"No voy a cambiar mi lenguaje, solo porque unos se burlan de él y otros ya se resignaron. No me voy a dejarme imponer el lenguaje del cinismo ni de la resignación."
La carta hablada: DECENCIA.mp3
Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, sábado 4 febrero 2023
Estimados amigos:
En una carta usé frases como: “Hay que defender la democracia” y “la justicia es para todos o es para nadie”, e incluso agregué algo tan elemental como “lo decente y humano de la política…”
Inmediatamente, al solo salir esta carta publicada, me di cuenta que ya es atrevido usar este tipo de palabras. Las masivas reacciones en las redes sociales me pusieron a reflexionar sobre qué está pasando con nuestro lenguaje. O sea, ¿qué diablos nos está pasando a nosotros como individuos y como sociedad?
Varios lectores, en lenguaje mucho más soez, que por respeto a mis lectores no voy a reproducir, dijeron cosas como estas: “¿Por qué no te limpias el … con tu democracia” o “justicia no es para gente como vos”. Otro escribió: “Con decencia o justicia no llegás a nada, el cáncer hay que extirparlo…”
Estas reacciones no son excepcionales. Circulan por las redes en miles de diferentes formas. Funcionarios públicos los reproducen, o incluso compiten con sus propios seguidores. Las actitudes detrás de estas expresiones de desprecio a los valores elementales como justicia, democracia, libertad, decencia se convierten en lo normal, en lo socialmente aceptado.
Pero esto no me preocupa, y ciertamente no me afecta. Estas opiniones provienen de personas incitadas por funcionarios, de las cuales ya no espero otra cosa. Es su oficio, es su manera de sentirse parte de un régimen político que apela a sus más bajos instintos y se burla de quienes siguen hablando de cosas ‘obsoletas’ como libertad de expresión, diálogo, tolerancia.
A esta lluvia de ignorancia y agresión estoy acostumbrado. Lo puedo analizar, puedo constatar qué y quiénes hay detrás de este fenómeno - pero no me afecta en lo más mínimo. Como dice ‘El Brozo’ Sanabria desde su oficina en Casa Presidencial: “Si no le gusta el humo, no se meta en la cocina”. No voy a salir de la cocina -el periodismo, la política, la opinión pública- sólo porque otros están contaminando nuestro lenguaje y con esto a todo el país.
Lo que sí me afecta son otras reacciones que también me llegan cuando hablo de democracia, justicia, decencia y libertad, y de las manifestaciones concretas de estos valores: libertad de prensa, separación de poderes, orden constitucional. Estoy hablando de comentarios que me mandan personas que no coinciden con la propaganda ensordecedora y violenta de los partidarios de Nayib Bukele.
Gente que en muchos puntos coincide con mis posiciones, pero a los cuales sus sentimientos de impotencia y frustración están llevandolos a un cinismo lamentable. Algunos son amigos de muchos años, que han compartido batallas conmigo. Me escriben o me dicen cosas como: “Sigues hablando de decencia y democracia, cuando esto ya no existe, ¿sigues creyendo en Santa Claus”. O me dicen: “No seas ingenuo, estas batallas por la democracia y la libertad ya las perdimos”.Estas posiciones son aún más peligrosas. Son expresiones no sólo de frustración, sino de derrotismo. Llevan a otra forma de cinismo, igual de destructivo que las amenazas e insultos del otro bando.
Voy a seguir inspirándome en frases, que a otros les parecen o obsoletas o ingenuas:
· “La dignidad humana es intangible. Respetarla y protegerla es obligación de todo poder público.” Artículo 1 de la Constitución alemana.
· “Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley.” Art. 7 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
· “Lo triste es un indecente con poder.” – “La política tiene que llenarse de decencia y de honestidad. Es imprescindible.” Emilio Lledó, filósofo español.
No voy a cambiar mi lenguaje, solo porque unos se burlan de él y otros ya se resignaron. No me voy a dejarme imponer el lenguaje del cinismo ni de la resignación.
Voy a seguir escribiendo de la ética en la política y de la necesidad de defender la democracia, aunque a unos les de rabia y a otros lástima, porque piensan que esta necedad es ingenuidad.
Saludos,