Publicado en MAS y EL DIARIO DE HOY, sábado 24 de mayo 2020
¿Quién dice que este gobierno no es capaz de organizar acciones eficientes? El lunes 18 de mayo, a solo terminar la conferencia de prensa del presidente en San Bartolo, alguien dió la señal y dentro de una hora, entre las 9 y 10 p.m., funcionario tras funcionario del gabinete de gobierno comunicaron en Twitter a su jefe que ponían a su disposición su salario para seguir combatiendo la epidemia. Se entiende como una manera de protesta contra lo que el presidente había denunciado en su conferencia: que la Asamblea Legislativa y la Sala de lo Constitucional lo habían dejado sin recursos para salvar la vida de los salvadoreños.
Pero esa campaña resultó en un tiro por la culata. No tanto porque la gente se haya dado cuenta que la denuncia del presidente no estaba fundamentada en la realidad, sino simplemente porque todo el mundo empezó a enfocarse en los salarios que ganan los cheros de Nayib Bukele en su gabinete.
De repente nos dimos cuenta que el Secretario Jurídico, Conan Castro, que ejerce este cargo supuestamente ad-honorem, tiene otro cargo en el gobierno, aunque nadie ha querido revelar su carácter y el salario asignado. De repente todo el mundo se topó con la sorpresa de que los numerosos secretarios de la presidencia tienen salarios entre $6,000 y $8,000 dólares más gastos de representación. Alguien encontró en las páginas web del gobierno otra revelación: Peter Dumas, Jefe de Inteligencia, gana más de $11,000, no tomando en cuenta el casi irrestricto acceso a los fondos secretos del OIE. Al enterarse que el jefe de Hacienda, aparte de su salario de Ministro, tiene otro incluso mayor como asesor de su propio despacho, surgió la pregunta lógica ¿A cuál salario renuncio?
Después de esa impresionante muestra de obediencia, altruismo y coordinación del gabinete, quedan algunas dudas: ¿a cuántos meses de salario han renunciado? Nadie lo mencionó. Para alguien que gana $6,000, $8,000 u $11,000 al mes, regalar una mensualidad no es ningún sacrificio. Pero despojarse de su salario hasta que termine la emergencia ya sería otra cosa. De todos modos no tenemos ninguna manera de saber si realmente les descontaron sus salarios y qué destino tienen esos fondos.
Hay quienes dicen que las buenas obras valen más sin publicidad. En este caso obviamente es válido, porque ahora la gente se burla de los funcionarios ad-honorem que ponen a disposición su salario. Y una vez que se abre la caja de pandora y surge la curiosidad sobre los salarios que Bukele paga a sus cheros, ya nadie podrá volver a meter a la caja el fantasma de la morbosidad y la desconfianza.
Saludos,