sábado, 3 de mayo de 2008

LA APARICIÓN DEL 'NUEVO ORIENTE PRÓXIMO'

La política del presidente George W. Bush para Oriente Próximo ha conseguido sin duda una cosa: ha desestabilizado por completo la región. Ahora bien, aunque la situación no está evolucionando como pretendían los neoconservadores estadounidenses, está evolucionando. El fracaso histórico llamado guerra de Irak, la desaparición del nacionalismo árabe laico y el aumento desorbitado de los precios del petróleo y el gas han causado profundos cambios en la región. Desde Damasco hasta Dubai, desde Tel Aviv hasta Teherán, está surgiendo un nuevo Oriente Próximo.

El viejo Oriente Próximo nació de las fronteras y las identidades políticas creadas por las potencias europeas tras la caída del Imperio Otomano en 1918. Su impulso derivaba de un nacionalismo laico de estilo europeo, que buscaba la modernización política y social mediante decisiones tomadas desde el gobierno. Este tipo de nacionalismo, o "socialismo árabe", alcanzó su apogeo durante la guerra fría, cuando contaba con el apoyo militar, político y económico de los soviéticos.

Su fin coincidió con el de la Unión Soviética, y se petrificó en dictaduras y regímenes militares autoritarios, corruptos e ineficaces. Los regímenes nacionalistas perdieron poco a poco la legitimidad popular y dejaron un vacío que hoy han llenado, en gran parte, actores no estatales: el islam político ha sustituido a los sistemas laicos y, al mismo tiempo, ha incorporado hábilmente las cuestiones sociales y un nacionalismo revolucionario y antioccidental.

Hoy todavía es posible encontrar el viejo Oriente Próximo en Siria, Egipto, Yemen, Túnez, Argelia y la Palestina controlada por Al Fatah. Al nuevo Oriente Próximo pertenecen Dubai, los Emiratos del Golfo e Israel, además de Hezbolá, Hamás y el terrorismo yihadista y, en parte, Irán y Arabia Saudí. Jordania y Marruecos también están tratando de integrarse en él.

Como indican estos ejemplos, "nuevo" no significa necesariamente mejor, sino sencillamente distinto y más moderno. En realidad, la modernización no implica, en absoluto, una solución a los conflictos que todavía perduran en la región. Al contrario, dichos conflictos se "modernizan", y ello puede hacer que sean más peligrosos que nunca.

Un aspecto de esa modernización pudo verse en 2006 en la guerra de Líbano entre Israel y Hezbolá, en la que los carros de combate resultaron obsoletos frente a los misiles y los Katyushas. Al mismo tiempo, actores no estatales como Hezbolá, Hamás y Al Qaeda han reemplazado a los ejércitos tradicionales, y los terroristas suicidas han sustituido a los guerrilleros con Kaláshnikovs.

La transformación más importante es tal vez el cambio del centro de gravedad político y militar en la región. Mientras que Israel, Palestina y Líbano eran los lugares cruciales en el viejo Oriente Próximo, ahora, tras la guerra de Irak, el poder y la política tienen su centro regional en el Golfo Pérsico. El conflicto dominante ya no es la lucha entre Israel y Palestina, sino la amenaza de enfrentamientos entre Irán y Arabia Saudí por la supremacía subregional y entre Irán y Estados Unidos por la hegemonía regional. Es ya prácticamente imposible poner en práctica cualquier solución al conflicto entre Israel y Palestina sin Irán y sus aliados locales: Hezbolá en Líbano y Hamás en Palestina.

En cierto modo, por tanto, la guerra de Irak constituye el puente estratégico y militar entre el viejo y el nuevo Oriente Próximo. Una consecuencia de esta nueva situación es la amenaza de desintegración de todo el sistema anglo-francés de Estados en la zona. El primer candidato es, por supuesto, Irak.

Las posibilidades de que Irak permanezca unido pese a los enfrentamientos étnicos y religiosos entre kurdos y árabes y entre suníes y chiíes es uno de los interrogantes de más peso en el nuevo Oriente Próximo. Porque la desintegración de Irak sería difícil de contener; podría provocar una completa balcanización de la región.
Otra cuestión importante es si el islam político avanzará hacia la democracia y la aceptación de la modernidad o permanecerá atrapado en el radicalismo y la invocación del pasado. Es una batalla cuyo frente más importante, hoy, no se encuentra en Oriente Próximo sino en Turquía; pero el resultado tendrá irremediablemente consecuencias más generales.

La aparición de un nuevo Oriente Próximo puede ser una oportunidad para establecer un orden regional que refleje los intereses legítimos de todos los actores involucrados, ofrezca unas fronteras seguras y sustituya las aspiraciones hegemónicas por la transparencia y la cooperación. En caso contrario, si no se aprovecha esa oportunidad, el nuevo Oriente Próximo será mucho más peligroso que el viejo.
(Publicado en El País, madrid, el 3 de mayo 2008. Joschka Fischer, fundador del partido Verde de Alemania, fue ministro de relaciones exteriores en el gabinete socialdemócrata-verde de Gerhard Schroeder)

miércoles, 30 de abril de 2008

"El presidente Chávez sólo quiere perpetuarse en el poder"

Entrevista con el general Raúl Isaías Baduel, ex-ministro de defensa venezolano. De Francisco Peregil, El País/Madrid

El general retirado venezolano Raúl Isaías Baduel tiene 52 años. Conoció a su ex amigo el presidente Hugo Chávez cuando entró en la academia militar, con 17 años. Durante el golpe militar que sufrió Chávez en 2002, Baduel coordinó la operación de rescate por la que Chávez fue restituido en el poder. En julio de 2006 fue nombrado ministro de Defensa y en julio de 2007 fue destituido. Ahora, Baduel considera que el presidente se ha convertido en un déspota. Cree que los conceptos políticos de izquierda y derecha quedaron desfasados.

Pregunta. ¿En qué momento se dio usted cuenta de que su proyecto político no tenía ya nada que ver con el de Chávez?

Respuesta. Cuando me incorporé al Gabinete como ministro de la Defensa en julio de 2006 pude constatar el manejo irresponsable que se hacía de las grandes decisiones. Hice las observaciones debidas en los términos moderados y respetuosos en que debía hacerlo, dada mi condición de militar. Pero también me di cuenta cuando tuve que consignar mis votos adversos en el Consejo de Ministros ante algunas decisiones. Allí constaté que la única pretensión del presidente Chávez era perpetuarse en el poder y hacer un manejo arbitrario de la renta pública y petrolera.

P. ¿Por qué cree que lo destituyó Chávez?

R. Ya desde principios del año pasado había tensiones. Yo quería evitar que las Fuerzas Armadas fuesen utilizadas como un elemento de presión política. Eso cada vez me hizo más incómodo para él. Me comunicó mi reemplazo dos horas antes de hacer pública su decisión. Simplemente me dijo que había decidido reemplazarme, no me dio ninguna otra explicación.

P. ¿Se siente espiado por el Gobierno?

R. A veces lo hacen los organismos de Seguridad de manera evidente. En mi residencia, en los lugares que frecuento, en mis citas con amigos... Están vigilando mis actuaciones. Pero eso no será algo que me amilane. Al contrario, me da más fuerza y más aliento.

P. ¿Cuál es su proyecto?

R. Mi misión es que en mi país se consolide y robustezca la democracia con alto contenido social. Que pueda servir no sólo al pueblo venezolano sino a los pueblos hermanos de Latinoamérica esos niveles de desarrollo de nuestro país. Tengo contactos con el partido Podemos. El más reciente evento electoral demostró que hay una amplia mayoría que ni quiere volver al pasado ni seguir con lo que se está haciendo en el país.

P. En el referéndum que se celebró en Venezuela el pasado 2 de diciembre el país vivió horas de incertidumbre y tensión ante el retraso del Gobierno en anunciar los resultados. En algunos medios venezolanos se dice que si Chávez finalmente reconoció su derrota, que después calificaría como "derrota de mierda", fue gracias a la presión que usted ejerció en el estamento militar. Usted ha eludido explicar cuáles fueron sus gestiones durante esa madrugada. ¿Podría aclarar cuál fue su papel esa noche?

R. Yo hago un paralelismo con los hechos de abril de 2002. En aquella ocasión defendí la democracia, la constitución y las leyes. Y a finales del año pasado, también. El 2 de diciembre me comuniqué con muchos sectores de las fuerzas armadas y también con los directivos del Consejo Nacional Electoral. Aproximadamente a las 19.30 yo tenía en mi mano los resultados de los escrutinios que hasta ese momento se habían hecho. Alcanzaban aproximadamente al 75% de los votos y la tendencia era un contundente triunfo del no. Por tanto, mandé una misiva a la presidenta del Consejo Electoral; mantuve estrecho contacto con muchos de los mandos medios de las Fuerzas Armadas, quienes no estaban dispuestos ni estarían dispuestos a que se quebrantara la democracia. Y dadas las horas de tensión, de una manera respetuosa pero muy firme, le hice saber a la presidenta del Consejo que en caso de que no se dieran los resultados y se siguiera sometiendo al país a una tensión innecesaria, me vería en la obligación de dar una rueda de prensa para dar a conocer los verdaderos resultados. Yo no puedo decir que esta acción fue determinante. Sería inelegante decirlo, pero al poco rato se dieron los resultados.

P. ¿Considera democrático el régimen venezolano?

R. Tenemos una ficción de democracia en nuestro país. Chávez ha arrodillado al resto de los poderes. Tenemos un Tribunal Supremo de Justicia en el que muchos de sus magistrados señalan abiertamente que sus posiciones están supeditadas al apoyo al proyecto de Chávez. Del poder electoral se puede decir lo mismo. Aún no conocemos los resultados definitivos. No tenemos esa división de poderes que debe existir en una democracia.

P. ¿Cree que Chávez concluirá los cinco años que le quedan de mandato?

R. Hay previsiones constitucionales que establecen mecanismos para convocar un referéndum revocatorio de su mandato. Pero cada vez más el ejercicio personalista, atropellante de su poder, totalitario, dictatorial por parte de Chávez, arrodillando las instituciones, particularmente con respecto al uso impropio que hace de las Fuerzas Armadas, ha potenciado un clima de tensión e intranquilidad.

P. ¿Pero Chávez concluirá su mandato?

R. Nuestro país está en una etapa previa a la insurrección propiciada por el propio presidente Chávez. Por eso, la situación es de cuidado. Cada día más, desmantela las Fuerzas Armadas creando cuerpos armados paralelos que no están previstos en la Constitución y que dependen de él. Está generando una situación de intranquilidad y desasosiego en las Fuerzas Armadas. Y no tengo dudas en señalar que lo hace con la pretensión de buscar excusas y victimizarse para luego manejar esa situación de desequilibrio.

P. ¿Hay un estado de malestar en el Ejército?

R. Hay inquietud en el Ejército y lo puedo decir con propiedad porque tengo contactos permanentes, sobre todo con los mandos medios de las Fuerzas Armadas. Ven que cada día se quebranta más el profesionalismo militar, que se quiere usar a las Fuerzas Armadas como un actor político de apoyo a un proyecto que se ha denominado socialismo del Siglo XXI pero que está vacío de todo contenido.

P. ¿Cree que esa inquietud puede derivar en insurrección?

R. En muchos casos, algunos de esos integrantes de las Fuerzas Armadas con los que hablo llegan a plantear la acción violenta. Yo procuro hacerles ver que ésa no es la solución.

(Publicado en El País)

martes, 29 de abril de 2008

LA NACIÓN CENTROAMERICANA EN ESTADOS UNIDOS II

Los políticos actuales centroamericanos en su mayoría aplican políticas publicas que producen mas inmigrantes en este país y eso nos fortalece, porque cada día somos una nación más grande, por lo que debemos adoptar una convicción política de unidad, lo cual nos produzca definir que ahora es nuestro turno histórico de incidir en el destino de las patrias que amamos y de buscar los medios democráticos para trascender e incidir en el poder político de nuestros países. Así, podemos procurar darle forma en este milenio a la aspiración popular de que el poder del pueblo, sea de beneficio absoluto para la mayoría del pueblo, de manera que este esfuerzo sea liderado por una nueva generación de patriotas del nuevo milenio que deseen servir al ciudadano honesto que respeta la ley, el orden, contribuye al desarrollo del país y tener el coraje de no servirse del poder político para sus propios intereses, como es el caso actual de la clase política y grupos de intereses en Centroamérica.

La diáspora centroamericana casi absolutamente, esta compuesta por quienes hemos sido los desposeídos, los analfabetas, los mediocremente educados, los desgraciados e indigentes, los ignorados, las sirvientas, los mozos, los ignorados y sin voz de nuestros países.

La minoría que complementa a la nación centroamericana en el exterior esta compuesta por jóvenes estudiantes, representantes de gobierno y profesionales quienes son parte de los sectores sociales, económicos y políticos elitistas de nuestros países. Mientras unos devengan salarios del erario publico para velar primariamente por los intereses de estos grupos clasistas en este país, otros se educan y capacitan para mantener el status quo de las sociedades que dominan.

Los grupos de poder económico y político de Centroamérica, mientras vivimos en nuestros países nos etiquetan como vagos, inconformes, mareros; sin embargo, desde el momento que cruzamos las fronteras de California, Arizona y Texas, nos convertimos en hermanos cercanos, héroes y patriotas. Hasta construyen monumentos en nuestro nombre.

En un blog muy popular, imparcial y nuevo símbolo de la libre expresión de El Salvador, llamado Conversaciones con Neto Rivas, hace unas semanas se refirieron a quienes vivimos en el exterior como la “CHUSMA REMESERA”.

Esas dos palabras con las que despectivamente se refieren a la diáspora, expresan la frustración y odio de quienes reconocen que los vagos, las sirvientas y los mozos, hemos obtenido una nueva condición de poder que les incomoda y molesta. Ese es poder económico.

Deseo recordarle a quienes nos consideran de esa manera, que la diáspora como chusma remesera, ha transformado las condiciones de vida de millones de familias en nuestros lugares de origen en toda Centroamérica.

En el interior de nuestras repúblicas, con poca o sin la ayuda gubernamental, se han adoquinado o asfaltado los caminos empedrados y polvorientos hacia muchos pueblos y cantones. Se ha proporcionado servicio eléctrico, agua potable, drenaje séptico, construido escuelas, clínicas y parques de recreación familiar. Aun existen miles de pueblos y cantones que se encuentran en ese proceso de desarrollo debido al trabajo de la diáspora o chusma.

En lugar de las casas de cartón o de bajareque y lodo, adonde estos grupos nos desean ver, existen casas mixtas de múltiples niveles y hasta piscinas. El turismo, el consumismo y las inversiones de las remesas de la diáspora generan empleo, y enriquecen incluso a quienes nos desprecian.

La responsabilidad histórica de incidir políticamente en las sociedades de nuestros países de origen recae en los hombres y mujeres de la diáspora centroamericana en Estados Unidos que dedican horas incontables de voluntarismo comunitario como activistas y lideres.

El liderazgo salvadoreño en ciudades como Washington DC, Nueva York y Las Vegas, ha abierto las puertas al desarrollo y crecimiento del liderazgo de activistas centroamericanos. Esto ha producido la oportunidad de colaborar coyunturalmente en la preparación de propuestas políticas y económicas que permitan la incidencia política de la diáspora durante la próxima década, a través de la aspiración a competir por cargos de servicio publico en nuestros países de origen.

El proceso idóneo para alcanzar este fin de incidencia política consiste, en establecer alianzas transnacionales con sectores de la sociedad centroamericana interesados en cambiar el actual sistema de políticas publicas, que desafortunadamente esta diseñado para beneficiar los intereses de unos pocos; viabilizar un programa integral de políticas publicas que, procure fortalecer la democracia y el libre mercado, mientras reforme y reestructure el sistema de justicia y legislación, de manera que con reformas políticas dinámicas se establezca como principales metas, la erradicación de la corrupción estatal, así como, el crimen organizado; se financie solidamente la educación, la salud y el desarrollo económico de manera ecuánime para todos los miembros de la nación.

El fenómeno de la diáspora es una pagina que se escribe cada día en la historia de los pueblos centroamericanos, y se encuentra en las manos y voluntades de quienes con sacrificio han superado el analfabetismo, la mediocridad educativa, la adversidad del hambre, la incerteza del futuro. Y en el paraíso del capitalismo, los inconformes, las sirvientas y los mozos, han podido transformarse a través de una escoba, una pala o un lavaplatos en profesionales, empresarios e intelectuales. Nuestra misión consiste en incidir políticamente en el futuro de nuestros países, de manera que junto a nuestros hermanos en las fronteras patrias logremos unir conocimientos y crear las condiciones de vida que todos deseamos y que todos nos merecemos.

Hemos logrado contribuir al desarrollo del país que nos adoptó, y deseamos hacerlo mucho mas con los países que nos exiliaron, los cuales a pesar de eso, amamos mas que al adoptivo, porque a esa tierra pertenecemos, sin importar la distancia.

La revolución bolivariana no es verde

De la revolución bolivariana se pueden decir muchas cosas, podríamos discutir si es socialista o si es marxista cuando está fundamentada en Bolívar, se podría discutir si es de verdad una revolución, se podría discutir si es roja, pero donde si no tengo dudas es que verde no es.

Las bases ideológicas del planteamiento de la revolución de Chávez parecen estar sustentadas desde la izquierda, eso se ve por la fauna periférica que pulula por Caracas. La verdad ya lo he expresado en otras ocasiones, a mi no me parece muy roja la puesta en escena de toda esta obra, parece más las obras populistas de un régimen militar. Ahora, hay obras muy buenas, estoy muy impresionado del trabajo que han hecho en el sistema de orquestas de Venezuela, además de contar con un joven prodigioso director como es Gustavo Dudamel, tienen una producción de talento increíble, que sólo se puede lograr con una inversión en serio y un impulso directo del gobierno. Se ven avances en obras de ingeniería y de intercomunicación. La conectividad como la piensan los ingenieros está creciendo, y no solo por carreteras, sino que el tren es un gran buen proyecto. La reconstrucción e inversión en los barrios, que no son medidas radicales, sino más bien paliativos con gotero, pero son cuestiones que el pueblo agradece.

Todo esto es discutible, sobre todo por la perversa manipulación que los incentivos de Chávez están logrando. Un país como El Salvador tiene mucho que preocuparse a la hora de hablar de seguridad alimentaría, Venezuela no debería de preocuparse y todavía lo hace, las nuevas propuestas de Chávez en este sentido son dignas de discusión, parecieran una propuesta en sentido correcto, pero con grandes problemas. En todo caso esto es discutible. Lo que si está claro es que esta revolución no es Verde.

El clamoroso abandono de los parque nacionales costeros, el no respeto por la capacidad de carga de los mismos, el descenso en el presupuesto de INPARQUES, la basura que se acumula en las ciudades, la contaminación en Caracas, los desastres en la amazonía, la elevada producción y dependencia petrolera, etc. Son muestras claras que esta revolución no le interesa lo verde. Al igual que en casi todo el mundo el Ministerio de Medio Ambiente (en Venezuela el Ministerio del Poder Popular para el Ambiente) tiene el menor presupuesto de todo el gobierno. Y esto que es difícil de navegar entre las oscuras cuentas claras del gobierno de Chávez. El hecho es que no se nota en una nación rica como Venezuela y con tantos recursos naturales que se esté haciendo lo necesario para alcanzar la sostenibilidad.

En El Salvador, el asunto ambiental esta llegando a un punto donde si o si habrá que tomar medidas, el asunto del agua habrá que solucionarlo pronto, muy pronto. En Venezuela tiene mucho tiempo más, pero me da la impresión que no caminan por el lado correcto en este tema. Por ejemplo la regulación de los precios de la gasolina, es de chiste pensar que con menos de un dólar (a cambio oficial) se puede llenar el tanque de un compacto. La gasolina cuesta un poco menos de 0,10 de dólar el galón. Claro todo mundo dirá que maravilla, pero eso es la ilusión de la insostenibilidad y del capitalismo. El precio es barato, por tanto mejor tengo un carro propio que utilizar el transporte público, mejor consumo yo que pensar en el colectivo, no importa la distancia saco el carro porque total es tan barato, que si tomo taxi me sale más caro, etc. Y si además de esto le suma la facilidad de prestamos que está dando la banca nacional, todos tendrán vehículo. Toda esta distorsión hace que Caracas sea una ciudad contaminada, saturada de vehículos, es una pesadilla real de todos los días moverse por las calles de esa ciudad. Aun así, se que en El Salvador nos dará envidia y quisiéramos tener la gasolina a ese precio, pues no se equivoque amigo, cuando le salgan 40 o 50 dólares de combustible piense que tiene que utilizar menos su vehículo que tiene que ser más eficiente en sus desplazamientos. Y es que esa, la eficiencia, es el motor detrás de la revolución de la sostenibilidad. Será por esta sensación de crisis que logremos cambios radicales en las estructuras de nuestro sistema económico que nos permita acercarnos a la sostenibilidad.

Hablando también de modelos pregúntese usted: ¿Quién es capaz de regularse mejor el estado o la empresa privada? Porque este es el meollo del asunto. Tenemos regímenes como el de Venezuela, donde da la impresión que uno puede hablar lo que sea, pero de todas maneras hay oídos sordos en el gobierno, y este es el encargado de controlar todo lo que ocurre o deja de ocurrir en el país. Por tanto hay que confiar en la buena fe de sus gobernantes para que estos garanticen el cumplimiento de la ley. O confiar en que la empresa privada, donde su motor es el capital, y no entiende más que sobre la ganancia. Cuando hay estados, como solía ser el salvadoreño, donde no hay una muy clara división entre empresa privada y gobierno, la cuestión igual se complica porque no existen las regulaciones reales que el estado tiene que ejercer para garantizar el bienestar de la mayoría. Ahora en El Salvador no es que hayamos mejorado sino que tal vez hemos empeorado cuando los nuevos amigos del gobierno no son tan claros, así que ni siquiera parece ser que se esta respondiendo a los intereses de la empresa privada sino que a unos grupúsculos extraños. Regresando al punto: los dos modelos son ineficientes para regularse, no existe un contrapeso real, en unos casos por ineficiencia o descuido, en otros por falta de interés, la resultante es la misma, insostenibilidad.

Ahí es cuando tenemos que hacer la reflexión del papel que juega la sociedad civil, los medios de comunicación, las ONG, ese contrapeso que de no existir lleva a la corrupción de las instituciones. He ahí la necesidad de medios plurales críticos y criticables, dispuestos a jugarse el todo por el todo para impulsar el desarrollo del país, no ser parte del mismo juego entre empresa privada y gobierno. Pero si no tenemos una prensa mordaz, inteligente y progresista o si están constantemente amenazados de ser cerrados por expresar sus puntos de vista, o peor aun se autosensura. Entonces esta difícil el asunto, entonces los contrapesos se pierden y entonces solo se puede partir de la buena fe.

Venezuela, un paraíso con unos potenciales insospechables para El Salvador, pero es adicta al petróleo, por él hace lo que sea, no importa que esto signifique mayor contaminación, mayor burocratización, mayores cuotas de insostenibilidad, mientras mayor sea la producción mejor para el país, habrá que ver que pasa con la industria del cemento ahora que es nacional, habrá que ver si hay alguien capaz de regular las actividades productivas de las grandes empresas nacionales. De momento la revolución de Hugo Chávez no es verde y será insostenible, esperemos que cambie. Por el bien de Venezuela y su gente. Porque llegará el momento donde no se puedan seguir dando incentivos, donde no se pueda seguir manteniendo los megaproyectos, ¿entonces qué?

lunes, 28 de abril de 2008

Columna transversal: ESTA COLUMNA ESTA CENSURADA EN LA ASAMBLEA

Si usted es diputado, asesor legislativo o empleado de la Asamblea Legislativa de El Salvador, no puede acceder a este blog (y miles de otros), por lo menos no desde su oficina, desde su computadora, desde el sistema informático de la Asamblea. Si un diputado o empleado de la Asamblea, haciendo uso de su computadora en su oficina, trata de entrar a este blog, le sale una ventana en la cual la Junta Directiva le informa que este sitio está bloqueado por contenidos pornográficos. No sabemos qué concepto tienen los honorables miembros de la Junta Directiva de la Asamblea Legislativa de la sexualidad y de la pornografía, pero si incluye en este concepto los contenidos de Siguiente Página o del blog de Neto Rivas, necesitan urgentemente ayuda profesional. Podemos recomendarles algunos psiquiatras o expertos en educación sexual...

Sea como sea el concepto de pornografía que tengan en el séptimo piso de la Asamblea, es un hecho que los diputados no tienen derecho de leer esta columna y miles más desde sus oficinas. La Junta Directiva de la Asamblea les censura. Hay diputados que deciden qué es lo que sus colegas y sus empleados deben leer y qué no. Tal vez sea por esto que la calidad del trabajo legislativo sea tan deficiente. No porque no pueden leer este blog –sabemos que no es tan importante-, sino por la mentalidad que está detrás de esta medida de censura y prepotencia. Y por la mentalidad de los diputados que aceptan este tipo de restricciones.

Los diputados tienen que tener todos los insumos posibles para poder legislar: acceso irrestricto a información completa, análisis exhaustivo, opiniones múltiples. Restringirles a los diputados el acceso a todos estos insumos es obstrucción a la labor del primer órgano del Estado.

Incluso, los diputados tienen derecho a asistencia profesional y académica. Para cumplir sus funciones, es indispensable disponer de un aparto de asistencia que analiza los problemas, genera propuestas, investiga antecedentes, mide las consecuencias económicas, sociales, legales y políticas de los decretos – o de la ausencia de legislaciones. Igual que los diputados, los asesores tienen el deber de documentarse, investigar, recoger opiniones. Restringir a los asesores el acceso a las fuentes de información, análisis y opinión es obstrucción a la labor del primer órgano del Estado.

Es por esto que los diputados y sus asesores tienen acceso privilegiado a información interna del Estado. El ejecutivo, sus ministerios, y todas sus dependencias, las autónomas, el aparato del estado en su conjunto, están obligados a facilitar a los diputados la información necesaria para poder legislar.

Por definición no puede haber ningún tipo de censura que filtre el tipo de informaciones y opiniones accesibles para los diputados y sus asesores. Por definición del carácter político y partidario de los diputados no puede haber instancia ninguna que filtre la información que reciben los diputados, sea con criterios ideológicos, políticos, religiosos e incluso morales. Tiene que ser los diputados mismos –cada uno con sus criterios- que valoren qué información necesitan.

Es vergonzante que nuestros diputados toleran este tipo de censura como si, en vez de legisladores, fueran niños bajo el régimen disciplinario de su escuela, o retardados mentales a los cuales no conceden la facultad de decidir a qué tipo de lectura tener acceso.

LLEGÓ EL TIEMPO DE DAR PROTECCIÓN Y GARANTÍAS

El crecimiento económico de América latina conduce al reto de definir qué futuro queremos conformar.

América latina está pasando por un buen momento. En general, los países que la conforman y como resultado de la coyuntura internacional, han tenido cinco años de constante crecimiento económico, incluso mayor al alcanzado por la economía mundial. Hoy, buena parte de los países latinoamericanos ya no pueden postular a recibir préstamos de apoyo porque ahora son países de ingreso medio; poco a poco van dejando atrás el subdesarrollo y sus niveles de pobreza e indigencia.

Este mejoramiento en los ingresos implica un nuevo reto ante el cual varios de nuestros países necesitan respuestas innovadoras. ¿Qué tipo de sociedad vamos a tener a futuro? ¿Una sociedad basada en seguros individuales para resguardarnos ante los distintos desafíos que la vida nos presenta en el ámbito de la salud, la educación, la vivienda o la jubilación? ¿O impulsaremos una sociedad solidaria que pueda darnos mayores seguridades de una manera colectiva? ¿Podemos pasar de una sociedad que reconoce derechos a sus ciudadanos a una sociedad que le ofrece garantías a los mismos?

Debemos avanzar en esta dirección porque ello apunta a algo nuevo en América latina y ya algunos países registran un salto adelante en tal sentido.

Esto por cierto obliga a generar una nueva ecuación entre Estado, mercado y sociedad. Una ecuación donde esos tres factores esenciales de la gobernabilidad contemporánea tengan similar fuerza y energía de desarrollo. Un Estado eficiente, moderno y ágil. Un mercado dinámico e innovador. Una sociedad de inclusiones y certezas posibles. Ello convoca a construir un balance armonioso entre la gente, la economía y la representación pública. Hombres y mujeres demandan desde la sociedad determinadas protecciones y el mercado, por su parte, es motor del crecimiento. Pero es el Estado, sólido en tanto tenga representación pública, el cual genera las políticas desde las cuales un país puede asegurar que parte de su crecimiento llegue a todos y genere la mejor protección social posible.

El centro de esta ecuación es el concepto "garantías". Crear un tipo de sociedad donde la gente sienta que hay seguridad concreta a la cual tiene derecho. Este es un debate abierto en todos los países con un grado de desarrollo mayor al alcanzado en los países latinoamericanos. Pero ya llegó la hora de abordarlo con imaginación y energía entre nosotros. El tema esencial está en saber crecer, pero también en saber transformar ese crecimiento en modalidades de protección para la gente. Está bien cuando una economía crece y es capaz de generar empleos, pero hoy debemos pedirle ser capaz de contribuir a una protección social que favorezca la conjunción entre seguridad y eficiencia.

Las políticas deben ser nuevas para situaciones también distintas a las del pasado. Si miramos cómo se reconfiguran los mercados de trabajo, aparece el desafío de garantizar seguridad en las interrupciones que hoy se presentan en la vida laboral. Países que están por encima de nosotros, como son los más avanzados de Europa del Este, la joven Corea del Sur, Nueva Zelanda, Grecia o Portugal tienen una muy superior calidad de incorporación del capital humano en la actividad económica. En todas las ramas de la economía hay una mejor calificación de la mano de obra, un sistema educacional con mejores resultados y un vínculo superior entre desarrollo científico y esfuerzo productivo.

Norberto Bobbio, ese notable filósofo italiano, afirmó que en una democracia todos "tenemos que ser iguales en algo". Ese algo cabe definirlo por consensos, con acuerdos donde se asegure tanta igualdad como sea necesaria para garantizar las libertades. Buscar esos acuerdos también involucra asumir una verdad: las desigualdades si son o se perciben extremas generan tensiones capaces de carcomer los fundamentos de la gobernabilidad. La respuesta no está en la búsqueda de populismos, a veces autoritarios y contrarios a las libertades democráticas. La respuesta está en saber construir consensos y saber ponernos de acuerdo en cómo seremos "iguales en algo". Y por cierto, cómo "crece" ese algo cuando la economía crece, lo cual significa que ese algo es un concepto dinámico.

A su vez, el garantizar igualdades reclama otra sabiduría: estas garantías deben ir a la par con los deberes. Todos tenemos obligaciones a cumplir como miembros de la comunidad, pero muchas veces hay gente a quienes no les gusta escuchar esto. Sin embargo, si de verdad estamos por avanzar hacia el desarrollo, es indispensable hacer carne de estas sociedades la noción de saber dar junto con recibir. Un país no es una abstracción al cual únicamente se le exige y se le reclaman protecciones. Quien piensa sólo en sus propios derechos y se olvida del bien colectivo, en los hechos es un obstáculo al progreso.

Ante este nuevo desafío, Latinoamérica tiene un camino largo a recorrer, pero no hay mucho tiempo para ello. Lo planteamos recientemente en un discurso en la Universidad de Magallanes, en el sur de Chile. Lo hicimos desde allí pensando en Chile, pero también pensando en buena parte de nuestros países donde se constata un grado importante de avance material. Ha llegado la hora de asegurarnos que ese avance material alcance a todos los sectores, de garantizar accesos a ciertos mínimos indispensables en educación, en salud, en vivienda y en todo lo que signifique más justicia social.

A ratos, en nuestros países las tareas del día a día o el encandilamiento de debates improductivos nos hacen olvidar la urgencia profunda de mirar el largo plazo. Si tenemos una situación económica un tanto mejor, propongámonos dar un gran salto adelante, para entregar a nuestros hombres y mujeres una vida más digna y más segura. Cuando hay menos injusticias o cuando los pueblos sienten que ya no están al margen de los avances, los sueños individuales y colectivos se ven posibles. Ese es el gran propósito de una sociedad de garantías.