sábado, 18 de abril de 2015

Carta a la derecha "unida"

Estimados dirigentes de los partidos de derecha:
Cuando hay que hacer algo necesario, ustedes son incapaces de ponerse de acuerdo. Y de repente, para hacer algo irrelevante, resurge la vieja alianza conservadora, para no decir reaccionaria. Ayer una coalición sospechosa de ARENA, GANA, PCN y PDC unió 47 votos en la Asamblea para otro intento de reformar la Magna Carta y elevar a rango constitucional la prohibición de matrimonios que no sean entre "hombre y mujer así nacidos".


Lo raro es que esta alianza conservadora, con urgencia, quiere arreglar un problema que en el país no existe. No hay legislación que permite el matrimonio entre homosexuales o de transexuales. Ni existe ninguna iniciativa seria para legalizar este tipo de matrimonios. ¿Por qué? Porque en El Salvador, a diferencia de otros países, no existe presión social para legalizar matrimonios entre homosexuales. Y tampoco existe una mayoría legislativa para este tipo de reforma.

¿Entonces, por qué encaminar una reforma constitucional para arreglar un problema que no existe en el país? "La derecha" no se pudo unir para evitar, luego de los fracasos del primero, y el segundo gobierno del FMLN; no se puede unir para la urgente reforma electoral o para garantizar la independencia de organismos como la Corte Suprema, el Tribunal Electoral, la Corte de Cuentas; no se puede unir para evitar el endeudamiento del país; tampoco dan señales de disposición para ponerse de acuerdo sobre una presidencia de la Asamblea en manos de la oposición, para construir una gobernabilidad con base en el equilibrio en vez de la gobernabilidad que quiere el FMLN: con base en el control de todos los poderes.

Pero de repente esta derecha incapaz de unirse para resolver los problemas urgentes del país se une para una causa con tan poca urgencia y tan alta carga de ideología reaccionaria y discriminatoria. No me cuesta decirlo: Por suerte existe una fuerza que en la próxima Asamblea puede vetar esta locura. Así como es saludable que ARENA tendrá la fuerza para vetar reformas constitucionales peligrosas (introducción del referéndum como instrumento populista de legislación) e innecesarias e ideológicas (como el derecho constitucional al agua y la alimentación), igual es sano que el FMLN tendrá la fuerza para vetar esta reforma discriminatoria e innecesaria.

La Constitución no es un manifiesto ideológico, en la cual la izquierda o la derecha, siempre cuando tengan una mayoría coyuntural, introduzcan sus postulados filosóficos. La Constitución es expresión de los consensos de toda la sociedad para definir las reglas para la convivencia de todos, para la pluralidad, y para administrar las diferencias políticas e ideológicas.

La derecha, si quiere ser opción de poder (y mientras tanto, para el resto del mandato presidencial del FMLN, garante del equilibrio y defensora del sistema republicano), tiene que construir una nueva mayoría alrededor de los problemas y aspiraciones que la izquierda gobernante no puede (o no quiere) atender: seguridad, responsabilidad fiscal, crecimiento, empleo. Esta unión no se construye en batallas artificiales, mucho menos de contenidos reaccionarios y atentatorios contra la inclusión social.

Si tanto quieren defender la institución de la familia, construyan propuestas para asegurar empleos para las madres jefas del hogar y para los jóvenes, obliguen al gobierno a priorizar su inversión social en la creación de guarderías, escuelas de calidad y de tiempo completo. Así se reconstruye el tejido social, en el cual las familias sean protegidas, no con iniciativas ideológicas como la reforma constitucional contra matrimonios gay.

Saludos, 


(Mas!/El Diario de Hoy)

jueves, 16 de abril de 2015

Columna transversal: Recontar los votos, pero todos

La Sala habló: Hay que abrir las urnas y volver a contar los votos – y esta vez todos. No podía sentenciar otra cosa, demasiado evidente fue que el escrutinio final del Tribunal Supremo Electoral no refleja todos los votos. Demasiado evidente fue que en el caos generado por la incapacidad y la arrogancia del TSE fueron violados derechos constitucionales, tanto de ciudadanos/votantes como de candidatos.
Lo más importante de esta sentencia es que sienta jurisprudencia. El Tribunal Supremo Electoral argumentó que no se puede abrir las urnas y recontar los votos, porque el Código Electoral no lo ordena. La Sala de lo Constitucional sentenció que en estos casos no hay que remitirse al Código Electoral (y sus vacíos), sino a la Constitución: la Carta Magna ordena que todos los votos de todos los ciudadanos tienen la misma validez y tienen que tomarse en cuenta.

Aunque los magistrados del TSE todavía se resistan, van a tener que cumplir esta sentencia. El hecho que los magistrados, en vez de inmediatamente organizar el reconteo de los votos, pierdan tiempo discutiendo si van a cumplir o incumplir la sentencia de la Sala, es otra prueba más que estos señores, al salir de este caos que ellos mismos crearon, tienen que ser sustituidos inmediatamente, si no tienen la decencia de renunciar.

Al fin, los magistrados van a cumplir la sentencia, aunque a regañadientes, porque de otra manera, terminarán en la cárcel. Entonces, las urnas se van a abrir, los votos se van a contar, esta vez bien. Lastimosamente, por el momento, sólo en el departamento de San Salvador. Esto no puede ser, porque las mismas irregularidades en las actas que se observan en San Salvador, se cometieron en todo el país. En todos los departamentos hubo actas donde sobran o faltan votos, donde los números no cuadran, donde se contaron mal las marcas de preferencia para los candidatos, donde faltan firmas de integrantes de las Juntas Receptoras de Votos.

Los derechos de los votantes y de los candidatos son iguales en San Salvador y en los 13 departamentos al interior del país – y de igual manera han sido violados. La Sala sentenció para el departamento de San Salvador, porque a esta circunscripción electoral se refirió la demanda que recibieron.

Si los ciudadanos que votaron en los otros departamentos y cuyos votos no se ven reflejados en los escrutinios finales, presentan demandas para reclamar sus derechos ante la Sala, los guardianes de la Constitución tendrán que ordenar lo mismo que ordenaron para el departamento de San Salvador. En varios departamentos hay diputaciones asignados a diferentes partidos y escaños asignados a candidatos específicos que podrían sufrir cambios si se revisan bien las urnas y se toman en cuenta correctamente todos los votos y todas las marcas para candidatos específicos.

Espero que en todos los departamentos existan candidatos y votantes que demanden sus derechos violados en estas elecciones. Espero que la Sala aplique el derecho constitucional parejo para todos. Sólo de esta manera lograríamos reparar el daño a la credibilidad del sistema electoral que la actuación incompetente e irespetuoso a la ley del Tribunal Suprema Electoral ha causado. No se trata de que un partido consiga un diputado más o menos. Se trata de la credibilidad y transparencia de nuestro sistema electoral. No importa que el reconteo de los votos, en todo el país, cause otros retrasos. No importa que ya estamos cerca de la instalación de la nueva Asamblea. No importa que este nuevo escrutinio cueste dinero adicional. Hay que proteger el voto de cada ciudadano y con esto la legitimidad del proceso electoral.

Todos estamos cansados del desmadre que han sido estas elecciones. Todos quisiéramos que el país se concentre en los problemas de desempleo e inseguridad que hay que resolver. Pero más aun estamos cansados que se juegue con la democracia y con la institucionalidad. Si dejamos pasar los chanchullos en esta elección, las siguientes nos van a salir peores. En este sentido, hago un llamado a los candidatos y los votantes en cada departamento del país que sienten violados su derechos: presenten demandas ante la Sala. Si no saben cómo hacerlo, busquen asesoría de las instituciones de la sociedad civil que se dedican a la protección de los derechos ciudadanos y constitucionales.

O hablen ahora, o los callarán para siempre. 
(El Diario de Hoy)






miércoles, 15 de abril de 2015

Carta a Salvador Sánchez Cerén

Estimado señor presidente:
Mi última carta a usted fue medio en broma, sugiriéndole rescatar el espíritu libertario de la izquierda. Sólo pensar que usted iba a dar un discurso criticando a los Gobiernos de Cuba y Venezuela, ya provoca risa…

Pero esta carta va muy en serio.

Cito del sitio oficial de Casa Presidencial: "El presidente Salvador Sánchez Cerén manifestó hoy que el trabajo comunicacional de su Gobierno está orientado a garantizar la libertad de información y expresión, ya que la misma constituye un derecho fundamental para la democracia del país. 'Tenemos que trabajar por hacer valer este derecho, sin él no puede haber democracia, este país debe de estar informado y debe ser la población la que con la información que genere el Gobierno tome sus propias decisiones', dijo el mandatario."


Un momento, señor presidente: Es loable que usted se propone "hacer valer" la libertad de expresión, pero sólo hay que escuchar sus propias declaraciones para ver que usted tiene una gran confusión sobre el concepto de la libertad de expresión y de prensa.

Usted dice: "Este país debe de estar informado y debe ser la población la que con la información que genere el Gobierno tome sus propias decisiones." Esto es una aberración que nos deja dudar si usted entiende el principios de la libertad de prensa. Sería terrible si la población tuviera que tomar sus propias decisiones basándose en "la información que genere el Gobierno". Los ciudadanos tomamos decisiones basándonos en toda la gama de información y opinión que generan los diferentes actores de la sociedad: medios, académicos, partidos, ONG, centro de pensamientos, Iglesias, columnistas - y por supuesto, también el Gobierno.

En Cuba la gente ha pasado décadas dependiendo de la información que genera el Gobierno. Y esto ha sido el mayor obstáculo para la democracia y el desarrollo de este país.

Si usted no entiende esto, su presidencia es un peligro para la democracia.

Voy a citar otras frases de su conferencia de prensa, para ilustrar su concepto de libertad de prensa:
"Lo que yo percibo en algunos medios de comunicación es una campaña de intimidación sobre el tema de la violencia."
"No se vale inducir el pánico con guerra psicológica informativa."
"Ahora se está tratando de generar una guerra sicológica en la población para atemorizarla alrededor del tema de la criminalidad."

Claro, señor presidente: los medios independientes del Gobierno generan información y opiniones que pueden ser incómodas para el Gobierno. Esta es nuestra función. Todos entendemos que en el tema de Seguridad es muy incómodo para ustedes que todos los días se informe sobre el incremento de la violencia y se critiquen las medidas (o la falta de medidas) del Gobierno - y que esta labor los medios la ejercen sin supeditarse a los planes políticos y comunicacionales del Gobierno.

Usted tiene a su plena disposición a todo el aparato comunicacional del Gobierno -y lamentablemente incluso los medios públicos, que no debería ser supeditado a líneas editoriales del Ejecutivo- para difundir su versión de la verdad. El hecho que usted reclama que los medios independientes no se sujetan voluntariamente a las políticas comunicacionales de su Gobierno, es preocupante.

Sobre todo cuando usted, en este mismo contexto, saca las uñas y expresa amenazas, hablando de revisar y otorgar las frecuencias de radio y TV con el propósito de contrarrestar la labor de los medios privados, cuya línea informativa le molesta.

Lo más preocupante es que usted dio todas estas declaraciones en la juramentación de Eugenio Chicas como nuevo secretario de Comunicaciones de su presidencia. Yo pienso que Eugenio es un funcionario capaz y, a diferencia de usted, entiende el concepto de la libertad de prensa. Pero si lo que usted dijo hoy es el mandato para su trabajo, Chicas va fracasar en su nueva tarea.

Saludos, 
(Mas!/El Diario de Hoy)

lunes, 13 de abril de 2015

Correspondencia al presidente: Su discurso no pronunciado en Panamá

Lastimosamente, el verdadero discurso que tuvo que haber pronunciado el presidente Salvador Sánchez Cerén en la Cumbre de las Américas en Panamá, se traspapeló en los maletines de su comitiva, y al fin le dieron otro discurso confuso, mediocre, oportunista, sin audacia. Por tanto, la presencia de El Salvador en esta cumbre pasó desapercibido entre las palabras polémicas y antiimperialistas de Daniel Ortega, Cristina Kirchner, Rafael Correa, Nicolás Maduro y Evo Morales, y las ponencias diplomáticas de Obama y Castro. Reconstruimos aquí el discurso original, que hubiera puesto a El Salvador en el centro del debate continental. Qué lástima que lo único que recordarán de nuestra presencia en Panamá es el presidente que se durmió a la par de Obama…


Estimados presidentes de las Américas:
Vengo de un país pequeño, pero que ha escrito historia en el continente: El Salvador es el país que logró resolver una cruenta guerra civil de 12 años, negociando una reforma política que nos trajo la desmilitarización, la vigencia de los Derechos Humanos, el pluralismo político, la división de poderes y la libertad de expresión.

Como signatario de estos Acuerdos de Paz, me tomo la libertad de decirles a ustedes un par de verdades y darles un par de consejos incómodos, pero necesarios.

SSC en panamaA mis queridos colegas y correligionarios de izquierda, los presidentes de Cuba, Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Bolivia les digo: El socialismo que juntos anhelamos, solo tendrá vigencia si nos comprometemos, sin condicionamiento alguno, con los principios de la libertad de expresión y prensa; con el irrestricto respeto al principio republicano de la división de poderes; y con los plenos derechos de disentir, ejercer la oposición, y buscar la alternancia por la vía de elecciones libres.
Personalmente me llena de felicidad ver aquí al fin al presidente de Cuba. Lo felicito por los pasos que Estados Unidos y Cuba han dado para normalizar sus relaciones. Pero le tengo que decir al compañero Raúl Castro, con el cual me unen décadas de amistad: Los próximos pasos los tienen que dar ustedes en Cuba. No solamente el gobierno de Estados Unidos, no solamente los gobiernos y partidos de derecha del continente esperan que en Cuba sea admitido el derecho de publicar periódicos independientes y críticos, y que se abra espacio para partidos de oposición – es una necesidad imperante de la izquierda latinoamericana que Cuba implemente estas reformas, libere a los presos políticos y deje de fomentar movimientos clandestinos y armados, ya anacónicos en pleno siglo 21. Si vemos estos cambios en Cuba, todos juntos vamos a exigir a Estados Unidos que levante el embargo y quite a Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo.

De la misma manera tengo que decir a mi amigo Nicolás Maduro que mientras su gobierno no cese la persecución de los líderes de la oposición y el asedio a la libertad de prensa, la izquierda latinoamericana no tiene autoridad moral para exigir a Estados Unidos que derogue las sanciones contra Venezuela. Y nuevamente, estoy hablando en representación de un país donde hemos logrado superar una guerra civil conquistando precisamente estos derechos. Es más, nosotros fuimos a la guerra para conquistar las libertades de expresión y de organización sistemáticamente negadas por los gobiernos militares.

Por más que estimo la revolución ciudadana liderada por Rafael Correa, en nombre de la izquierda latinoamericana y de un pueblo que ha sufrido en carne propia las consecuencias de la represión con la libre expresión y la disidencia, tengo que rechazar las declaraciones que en esta cumbre ha dado sobre la libertad de prensa. No pueden ser los gobiernos los que deciden cual es la prensa buena y la prensa mala. No podemos los gobernantes decidir qué es la verdad.

He escuchado con atención el discurso del amigo Daniel Ortega. Tengo que decirle: Hemos luchado juntos contra el imperialismo, cuando intervino en Centroamérica para sostener dictaduras. Pero estas dictaduras han sido derrotadas, en toda América Latina hemos vencido el militarismo y la exclusión política de las izquierdas. Ahora estamos gobernando en muchos países, y es nuestra responsabilidad convertir a los Estados Unidos en socio del desarrollo.

Seguiremos exigiendo a Estados Unidos respeto a la soberanía de nuestros países, pero no podemos seguir con el discurso antiimperialista, solo porque desde Estados Unidos se sigue reclamando lo que nosotros deberíamos ser los primeros de exigirnos mutuamente: el respeto a las libertades, elecciones libres y una institucionalidad democrática basada en la división de poderes y en los derechos de la oposición política.

Disculpen que he hablado de esta manera franca, rompiendo moldes de falsa solidaridad. Pero esto es el aporte que El Salvador puede dar a los pueblos hermanos de las Américas, aplicando las lecciones de nuestra historia. Si lo que aquí les he expuesto se convierte en el consenso del continente, nuestra solidaridad será incondicional, siempre cuando estos principios se violen en nuestra América. Por donde sea y por quien sea.

Gracias, presidentes.

Estimado presidente: P.f. guarde este discurso. Habrá otra oportunidad para pronunciarlo. Atentamente, Paolo Luers
 

Postdata: En enero del 2007, Paolo Luers publicó “la página perdida” del discurso que el entonces presidente de la República, Elías Antonio Saca, dio en el aniversario de los Acuerdos de Paz.