sábado, 7 de noviembre de 2015

Carta a los alcaldes: Tomen control de los proyectos de prevención

Estimados amigos:
El jueves leí en La Prensa Gráfica una noticia fuera de serie. Era sobre la embajadora Mari Carmen Aponte, quien presentó los ambiciosos planes de prevención que la AID ha preparado para 20 municipios salvadoreños. Y en esta nota decía dos cosas que me hicieron dudar del mundo. Primero que AID había gastado 24.8 millones de dólares para elaborar estos planes: “Esos fondos fueron destinados al diagnóstico de los factores de riesgo y posteriormente a la elaboración de los planes y sus líneas de acción en cada municipio.” Wow!

Y segundo: “Para la ejecución de estos planes, las 20 municipalidades esperan el financiamiento de parte de instituciones del Estado, organizaciones de la sociedad civil, el sector privado, iglesias, cooperación de la comunidad internacional y grupos comunitarios…” What? Vaya, ojalá tengan paciencia…

Momento, pensé yo: ¿No tienen pisto para implementar los planes de prevención, lo están esperando del Estado – pero ya gastaron 24.8 millones en los diagnósticos y la elaboración de los planes? ¿Por qué diablos no le dieron a cada uno de los 20 alcaldes su millón para que haga algo ya, y se hubieran quedado todavía con 3.8 millones para acompañar y supervisar los proyectos?
LPG20151105 - La Prensa Gráfica - PORTADA - pag 9


Precisamente esto lo posteé en twitter, pero como no había suficiente espacio para explicarme bien, tomé una decisión: Sobre esto será mi carta para sábado, la voy a dirigir a los alcaldes. Y ya comencé a formularla…

El día siguiente la US-AID me informó que la cosa no era así: los 24.8 millones eran el presupuesto para los 5 años de trabajo de prevención en los 20 municipios, no es que se los gastaron en consultorías y estudios. ¡Menos mal! Me restablecieron mi confianza en el sentido común de Mari Carmen Aponte, aunque no necesariamente en la sabiduría de los estrategas de la prevención que durante décadas han gastado miles de millones de dólares sin prevenir absolutamente nada. Veamos los resultados…

Pero entonces, al darme cuenta que se trató de un error de los colegas de la Prensa, me surgió otra interrogante: Cualquiera puede entender mal unas declaraciones y cifras, pero ¿cómo diablos el periodista y su editor no brincaron ante lo inverosímil de la cosa que estaban reportando? ¿Cómo es que no interrogaron a Mari Carmen, que no le reclamaron, que no se enfurecieron ante el supuesto hecho que se gastaran 23.8 millones en hacer estudios y planes, sin que hubiera pisto para la implementación?

Pido disculpas a Mari Carmen y la AID que les creía capaz de semejante aberración. Me da cierta esperanza, aunque no certeza, que ahora los millonarios fondos para prevención realmente se van a invertir en transformar los barrios, las comunidades precarias, los focos de marginación urbanos y rurales. Tengo cierta esperanza por una sola razón: Creo en los alcaldes. Por esto esta carta va a ustedes, señores alcaldes, y no será una carta pesimista, sino más bien esperanzadora…

En los últimos años me he metido en el tema de la violencia y su prevención, y me di cuenta de lo decisivo que es bajar los proyectos y las inversiones a los municipios y las comunidades. Son los alcaldes y los líderes comunitarios que conocen el problema y las palancas de solución – y que además están bajo escrutinio directo de la gente.

No sé cómo han escogido los 20 municipios, ojalá que lo hicieron evaluando si en estos lugares hay liderazgos sólidos y con voluntad de atacar el problema. Me gusta este criterio: Hay que avanzar donde hay condiciones…

Pronto veremos si estos millones resultan siendo otros fondos botados o realmente inversiones transformadoras. Poco depende de la AID y sus expertos, mucho menos del gobierno y sus burócratas – depende de ustedes, los alcaldes. Ojalá  que ustedes se atreven a tomar estos proyectos en sus manos y no se dejen manipular y limitar ni del gobierno, ni de los pelotones de consultores y expertos. Ustedes pueden marcar la diferencia.

Manos a la obra, alcaldes, les saluda

(Mas!/El Diario de Hoy)

viernes, 6 de noviembre de 2015

Polarización racional y polarización irracional

Se ha vuelto moda culpar a la “polarización” de todos los males que vive nuestro país. En las expresiones más triviales de la anti-política, que actualmente se manifiesta en movimientos contra la “casta política”, la peste “polarización” figura a la par del cáncer “corrupción”.

Pero también hay consideraciones serias, hechas por analistas de peso como por ejemplo Luis Mario Rodríguez de FUSADES, que ponen la “polarización” al centro de las explicaciones de nuestros males.

En una columna publicada en julio de este año, titulada “Alegato por el disenso”, escribí: “Me canso de estar escuchando el mismo discurso de que el país necesita superar sus divisiones políticas, llegar a acuerdos entre todos sobre el rumbo del país, y que entonces nuestros problemas se resolverían…

Lo escucho de religiosos, de algunos empresarios que quieren quedar bien con Dios y el diablo, de columnistas que no quieren ofender a nadie. Y de políticos que buscan un nicho electoral predicando “unidad” y “el fin de las ideologías”, y que se ofrecen como salvadores capaces de superar la polarización.

Lo que nos hace falta es el disenso honesto y transparente, no el consenso. Lo que nos urge es que las diferencias entre las distintas visiones del país se vuelvan tan claras que los ciudadanos, a la hora de votar en 2018 y 2019, puedan tomar una decisión consciente y educada, creando una mayoría alrededor de una propuesta definida. Solo así se puede definir el rumbo”.

Sostengo cada una de estas palabras. Pero voy a tratar de profundizar un poco este debate.

Parte del problema es que no hay una definición clara del término “polarización”. Si lo entendemos como sinónimo de la falta de consenso en una sociedad, y como la existencia de fuertes enfrentamientos entre dos (o más) posiciones políticas, ideológicas o concepciones excluyentes del desarrollo de la economía y la sociedad, para mí no es un término negativo y sostengo los argumentos arriba citados: antes de llegar a una mayoría capaz de dar rumbo al país con un consenso sólido, tenemos que pasar por mucho disenso transparente.

Pero hay otra manera de definir el término polarización, y de ella emanan argumentos que hay que tomar muy en serio. En alemán hay un término muy particular: “Lagerdenken”. Significa: pensar encerrado en una mentalidad de campo o bloque; percibir el mundo (el país, la sociedad) dividida en bloques o campos opuestos, y permitir que esta división determine todo: lo que pensamos, lo que podemos criticar, lo que debemos apoyar incondicionalmente. “Lager” es campo, y el término “Lagerdenken” nació en el tiempo de la guerra fría, cuando el mundo estaba limpiamente dividido en el campo “de la dictadura comunista” y el campo del “mundo libre” (visto desde Occidente); o entre el campo “socialista” y el campo “capitalista” (visto desde el lado oriental de la cortina de hierro)… Y la ley era: criticar al otro campo es obligatorio, incluso cuando tenga razón, y criticar adentro del propio campo es traición, incluso cuando había razon fuerte de hacerlo.

Esta forma de polarización/Lagerdenken obviamente es dañina para un país, porque limita e incluso sanciona, en cada uno de los “campos”, el pensamiento crítico. Pero sin pensamiento crítico/autocrítico y sin capacidad de tomar posiciones independientes no hay modernidad, no hay democracia sostenible, y no habrá renovación.

¿Tenemos esta forma de polarización paralizante? Sí. Y es cierto: es un obstáculo a vencer si queremos avanzar como sociedad.

Pero esto no significa que hay que buscar a reducir la confrontación política, filosófica, de valores diferentes, ideológica, como la queramos llamar. Por lo contrario. Una vez que el debate público se libera de las restricciones del “Lagerdenken”, el pensamiento crítico llevará implícito pensamiento autocrítico. Una vez que se supera la falsa polarización que percibe el mundo como dividido en dos campos, habrá libertad para enfrentamientos de ideas no solo entre los partidos, sino también dentro de cada partido político.

En el FMLN hay un debate pendiente, pero siempre suprimido, entre comunistas y socialdemócratas, entre populistas y progresistas, entre revolucionarios y reformistas. De igual forma, en ARENA nunca se ha discutido en serio entre liberales y conservadores, entre progresistas y reaccionarios. Borrando la falsa polarización, se puede llegar a un auge de debate controversial en toda la sociedad. Esta es la polarización positiva, la del disenso, la de la pluralidad, la de la construcción de una mayoría alrededor de un consenso. En cambio, la “unidad nacional”, donde todos seamos convencidos de lo mismo y dejemos de pelear, es una quimera peligrosa, inventada para confundir, distraer y seducir…

jueves, 5 de noviembre de 2015

Pandillas anuncian cese de hostilidades en 3 comunicados separados

Cuando las pandillas, como causantes de buena parte de los homicidios que sufre el país, hacen pronuncamientos públicos, es de interés público conocerlos. En este sitio siempre he publicado estos comunicados, pero solo si fue posible confirmar su autenticidad.
Los 3 comunicados que publicamos ahora comenzaron a circular en redes sociales el día 4 de noviembre, y hasta el día siguiente se pudo confirmar, con una fuente de la pandilla 18/Revolucionarios por lo menos la autenticidad del texto que esta pandilla firmó. Esta fuente confirma que esta vez no se pudo consensuar y firmar un texto conjunto, como se hizo en los años 2012 - 2014, porque no existen actualmente los mecanismos de comunicación y mediación que lo permitiesen. La fuente confirma que cada una de las pandillas se comprometió a atender el llamado que les hizo la Iniciativa Pastoral por la Vida y la Paz IPAZ a reducir la violencia.

Paolo Luers, 5 noviembre 2015





Sobre las peticiones que las iglesias organizadas en IPAZ hicieron a los pandilleros y la march del 27 de octubre, el obispo luterano Medardo Gómez explica en una entrevista publicada en la revista digital FACTUM:

Luego de convocar esta marcha por la paz, ¿qué más actividades pretende hacer este movimiento de iglesias cristianas para aportar al cese de violencia?

Estamos en una campaña y somos numerosas iglesias las que nos hemos unido, a pesar de que somos diferentes, pero por el tema de la paz estamos juntas. Es nuestro deseo incidir para que termine esta violencia. Entonces, hemos acordado realizar una campaña que se inicia con esta marcha. Habíamos invitado a familiares de las pandillas, ya que el gobierno no nos permite a las iglesias hacer un diálogo con los pandilleros directamente, entonces, queremos organizar, pedir, orientar a las familias. Yo he sido testigo de madres diciéndole en mi presencia a sus hijos: “hijo no te metás ahí en esa pandilla donde estás. Solo te espera la muerte o la cárcel. No, queremos de ti lo mejor”… Por ello sabemos que las familias tienen ese poder moral y espiritual para influir.
Ha sido una lástima que detuvieron buses (que se dirigían a la marcha) y ya no pudieron pasar y ha habido un espíritu de contradicción. Queremos decirle al gobierno que no estamos actuando contra ellos, contra nadie del pueblo, contra ningún sector y tampoco estamos a favor de las pandillas. No estamos protegiendo a los delincuentes. Sino para nosotros, estos delincuentes, son hijos de Dios y son material en el cual podemos tocar el corazón y realizar una pastoral de liberación. Nos hemos expresado y hemos hecho cuatro peticiones a las pandillas, porque son los principales victimarios.

¿Cuáles son las cuatro peticiones?

Las principales peticiones son:
  1. Cese a la violencia que atente contra la vida de la población.
  2. Detener el reclutamiento de niños y niñas.
  3. Detener todo tipo de amenazas que provocan el desalojo obligado de familias, en cantones, colonias y otros. Es una pena que ciudadanos lleguen y les asesinen.
  4. El tránsito libres de personas en todo el territorio nacional.

¿Ha recibido alguna respuesta por parte de los cabecillas de las pandillas en relación a estas peticiones?

Es después de esta marcha que vamos a esperar. Espero que el mensaje llegue ahora a las pandillas, a partir de las familias. Les pedimos a las familias que nos ayuden a tocar los corazones de los pandilleros.

¿Qué le dijeron los familiares ahora en esta marcha?

Es una lástima que no dejaron venir a la mayoría. Acá estuvieron pastores que trabajan con pandilleros y solo se pueden comunicar por el mensaje de la palabra de Dios. Vamos esperar.

¿Durante esta marcha estuvieron presentes familiares tanto de la Mara Salvatrucha como de las dos fracciones del Barrio 18?

Sí, de todos. Lástima que fueron pocos, porque queríamos que fuera grande.

Sobre la intersección de la iglesia evangélica en el cese de la violencia, el fin de semana pasado hubo un caso de un pastor evangélico que intervino para que un pandillero no muriese en un intercambio de disparos con la policía. ¿Considera que estas acciones apoyan y aportan para la construcción de la paz?

Ese es el trabajo nuestro, interceder, y hasta interceder con ellos mismos (los pandilleros) para que no les hagan daño a otros.

¿En qué se diferencia su iniciativa con el trabajo de la iglesia católica durante el proceso de la tregua de 2012?

El problema de la tregua fue que no fueron transparentes. Y el gobierno apoyó, le dio órdenes el presidente al gabinete para que se dieran las oportunidades de hacer un proceso. Y no les respondieron, no fue transparente. Nosotros sí, por eso estamos diciendo a los medios todos los propósitos. No escondemos nada. Creemos que podemos incidir. Somos del Consejo Nacional de Seguridad y ellos nos han dicho: «respetamos el papel de las iglesias». Aunque el consejo en pleno no lo acepta, pero insisten en que nos respetan.

¿Hay buena voluntad de los pandilleros para aceptar sus propuestas?

Eso hay que ganárselo. Por eso queremos hacer este proceso. La única oportunidad que tenemos es que las pandillas todavía respetan a las iglesias y a los pastores, porque esos pandilleros, cuando fueron niños, llegaron a nuestras iglesias.


Carta a los empresarios responsables

Amigos:
Enfrenté el desafío de hablar, ante una sala llena de empresarios y ejecutivos sobre lo que como ciudadanos y empresarios podemos (y debemos) hacer para enfrentar la crisis de violencia e inseguridad. Roberto Murray, como presidente de la Fundación Rafael Meza Ayau, había invitado a sus familiares, socios y amigos, a los ejecutivos de las empresas de la familia, para pasar un día entero discutiendo cómo convertirse en “parte de la solución” ante los retos del medioambiente y de la violencia.

Para el segundo tema compartí el podio con dos religiosos: el pastor general del ELIM, Mario Vega, quien adentro del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana es la voz crítica más articulada ante el intento del gobierno de usar esta instancia como pantalla para su política de mano dura; y el padre Luis Paredes, de la parroquia Cristo Redentor en La Escalón, quien está haciendo un trabajo extraordinario con los jóvenes de las comunidades, que diariamente viven las consecuencias de las políticas del gobierno que dentro de un año han resultado en la duplicación de los homicidios y en angustia permanente en las comunidades con presencia de pandilleros.

Lo que más me impresionó fue el alto grado de receptividad y sensibilidad de la audiencia ante la cruda realidad que le pintamos. A mi me tocó llevar el debate al punto crítico: Entonces, ¿qué podemos hacer? Porque lo peor que nos puede pasar como país es que todos (ciudadanos, empresarios, profesionales, académicos, iglesias, fundaciones…)  nos dejemos paralizar ante la incapacidad del gobierno de formular un plan integral, dentro del cual todos podemos aportar a la solución, cada uno desde su capacidad y desde su interés.

Si es cierto que con el gobierno no podemos hacer nada para aportar a solucionar el problema (por lo menos mientras no haya un cambio de su política, o un cambio de gobierno), también es cierto que la empresa privada y la sociedad civil pueden actuar por su propia cuenta. No tenemos que esperar al gobierno. No podremos arreglar el país, pero no estamos condenados a hacer nada.

Podemos (y debemos) seguir trabajando en determinados territorios donde hay condiciones. Si todo el problema de la violencia y delincuencia se ha generado por la desintegración de los tejidos sociales, podemos hacer labores de rescate, preservación del tejido social a escala de comunidades específicas.
Lo que juntos la Asociación Escalón, Fundemas, la Fundación Meza Ayau, con apoyo de la AID, estamos haciendo aquí en La Escalón, es la prueba que esto tiene sentido e impacto, a pesar de la inoperancia del gobierno.

Mientras en general el país, y en particular la ciudad capital, se han vuelto más conflictivos en los últimos dos años, en La Escalón no, porque hace 5-6 años unos empresarios y residentes decidimos lanzar un proyecto que construya relaciones de buenos vecinos con los residentes de La Escalón, las comunidades marginales que nos rodean y que nunca han sido parte de la vida económica, social y cultural de la colonia. Cosas parecidas se han logrado en Las Palmas (colonia vecina de San Benito de 10 mil habitantes), y en Valle del Sol (colonia de 20 mil habitantes, una isla de paz en Apopa). Con pocas inversiones de algunas empresas estos logros pueden hacerse sostenibles.

El padre Paredes, el pastor Vega y este servidor nos llevamos la certeza que entre los empresarios hay suficiente compasión y disposición para seguir avanzando en chiquito, en proyectos específicos en comunidades particulares, aunque a nivel nacional todo parece paralizado. Salí este día de la encerrona y debate más optimista que entré. Espero que los participantes se hayan llevado la misma certeza: Podemos ser parte de la solución, aun cuando el gobierno no asume su responsabilidad.

El día se cerró con brocha de oro con una ponencia de Jorge Melguizo, protagonista de la transformación de Medellín de ciudad más peligrosa del mundo (título que ahora sostiene San Salvador) en modelo de pacificación e inclusión social. Jorge contó las maravillas que se pueden hacer si gobierno (en este caso gobierno municipal, que en Colombia realmente es gobierno), empresa privada y sociedad civil trabajan juntos, con una sola prioridad: transformar los barrios donde nace y se reproduce y se multiplica la violencia y la desintegración social.

Con gran satisfacción registro que lo que pasó en esta sala ya no es un fenómeno aislado. Así como Bobby Murray, hay docenas de empresarios que quieren trascender la caridad y altruismo, incluso el concepto tradicional de responsabilidad social, e invertir en soluciones a los problemas sociales detrás de la violencia y  delincuencia. Lo único que les pido: No se dejen paralizar por la incapacidad del gobierno de liderar este esfuerzo.

Saludos, 


(Mas!/El Diario de Hoy)

Tregua no, diálogo sí

El otro día un amigo (que siempre ha sido muy escéptico de la tregua y crítico de mi participación en ella) me preguntó: Luego de toda la sangre que ha corrido este año, ¿vos creés que una nueva tregua sería posible para otra vez bajar los niveles de violencia? Porque ya no veo otra posibilidad… ¿O será que todos los puentes están quemados, ahora que incluso Raúl Mijango tiró la toalla y predice 5 o incluso 10 años de matanzas? (vea su entrevista en El Faro)

Sin pensar mucho, le contesté: Tregua no, diálogo sí. Primero, una nueva tregua no me parece factible, porque la opinión pública no la permite, luego de que el gobierno, de el FMLN, el fiscal general, los medios y también la derecha se han dedicado a culpar la tregua del 2012/2013 (y no su rompimiento por parte del gobierno y del FMLN) por el aumento de la violencia en 2014/2015.
Segundo: Incluso si fuera factible, una nueva tregua ya no sería la solución al problema. Ya no estamos en el año 2011/2012, cuando el motor de la violencia era la guerra entre la MS y la 18. En aquel entonces, si uno quería parar la escalada de la violencia y crear una situación más calmada en los barrios para poder entrar con programas de prevención e inversión social, tenía todo el sentido del mundo gestionar una tregua entre las pandillas. Esto se hizo en marzo del 2012 y tuvo éxito durante los 15 meses que el gobierno de Funes lo permitió.

Hoy, como resultado del cambio radical de las políticas de seguridad, apostando todo al enfrentamiento, el motor de la violencia ya no es el conflicto entre las pandillas, sino el conflicto entre el Estado y todas las pandillas. Ya no depende de la relación entre MS y 18 si el próximo mes va a terminar con 500, con 700 o con 900 homicidios, sino depende de las decisiones estratégicas-políticas del gobierno y tácticas-operativas de los aparatos de Seguridad e Inteligencia. Y obviamente también depende de las decisiones que toman los nuevos jefes de las pandillas, que asumieron el mando después de que el liderazgo de la tregua fue neutralizado y aislado en el penal de Zacatecoluca.

En el 2012/13, las ranflas históricas de las diferentes pandillas, que por decisión del gobierno Funes en marzo 2012 pudieron retomar el mando y control de sus estructuras nacionales para implementar la tregua, se convirtieron en interlocutores difíciles, pero sorprendentemente racionales y congruentes para los mediadores. En permanente discusión con ellos (y entre ellos) se logró llegar a acuerdos que efectivamente redujeron el grado de conflictividad entre las pandillas, pero también entre pandillas y población y con las autoridades. Estos éxitos parciales (pero concretos y sorprendentemente sólidos) fueron posibles por una razón: este grupo de jefes históricos de las pandillas discutió los problemas del presente con una visión de futuro, que de una manera tal vez no muy clara y concreta, pero suficiente fuerte vislumbraba una superación de la violencia y una inserción en la sociedad productiva del país. Por muy difusa que esta visión hay sido, es por ella que se logró avanzar en lo concreto y cotidiano, incluso, en algunos lugares, reduciendo la extorsión.

Resulta absurdo que el único lugar en el mundo de las pandillas, donde esta visión de alguna manera ha sobrevivido, es en las celdas subterráneas de máxima seguridad de “Zacatraz”, donde el gobierno ha concentrado, bajo estrictas medidas de aislamiento a todos los protagonistas del proceso de la tregua. Este aislamiento incluso raya con ilegalidad: Durante los meses de agosto, septiembre y buena parte de octubre del 2015 el gobierno no les permitió a los internos en Zacatecoluca ni siquiera las visitas de sus abogados y de los delegados de la Cruz Roja Internacional.

Los pandilleros que hoy han tomado el control y el mando en las cárceles regulares y en los barrios, en su gran mayoría, o nunca compartieron esta visión que llevó a la tregua, o hoy la consideran fracasada en una situación que perciben como “de guerra”. Con un gobierno que les declaró la guerra sin cuartel, a estos cabecillas mucho más jóvenes, inexpertos y radicales les cuesta mantener viva la visión de que hay que construir una salida alternativa a la escalada de violencia. Ellos toman todos los días decisiones que igual que las del gobierno y de la PNC abonan a más violencia.


Y del lado del Estado, ¿quién toma la decisiones? Todo indica que las reales decisiones que inciden sobre vida o muerte (estas decisiones de las cuales depende si vamos a cerrar un mes con 900 muertos o “solamente” con 600) no las toman los funcionarios que están sujetos a debate y escrutinio público. No parece que las toma el ministro de Seguridad Benito Lara o el Comisionada Presidencial de Seguridad Hato Hasbún – y mucho menos el presidente. Mucho indica que estas decisiones se toman en cuartos cerrados y aislados de las estructuras de inteligencia, mezcladas con líneas de mando partidarios. Estas dos líneas se cruzan en personas como Manuel Melgar, el ex ministro de Seguridad de Funes y ahora secretario privado del presidente, o Eduardo Linares, el ex jefe de Inteligencia de Funes y actual gobernador de San Salvador.

Entonces, le dije a mi amigo: Incluso si se pudiera, ¿entre quiénes habrá que gestionar una tregua? ¿Entre estos operadores ocultos del gobierno del FMLN y los liderazgos atomizados y ahora mucho más anárquicos que las pandillas? Difícil de imaginar. Y tampoco me puedo imaginar quienes podrían mediar entre estos dos mundos, luego de que el gobierno ha puesto casi al margen de la ley a todos los que estuvimos actuando como mediadores…

-Por la gran p…, me dijo mi amigo, entonces no hay nada que hacer, solo seguir matándonos… o mejor irnos al carajo.

No sé. La verdad es que no sé. Hay que tratar de retomar el diálogo, aunque no sé de qué forma – pero debe haber una forma. Me gustaría ir a Zacatraz y encarar a los cabecillas ahí recluidos, para sondear si hay hilos que todavía se podrían retomar para tejer un nuevo diálogo. Lo haría mañana, y sé que alguien como monseñor Fabio Colindres y otras personalidades gran prestigio me acompañaran. Pero el gobierno no lo va a permitir. Ni siquiera permite el intento, el sondeo. Mucho menos, si el sondeo fuera positivo, permitiría que gente como el “Diablito”, el “Sirra”, el “Muerto de Las Palmas” o el “Chino 3 Colas” nuevamente tomaran iniciativas para intervenir en las decisiones y actitudes de sus pandillas. Si para el gobierno su gran logro es haberlos aislado y neutralizado – en esto existe una extraña coincidencia con la política de los gobiernos de ARENA, que también estaban convencidos que por más aislados y jodidos tenían a estos líderes, menos peligrosos se harían las pandillas. Esto fue mentira cuando lo dijeron René Figueroa y Rodrigo Ávila, y es mentira ahora que lo dicen Hato Hasbún o Benito Lara.

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lunes, 2 de noviembre de 2015

Carta a doña Gloria: el arte de ser tolerante sin dejar de ser beligerante (y al revés)

Estimada Gloria Salguero Gross:
Revisé el archivo de mis 1051 “Cartas de Paolo” y me di cuenta que nunca te mandé una. Disculpá, por favor, esta negligencia. No significa que no hayas merecido una carta. Siempre lo controversial atrae mi atención, y vos siempre has sido artista del debate polémico.

Lastimosamente, cuando renunciaste al partido llamándolo “ARENA S.A. de C.V.”, todavía no tenía columna en ningún periódico. Me hubiera encantado entrar en esta controversia.

Igual cuando fundaste tu propio partido, y cuando este fracasó en las elecciones del  2003 y desapareció; cuando regresaste a ARENA, y cuando Tony Saca se inventó para vos el cargo de “Secretaria de Gobernabilidad” (que lo heredaste a Hato Hasbún), todo esto se escapó de mi escrutinio crítico, porque aún no tenía el privilegio de tener una columna.

Poco después, cuando conduje para El Faro y el PNUD estas memorables cenas de debate llamados “Encuentros”, tuve el gusto de tenerte en varias tertulias. Pero tampoco te dediqué una columna.
Ni siquiera lo hice cuando en 2006 mi amigo Sebastián, El Torogoz de Morazán, me invitó a acompañarlo para recibir un premio de Derechos Humanos que le iba a otorgar Beatrice de Carrillo, entonces Procuradora de Derechos Humanos. Las otras dos personalidades que recibieron premio fueron German Cáceres, el conductor de la Orquesta Filarmónica, y vos, Glorita. En esta combinación de personajes se reflejó el talento de doña Beatrice para el reality show…


Con el Torogoz nos sentamos en la última fila del auditorio, y le expliqué quién era quién en esta selecta audiencia. Cuando me preguntó de quién era la señora (en mayúscula) con el peinado exótico, le expliqué que era doña Gloria Salguero Gross, fundadora de ARENA y actualmente Secretaria de Gobernabilidad del Presidente.

Sebastián, con esta cara de campesino pícaro que tiene, dijo: “No jodás, ¡la ‘vieja doña Oligarquía’ en persona!”, refiriéndose a una famosa canción que los Torogoces compusieron para Radio Venceremos, de estas canciones que se burlaron de los jefes militares y los dirigentes políticos del campo enemigo. La frase célebre de esta canción que todo combatiente del FMLN sabía de memoria: “Le da diarrea a la vieja doña Oligarquía / el golpe que da la guerrilla…”. Y Sebastián me contó que cuando escribió la canción, y siempre cuando la cantó, estaba pensando en doña Gloria Salguero Gross, para él la personificación de la oligarquía cafetalera.

Ya le veía mala intención en la cara: “Sebas, no empecés, cabrón”, le susurré. Me contestó: “No te preocupés, sé que ya no estamos en guerra, y además la señora, viéndola así se cerca, me cae bien…”.
Cuando le llamaron para entregarle su premio, y cuando lo vi agarrando su guitarra, le dije: “Cantá ‘Heroico Morazán’, no armés berrinche…”.

Llega el Torogoz al podio, recibe de doña Beatrice su premio, da la mano al gran maestro German Cáceres y a vos, y dice: “Ya que tengo aquí en frente a doña Glorita, quiero confesarle que durante la guerra le dediqué una canción. No se ofenda, Glorita, así era la guerra, nos ofendimos y nos matamos, pero ahora estamos en paz. Con el permiso del maestro German, voy a tocar la canción ‘La Vieja Oligarquía’...”

Se me paró el corazón, retuve la respiración  porque sabía que siempre cuando cantaba esta canción, El Torogoz la comenzaba con un bestial grito de guerra: “¡Muerte a la oligarquía!”.

Pero esta vez Sebastián omitió el grito, y comenzó con una suave secuencia de su guitarra, para luego cantar a doña Glorita de como “la vieja doña Oligarquía” / fue derrotada por la guerrilla.

Y vos, Gloria, muerta de risa, acompañando al cantante guerrillero con zapatazos, y luego dándole aplausos y un gran abrazo.

En esta escena pienso ahora que te fuiste, y al fin te dedico la carta que merecés: Yo siempre te amé por esta tan extraña mezcla de beligerancia y tolerancia.

Saludos,
(Mas!/El Diario de Hoy)