viernes, 27 de marzo de 2020

Carta a Nayib Bukele: Subsidiar al ISSS para que subsidie a los trabajadores. de Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 28 marzo 2020


Presidente:
Cuando usted mandó, a través de su ministro de Gobernación Mario Durán, su proyecto de “Estado de Emergencia Nacional por la Pandemia del Civid-19”, una de las previsiones claves para hacer viables las medidas de restricción de la actividad económica y de cuarentenas fue esta provisión contenida en el artículo 5: 

“No podrá ser objeto de despido todo trabajador o trabajadora que sea objeto de cuarentena (...). Las cuarentenas ordenadas por el Covid-19 tendrán el mismo tratamiento de las incapacidades temporales por enfermedad común (...). El Instituto Salvadoreño de Seguro Social está obligado a cubrir la totalidad del subsidio diario por incapacidad.”

Así fue aprobado por la Asamblea, Y así tiene que ser. Así lo dictan la lógica y la justicia social. Si un gobierno decreta que las empresas no pueden despedir a sus trabajadores que por orden gubernamental no pueden asistir a sus lugares de trabajo, tiene que asumir los costos de su medida, o sea pagar las salarios caídos. Y el mecanismo idóneo es el Seguro Social, que tiene organizados todos los datos de empleados y todos los cálculos para pagarlos en caso de enfermedad – o cuarentena, en este caso.

Esto no significa que el Seguro Social va a absorber los costos, como ahora el gobierno alega, acusando a quienes insisten en este mecanismo de compensar a los en cuarentena de estar “quebrando al ISSS.”

Para no quebrar al Seguro Social, lo que tiene que hacer su gobierno es subsidiar al ISSS para que subsidie a los trabajadores y sus familias. Todos estábamos esperando que en el paquete de los 2,000 millones de dólares apareciera este subsidio. Pero no. Ni se menciona el problema. Asigna su cuota de 30% a las alcaldías, provee los pagos de $300 a las familias del sector informal - pero ni un centavo para resolver el problema de los salarios caídos del sector formal. 

Es más, el gobierno presenta a la Asamblea otro decreto que diga que las empresas no pueden despedir a nadie y que tienen que mantenerles el sueldo por la duración de la emergencia con sus decretos de cuarentena.

Viene la Asamblea y reitera, en una declaración de “interpretación auténtica” que este problema ya está resuelto en el decreto 593, artículo 5 (que citamos arriba). aprobado el 13 de marzo. Los salarios caídos por cuarentenas los tiene que pagar el Seguro Social.

Viene usted y publica en Twitter (a la 1.38am de la noche del día 27) una sola palabra, acompañada de una carita burlona: “¡VETO!”

Viene la Asamblea y, asustada, retira su “interpretación auténtica” para considerarla. 

Esto no es política, mucho menos es como se administra una crisis. Es un circo.

La “interpretación auténtica” ni siquiera era necesario, porque el decreto 593 es claro e inequívoco. Aunque usted vete la “interpretación auténtica”, no puede retrospectivamente vetar le ley (propuesta por usted mismo) que daba vigencia al Estado de Emergencia. Sigue vigente y sigue diciendo que el Seguro Social tiene que pagar como si se tratara de incapacidades por incapacidad.

En todo esto, presidente, usted y sus paladines han caído en un lenguaje tan agresivo que, empleado por los gobernantes, pone en peligro la cohesión social de la sociedad salvadoreña. Tal vez usted, en sus fantasías de poder, no se da cuenta, pero esto significa también poner en peligro la gobernabilidad de su propio gobierno. 

Si sigue así, solo va a poder gobernar con restricciones, represión, asumiendo poderes especiales que la Asamblea no le ha dado y no le va a conceder.

Saludo, 




miércoles, 25 de marzo de 2020

Carta a la Asamblea: Hay verdades que hay que repetirlas hasta que se entiendan. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 26 marzo 2020


Estimados diputados:
Lo que voy a decir, va a la oposición y con urgencia. Hay una enorme presión el día de hoy, en su plenaria de jueves, para que aprueben el paquete de los $2,000 millones para que el Estado salvadoreño pueda enfrentar las consecuencias económicas, sociales y laborales de la crisis del coronavirus. 
Y tiene razón el Gobierno cuando resalta la urgencia de esta decisión. Estamos en emergencia. Pero la emergencia nos obliga no solo a reaccionar rápido, sino igualmente a tomar las decisiones correctas. 
En mi última carta escribí: “Hablando de la ayuda financiera estatal: El gobierno tiene toda la razón del mundo para exigir la aprobación de un paquete de rescate económico de 2,000 millones de dólares. El problema es: ¿Qué hacer con este dinero, dónde invertirlo? Hay que tener claro que este fondo de rescate es el último cartucho que nos queda para evitar que el pinche virus deje al país en la quiebra. Si lo gastamos mal, no habrá otro”.
Y aunque sea repetitivo, voy a insistir en este argumento. Así como lo está haciendo Manuel Hinds en sus columnas. Es “el tema” en estos días, igual que la necesidad imperante de comenzar a hacer exámenes masivos de coronavirus, comenzando con todos los que están concentrados en albergues de cuarentena. De los exámenes depende el éxito de nuestra estrategia de contención a la epidemia. Y del carácter correcto del paquete de rescate financiero depende la gravedad de la crisis económica que inevitablemente viene en consecuencia de la epidemia.
Hasta ahora la oposición se ha concentrado en el análisis del paquete de rescate en los temas de transparencia y rendición de cuentas. Un tema importante. Ustedes le han puesto algunos candados al decreto, y esto es lo que ha provocado la ira del gobierno. En el debate de hoy es importante mantener estos candados para garantizar la transparencia del manejo de estos fondos.
Pero transparencia no es todo. Falta discutir otro tema, tal vez más importante y más controversial, antes de aprobar el paquete, y sobre esto hemos escuchado muy poco: ¿Qué es prioritario financiar con el paquete de rescate?
Cuando hablamos de un ‘paquete de rescate’ es para distinguirlo de un ‘paquete de estímulo’. Lo último es necesario para salir de una crisis financiera clásica: estimular al mercado, la producción, el comercio. No estamos ante una crisis financiera que necesita estímulos para superarse. Estamos ante un crisis económica consecuencia del cierre de operaciones de la mayoría de empresas que los gobiernos han decretado dentro de su estrategia de ‘lockdown’ de la vida social para contener la propagación del virus.
Tampoco se trata de un paquete de estimular el desarrollo local. Llama la atención que el paquete, así como se está discutiendo, contiene mucho financiamiento para las alcaldías. Y parece más estrategia electoral, de todas las partes involucradas, que estrategia para compensar a las familias de su pérdida de ingresos.
Porque de esto se trata, en esto tiene que concentrarse el paquete que tienen que aprobar: proteger los ingresos que necesitan las familias para sobrevivir. En este sentido, es correcta la decisión del gobierno de hacer una transferencia financiera de $300 mensuales a los que normalmente viven de la economía informal, sea como micro y pequeños empresarios, como independientes o como empleados. Esto está muy bien, y ojalá que el gobierno encuentre rápido la forma de hacerlo de manera efectiva y transparente. Hay que apoyarlo.
¿Pero qué solución hay para los empleados de las empresas formales, incluyendo las grandes? Hasta ahora el gobierno solo ha dicho que las empresas temporalmente cerradas (que son la gran mayoría del país) tienen que seguir pagando las planillas. Esto puede ser sostenible para 1 mes, aunque tampoco para todas las empresas. Pero la crisis no terminará en un mes. No podemos correr el riesgo que las empresas quiebren definitivamente, porque entonces será muy difícil volver a arrancar la economía una vez que termine el ‘lockdown’.
El paquete de rescate tiene que tener como prioridad número uno garantizar el ingreso a toda la fuerza laboral, y esto significa la necesidad de que el estado asuma buena parte de los salarios, directamente o mediante compensaciones a las empresas. Y ojo, esto tiene que incluir la gran empresa igual que la mediana y pequeña. 
Si el paquete de rescate no es diseñado así, no funcionará. Y si el gobierno no tiene claro esto, más razón para la Asamblea de corregirle la plana, brinque quien brinque.
Saludos, 

Columnas de Manuel Hinds sobre el tema:


Mi última carta:

Carta al gobierno y los diputados: No malgasten el último cartucho


lunes, 23 de marzo de 2020

Carta a todos los encuarentenados en sus casas: Que no cunda el pánico. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 24 marzo 2020

Tendría unas grandes ganas de escribir sobre algo que no esté relacionado con el coronavirus. Pero sobre qué, si aunque nosotros todavía no estamos contaminados físicamente, toda la vida está contaminada por la epidemia, por el miedo que causa, por las medidas que estamos tomando para contenerla. 
La política, la gobernanza, la economía, la vida social y cultural, el debate nacional, todo está 100% supeditado al tema coronavirus. El hecho que estemos confinados a nuestras casas nos hace pensar todo el tiempo en el virus, en la cuarentena, en el toque de queda, en nuestros amigos médicos o enfermeros, en los programas de rescate que diseñan los diferentes gobiernos. 
El presidente Nayib Bukele incluso declaró que el virus nos tiene en la Tercera Guerra Mundial. Como si los números apocalípticos que trató de explicarnos en su última cadena nacional no hubieran sido suficientes para provocar pánico. Si lo entendí bien, en la misma cadena nuestro presidente mencionó que tenía 9 noches de no dormir. Esto es peligroso, presidente. Yo lo sé de propia experiencia: luego de que me operaran de corazón, pasé semanas con insomnio y de repente comencé a alucinar… Cuidado, presidente, antes de hablar de escenarios apocalípticos y guerras mundiales, busque la forma de conciliar el sueño. Por favor.
Hoy la angustia de la gente encuarentenada en sus casas es que la PNC no vaya a detener (y luego meter por 30 días en un centro de contención y cuarentena) al familiar que salga a ir al súper o la farmacia. O al familiar que sale a trabajar en el mercado donde está autorizado que sigan vendiendo verduras o carnes. ¿Pero los policías o soldados desvelados van a reconocer la carta de acreditación que le dio su jefa, que es medio analfabeta y obviamente no tiene papel membretado de su puesto de venta?
En el caso de nuestra colonia, estamos preocupados por nuestros vigilantes. Ya decidimos pagarles el mes y mandarlos a su casa. Pero irían en moto, porque en bus les cuesta el doble de tiempo y además andan todo su salario. Pero hoy salió el jurídico de Casa Presidencial en conferencia diciendo que de ninguna manera pueden ir dos personas en una moto…
Muchas cosas simples de la vida cotidiana se han vuelto complicados y algunas hasta peligrosas. Yo sé que esto no es nada comparado a lo que viven los médicos y enfermeras en Italia. Pero tampoco hay razón de profundicemos las angustias de la gente. Las medidas que tome el gobierno para protegernos siempre nos van a causar incomodidades, es inevitable, porque necesariamente son medidas restrictivas.
Pero hay una línea entre restrictivo y represivo que no es necesario cruzar. En tiempos de emergencia, los ciudadanos apoyamos que el gobierno tenga competencias excepcionales para hacerle frente a la crisis. Pero cualquier gobierno al cual le hemos concedido poderes excepcionales tiene que saber manejarlos con prudencia, transparencia, y firmeza, pero nunca de manera represiva. Y un gobierno que hace poco cometióun atentado contra la independencia de la Asamblea Legislativa militarizando su sede tiene que tener un especial cuidado de mostrarle a sus ciudadanos que no abusará de los poderes especiales concedidos.
Los encuarentenados en nuestras casas debemos estar con cuidado de que no nos metan pánico. Y cuando termine vamos a hacer algunas fiestas alegres en el pasaje, en la colonia, en el centro.
Saludos,