lunes, 28 de julio de 2008

Sobre West Bay y El Tamarindo

Hace 13 años estuve en West Bay por primera vez. Una playa increíble con arena blanca, agua azul, celeste y a ratos turquesa. La belleza de esa playa me maravillo, en 1995 no había una sola construcción, no había vías de acceso más que por bote desde West End, el pueblo más cercano. Desde entonces a la fecha las cosas han cambiado mucho. Roatán ya no es un destino aislado, es uno de los lugares de referencia en el Caribe, sus sitios de buceo son conocidos por todos: el naufragio del Prince Edwards, West End wall o Spooky Channel; ahora Roatán tiene vuelos directos desde Honduras, El Salvador, Estados Unidos e Italia, ahora sus arenas blancas están pobladas con decenas y ratos cientos de turistas. Ahora West Bay tiene una carretera de acceso, electricidad, cuatro hoteles de bastante lujo, dos complejos de apartamentos, un puerto y muchos sitios para rentar Jet Ski. Ahora ya no tiene la tranquilidad ni la belleza que tenia hace 13 años.

El desarrollo sostenible es el concepto que nos ha embarcado en tantas discusiones en los últimos tiempos. En casos prácticos con poco información. O en largas y profundas discusiones científicas. El hecho es que el debate ente desarrollo sin limites (crecimiento económico), preservación (no tocar) y conservación (tocar y crecer pero dentro de ciertos limites y siguiendo ciertas reglas) no ha dejado muy claro el camino a tomar. Por ejemplo en un bosque pueda ser necesario preservar, en una ciudad crecer y en todo lo que esta en medio hay que conservar. Pero esos limites no son claros, porque hay ciudades con pequeños bosques y bosques con pequeños asentamientos humanos. Es ahí cuando hay que tomar decisiones complicadas y ya la teoría del desarrollo no nos dará las soluciones, sino que tendremos que aprender a medir y tomar decisiones difíciles, que pueden afectar a personas o pueden vulnerar terriblemente los ecosistemas. Hay que encontrar esos balances.

En Costa Rica ha sido la misma historia, los desarrollos hoteleros y residenciales de lujo han acaparado toda la costa y ahora los nacionales tienen muy difícil acceso a sus tierras públicas. Por suerte el estado tico si se preocupa por los derechos de sus ciudadanos a los bienes públicos y ha encontrado soluciones. En El Salvador estamos comenzando un boom de desarrollo turístico, lo cual está muy bien, porque pueblos aislados tendrán acceso a fuentes de trabajo, porque comunidades enteres tendrán la posibilidad de desarrollar comercios asociados a esas infraestructuras hoteles. Siempre y cuando esto se haga bien. Me impresiona como nuestro presidente en la inauguración del Decameron Salinitas, habló sin parar de los beneficios de ese hotel para la comunidad. Y ahora con deterioro en la playa, con prohibiciones para los turistas nacionales que pasean por la arena, ahora que han crecido de espaldas a las comunidades, donde están los beneficios que tanto hablaron. Otra vez, no cualquier desarrollo, no cualquier crecimiento económico es bueno.

Ahora en El Salvador, se abre la posibilidad de hacerlo bien, los desarrollos hoteleros proyectados para el oriente del país pueden ser fuentes de crecimiento económico, seguro lo serán, los grandes empresas con sus grandes estrategas, difícilmente comenzarían estos proyectos sin contar con un buen plan para garantizar ganancias, sin tener proyectado crecimiento para la empresa. Ahora harían muy bien si además de esto pensaran en el desarrollo de las comunidades asociadas a estas infraestructuras, porque esto es lo único que les traería prosperidad social y estabilidad en la zona. También tendrían que garantizar que ese desarrollo esté en concordancia con la estabilidad ecológica de la zona, o sea que el impacto no sea tan grande y más bien que si existe un impacto que se estudie muy bien como poder mitigarlo.

Lo curioso es que aun siendo el paraíso perdido que es West Bay en Roatán, el gran capital y la utilización descontrolada, han logrado que en 13 años ya se sientan los impactos negativos del crecimiento económico. Lo cual les obligará a dar marcha atrás a muchos de los proyectos. Eso pasa por no pensar bien, así nos convertimos en victimas del desarrollo. Así no logramos nada. En El Salvador lo podemos hacer mejor, podemos ser ganadores, crear zonas muy bien establecidas de desarrollo productivo con conservación. Son los privados los que tienen que atender esto, ya que les conviene; son las comunidades y los grupos organizados los que tiene que presionar y facilitar la realización de acciones encaminadas a un desarrollo sostenible. Y es por ultimo el estado el responsable, pero como vemos en El Salvador, tal vez lo único que puede hacer es no estorbar (y es que entre un mal gobierno y no gobierno, prefiero que no exista) para que la dinámica del desarrollo sostenible pueda llevarse acabo.

Ojalá que El Tamarindo pueda crecer tanto como West Bay, pero esperemos que sea mejor pensado, más ordenado y más sostenible. Los desarrolladores de oriente tienen que pensar mejor, ser mejores, porque acá en El Salvador tenemos la oportunidad de hacer las cosas bien.

Para la historia de la infamia

El miércoles 16 de julio, decenas de miles de nicaragüenses se manifestaron en las calles de Managua para pedir la renuncia del presidente Daniel Ortega, a quien acusan de estar convirtiendo la frágil e imperfecta democracia que vive su país en una dictadura tan corrompida y autoritaria como la que padeció Nicaragua bajo Somoza. La manifestación fue convocada por la Coordinadora Civil, que reúne a unas 600 organizaciones cívicas, partidos y movimientos de todo el espectro político, muchos independientes, asociaciones feministas e intelectuales.

Es la primera buena noticia que nos llega desde ese desventurado país -el segundo más pobre de América Latina, después de Haití- desde que, en un acto de verdadero desvarío colectivo, los electores eligieron el año pasado a Daniel Ortega para ocupar la primera magistratura de la nación, olvidando su catastrófica primera gestión (1985-1990) y legitimando su pacto mafioso con el ex presidente "liberal" Arnoldo Alemán, condenado a 20 años de cárcel en el año 2003 por haber entrado a saco en las arcas del Estado despilfarrando y robando la vertiginosa suma de 250 millones de dólares. El supuesto reo multimillonario cumple ahora su sentencia en una finca particular, viviendo a cuerpo de rey, recibiendo todas las visitas que le place y viajando a Managua cuando le da la gana a dar consignas a su bancada parlamentaria que, unida a la sandinista, detenta la mayoría del Congreso. Esta alianza mafiosa y antinatura de una supuesta izquierda y otra supuesta derecha -en verdad, dos bandas gansteriles disfrazadas de partidos políticos- ha permitido la desnaturalización de la justicia, sentado las bases de una nueva dictadura, y abierto la puerta para que Daniel Ortega y Arnoldo Alemán se salgan con la suya y se libren de pagar por los delitos que se les imputan. Los electores que, por ingenuidad, ignorancia o fanatismo, sacramentaron este contubernio están ya arrepentidos de su error, pues, según las últimas encuestas, la popularidad del presidente Ortega ha caído en picada desde que asumió el poder en enero de 2007. Ahora sólo lo respalda un 21% de los nicaragüenses.

Todavía es muchísimo si se tiene en cuenta el prontuario del "comandante" Ortega. Resumo la historia de su hijastra Zoilamérica Narváez, tal como aparece en dos publicaciones que me merecen absoluta credibilidad (EL PAÍS, de Madrid, 29-06-08, y Búsqueda, de Montevideo, 5-06-08), pero quien tenga estómago para ello puede leer en Internet el testimonio completo de esta peripecia que parece extraída de una novela del Marqués de Sade.

Zoilamérica es hija de Rosario Murillo, esposa de Ortega, Coordinadora de los Consejos del Poder Ciudadano y, según algunos, el verdadero poder detrás del trono nicaragüense. El 22 de mayo de 1998, Zoilamérica, militante del Frente Sandinista de Liberación Nacional, hizo público su testimonio contra su padre adoptivo, revelando que, desde la edad de 11 años, "fui acosada y abusada sexualmente por Daniel Ortega Saavedra, manteniéndose estas acciones por casi 20 años de mi vida". Las precisiones, detalles y circunstancias del relato de Zoilamérica son escalofriantes y revelan en su verdugo, acosador y violador, un cinismo y una crueldad poco menos que patológicas. El vía crucis de la niña comenzó en 1979, cuando el revolucionario andaba en la clandestinidad, en Costa Rica. Cada vez que se ausentaba la madre, aquel aprovechaba para "manosearme y tocar mis partes genitales. Hasta hace poco recordé que también ponía su pene en mi boca".

El terror y la vergüenza hacían que la niña soportara todo aquello sin denunciarlo a la madre, quien, por lo visto, entregada en cuerpo y alma a la política, andaba en la luna sobre las malandanzas que protagonizaba su marido a sus espaldas. El "comandante" se metía al baño cuando Zoilamérica estaba duchándose y se masturbaba mirándola y acariciando sus ropas. En las noches, se introducía en el cuarto que la niña compartía con su hermano Rafael, "procedía a separarme parte de la cobija de mi cuerpo, continuaba con manoseos y luego concluía masturbándose. Me decía que no hiciera bulla para no despertar a Rafael... y me decía: '¡Ya verás que con el tiempo esto te va a gustar!".

Cuando los sandinistas derrocaron a Anastasio Somoza en 1979, la familia Ortega Murillo se trasladó a Managua. Allá le asignaron a Zoilamérica un cuarto para ella sola. Fue, dice, una pesadilla todavía peor. En las noches, el comandante se deslizaba en la cama de la niña de 12 años y se refocilaba a su gusto. Ella comenzó a padecer "escalofríos, náuseas y temblores de quijada". Vivía con una sensación de pánico constante, por los abusos de que era objeto, y por la perspectiva de que todo aquello se supiera y se convirtiera en el centro de un gran escándalo. Robándole tiempo a sus responsabilidades de gobierno, el "comandante" aparecía de pronto en la casa a las horas que sabía que Zoilamérica estaba sola y le exigía que participara en sus juegos sexuales: "Me indicaba que me moviera, que así sentiría rico. 'Te gusta, ¿verdad?', me decía, mientras yo permanecía en absoluto silencio sin tener fuerzas para gritar ni llamar a mi mamá. El miedo no me dejaba. Sentía en la garganta resequedad, atorada y con temblores. Su contacto me transmitía intensos fríos y malestares, me provocaba asco y me creía sucia, muy sucia, pues sentía que un hombre al que rechazaba me ensuciaba toda. Comencé a bañarme muchas veces durante el día, para lavarme la suciedad".

Las audacias del "comandante" se incrementaron con el tiempo. Obligaba a su hijastra a que viera con él películas pornográficas y le mostraba revistas eróticas, como Playboy. Un día se apareció en la casa con un vibrador que pretendió que Zoilamérica usara, pero el aparato no funcionó. El año 1982, la violó, tirada en la alfombra de su cuarto. "Lloré y sentí náuseas. Él eyaculó sobre mi cuerpo para no correr riesgos de embarazos y así continuó haciéndolo repetidas veces: mi boca, mis piernas y mis pechos fueron las zonas donde más acostumbraba echar su semen, pese a mi asco y repugnancia. Desde entonces, para mí la vida tuvo un significado doloroso. Las noches fueron mucho más temerarias, sus pasos los escuchaba en el pasillo con su uniforme militar; recuerdo clarito el verde olivo y los laureles bordados en su uniforme".

El testimonio sigue así, muchas páginas más, con infinidad de pormenores en los que es difícil determinar si es peor la cobardía del todopoderoso mandatario "revolucionario" que mantuvo por 20 años de su vida a su hijastra convertida en su esclava sexual o la villanía del aparato militar y político a su servicio que amparaba aquellos abusos impidiendo que la joven denunciara a su verdugo.

Cuando el escándalo estalló, la señora Rosario Murillo tomó la defensa de su marido y acusó a su hija de complotar con los enemigos del sandinismo. Hace algunos años, en 2004 -urgencias de la política-, la esposa del "comandante" representó en una radio una reconciliación con su hija, la cual, sin embargo, mantuvo todas las acusaciones contra su padre adoptivo. Pero éste ya había tomado todas las providencias debidas para burlar a la justicia. El Juzgado Primero del Crimen de Managua, a cargo de la guerrillera Juana Méndez, fiel militante sandinista, sobreseyó el caso. Ante la recusación de la denunciante, la titular del Juzgado Segundo del Distrito del Crimen de Managua, Ileana Pérez, otra probada sandinista, necesitó sólo un día para rechazar el expediente. Pero la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha admitido el caso contra el Estado de Nicaragua por "denegación de justicia". ¿Prosperará allí la acusación contra el "comandante" violador, incestuoso y pedófilo? A juzgar por la lentitud geológica con la que los jueces examinan el caso, se diría que el alto tribunal de la OEA es más que renuente a condenar a un jefe de Estado en ejercicio, y, además, progresista y revolucionario.

Eso es también América Latina todavía, por desgracia. No sólo eso, felizmente. Hay otra realidad latinoamericana que va dejando atrás estos extremos de brutalidad y de barbarie, donde la justicia ya comienza a ser digna de ese nombre y donde una mujer no puede ser atropellada y abusada a lo largo de dos décadas por un matón con pistolas y uniforme verde olivo sin que los jueces actúen en defensa de la víctima. En la propia Nicaragua, muchos sandinistas decentes, como los hermanos Mejía Godoy -que han prohibido a Ortega utilizar sus canciones revolucionarias-, han pasado a militar contra el nuevo déspota y sus desafueros, a la vez que muchas agrupaciones feministas tomaban la defensa de Zoilamérica. Pero que alguien capaz de haber cometido semejantes iniquidades se halle de nuevo en el poder, ungido por los votos de sus conciudadanos, en vez de estar pudriéndose en una cárcel, dice leguas sobre lo mucho que le falta aún a la tierra de Rubén Darío y de Sandino para salir de ese pozo de horror y vergüenza que llamamos subdesarrollo.

(Publicado en El País, 27/07/08)

PASTORES DE LAS IGLESIAS MILITANTES

Algunos de ellos nos enseñaron a identificarnos con la injusticia que la opresión gubernamental ejercía hacia la clase campesina, obrera y estudiantil, otros nos adoctrinaron a defender con nuestras vidas esa injusticia, los más radicales empuñaron las armas y usaron el pulpito más importante para acompañar las campañas revolucionarias.

El resultado de esas luchas revolucionarias del siglo pasado en Centroamérica ya las conocemos: Guerras civiles con cientos de miles de muertos, incluyendo a muchos de esos pastores militantes convertidos en mártires, procesos negociadores obligados por la caída del muro de Berlín, y democracias nacientes que se desarrollan entre el populismo del socialismo del siglo XXI y el neoliberalismo del capitalismo. El costo de esas democracias ha sido muy alto, y siempre lo será, en cualquier movimiento de transformación social en la cual se sacrifiquen vidas humanas.

Para mi país, El Salvador, el costo al final de la guerra civil de doce años, fue extraordinariamente alto, debido a que los comandantes guerrilleros que lideraron a las masas sociales y al ejercito revolucionario, negociaron una paz militar, no social o económica, en la cual obtuvieron como triunfo especifico salvar su prestigio militar, así como, aumentar sus propios caudales económicos, mientras omitieron en las negociaciones el transformar las condiciones económicas y sociales que el pueblo necesitaba, sucumbiendo al poder político de la derecha histórica controlada por el gran capital que mantiene a nuestro pueblo después de la guerra en una crisis similar o peor a la que vivía antes de la revolución armada.

La grandeza de los martirios de los pastores militantes Arnulfo Romero, Rutilio Grande y los jesuitas, se mantiene desvirtuada por la derrota económica y social que el pueblo salvadoreño sufre, debido a ese desacierto en la negociación para terminar el conflicto armado.

El ex sacerdote militante y ex canciller nicaragüense, Miguel D’escoto Brockmann, será el nuevo Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas este próximo Septiembre, lo que infiere una victoria histórica para los fieles seguidores de la teoría de la liberación, promotores del Cristo revolucionario y la iglesia militante.

Miguel D’escoto es un símbolo importante de la victoria revolucionaria sandinista; él, ha disfrutado de la gloria que otorga el triunfo de la victoria militar que Romero no pudo vivir en mi país. Mas aun, con toda su gloria y poder obtenido, Nicaragua es el segundo país más pobre en Latinoamérica, por lo que el pueblo nicaragüense se aúna al salvadoreño en la derrota económica y social que parece inmortal e inderogable en nuestras patrias.

¿Podrá el revolucionario Miguel D’escoto mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos de su país desde esa posición política? Esperemos que si, aunque, Daniel Ortega, es quien tiene esa responsabilidad histórica y después de haber sido reelecto como Presidente de Nicaragua, esta vez de manera democrática, sus políticas publicas han empeorado las condiciones de vida de los nicaragüenses.

Después de décadas de conflictos bélicos y de la experiencia ganada como observadores de los resultados políticos de los mismos, los creyentes cristianos, católicos o evangélicos de esa generación, conocemos a que atenernos ante la influencia política de nuestros lideres religiosos, pero las nuevas generaciones que no vivieron esa época de guerra, están siendo convertidos en nuevos militantes de las iglesias que buscan influenciar las políticas publicas en Centroamérica.

El Tabernáculo Bíblico Bautista Amigos de Israel en El Salvador, dirigido por el pastor Edgar López Bertrand, es un ejemplo de esa nueva influencia generacional que su pastor ejerce sobre su militancia evangélica, la cual era casi inexistente durante el conflicto, tradicionalmente fueron las diferentes denominaciones de la Iglesia Católica - Romana, Luterana, Episcopal, Anglicana - que participaron activamente entonces, ¿Será bueno para El Salvador la incidencia política evangélica? Es posible que si, así como, lo podrá ser la influencia histórica de la iglesia católica, su coexistencia, crea un balance que motiva a la identidad política de la nación.

¿Será bueno para la espiritualidad de los creyentes cristianos en ambas iglesias militantes? Considero que en virtud al regalo divino que es el libre albedrío, cada creyente debe imponerse los limites de su cristiandad y su militancia, así mismo, los pastores de las iglesias militantes deben saber identificar la frontera de su mandato espiritual y su revolución, para no convertirse en mártires como el Arzobispo Romero o miembros de gabinetes de gobierno como el Rev. D’escoto quienes como consecuencias de la revolución, no lograron concretar las promesas de sus invocaciones revolucionarias en sus iglesias militantes.

El periodista salvadoreño forjador de país.

Arthur Sulzberger Jr., Propietario, Presidente y editor del “New York Times” considerado uno de los periódicos más influyentes e importantes del Mundo, pidió inmediatamente la renuncia a su Editor Gerente Gerald Boyd y a Howell Raines, su Editor Ejecutivo, cuando se descubrió el fraude periodístico de Jayson Blair, periodista afroamericano, en ese entonces de 27 años de edad, por su corresponsabilidad en el fraude periodístico más importante en los más de ciento cincuenta años de historia de el “New York Times”, lo que lo estremeció hasta sus cimientos ante la opinión pública norteamericana. “Este es un día que me rompió el corazón”, dijo muy perturbado al personal del Diario, al comunicar la decisión de forzar la renuncia de sus dos importantes editores y la de el Sr. Blair. Disculpándose también con el pueblo de los Estados Unidos.

En el mes de Febrero del año 2,000 hubo un evento en un importante Hotel de San Miguel, en el que los organizadores de éste, entre los que se encontraban importantes personalidades del país y locales, así como estudiantes y público en general, invitaron a los entonces candidatos a Alcaldes a la comuna de esta ciudad, de diferentes partidos políticos a escuchar propuestas de diferentes sectores y a tomar un compromiso de implementarlas si llegasen a ser elegidos.

Dicho evento tuvo cobertura periodística de varios medios de comunicación, los cuales destacaron las diferentes exposiciones de los candidatos participantes. El reportero de un medio de comunicación escrito de gran circulación, transgiverso lo acontecido para favorecer a un candidato, escribiendo algo que no sucedió. Este “periodista mentero”, fue de fugaz estadía en ese Diario y ya no laboro para otros medios de nuestro país, por lo que ya no cometería mas fraudes a los lectores de ese rotativo y otros.

El periodismo en El Salvador ha tenido grandes cambios después de la guerra fratricida, con la “escuela” de reporteros extranjeros y el talento de los periodistas salvadoreños que innovaron su estilo, adaptándolo a una nueva época. Aparecen las entrevistas por TV a diferentes personalidades políticas, sociales, lideres y a diversas “fuerzas vivas” de nuestro país, la Radio y prensa, también hacen su parte con mucho arrojo y heroísmo, ante la situación de ese momento histórico. Hoy las entrevistas son una modalidad para formar opinión en los salvadoreños, así como el aparecimiento de periódicos digitales, blogspot y otros gracias a la internet.

En nuestro país en donde los dos grandes partidos políticos han llevado “la polarización” a la sociedad salvadoreña, medios de comunicación, comentaristas, periodistas, iglesias y lamentablemente hasta la familia salvadoreña. Necesitamos urgentemente periodistas independientes que no sean coaccionados por editores y propietarios para cometer fraude, con fuerte criterio, objetivos y no dejarse llevar por su manera de pensar o de sentir, honestidad intachable, con destreza y seriedad en la investigación, incorruptibles hasta la medula, que la verdad sea su estandarte y sobre todo que amen su profesión.

El “Cuarto poder”, no solo son los medios sino también los periodistas, y también se exponen a la crítica, juicio o aprobación de la opinión pública. Así mismo este inmenso poder también conlleva una gran responsabilidad ante el pueblo salvadoreño, lo cual es una oportunidad que no se puede desperdiciar, la de contribuir a que nuestro país se institucionalice y consolide su incipiente democracia, a sabiendas que existen sectores que presionan para mantener sus prebendas y se oponen a un proyecto de nación para está y las siguientes generaciones de salvadoreños.

El Periodista debe estar vigilante de que el País camine por el sendero correcto y que no sea llevado a modelos importados que no funcionarían en el país, a poner un alto ya a la corrupción, nepotismo con su denuncia y que sus intereses sean el de un mejor El Salvador, por que son la voz y orientador de el pueblo salvadoreño.

Felicidades en el especial “DIA DEL PERIODISTA SALVADOREÑO” con mucha admiración, aprecio y respeto.