viernes, 3 de junio de 2022

Carta sobre la serie que lanzó a Zelenski a la presidencia. De Paolo Luers

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, sábado 4 junio 2022

Estimados amigos de la buena televisión:

Todavía está por confirmarse que Putin va a perder la guerra contra Ucrania. Pero una cosa ya está clara: Putin perdió la guerra comunicacional. Putin tiene a su disposición la más grande maquinaria propagandística del mundo, líder en la guerra cibernética y de desinformación, pero perdió la batalla mediática contra un comediante llamado Volodimir Zelenski. 


Todo el mundo trata de entender cómo este comediante ucraniano llegó a ser presidente de su país; cómo luego se convirtió en una amenaza tan peligrosa para su vecino Putin para que éste iniciara una guerra para removerlo; y cómo este David le ganó al Goliat de las estrategias secretas y sucias la batalla comunicacional - y tal vez la guerra. Bueno, para entender todo esto, primero hay que ver la serie ‘Servidor del Pueblo’, que lanzó a Volodimir Zelenski a la fama.


Cuando leí en los periódicos que en Ucrania habían elegido de presidente a un actor y comediante, que se hizo famoso por una serie de televisión, en la cual juega el rol de un humilde profesor de historia que por accidente llega a la presidencia, mi sospecha fue: otro populista que va a destruir la naciente democracia de su país, que apenas comenzó a liberarse de su historia como parte del imperio soviético. Pensé en nuestro Antonio Saca, nuestro Mauricio Funes, nuestro Nayib Bukele – y en Donald Trump. Pobres ucranianos, van por el mismo camino. Y de ahí me olvidé del señor Zelenski – hasta que Putin mandó a invadir a Ucrania...


Y sorpresa, sorpresa: aquel comediante convertido en presidente se convirtió en héroe, en estadista, en un comandante en jefe capaz de resistir al ejército más grande de Europa. Con su forma directa y permanente de comunicarse, logró unir a los ucranianos – y luego a la comunidad de países democráticos alrededor de la defensa de Ucrania. En todo lo que significa comunicación, discurso, argumentos y credibilidad, Zelenski está ganando a Putin. 


Viendo la serie ‘Servidor del Pueblo’ (en Netflix o HBO), nos damos cuenta que no es por casualidad que este hombre llegó a presidente. Se inventó la figura de un presidente totalmente improbable, un humilde profesor de historia llamado Vasily Goloborodko. Todos los poderes formales y fácticos del país se rieron de su supuesta ingenuidad, de su discurso sobre honradez y servicio al pueblo - hasta que se dieron cuenta que paso por paso les estaba derrotando. Los expertos en política, poder y corrupción no se dan cuenta que tienen en frente a un hombre que tiene el valor de comportarse de manera ética, aunque precisamente esto a todos les parece ridículo...


La historia es inmensamente cómica, muy bien actuada. El televidente cae en la misma trampa que los políticos y empresarios corruptos, de no tomarlo en serio a este hombrecito. Pero el hombrecito, atropellándose contra todos los muros posibles, les gana una batalla tras otra. Ver a Zelenski, actuando el rol del presidente ingenuo, del cual todos se ríen, en las mismas poses y caminando de misma manera por los pasillos del poder, como todos los días lo vemos en los noticieros, dirigiendo una guerra, es alucinante.


Zelenski, el cómico --- Zelenski, el presidente y comandante en jefe









Zelenski, el presidente electo, el 31 de marzo 2019

Conociendo la posterior historia real, en la cual este hombrecito realmente se lanz
ó a la presidencia, nos damos cuenta que esta comedia fue mucho más que una (muy bien hecha) parodia a la corrupción política, fue el inicio de su campaña presidencial. Todo el programa político del posterior presidente Zelenski estaba plena y sistemáticamente desarrollado en los 23 episodios de ‘El Servidor del Pueblo’. Pero tan bien camuflajeado como comedia, tan lejos del discurso político tradicional, que nadie se dio cuenta. Según los televidentes, ahí nació una estrella del televisión, un cómico de primera clase. Hasta que luego, cuando se lanzó a la presidencia, se dieron cuenta que lo que había nacido era un auténtico líder político. Con un programa que parecía populista, igual como en la serie: fin de la corrupción y la impunidad, gobernar al servicio del pueblo..


Suena como el trillado discurso de todos los populistas que al final resultan más corruptos que ‘los mismos de siempre’. Pero esta vez, el populismo era real: este hombre (tanto en su serie de TV como en la realidad política) resultóincorruptible. Este hombre, a quien  nadie tomó en serio (en la serie y en la realidad) cuando hablaba del ‘servicio al pueblo’, resultó muy serio, muy decidido. Logró (en la serie y en su posterior carrera política) algo que es casi imposible en política: devolver credibilidad a palabras como ‘servidor’ y a promesas de atacar la corrupción.


Putin no invadió a Ucrania para apoderarse de sus riquezas naturales, de su inmensa capacidad de producir granos básicos, de sus minerales. No, Putin decidió aplastar en el país vecino el crecimiento de un modelo político muy peligroso para él y su forma autocrática de gobernar. En última instancia, decidió aplastar a Volodimir Zelenski. Para Putin, quien seguramente vio la serie de televisión, Zelinski era un payaso, pero un payaso peligroso. Hacer que la gente se ría de los poderes fácticos y los dictadores es ofensivo para los Putin del mundo. Y cuando sienten que detrás de la cómico hay algo muy serio, muy comprometido, les da miedo. Por eso, Putin invadió a Ucrania.


Y por esto mismo, por lo serio que trasluce detrás de la fachada del hombrecito gordito que hace chistes, Volodimir Zelenski se convirtió en la figura que hoy es para el mundo libre. 


Vean ‘El Servidor del Pueblo’ para entenderlo, y para divertirse. 

Saludos,







miércoles, 1 de junio de 2022

Carta al ministro de Hacienda: Alucinaciones peligrosas. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 2 junio 2022

Ciudadano Alejandro Zelaya:

Luego de tres años de este gobierno, que se empeña en crear una realidad coherente para que la gente esté tranquila, de repente todos estamos tocados de la mente, con problemas para distinguir entre la realidad y la fantasía.

Me imagino que a esto se refirió cuando dijo en la tele: "La inflación no es un fenómeno matemático sino más bien psicológico en la mente de los empresarios y de los ciudadanos”.

Estamos graves, viviendo en la bondad que nos garantiza el gobierno, pero nos imaginamos que hay inflación. Estamos jodidos, algunos tal vez malagradecidos, otros incluso buscando pelos en la sopa, pero en el caso de la gente de a pie son trastornos psicológicos que los inducen a imaginarse que todo se ha vuelto más caro e impagable. Estas ya son alucinaciones y obsesiones.

Toda esta pobre gente que sufre de estos trastornos teóricamente necesitaría ayuda profesional. Porque esta cosa es peligrosa. Si la gente vive en una realidad ficticia, donde todo lo ve más caro, les va a causar angustias. Si se convierte en un fenómeno colectivo, en una sicosis social y compartida, está en peligro la paz social en nuestro país.

Normalmente los empresarios -los ricos, pues, que se preocupan de sus ganancias y sus inversiones- ven con otros ojos la economía que las amas de casa, que tratan de estirar su presupuesto familiar para que alcance para la comida, la ropa, el transporte y la medicina – y además para pagar el alquiler, la tarjeta de crédito y las facturas de luz y agua. Por tanto, en tiempos normales, empresarios y ciudadanos comunes siempre llegan a otras conclusiones y exigencias al gobierno. Nunca se ponen de acuerdo. Entiendo perfectamente su aflicción como ministro de Hacienda, cuando de repente se da cuenta que en el país reina una locura que hace a empresarios y ciudadanos, ricos y pobres, llegar a la misma alucinación de que la economía está mal, que hay inflación, que puede haber un colapso de las finanzas del Estado, y que el gobierno no hace nada. ¡Peligrosísimo!

Qué bueno que ustedes, los iluminados gobernantes, se hayan dado cuenta del peligro, de lo que usted llama “fenómeno psicológico”, que nos crea la falsa percepción de que estamos mal. Tal vez están a tiempo de evitar que esta psicosis colectiva, tan peligrosa porque afecta parejo a ricos y pobres, nos lleve a un descontento social imaginario y explosivo.

No sería la primera vez que pasan este tipo de cosas en nuestra historia reciente. ¿Y no tuvo el presidente Bukele, antes de poder construir la ‘Nueva República’, que destruir la ilusión colectiva, compartida por todo un país de los Acuerdos de Paz? Es más, tuvo que desmontar el mito de la guerra de liberación, cuando la verdad revelada por Nayib Bukele es que fue una disputa entre los famosos mismos de siempre.

Sí, ministro, las realidades paralelas son peligrosas. No permitan que empresarios irresponsables hablen de inflación, impago, crisis fiscal. No permitan que los medios difundan estas mentiras. Y no permitan que los ciudadanos, sobre todo los pobres y muy en especial los que por tres años han apoyado su gobierno, se hundan en fenómenos psicológicos y comiencen a pensar que tienen que defender a sus familias, sus empleos, el futuro de sus hijos. Todas estas cosas en realidad están en buenas manos, por ejemplo las suyas, y no deberían perturbar la mente de la gente.

Gran tarea que tienen por delante, ministro. Requiere activar todo el aparato de publicidad y difusión que tienen a su disposición para forjar la manera en que la gente percibe la realidad.

Buena suerte les desea 





martes, 31 de mayo de 2022

Faltan 731 días, ¿o serán 2,192?. De Paolo Luers/Observador Político EDH


Publicado en EL DIARIO DE HOY, miércoles 1 junio 2022

Saldrán chorros de tinta y mensajes digitales sobre los 3 años que hoy cumple en el poder Nayib Bukele. Lo malo, lo feo, y también lo bueno que es para muchos. No tengo que agregar nada a esta descripción de un desastre que se desarrolla a plena luz del día, pero que la mayoría en nuestro país dividido en creyentes y críticos no quiere ver. Prefiero enfocarme en lo que se debe hacer para que esta pesadilla realmente termine en los 731 días que faltan al mandato constitucional del presidente. Porque si no tenemos claro lo que hay que hacer para impedirlo, Nayib Bukele quedará en el poder, no por 731 sino por 2,192 días más.


La reelección inconstitucional (mejor dicho, anti-constitucional) de Nayib Bukele en el 2024 es el tema central de los próximos 2 años. ¿Lo vamos a permitir o lo vamos a impedir? Y esto incluye cualquier opción anti-constitucional de sucesión, por ejemplo de otro miembro de su clan.


Esto es el meollo del dilema que enfrenta el país. Hay una mayoría que por creencia o por oportunismo estará apoyando la reelección, por más ilegal que sea, y una minoría que hasta la fecha no sabe cómo impedirlo.  


Aparte de su desprecio por la Constitución, que obviamente no le preocupa a la mayoría, Nayib Bukele ha cometido errores graves, que ya afectan a la mayoría de la gente: el despilfarro de millones de fondos públicos para la fantasía fracasada del Bitcoin; el aislamiento internacional que ha cerrado las puertas en Washington, la Unión Europea, el Fondo Monetario y el Banco Mundial; el manejo irresponsable de las finanzas públicas y la deuda, que ya comienza a afectar la economía familiar del ciudadano común y corriente... 


El problema es que Bukele no paga el costo político por sus aventuras, berrinches e improvisaciones, porque no hay oposición que sepa cobrárselo. 


Para evitar que Nayib Bukele se salga con la suya en el 2024, tiene que parársele una fórmula de candidatos que sepa retarlo y goce del apoyo de toda la oposición conformada por ciudadanía crítica, organizaciones sociales y partidos.


Dada la profunda crisis de los partidos políticos, todos sabemos que esta alternativa -una fórmula de candidatos y la alianza social que los lance- no saldrá del seno de ningún partido. Ni siquiera de una coalición de los 4 partidos. Tiene que surgir orgánicamente de la masa crítica en la sociedad civil y ser tan convincente que los partidos la asuman y canalicen institucionalmente.


La fórmula de candidatos y la alianza social que los lance son dos componentes de la alternativa que no pueden separarse. Nada funcionaría sin uno de los componentes. Un líder carismático no resuelve el problema, y tampoco una amplia alianza sin cabeza.


Los que asuman el reto de pararse al hombre que quiere usurpar el poder -y a la mayoría que hoy lo respalda- tiene que surgir de la decisión compartida de un grupo valiente y representativo de personajes que están dispuestos de poner el pecho. En la batalla que viene, sólo apoyar desde el anonimato no es suficiente.


Hay candidatos posibles e idóneos. Podría poner aquí una lista de una docena. No lo haré, porque no se trata de escoger a un líder. Se trata de construir un proyecto político que sea más amplio que cualquier partido o incluso que la suma de los partidos opositores, alrededor del compromiso de reconstruir la democracia y el estado de derecho. Esto no funcionará si no hay claridad de que la democracia y el estado de derecho, antes de que Bukele les diera el tiro de gracia, han sido dañados por errores, negligencias y corrupciones cometidos durante todo la postguerra.


¿Cómo dar forma a este proyecto? En vez de quedar paralizados porque este régimen ha descartado el diálogo y la concertación como instrumentos de construcción democrática, nosotros debemos recuperarlos y usarlos, ya no para un acuerdo de nación que incluya a todos los actores políticos y sociales, sino para un acuerdo entre quienes están dispuestos de rescatar la democracia. Si de esta concertación surge un grupo de 30, 40, 60 o 80 personalidad con credibilidad, iniciativa y el valor de poner el pecho, ya estaría la base para diseñar una estrategia para el 2024. Luego se decidirán los candidatos, la organización, la plataforma mínima, los fondos necesarios, los acuerdos mínimos con los partidos.


La meta tiene que ser impedir que este régimen se prolongue más allá del 2024. El país, su fibra social, su economía, su médula ética no lo aguantarían. Poniendo la meta más baja no es opción, porque no motiva a nadie y en el fondo acepta la derrota.


Hay que dar la lucha. Y no es por idealismo, es por defensa propia de cada uno: el empresario, que sufre la extorsión gubernamental; los académicos, periodistas y sindicalistas, que pierden sus libertades. Si no existen estos 30, 40, 60 o 80 personalidades dispuestas a aceptar el reto, con los riesgos que obviamente implica, no habrá nada que hacer y perdemos todo. Ningún candidato que se lance, tendrá el respaldo necesario. Ningún partido llenará el vacío. Podremos de un solo asumir que habrá Bukele para mínimamente 2,192 días más. 



 

lunes, 30 de mayo de 2022

Carta a un artista que nunca conocí. De Paolo Luers



Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 31 mayo 2022

Murió un amigo y dolió. Ni siquiera un amigo mío, sino de mi esposa Daniela, pero me dolió. No tanto porque fuera un gran artista, un bailarín y coreógrafo que va a dejar un vacío. Me dolió porque él fue parte de la historia, de la esencia de Daniela. Se encontraron en Chilpancingo/Guerrero, ella exiliada de su país, El Salvador, a las puertas de una larga noche de represión y guerra; él exiliado de su natal Ecuador en similares convulsiones. Ambos jóvenes soñadores, que a través de la danza querían abonar a la lucha de América Latina por su emancipación. Se juntaron y fundaron, como parte del movimiento universitario de Guerrero, a Barro Rojo, un grupo que todavía hoy es referente de la danza contemporánea mexicana.

Barro Rojo surgió en la miseria, sin recursos, como parte de la nueva izquierda latinoamericana. Arturo Garrido y Daniela Heredia fueron los que tenían escuela como bailarines, pero el gran talento de Arturo, aparte de bailar como pájaro libre, fue la enseñanza, la motivación, la dirección, la coreografía. Toda una generación de bailarines han sido alumnos de Arturo, ‘El Flaco’. Primero en Barro Rojo, que en pocos meses de haber nacido ganó el Premio Nacional de Danza, luego en incontables proyectos, escuelas y grupos, al final en San Luis Potosí.

Arturo Garrido: "...como un pájara libre" 

Los caminos de Arturo y Daniela se separaron. Ella se fue para Estados Unidos para estudiar cine, él se quedó bailando. Cuando yo la conocí en Los Ángeles y luego en New York, ella recién llegada como mojada, yo de paso para conseguir fondos para la guerrilla salvadoreña, me habló siempre de Arturo, de todo lo que habían vivido y creado juntos. También de Serafín, Laura, Alejandra, y los demás miembros de Barro Rojo. Yo entendí que su crecimiento como artista en este grupo, con estos personajes, fue lo que había formado a la mujer que tuve enfrente y de la cual me enamoré.

Muy pocas veces, Daniela tuvo oportunidad de reconectar con los de Barro Rojo, pero nunca perdió el lazo. No hay amistades tan sólidas como las que uno forja en los años de su formación como persona y como profesional, en este caso como artistas. Arturo y Barro Rojo vinieron a New York, y todos, Daniela y ellos, se dieron cuenta que, aun separados, seguían unidos por el mismo sueño. Yo no conocí a Arturo porque andaba en El Salvador en asuntos de la guerra.

Daniela volvió a encontrarse con Arturo y Barro Rojo en México, luego de la guerra. Aunque estos encuentros eran escasos, ella siempre estaba pendiente de sus carreras, sus batallas, sus triunfos. Serafín nos visitó en nuestra casa en Suchitoto, pasamos un genial fin de año, lleno de recuerdos, pero también de planes y sueños. Y los dos, Serafín y Daniela, siempre hablaron de Arturo, su hermano, el Ñaño, el Flaco. Me di cuenta del vínculo que los unía.

Daniela Heredia y Arturo Garrido: sueños compartidos

Daniela dejó la danza y se dedicó a otras artes: el video, el diseño gráfico, la curaduría de exposiciones, la cocina. Arturo siguió bailando y formando bailarines en San Luis Potosí. Serafín en Guerrero. Barro Rojo sigue bailando, porque Laura asumió la tarea de conducirlo a nuevos horizontes, con nuevos bailarines. Todos sus fundadores quedaron conectados, un poco por redes sociales, pero principalmente por esas conexiones místicas entre amigos que en el fondo son inseparables.

Ahora que Arturo murió, Daniela tuvo el impulso de ir a San Luis Potosí, junto con Serafín y Laura, para estar con Alejandra, la compañera de Barro Rojo y de Arturo. Le dolió no poder ir a despedirse del Flaco y abrazar a sus almas hermanas..

Vimos en Facebook Live la ceremonia de despedida a Arturo, en el teatro de San Luis Potosí. Fue como estar ahí, con los artistas que aplaudieron a uno de sus mejores.

A volar, Arturo,