miércoles, 1 de abril de 2015

Columna transversal: Obituario para Cambio Democrático

El Diario de Hoy, jueves 2 abril 2015 


El "photo finish" entre Douglas Avilés y Mauricio Vargas por la diputación #24 de San Salvador no sólo dejó fuera de la próxima Asamblea al secretario general de Cambio Democrático, sino fuera del juego político a su partido. Muchos han expresado que esto es una pérdida para el país: Desaparece la izquierda democrática des espectro partidario.

Pero de nada le hubiera servido al CD, ni a la izquierda democrática, si con la ayuda del FMLN, de GANA y del TSE el diputado Avilés hubiera logrado su reelección en las mesas de escrutinio en la Feria. La salida del CD de la Asamblea, y por tanto su muerte institucional, es sólo la partida de defunción. Cambio Democrático había muerto mucho antes como expresión de la izquierda democrática y como alternativa al monopolio del FMLN de representar la izquierda salvadoreña, en un largo proceso de letargia.

La decisión del CD, en los últimos meses del año 2008, de hacerse parte de la campaña presidencial de Mauricio Funes y su posterior entrada al gobierno Funes-FMLN, ha sido un punto crítico en este proceso de auto-destrucción del CD, tal vez el decisivo, pero el proceso viene incluso de antes. La entrada al gobierno del FMLN, pensando que junto con Funes el CD podía consolidarse como fuerza de izquierda independiente, fue solamente el punto sin retorno. El CD asumió su cuota en el gobierno, pero nunca en el poder, y el proyecto de consolidar, desde el gobierno, una fuerza socialdemócrata, nunca cuajó. Lo que se consolidó fue el FMLN, y se consolidó como fuerza autoritaria, cerrada al debate y la renovación. Resultado: La presidencia de Salvador Sánchez Cerén, con Sigfrido Reyes dirigiendo la Asamblea, Medardo González al partido, y José Luis Merino a los negocios de ALBA. La cuadriga de la ortodoxia, 2 del PC + 2 de las FPL.

El proyecto de consolidar al CD como fuerza que nueva la izquierda no pudo cuajar, porque le faltó el ingrediente más importante: la independencia. En un país, donde un partido autoritario como el FMLN ejerce el monopolio de representar a la izquierda, no hay manera de construir una fuerza de izquierda alternativa haciéndose su socio minoritario.

Pero el fracaso del CD comenzó mucho antes: en el 2002, cuando el Movimiento Renovador se desprendió del FMLN, y en el 2006, cuando otro grupo disidente de corte socialdemócrata salió del FMLN para refundar el Frente Democrático Revolucionario. En estos años decisivos para la izquierda democrática, hubo un sinfín de intentos de unificar esta tendencia, representada por el CDU (antecesor del CD), los Renovadores de Facundo Guardado, los protagonistas del FDR, otros grupos de corte socialdemócrata dentro del FMLN (encabezados por Oscar Ortiz), el Partido Socialdemócrata - y una gran cantidad de personajes e intelectuales independientes de la izquierda. Con Héctor Dada, Rubén Zamora, Facundo Guardado, Salvador Samayoa, Roberto Rubio, Celina Monterrosa, Ileana Rogel, Francisco Jovel, Raúl Mijango, Héctor Silva y Oscar Ortiz, este conglomerado, al unirse, hubiera tenido un liderazgo suficientemente fuerte y representativo para consolidar una tercera fuerza de corte socialdemócrata.

Todas estas negociaciones fracasaron, entre otras razones porque el partido más consolidado, el CDU, bajo el liderazgo de Rubén Zamora, Héctor Silva y Héctor Dada, nunca estuvo dispuesto a disolverse en un movimiento de izquierda más amplio y plural, y para enfrentarse al FMLN. Pasó el momento histórico: Héctor Silva y el CDU entraron en una alianza infeliz con el PDC para disputar la presidencia en el 2004; los disidentes en el FMLN fundaron su propio partidito FDR, el cual fracasó, y la mayoría de sus militantes regresó al FMLN; los Renovadores de Facundo se dispersaron, y los intelectuales se quedaron sin opción partidaria.

El CDU de Héctor Silva fue cancelado como partido político, por su desastroso resultado en las elecciones presidenciales, y en vez de aprovechar su refundación para abrirse y para unir la dispersa izquierda democrática del país, decidió quedarse solo: nació el CD, sin capacidad, fuerza y voluntad de desmarcarse del FMLN.

Todos los intentos de revitalizar al raquítico CD fracasaron: incorporaron a ex dirigentes del PDC de Duarte; a oportunistas como Tomás Chévez, ex candidato del PCN; a corruptos como Juan Pablo Durán y Oscar Kattán, pero nunca abrieron su partido al resto de la izquierda democrática, sabiendo que esto hubiera marcado la ruptura con el FMLN.

En el 2008, cuando el FMLN postuló a Mauricio Funes como candidato a la presidencia, el CD tuvo su última oportunidad de establecer su independencia del FMLN, y decidió no aprovecharla. En vez de establecerse como oposición crítica a cualquiera de los dos polos que ganara en el 2009 (ARENA o FMLN), recogiendo todo el potencial disperso de la centroizquierda en el país, apostó a la ilusión ofrecida por Mauricio Funes de transformar la izquierda desde el poder.

El desgaste que esta decisión ha traído a Cambio Democrático, con el Dr. Dada aguantando años en el gabinete de Funes sin la mínima influencia sobre el rumbo del país, cobra su factura final hoy con la desaparición de Douglas Avilés de la Asamblea y de su partido del mapa político. Con ellos desaparece la ilusión falsa que en El Salvador existe una fuerza de izquierda independiente.

(El Diario de Hoy)

Carta a monseñor Fabio Colindres

Muy estimado Fabio:
Nuevamente, el país celebra Semana Santa. Desde que vivo en un país tan católico como El Salvador, he percibido la Semana Santa por sus procesiones, por las palmas, las alfombras… O sea, más bien como evento folclórico. Nunca logré conectar con el contenido humano y ético de estas fiestas.

Hasta la Semana Santa de 2013, cuando usted me invitó a acompañarle a Mariona, donde iba a celebrar la misa del Jueves Santo y el rito del "lavatorio de pies". Uno de los inmensos patios cercados lleno de cientos de reos, no solo de Mariona, sino de delegaciones de todas las cárceles del país. En medio un toldo con un altar improvisado y 12 sillas. En ellas tomaron asiento 12 convictos, uno de cada prisión, varios de ellos pandilleros de la MS y de la 18. A todos ellos usted les lavaría y besaría los pies, así como, según la Biblia, Jesús lo hizo con sus 12 apóstoles. Y así como, según usted me contó, el Papa Francisco lo haría, ese mismo día, en una cárcel de Roma.

Entendí el sentido humano de este rito católico, cuando usted comenzó a hablar a los reos, y muy en particular a los pandilleros y sus líderes. Cada palabra suya fue un reto -un reto muy fuerte y exigente- a reflexionar, a recapacitar, a dejar de hacer daño a la sociedad, y a reparar este daño apostando a la paz. Pero cada palabra suya también fue una oferta: Si ustedes abandonan la violencia y apuestan a la reinserción, las puertas de la Iglesia y de la sociedad estarán abiertas.

Este mensaje suyo que los más odiados de nuestra sociedad, los que más daño le han causado, siguen siendo hijos de Dios para la Iglesia y ciudadanos para la sociedad, si así lo deciden y lo muestren con sus hechos, hizo que el rito litúrgico de un obispo lavando y besando los pies de los condenados se convirtiera en el acto que simbolizaba, mejor que cualquier análisis o discurso político, la disyuntiva en que se encontraba el país en este momento del 2013: apostar audazmente a la construcción de la paz, aprovechando el insólito hecho que en esta Semana Santa del año 2013 completamos ya un año entero con tasas de homicidio reducidas a un histórico mínimo de 6 al día, o guiarnos por los miedos, rencores, y resentimientos y resistencias en la opinión pública, que rechazaba cualquier entendimiento con los pandilleros.

Ya sabemos qué pasó. En junio del mismo año 2013, el gobierno de Mauricio Funes optó por lo oportunista: no asumir el costo político-electoral que significaba apostar consecuentemente al proceso de diálogo como método de reducción de la violencia. Inmediatamente, el país comenzó a regresar a la conflictividad y a las tasas de homicidio crecientes.

En la Semana Santa del año siguiente, el 2014, ya no había condiciones para celebrar una misa parecida en una prisión salvadoreña. Pero usted no se rindió: invitó a una misa todavía más inusual, esta vez en una de las comunidades más conflictivas del país, la "13 de febrero" en Ilopango. Esta vez, las 12 sillas estaban ocupadas por 6 familiares víctimas de la violencia y 6 victimarios, pandilleros de esta comunidad.

Su discurso, Fabio, fue el mismo; pero aún más insistente. Los 150 pandilleros presentes tuvieron que aguantar palabras muy desafiantes: Ustedes se comprometieron, ante este obispo, ante la Iglesia y ante la sociedad, a buscar el camino de la paz. Aunque el gobierno les ha fallado, no está invirtiendo en la transformación de sus barrios, y aunque está regresando a políticas de mano dura, ustedes no pueden abandonar el proceso de reducción de violencia.

En este momento, abril 2014, el país ya había recaído en un número de 10 homicidios diarios. Usted, Fabio, ya me parecía un profeta solitario, abandonado incluso por su misma Iglesia. Las comunidades, e incluso los pandilleros, todavía lo escucharon, pero el gobierno ya no le prestó ninguna atención. El gobierno, tanto el saliente de Funes, como el nuevo de Sánchez Cerén, ya tenía otros planes, y en ellos no había lugar para usted.

Poco después la Conferencia Episcopal le pidió apartarse del tema. La Iglesia siguió hablando del "diálogo", pero un diálogo tibio, estéril, excluyente, bajo tutela directa del gobierno. La Iglesia nombró otros obispos para integrarse al Consejo Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana del gobierno. Los resultados: una marcha blanca encabezada por el presidente y un obispo, y una nueva escalada de violencia, que ahora incluye enfrentamientos armados entre policía y pandilleros, ejecuciones extrajudiciales, operaciones policiales de aniquilamiento y atentados de pandilleros contra policías.

Sus palabras, don Fabio, llenas de retos para gobernantes y poderosos, para los pandilleros y para la sociedad, hacen una terrible falta. Hago un llamado a los obispos de la Iglesia Católica: Pidan a Fabio Colindres que vuelva a tomar la iniciativa y la mediación. El país lo necesita. Hasta el gobierno, aunque no lo quiere reconocer, lo necesita. No se trata de treguas, ni de pactos, ni de negociaciones con delincuentes. Se trata de volver a construir un diálogo que nos encamine nuevamente en la ruta de la paz. Así como vamos, nos encaminamos a una guerra.

Espero que mis palabras no le causen más inconvenientes, Fabio. Pero hay que hablar con claridad. Saludos, 

(Mas!/El Diario de Hoy)

lunes, 30 de marzo de 2015

Carta a los amantes de este país

Amigos:
 Luis Vicente León es un destacado economista, encuestador y columnista venezolano. Un tipo muy influyente en la opinión pública de su país – y en la opinión internacional sobre su país. Recomiendo seguirle en Twitter: su indicativo es @luisvicenteleon. Sus columnas desnudan los errores políticos y económicos del gobierno chavista, pero también las deficiencias de la oposición.

Este "vende patria" (como lo llaman Maduro y sus lugartenientes), el otro día hizo algo espectacular para su patria. Puso el primer día de las vacaciones de Semana Santa en su Twitter una bella foto del cerro Ávila y un texto: "Si ya estás en algún lugar mágico de Venezuela y quieres compartir un pedazo con nosotros, envíanos una foto y nos iluminas el día."

Inmediatamente, la cuenta @luisvicenteleon, normalmente saturada de secos datos estadísticos, de desolados análisis económico y de angustiantes pronósticos políticos, se comenzó a llenar de cientos de fotos de los más maravillosos lugares de toda Venezuela. Todo el mundo, desde sus lugares de veraneo (o desde sus archivos) le mandaba sus mejores fotos - y Luis Vicente los retuiteó, cada una. Y los venezolanos, hastiados de desastres políticos y económicos sin precedentes (y sin esperanza de solucionarse) comenzaron a recordarse de la belleza de su país: sus playas, sus pueblos, sus fiestas, su gente, sus lagos y ríos, sus montañas, sus costumbres.

Que me perdone mi amigo Luis Vicente, pero esta idea se la voy a piratear. Nosotros también estamos saturados de angustias, incertidumbre y frustraciones. Pero igual que los venezolanos tenemos un país maravilloso, lleno de rincones mágicos. E igual que los venezolanos, en Semana Santa todos salimos a la playa, a los lagos, a las montañas…

Hago el mismo llamado a todos ustedes: Si están en algún lugar mágico de El Salvador, compartan un pedazo con nosotros, envíen una foto – para que todos nos acordemos que este país vale la pena defender y levantarlo…

Aquí pongo la foto mía. De Suchitoto, donde voy a pasar la Semana Santa.



Por donde estén en estos días, desde cualquier rincón, desde cualquier procesión, desde cualquier lago, playa o volcán, manden su foto. Pueden mandarla a mi Twitter (@paololuers) o Facebook (Paolo Luers). Vamos a reproducir todas las fotos - y vamos a llenar las redes sociales de la belleza de nuestro país. Y de nuestro amor por él. Y de la esperanza.

Feliz Semana Santa, Paolo Lüers

(Mas!/El Diario de Hoy)