES. Pero bajo la misma lógica, quien quiere controlar el deporte, tiene que controlar el fútbol, la madre de los deportes. Por esto, Yamil tiene que destruir la FESFUT, aunque esto signifique paralizar al fútbol profesional. No pueden tolerar a una institución que reconoce como su máxima autoridad a una entidad internacional, la FIFA, y no al gobierno de su Excelencia Nayib.

Digo todo esto como analista, fríamente, sin calenturas que me nublen la mente. En mis 40 años de vivir en El Salvador nunca me he enamorado del fútbol salvadoreño. Nunca fui a ver un partido de la Liga Mayor, ni en televisión, ni en un estadio. No conozco a nadie de la FESFUT ni me interesa defender a nadie de este submundo con mala fama. Como todo el mundo, asumo que existe corrupción en la FESFUT y los clubes. Por supuesto sería bueno que se investigara, pero no como lo hace esta fiscalía, por encargo del gobierno.

Lo que pasa ahora con el fútbol no es un asunto deportivo. Es un asunto político, parte de la lucha del Estado por el control de la sociedad entera. El fútbol mueve las pasiones de las masas y esto lo hace apetitoso para un gobierno autoritario. Para ustedes, los aficionados que van a los estadios, que sufren y celebran con sus equipos, el fútbol es un mundo aparte de la política. Saben que también es un business y hay corrupción e intrigas, pero para ustedes sigue siendo un asunto de amor -y a veces de odio- entre el equipo que siguen, sus jugadores y ustedes, las barras de hinchas. Incluyendo los que no van a los Estadios, sino que gritan los goles en las salas de sus casas o en un chupadero. Es un espacio de libertad y como tal, es muy sensible a la intervención y la imposición política.

A los gobernantes con vocación autoritaria les molestan y estorban todos los espacios independientes de libertad. Por eso, lo que ahora están tratando de hacer con el fútbol -tomar control- también lo van a intentar con las universidades, las iglesias, los sindicatos, los gremios profesionales y empresariales.

En todos estos ámbitos de independencia, el éxito de la imposición gubernamental depende de si hay o no resistencia. Pudieron tomar control de muchos sindicatos, de la justicia, la fiscalía, la Corte de Cuentas, el Tribunal Electoral, del Instituto de Acceso a la Información Pública e incluso la Procuraduría de Defensa de los Derechos Humanos, porque había suficientes funcionarios que fácilmente se dejaron intimidar y comprar. No dudo que esto vaya a pasar o ya esté pasando con los dueños de los clubes. Pero no les está funcionando con los árbitros, porque ellos no están en esto por el pisto, sino por el amor al deporte. Y muy difícilmente les va a funcionar con la afición.

¿Cómo intimidar, extorsionar o comprar a esta masa anárquica y rebelde de hinchas? Están ahí para divertirse, para vivir pasiones, para sentirse libres. No los pueden reprimir, porque saben que pueden encender fuegos peligrosos. No los pueden comprar, porque no son parte de transacciones económicas sino de transacciones emocionales.

Ustedes no van a tolerar pasivamente que la política y la vocación de poder contaminen la poca diversión y alegría que les queda, para muchos la única. Parece que Nayib y Yamil hicieron mal cálculo. Es una cosa tomar control de disciplinas elitistas como el tenis, incluso el básquet, pero el fútbol es un fenómeno popular y quien se mete con él, provoca lo que menos necesita: resistencia popular.

Al fútbol, su independencia y su autenticidad no los van a defender ni los dueños de los clubes, para quienes todo es negocio, ni tampoco los funcionarios, sino los jugadores, los árbitros y, sobre todo, la afición. Juntos son la base popular del fútbol. Pueden defenderlo. Puede ser una señal para los otros sectores de que pronto perderán su independencia si no la defienden.

Saludos,