viernes, 16 de abril de 2021

Carta a los amantes de las buenas series: Como romper tabúes con irreverencia. De Paolo Luers

 


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, sábado 17 abril 2021 

Antes las llamaron “telenovelas”, pero este nombre cayó en desprecio y desuso por las infumables producciones de Televisa que inundaron nuestros canales de televisión con todas sus historias y figuras cursi. Para distanciarnos de esta mala tradición, hoy hablamos de “series”...

 

Como prometí que una vez a la semana, los sábados, iba a permitirles descansar de los tensos temas políticos, y como tampoco les voy a dar de choto un preview de todo mi libro, voy a iniciar una serie de cartas sabatinas hablando de las buenas series que hay en Netflix. Para mi, Netflix ya es parte de mi vida, desplazando los canales de televisión por cable, que hace unos años eran la liberación de la pésima programación de los canales nacionales. Pasamos viendo cine domiciliar casi todas las noches, escogiendo en Netflix las mejores series. 

 

¿Por qué series y no películas? Bueno, también vemos películas. Pero resulta tedioso siempre encontrar buenas películas. Y además, tengo que confesar que he encontrado el sabor a la sensación de sumergirme en el mundo de una serie, acompañar a los mismos personajes en diferentes capítulos, identificarme con unos, detestar a otros, reírme de algunos... Es un vicio, yo sé, pero ya me quitaron el cigarro, por el pinche Covid hemos dejado de salir a bares o restaurantes, no puedo tomar muchas copas por las medicinas que tomo. Entonces, mejor me dejo seducir por las series...

 

Suficiente introducción. Aquí las primeras dos series que hoy quiero presentar.

 

1. The Kominsky Method (El método Kominsky)

Una comedia extraordinaria con Michael Douglas y Alan Arkin, sobre como envejecer, con momentos muy tristes y otros irresistiblemente cómicos. Vive de los diálogos sarcásticos y de la actuación llena de auto ironía de los dos actores principales, de 74 y 84 años, respectivamente, cuando rodaron la serie.  

 

2. Grace and Frankie

El equivalente femenino de The Kominsky Method, con Jane Fonda y Luli Tomlin, 78 y 76 años cuando la serie se inició. Las primeras temporadas son genialmente cómicas, también viviendo de la actuación de las protagonistas y del sarcasmo y la autoironía de los diálogos. Las últimos episodios pierden la originalidad. La trama general da para mucho: Dos mujeres de tercera edad, diametralmente diferentes, son unidos por el mismo golpe sufrido por ambas: sus maridos las abandonan para vivir juntos en un matrimonio gay. Aunque ahí está la trampa, nunca caen en ella, nunca hay el más mínimo tono de homofobia.

 

Las dos series, aunque muy distintas en sus tramas y estilos cinematográficos, tienen algo en común: se mueven con mucha elegancia y seguridad en el campo minado que son los temas de la vejez y el amor, de vejez y soledad. ¿Cómo envejecer sin renunciar a la sexualidad y sin sentirse inútil? ya es un desafío bastante complicado. Pero el verdadero reto es: ¿Cómo tratar estos temas en una comedia, cómo hacer que la gente se ría de las situaciones que este dilema genera, pero sin burlarse de nadie, sin caer en un estilo burlesco de slap stick? La única solución es la irreverencia. O es irreverencia o es cursi. Los creadores de estas series (Chuck Lorre de Kominski, Marta Kauffman y Howard J. Morris de Grace&Frankie), juntos con sus actores, juegan magistralmente con los riesgos de sus tramas y del tema, casi tabú, de la vejez. 

 

Decía en la introducción que el gran atractivo, que puede convertir una serie en un vicio, es cuando te hace parte de una familia, de una específica situación social, y de una historia. Es imposible ver a Michael Douglas, Alan Arkin, Jane Fonda y Lili Tomlin sin enamorarse de ellos, tomar partido en sus conflictos, sentirse en familia con ellos. 

 

En el caso de Grace&Frankie, dejé de ver la serie desde el principio de la última temporada, porque sentí que el tema estaba agotado. En el caso del Método Kominsky, estoy esperando ansiosamente la tercera temporada, anunciada para el 28 de mayo de este año.

 

Mientras tanto, vi la película Our Souls at Night con Jane Fonda y Robert Redford. Dos personajes que se conocieron toda la vida, y cuando llegaron cerca de los 80 años, se enamoraron. Otro ataque irreverente y poético al tabú sex & age. También está en Netflix.

 

Posdata: Las dos series que pienso presentar el siguiente sábado: Marseille (Francia, con Gérard Depardieu) y Borgen (Dinamarca, con la revelación Sidse Babett Knudsen), que son dos cursos intensivos en política y ética. Cada episodio una lección...

 

Saludos, Paolo





miércoles, 14 de abril de 2021

Carta al presidente: Controle su obsesión con el mega control. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 15 abril 2021

Ciudadano presidente:

Para evitar malentendidos (o sea, malas interpretaciones), voy a comenzar esta carta con un par de aclaraciones:

    1. Es una buena decisión apostar a una intensa campaña de vacunación contra el Covid-19, con el fin de inmunizar la población adulta lo más antes posible.

    2. Para lograr esto, ha sido una decisión correcta hacer acuerdos con India y China para poder comprar las vacunas que fabrican. Puede ser que en Estados Unidos y la Unión Europea existen vacunas más eficientes, pero no están disponibles en las cantidades y los plazos necesarios. Esperar cuesta vidas.

Habiendo dicho esto, queda bastante que hablar de la manera como organizaron esta campaña de vacunación. Otra vez usted apuesta a la centralización y no a la descentralización. Así como su Secretaría de Prensa ha documentado ampliamente (aunque con propósitos perversos, como es la naturaleza de esta institución), yo recibí la vacuna en una Unidad Comunitaria de Salud. Soy testigo que en esta unidad (y me confirmaron que también en otras), se está dando un excelente servicio. Y esto a pesar de la exagerada burocracia, que el Ministerio de Salud está empleando. Ponen a médicos (!) a llenar formularios con los mismos datos ya acumulados en la base de datos que administra las citas. Observé que por lo menos 4 médicos no hicieron otra cosa que ayudar a las personas a llenar un formulario y luego comprobar en su tablet que los datos coinciden con lo que ya habíamos llenado en el sitio Web para pedir la cita. 

Pero a pesar de esta burocracia innecesaria (que obviamente no es culpa del personal de Salud desplegado en los centros de vacunación), el proceso en las unidades de salud fue fluido, con un trato amable y profesional. Quitando la excesiva burocracia, la atención en los centros de Salud podría ser doblemente expedito. Los médicos, en vez de llenar y revisar formularios obsoletos, podrían aplicar vacunas y fácilmente duplicar el número de ciudadanos atendidos por hora.


El único lugar que ha dado problemas serios es el megacentro de vacunación que armaron en lo que usted llama Hospital El Salvador. En vez de acarrear gente de Soyapango y Apopa a este lugar, con todos los problemas logísticos y de bioseguridad que implica, ustedes podrían haber habilitado en cada uno de las ciudades periféricas a San Salvador locales de vacunación DESCENTRALIZADOS en las unidades de Salud, escuelas, alcaldías y, ¿por qué no?, en farmacias, consultorios médicos, hospitales privados o incluso centros comerciales – así como lo están haciendo en Estados Unidos.


Usted tiene una obsesión con una excesiva centralización, porque quiere centralizar el control. Lo mismo se refleja en su anuncio de querer centralizar en una nueva entidad del gobierno central, las obras municipales de todo el país. En vez de una parte de los impuestos recaudados (el famoso FODES), los municipios recibirán obras hechas por el gobierno central. Adiós a la autonomía municipal, y adiós a décadas de una gradual descentralización del gobierno. Y las puertas abiertas a una corrupción centralizada...


La improvisación irresponsable que presenciamos en su esfuerzo de vacunar 10 mil personas al día en un solo megacentro, concentrando a los ciudadanos de tercera edad primero en los parqueos de centros comerciales para que esperen buses que los llevaran a este megacentro (y luego de regreso), es resultado de la obsesión que tiene usted con los megaproyectos. En realidad es la obsesión suya por el control total – y esto le impide a descentralizar, delegar la responsabilidad a otros, involucrar a alcaldías, farmacias, hospitales privados y los miles de consultorios de médicos.


Estoy seguro que ustedes, metiendo más recursos, pueden superar la improvisación con la cual arrancó su megacentro de vacunación y su sistema de acarrear a la gente. Pero nunca tendrá la eficiencia de un sistema que funciona sin centralización, control obsesivo y burocracia no necesaria.


Joe Biden no dijo a sus compatriotas: YO voy a vacunar a todos. Tampoco dijo: MI gobierno vacunará a todos. Dijo: Entre todos vamos a vacunar a todos, el gobierno sólo proporciona la materia prima, ustedes vacunen. Es de esta forma totalmente descentralizada que logran administrar 2 millones de dosis al día, sin aglomeraciones, sin burocracia, sin que los ciudadanos pierdan mucho tiempo. Y sin que la vacuna sea proyectada por un aparato de propaganda gubernamental en un regalo del presidente, incluso a sus adversarios políticos...


Pero me temo que usted no está listo para un debate sobre descentralización versus control. 

Saludos, 






lunes, 12 de abril de 2021

Carta a no sé quiénes mandan en Washington. De Paolo Luers

Migrantes hondureños choca con efectivos militares guatemaltecas, en Vado Hondo, Guatemala, el 17 de enero de 2021.
Foto: Johan Ordóñez / AFP.

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 13 abril 2021

Dear friends:

Estamos confundidos. Hemos recibido mensajes de diferentes funcionarios, supuestamente encargados de las relaciones con nuestra región, sobre las nuevas prioridades definidas por la administración Biden. Luego de 4 años con Trump dando manos libres y cheques en blancos a los gobiernos de nuestra región para profundizar la militarización y pisotear los derechos humanos, con tal que detengan los flujos migratorios, toda la nueva política iba a ser subordinada al respeto a los Derechos Humanos y la democracia. 

Lo escuchamos de Juan González, el director del Consejo Nacional de Seguridad para el Hemisferio Occidental en la Casa Blanca; de Roberta Jacobson, coordinadora para la frontera sur en la Casa Blanca; y recientemente, en su visita a Guatemala y El Salvador, de Ricardo Zúñiga, el enviado especial para el Triángulo Norte. Incluso del secretario de estado Antony Blinken, de la vicepresidenta Kamala Harris y del mismo presidente Joe Biden escuchamos frases que nos llenaron de esperanza que la política de Estados Unidos hacia Centroamérica ya no iba a seguir subordinada a intereses de seguridad nacional, sino a una visión de desarrollo y democracia. 

Pero pocos días después de la visita de Zúñiga aparece en Twitter una advertencia de José Miguel Vivanco, director ejecutivo de Human Rights Watch para las Américas. Denunció que Joe Biden y su homólogo mexicano Andrés Manuel López Obrador han acordado desplegar 10 mil soldados mexicanos en la frontera con Guatemala, para detener el flujo de migrantes ‘ilegales’. Vivanco siempre está muy bien informado, pero me costó creer esta noticia. Cuando la confirmé, resultó incluso peor: el plan incluye también el despliegue de 7,000 soldados guatemaltecos y 1,500 soldados hondureños en la frontera entre los dos países.

Vivanco tiene razón en señalar que “los soldados son entrenados para la guerra, no para hacer cumplir leyes migratorias” y que usarlos para estos fines pone en peligro los derechos humanos y la democracia.

Yo les pregunto: ¿Y qué pasó con las palabras tan alentadoras que escuchamos desde Washington que hay que detener el proceso de militarización en la región? En México la militarización de la seguridad pública se ha convertido en un peligro serio para la democracia, igual en Honduras y recientemente en El Salvador.

Otra pregunta: ¿Será que unos voceros diplomáticos de la administración Biden nos dan paja, mientras otros en Washington, relacionados con Seguridad Nacional, toman otras decisiones? ¿O cómo explicar la abierta contradicción del discurso que escuchamos de Ricardo Zúñiga con la noticia sobre el regreso a la política de otorgar a los ejércitos de nuestra región la función de border patrol de Estados Unidos?

Tengo más preguntas: ¿Qué concesiones han tenido que dar al presidente Juan Orlando Hernández para que acepte este trato sobre el uso de sus tropas para bloquear la frontera con Guatemala? ¿Y qué libertades de seguir actuando contra el mandato constitucional del carácter civil de la seguridad pública piensan dar a Nayib Bukele, para que se una a este acuerdo regional de militarizar la política migratoria? ¿Y qué otras libertades para seguir actuando contra la separación de poderes y la libertad de prensa?

¿Realmente necesitan caudillos militares al sur de su frontera para protegerla?

Aquí estábamos optimistas luego de escuchar a Ricardo Zúñiga hablar de democracia y lucha contra la impunidad y corrupción. Pero nada de esto va a materializarse, si Washington avala o incluso promueve y dirige la militarización en nuestros países. 

Sáquennos de la duda, por favor. Saludos,