miércoles, 20 de septiembre de 2023

Carta a Nayib Bukele: Caradura. De Paolo Luers

 

"Decir que en el 2021 había que cambiar al Fiscal General y ‘depurar’ la fiscalía para combatir la inseguridad es una mentira. La remoción a los magistrados de la Sala de lo Constitucional tampoco tenía que ver con el problema de inseguridad en El Salvador."

El audio: Carta-a-Nayib-Bukele.mp3


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 21 septiembre 2023

Ciudadano presidente:


En los idiomas de los judíos, el yiddish y el hebreo, hay una palabra que también se usa en el inglés y el alemán: ‘chuzpe’ o ‘chutzpah’. Resume los significados de osado, sinvergüenza, desfachatez, caradura, descaro...

 

Usted tiene chutzpah. La ha mostrado en sus discursos, prometiendo obras que jamás va a hacer; en su cuenta de Twitter, dándole en la madre a presidentes como Joe Biden y Gustavo Petro; en sus cadenas nacionales, deslegitimando los Acuerdos de Paz y justificando barbaridades como la Ley Bitcoin y la billetera Chivo. Ya nos acostumbramos a su desenfrenada grandilocuencia y el manejo muy 'liberal' de cifras. Pero todo esto fue chutzpah ante la audiencia nacional, y usted sabía que la mayoría de sus compatriotas le iban a dejar pasar estas desfachateces – o incluso celebrarlo por ellas, como el presidente más cool.


 

Pero la chutzpah que demostró el martes pasado, cuando se dirigió a la Asamblea General de Naciones Unidas, es de otro nivel. Y de otros riesgos... 

 

Dijo literalmente: “Todas las medidas que hacían falta para arreglar nuestro problema más urgente, el de la inseguridad, tenían que ser tomadas. Así que tomamos la decisión de depurar el Ministerio Público, la Fiscalía, el Órgano Judicial y el sistema carcelario... Fue en ese momento cuando comenzaron las condenas internacionales... Si hubiésemos dejado al fiscal anterior, si hubiésemos dejado a los magistrados de la sala anterior, seguiríamos siendo la capital mundial de los asesinatos".

 

Esto es falso. 

 

La decisión que se tomó el 1 de junio del 2021, el día de la toma posesión de la nueva Asamblea Legislativa, de remover al fiscal general de la República y sustituirlo con un hombre de confianza suya se tomó para evitar que las avanzadas investigaciones de la fiscalía de los casos de corrupción en las filas de su propio gobierno terminaran en juicios y condenas – y en un golpe fatal a usted, que llegó al poder culpando a todos los demás de corrupción. Es por eso que había que cambiar al fiscal general. El problema de inseguridad, que usted citó en la ONU, no le preocupaba por nada en junio del 2021, porque con el pacto que había negociado con los líderes de las pandillas los homicidios habían bajado dramáticamente y usted lo consideraba resuelto. El tema de la inseguridad sólo comenzó a ocuparle a usted, cuando este pacto se rompió, ya que usted no les cumplió los prometido a las pandillas. Se rompió a finales de marzo del 2022, cuando las pandillas cometieron la racha de 87 asesinatos en un fin de semana. Fue hasta este día que usted ordenó al fiscal general, a la policía y el ejército entrar en combate contra las pandillas. A esta altura, el nuevo Fiscal General Rodolfo Delgado ya había cumplido las tareas, por las cuales usted lo había instalado: archivó todos los expedientes de corrupción, que tenían que ver con miembros de su gobierno; disolvió la unidad especial de la fiscalía, que había llevado a cabo estas investigaciones, y removió a sus fiscales miembros; y se deshizo de la Comisión Internacional contra la Impunidad CICIES, que se había instalado en El Salvador junto con la Organización de Estados Americanos, la cual también tenía casi concluidas sus investigaciones contra funcionarios de su gobierno.

 

Decir que en el 2021 había que cambiar al Fiscal General y ‘depurar’ la fiscalía para combatir la inseguridad es una mentira. Decirlo en Naciones Unidas, es una chutzpah inusual para un presidente. 

 

La necesidad de remover a los magistrados de la Sala de lo Constitucional, también en la noche del 1 de junio 2021, tampoco tenía que ver con el problema de inseguridad en El Salvador. Era necesario para abrir a usted el camino a la reelección, a pesar de su inconstitucionalidad. Era necesario, porque una Sala independiente jamás hubiera permito que usted tomara control absoluto de todo el Estado, despojando de su autonomía hasta las alcaldías – y hacer en medio de un proceso electoral cambios drásticos a las reglas básicas de la competencia.

 

Las condenas internacionales contra la destitución ilegal del Fiscal General y de la Sala de lo Constitucional eran legítimas y necesarias. Lo que defendió la comunidad internacional era el orden constitucional del país, la independencia judicial y la lucha contra la corrupción. Señalando el golpe de Estado del 1 de junio 2021, la comunidad no condenómedidas contra las pandillas y contra la violencia. Condenó medidas contra la Constitución.

 

Su discurso ante la ONU, defendiendo su golpe de Estado con argumentos falsos, cumple con todas las traducciones posibles de ‘chutzpah’: sinvergüenza, desfachatez, caradura, descaro... Lo peor es que usted lo sabe y se enorgullece de su desfachatez. Así como puso en su perfil en Twitter cosas como ‘el dictador más cool’, va a ponerse ‘presidente con chutzpah’.

Saludos, 





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lunes, 18 de septiembre de 2023

Carta: Independencia = República. De Paolo Luers

 

"Si realmente les interesara la independencia, hubieran ido a marchar para defender la República. Ella es el verdadero contenido, el resultado, el sentido de la independencia."

El audio: Independencia.mp3

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 19 septiembre 2023

Estimados amigos, que este 15 no fueron a la marcha por la defensa de la República:

No sé si se quedaron en casa o si fueron al desfile militar. Si realmente les interesara la independencia, hubieran ido a marchar para defender la República. Ella es el verdadero contenido, el resultado, el sentido de la independencia.

 

¿Qué significó la independencia en El Salvador, en Estados Unidos, en México y en el resto de los países de Centroamérica y América Latina? Significó declararse independiente de los reyes, que gobernaban autocráticamente a los pueblos. Signifi declarar Repúblicas, donde no hay un solo hombre que manda, sino donde hay varios poderes que se limitan y controlan mutuamente. Fundar una República es una revolución democrática, es no permitir que nadie concentreen sus manos el poder; que nadie domestique las otras instituciones del Estado a su gusto – y que nadie jamás logre perpetuarse en el poder. 

 

La independencia no era simplemente separarse de España, sin separarse, de una vez por todas, de un modelo antidemocrático, despótico de gobierno y del poder. Sin independencia de los poderes judiciales y legislativos; sin ciudadanos libres, que ya no son súbditos de nadie, no existe el orden republicano, el que es el fin de la lucha por la independencia.
 

Por eso, es absurdo ir a un desfile militar y gritar “¡Viva la Independencia!”, sin gritar, con el mismo aliento: “¡Abajo los tiranos, los dictadores, los autoritarios, que nos quieren dominar como si fueran reyes!”

 

Por eso es absurdo ir a un desfile militar, cuando los militares ya no juran lealtad a la República, o sea al orden republicano y democrático y su Constitución, sino a un máximo líder. En una República, los militares son los defensores del pueblo y sus derechos, no la guardia pretoriana de un presidente-rey. 


Así se presenta Nayib Bukele  
a su nación y al mundo: ¿presidente
de una República o rey?

Por eso es absurdo celebrar, frente a Casa Presidencial o frente al televisor, el espectáculo de una celebración del día de la independencia, donde el mandatario-rey no habla de la independencia, no habla de la República, no habla del equilibrio de poderes, porque estos valores no le interesan, le hacen estorbo. A nombre de la independencia alabarse exclusivamente a si mismo, presentándose como regalo de Dios a su pueblo, es imitar la soberbia de los monarcas. Ellos dijeron, como el Rey Luis XIV de Francia: “El Estado soy yo”. Y así reinaron. Así despilfarraron los bienes de la nación. Así reprimieron a su pueblo, hasta que su soberbia provocó revoluciones, como en Francia, y movimientos de independencia, como en las Américas. Y así cayeron.

 

No hagan caso a alguien que habla de la independencia, como si se tratara de un conflicto entre naciones y pueblos. La lucha por la independencia fue el inicio de la lucha por la democracia, la libertad, la justicia para todos y la igualdad. Quien organiza su nuevo Estado de otra manera, desmontando el orden republicano con su división de poderes y con libertades civiles, no tiene derecho de hablar, como hace Nayib Bukele, de una “Nueva República”. En El Salvador no nace una “Nueva República”, sino una nueva forma de autocracia, encabezada por un presidente, que se quiere perpetuar en el poder y gobernar como un rey, o como un emir árabe.

 

Esto es lo que yo tenía que decir luego de esta perversa celebración de la independencia. Los únicos que defendieron el espíritu de la independencia son la minoría de valientes que marchó contra la reelección y el desmontaje del Estado de Derecho.

Saludos, 





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La crisis de las democracias. Columna Transversal de Paolo Luers

 

"Es un grave error suponer que la democracia puede ser inmune al populismo. Ahora vemos que tendencias autoritarias y demagógicas están ganando poder también en los países, que se sienten baluartes de la democracia, en Europa – y por cierto en Estados Unidos."

Publicado en EL DIARIO DE HOY, lunes 18 septiembre 2023

Lo sabíamos por años: Existe en América Latina el fenómeno de la frustración con el sistema partidario. Surgen movimientos, que surfean las olas de la antipolítica, de las frustraciones y de los resentimientos, para terminar estableciendo regímenes autoritarios. Antes eran de tinte de izquierda populista tipo Hugo Chávez - hoy tienden a ser de ultraderecha. Muchos pensamos que esto es un fenómeno sólo de América Latina. También yo lo creí. Salí de Europa en el 1980 y me quedé con la convicción de que las democracias europeas de la postguerra eran inmunes contra los fantasmas del pasado. Grave error.

Es un grave error suponer que la democracia puede ser inmune al populismo. Ahora vemos que tendencias autoritarias y demagógicas están ganando poder también en los países, que se sienten baluartes de la democracia, en Europa – y por cierto en Estados Unidos.

  • Estamos viendo el fenómeno Trump, en verdad el fenómeno de los Republicanos, o sea de uno de los dos partidos que sostienen el sistema político norteamericano, deslizándose a la irracionalidad y al fanatismo.
  • En Italia ya llegó al poder el movimiento neofascista.
  • En Hungría y Turquía, caudillos autoritarios y ultraconservadores gobiernan desde hace años y han consolidado su poder.
  • En Francia y en Austria, partidos de la ultraderecha están logrando desplazar a los liberales y conservadores democráticos y son favoritos para las siguientes elecciones.
  • En España, el Partido Popular, una amalgama de liberalismo y conservadurismo, hasta ahora de vocación democrática, ha roto sus promesas de nunca llevar al gobierno a Vox, la ultraderecha anti europea, anti migrantes y anti derechos sociales. Pero ahora el PP necesita a Vox para formar gobierno. Los socialistas hacen alianzas indecorosas con la izquierda antisistema y con los movimientos separatistas. Si nadie logra formar gobierno, que es muy probable que pase, la frustración de la gente dará en unas nuevas elecciones aun más peso a Vox.
  • Me duele, pero en contra de todos mis pronósticos también Alemania, mi país de origen, está en la misma cuerda floja. Las últimas encuestas me asustaron profundamente, igual que a toda la intelectualidad democrática. Pensábamos que en Alemania estábamos curados por la experiencia del Tercer Reich nazi. La extrema derecha organizada en la Alianza por Alemania AFD, que siempre he visto como un minúsculo grupo de insensatos, ha crecido en las encuestas. De repente es la segunda fuerza política, sobrepasando la socialdemocracia y los verdes, y está acortando la distancia a los demócratas-cristianos de la otrora estadista Angela Merkel. Y sin Merkel, que lo supo anclar firmemente en el centro, su partido está moviéndose hacia la derecha, retomando posiciones extremas de la AFD, con la ilusión de así podrá detener el avance de la ultraderecha. Hacerse de ultraderecha para detener la competencia, ¡qué tragicómica ironía! Nadie sabe hasta cuando se mantendrá sólido el compromiso de la Democracia Cristiana de jamás pactar con la ultraderecha. Muchos ya están soñando con un gobierno de derecha, y esto solo será posible si incluyen a sus vecinos en la equina ultraderechista.

Este último es un fenómeno en varios países. Las derechas tradicionales, enfrentadas con agresivos movimientos de ultraderecha, cometen dos errores fatales: de adoptar los discursos ultraderechistas para evitar que les quiten votantes; y de tratar de incorporar a la ultraderecha al sistema, pensando que se van a moderar.

En países con largas trayectorias progresistas como Finlandia y Suecia esta tendencia ya ha llevado a la inclusión de movimientos autoritarios con tendencias xenofóbicas en los gobiernos. Tal vez la democracia liberal sea suficiente fuerte en estos países. En Italia pasó lo mismo, pero de un solo los neofascistas tomaron el control de la derecha entera y pusieron a la primer ministra: Giorgia Meloni, quien lidera el partido ‘Hermanos de Italia’, surgido directamente del Neofascismo. Meloni ha sido sorprendentemente pragmática y flexible. Ha moderado sus discursos radicales contra la integración europea y la inclusión de migrantes. Pero no ha abandonado su filosofía, está esperando las próximas elecciones para consolidar su poder.

Regresemos a Alemania. La coalición gobernante llamado “Semáforo”, entre socialdemócratas (rojos), liberales (amarillos) y ecologistas (verdes) ha logrado cumplir solo una parte de lo prometido. Los liberales, que controlan el ministerio de Hacienda, frenan todas las iniciativas de reforma social y ecológica que promueven los verdes y los socialdemócratas. Y todos ellos parecen paralizados por el susto de haber sido sobrepasados en todas las encuestas por la ultraderecha. Nadie sabe cómo frenarla: ¿Incorporarla al sistema para moderarla? ¿Aislarla y combatirla? ¿O incluso prohibirla?

El modelo de la gobernabilidad democrática, basado en la concertación entre todos los partidos democráticos, está en crisis mucho más allá de América Latina. Avanzan quienes saben cómo explotar esta crisis. Los ganadores de esta crisis: la derecha irracional, los populistas, los autoritarios, los Trump, las señoras Meloni en Italia y Le Pen en Francia. El hecho que Nayib Bukele sea una versión tan exótica de este fenómeno no significa que no sea de la misma familia.

Existe el peligro real que en Austria y Francia logren llegar al gobierno los partidos de ultraderecha. Juntos con Italia y Hungría y con movimientos fuertes en Alemania, Escandinavia, Holanda y España podrán cumplir el sueño que los mueve y une: dinamitar la integración europea, que después de la Segunda Guerra Mundial fue promovida por los demócratas de derecha e izquierda para evitar nuevos regímenes autoritarios o dictaduras en el viejo continente. Una Europa así desunida y debilitada no continuar integrándose para defender la democracia.

Por el momento, no tengo respuesta a las preguntas obligatorias: ¿Qué hacer para evitar que esto pase? ¿Cómo parar esta deriva hacía el autoritarismo? ¿Cómo volver a legitimar la política como ejercicio de racionalidad y ética?

Sólo puedo decir que hay que recuperar y reconstruir el espacio en el centro de la sociedad, donde pueden dialogar y converger los demócratas de todos los colores. Y hay que rescatar un pluralismo democrático basado en la tolerancia. Suena cursi, pero es la verdad.




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