“El Presidente de la República, Mauricio Funes, continuó hoy por segundo día consecutivo con las visitas de verificación”  en las zonas de desastre. Así nos informa el sitio Web oficial de su  Casa Presidencial. Solo que no se trata del segundo día del desastre,  sino el segundo día que ya no está lloviendo…
Nadie  exige que el presidente personalmente y bajo riesgo de su vida conduzca  los operativos de rescate, evacuación y abastecimiento en el Bajo Lempa  o en la Cordillera del Bálsamo. Pero sí le exigimos que dé la cara y  transmita liderazgo y confianza desde el primer día del desastre, y no  luego de cinco días, dando ordenes que sus fuerzas policiales y  militares y sus ministros ya tienen cinco días y cinco noches de  cumplir.
Además, su sitio oficial informa: “El  presidente anunció que CEL generará en lo inmediato un mecanismo en el  que las comunidades de la zona participen en el proceso de descargas en  las represas, de tal forma que puedan actuar de una manera eficaz ante  el peligro de futuras inundaciones.”
¿Quiere  decir que la falta de coordinación y consideración de CEL agravó el  desastre? ¿Qué la CEL no descargó el agua a tiempo, sino hasta que el  Bajo Lempa ya estaba inundado, y con cantidades inmanejables de agua?
Sus propagandistas en Casa Presidencial dicen: “Los  comentarios del mandatario sobre la importancia del Bajo Lempa no se  remontaron a los últimos años, sino también al tiempo en que ejerció el  periodismo. En ese periodo, afirmó el Presidente Funes, trabajó por  ‘visibilizar’ al Bajo Lempa en momentos en que ni los líderes de opinión  ni las autoridades en el gobierno reconocieron su importancia  estratégica para el futuro del país.”
Esto  es cierto: Como periodista usted estuvo muy crítico con la manera como  los gobiernos enfrentaron la vulnerabilidad y los desastres. Muy bueno.  Pero al sólo llegar al poder, usted se olvidó del Bajo Lema, igual que  los anteriores presidentes. Hasta dos días después del diluvio, cuando  el ministro de Agricultura lo convenció subir a un helicóptero para  volar al Lempa, donde luchan sobrevivir miles de excombatientes de ambos  bandos de la guerra, y sus familias. 
El único que quedó “visibilizado” era usted, presidente, pero como alguien que llega tarde hasta a los desastres naturales.
Saludos, Paolo Lüers 
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