sábado, 7 de mayo de 2011

"Esta profesión exige sentimiento de compasión, pero no lástima"

La violencia está metida en las venas de El Salvador. Lo sabe bien el periodista de 32 años Carlos Martínez d'Abuisson, que durante seis meses siguió el rastro de gente asesinada, violada, secuestrada y enterrada en cementerios clandestinos. Fue allí, frente a unas tumbas sin nombre, donde conoció al que él llama el "señor Árbol". Le puso este nombre para ocultar su verdadera identidad. El señor Árbol buscaba desesperadamente el cadáver de su hija de 14 años a la que todavía hoy no ha encontrado. Solo pedía conocer el lugar en el que estaba su cuerpo. Solo eso.

La tragedia del señor Árbol, un hombre analfabeto, se extiende a todas las capas de la sociedad en El Salvador, un país pequeño en el que la tasa de homicidios es seguramente la más alta del mundo, unos 72 por cada 100.000 habitantes. "Mi país es el top mundial de la violencia", dice con amargura y rabia este periodista, que, tras su imagen de joven inconformista, esconde un sólido profesional y un hombre tocado por el dolor ajeno. "Es una violencia la de mi país con una presencia activa y radical, doméstica", añade.

Martínez tiene las cosas más que claras. Él no es un valiente. Es únicamente un periodista. "Salir a la calle y contar lo que pasa es la esencia de mi oficio. Si no quieres enfrentarte a la violencia, dedícate a otra cosa, pon una boutique. Ser periodista nos demanda estar en la calle y contar lo que está pasando".

La narración de lo que está pasando en las ciudades de El Salvador es lo que le ha valido el Premio Ortega y Gasset al mejor trabajo de periodismo digital, editado en el diario electrónico El Faro, que nació en 1998. "Es un relato de la desesperanza", dice su autor sobre el trabajo El criminalista del país de las últimas cosas, cuyo título fue tomado prestado de un libro de Paul Auster y con el que se refiere al único criminalista forense que tiene la Fiscalía General de El Salvador y que se convierte en "el hilo conductor que nos guía a través de un espectáculo formidable de muerte". El reportaje fue realizado junto con el fotógrafo Bernat Camps.

El objetivo de este reportero salvadoreño, perteneciente a la segunda generación de periodistas con estudios tras la guerra civil que acabó en 1992, son las víctimas, esos seres desprotegidos e indefensos de los que nadie se ocupa. "Esta profesión nos exige un profundo sentimiento de compasión, que no quiere decir lástima. Más que riesgos físicos que se asumen, nos vemos involucrados emocionalmente. Este premio es un reconocimiento a una manera de entender el oficio: decidir, posicionarte, mojarte y entender que este no es un oficio imparcial".

No sabe muy bien Martínez explicar por qué la violencia sacude de esa manera brutal e indiscriminada a su país, pero considera que los periodistas no han sabido ofrecer a la sociedad una explicación que le lleve a comprender el alcance de este horror: "Los periodistas hemos sido profundamente irresponsables y cobardes. No comprendemos la violencia, la sufrimos y padecemos como una enfermedad terminal. A nuestra sociedad se la come la violencia".

Ayer, ya casi de noche y frente a un selecto auditorio en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, Martínez no quiso pecar de arrogante ni lanzar ningún mensaje. Solo recordar algunas cosas. Que el Ortega y Gasset es el aliciente para demostrar que tanto él como sus compañeros de El Faro están en el camino correcto, que nunca hay que desviar la mirada -"tenemos que estar al lado de los que sufren"- y que hacer un buen periodismo tiene sus réditos y es útil -"sirve para cambiar la realidad"-.

El reportero ensalzó, por último, los valores del periodismo de siempre: el rigor, la investigación, el contraste y la fuerza, elementos que ha plasmado en un trabajo pegado a la calle. "No se puede hacer un periodismo extraterrestre".

(El Pais/Madrid)

Carta al director presidente de GANA

Estimado licenciado Andrés Rovira:

Sorpresa, sorpresa: Recibí una carta en papel membretado de GANA firmada por usted, pidiéndome que les aclare porqué me he referido a su partido con los siguientes términos: “mafioso”, “corrupto”, y “oportunista”, y “mercenario”.

Empecemos con la palabra más seria. El diccionario de la Real Academia Española, en el avance de su vigésima tercera edición, define la palabra “mafia” de esta manera:

1. f. Organización criminal y secreta de origen siciliano.
2. f. Cualquier organización clandestina de criminales.
3. f. despect. Grupo organizado que trata de defender sus intereses sin demasiados escrúpulos. Ejemplo: La mafia del petróleo.
4. f. P. Rico. Engaño, trampa, ardid.

Puede escoger libremente cuál definición refleja más la realidad. Espero que no escoja #2.

Veamos las otras palabras que yo usé para hablar de su partido, y que me piden aclarar. Dejemos que las aclare la Real Academia:

corrupto, ta. (Del lat. corruptus).

1. adj. Que se deja o ha dejado sobornar, pervertir o viciar. U. t. c. s.
2. adj. ant. Dañado, perverso, torcido.

oportunismo. (De oportuno).

1. m. Actitud o conducta sociopolítica, económica, etc., que prescinde en cierta medida de los principios fundamentales, tomando en cuenta las circunstancias de tiempo y lugar. U. t. en sent. peyor.
2. m. Actitud que consiste en aprovechar al máximo las circunstancias para obtener el mayor beneficio posible, sin tener en cuenta principios ni convicciones.

mercenario, ria. (Del lat. mercenarĭus).

1. adj. Dicho de una tropa: Que por estipendio sirve en la guerra a un poder extranjero.
2. adj. Que percibe un salario por su trabajo o una paga por sus servicios. U. t. c. s.
3. adj. mercedario1. U. t. c. s.
4. m. Hombre que desempeña por otro un empleo o servicio por el salario que le da.

Tal vez la palabra que con más libertad literaria usé para hablar de GANA es “mercenario”. No me tomen literal: Aclaro públicamente que nunca quise decir que ustedes son una organización militar o paramilitar. Quítenle a la palabra “mercenario” el contenido militar, y queda una expresión metafórica que quiere decir: No actúan por principios propios sino con ánimo de lucro, defendiendo intereses de otros.

Y esto sí lo sostengo. Espero haberle aclarado mis juicios críticos sobre su partido.

Atentamente, Paolo Lüers

Nota: Gracias por todas las propuestas que recibí en facebook de cómo explicarle a GANA porqué les dicen oportunistas...

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viernes, 6 de mayo de 2011

La gasolina y la superstición del mercado

Durante algún tiempo he estado a la expectativa de encontrar un ejemplo sencillo que me ayudara a entender el fenómeno de la gasolina y lo que yo creo es una superstición; el hecho que el mercado, a través de la competencia, pueda hacer que bajen los precios. Hoy he encontrado este ejemplo en los “food court” del aeropuerto, he tenido que pagar tres dólares por un envase de Coca Cola que me costaría US$0.60 en un supermercado, y siete dólares por una hamburguesa cuando el combo (hamburguesa, papas fritas y bebida) de la misma marca afuera del aeropuerto me costaría cinco dólares.

Cuando me estaba atragantando con la hamburguesa; no por la rapidez con que me la comía por el hambre que tenía sino por la indignación de haber pagado lo que pague, caí en la cuenta que tanto dentro como fuera del aeropuerto existe un esquema de precios libres que es lo que ha permitido que las tiendas puedan vender la gaseosa a US$3.00. Así, comprendí el porqué del esfuerzo del MINEC en pensar y repensar la mentada fórmula de la gasolina para dar precios de referencia cuando tenemos un esquema de precios libres, la razón es que en la práctica, el precio de referencia funciona como un techo al precio de la gasolina, porque al igual que en el caso de los “food court” del aeropuerto, marca la pauta de cuanto subirle al galón de gasolina cada semana.

Después de mi experiencia en el aeropuerto valoro el esfuerzo pírrico del MINEC ya que no es lo mismo que las gasolineras le suban esta semana cincuenta centavos de dólar por galón cuando la nueva fórmula o la vieja dice que hay que subirle siete o diez centavos por galón –dependiendo de la fórmula usada- pero este esfuerzo no es suficiente, además es claro que dar un precio de referencia no hace que paguemos menos por la gasolina.

Aquí hay un juego de palabras que debe ser explicado, ya que los funcionarios del MINEC en honor de hacer valer su trabajo nos dirán; que efectivamente la formula hace que paguemos menos porque podríamos pagar mas, ya que como en el caso de la gaseosa, si existiera un precio de referencia dentro del aeropuerto yo hubiese pagado por ejemplo un dólar y no los tres que pague, como ven; siempre se puede pagar más por un producto, tanto como el mercado lo permita.

Ciertamente, los precios de los combustibles no bajarán por sí solos; el mercado no lo permite, incluso no bajan cuando hay una reducción en el precio del barril de petróleo en el mercado internacional, entonces, ¿qué hacer? Los economistas nos dirán que es la competencia la que hará que los precios bajen ya que según ellos las gasolineras podrán bajar sus precios por debajo del de referencia por la competencia de libre mercado, esto es una valoración excesiva respecto al libre mercado, es decir, una superstición.

Y me quedó mas claro en el aeropuerto, como he dicho opera un sistema de precios libres con diferentes tiendas que venden distintas marcas de bebidas gaseosas, pues en el momento que quería y después necesitaba tomar algo helado y reconfortante para mi larga espera, fui a la primera tienda y veo el rótulo US$3.00, ¡°”%*#^! (como buen salvadoreño intuya mis palabras), entonces digo; pues nada, voy a otra, quizá por estar mas cerca de la entrada tratan de timar a algún tonto, sigo caminando y para mi sorpresa nueva tienda con la bebida a US$3.00, vaya m…, pues nada, me digo a mi mismo la que este mas lejos debe de tener la bebida mas barata porque nadie querrá caminar tanto y la manera de atraer a un cliente es por el precio, que me voy con mi maleta y que creen, US$3.00, bueno pues no tomemos Coca Cola me digo, tomemos Pepsi Cola y que creen, US$3.00. ¡°”%*#^!

Mi deseo era mayor que el uso de mi razón y que compro la gaseosa, así que mientras devoraba mi comida chatarra y pensaba en la gasolina me daba cuenta que eso de la libre competencia era una vil mentira, todas las tiendas en el aeropuerto daban la gaseosa al mismo precio, no puedo afirmar que se habían puesto de acuerdo pero demasiada coincidencia no me da mucho margen para pensar otra posibilidad. Será que sucede lo mismo con las gasolineras, que por alguna razón misteriosa sin hablarse unas a otras ponen los mismos precios cada semana, habrá gente que dirá que los precios no son exactamente iguales que hay alguna diferencia entre una y otra, a lo que en rigor debo decir que: sí, hay diferencia de a centavo, literalmente de a centavo.

Una gasolinera vende a US$3,99 y la de tres cuadras mas abajo la vende a US$4,00; no es lo mismo pero para mí como para muchos consumidores es igual. Los que no dan su brazo a torcer en el tema dirán que no sólo el precio importa, hay que pensar en la calidad del producto, esto es, por ejemplo; el rendimiento. He probado todas las marcas y mi carro con cada una hace 40 kilómetros por galón, incluso tiene el mismo rendimiento si ocupo gasolina regular o súper.

En conclusión, el mercado es un mal regulador de los precios, es muy bueno para hacer subir los precios, tanto como los agentes económicos se lo permitan y toleren, es perfectamente capaz de poner en sintonía a las gasolineras, ya que les es mas rentable estar juntas ante los compradores que irse a una guerra de disminución de precios por hacerse de un buena parte del mercado. Por tanto, es hora que la superintendencia de competencia salga a la luz, para garantizar la competencia, tal y como rezan sus objetivos en pro de la eficiencia económica y el beneficio al consumidor.

jueves, 5 de mayo de 2011

Columna transversal: Espejito, espejito

Los gobernantes se miran en el espejo todos los días: Espejito espejito, ¿quién es el más popular en el país?

El espejito es la encuesta. Por esto mandan a hacer sondeos de la opinión pública a cada rato.

Así como la reina manda a hacer un espejo especial para verse más delgada (o más "hermosa", dependiendo del ideal de belleza vigente), los presidentes quieren ver reflejados en las encuestas su liderazgo, su eficiencia, su lucha contra la corrupción, su opción preferencial con los pobres --dependiendo de lo políticamente correcto del momento...).

A los días de haber recibido en San Salvador a Obama, a Funes le endulzan la dura vida de viajero frecuente con los resultados de la última encuesta. Y mire el milagro: El espejito refleja que el destacado visitante le dejó al anfitrión unos puntitos de popularidad.

Y Obama anunció un domingo la muerte de Osama, y el martes el New York Times publica el nuevo rating del presidente: "El apoyo a Obama ha aumentado significativamente luego de que fuerzas americanas mataran a Bin Laden. Cuenta ahora con una mayoría aprobando los resultados generales de su presidencia..."

Todo esto se entiende. Vanidades aparte, los gobernantes necesitan saber cuáles de sus acciones y posturas reciben rechazo en la población. De ahí que tomen las decisiones correctas --populares o impopulares-- es otra cosa.

Lo importante no es tanto hasta qué punto nuestros gobernantes se enredan en el jueguito de espejito espejito y se vuelven dependientes de la droga del rating. Lo importante es: ¿Entienden los ciudadanos el poder que les otorga esta alta dependencia que tienen los gobernantes de sus espejitos?

Por más informada la ciudadanía, por más crítica la opinión pública, más poder tiene el ciudadano para influenciar la política. Una de las armas del ciudadano es la encuesta. Cada rato nos preguntan si estamos de acuerdo con las políticas, cómo evaluamos en una escala de 0 a 10 a los funcionarios, qué pensamos del presidente, y por quién pensamos votar.

En El Salvador pasa algo realmente raro, casi inexplicable: En casi todas las encuestas salen mal evaluados los resultados de la gestión gubernamental, pero sale bien parado el principal responsable de esta gestión: el presidente. No es una declaración de amor a Mauricio Funes como persona, es más bien una exagerada confianza en el presidente como institución. Es el miedo de reconocer que estamos desprotegidos. Por esto los niños aman incluso al padre que los golpea, viola o abandona. Tony Saca se benefició igualmente de este fenómeno.

Entonces, en el espejito nos salen malos gobiernos conducidos por presidentes altamente populares. Algo está mal con este espejo.

Probablemente hay encuestas manipuladas, pero la mayoría son bien hechas. El problema principal no son las técnicas ni la honestidad de las encuestas. El problema reside en los ciudadanos, en la opinión pública. Reside en que la gente no tiene conciencia de que si no les dicen a los gobernantes que van mal, jamás van a cambiar sus políticas.

Aparte del voto cada dos años, el arma principal de la ciudadanía es la opinión pública. Si tuviéramos una opinión pública más crítica --en los medios de comunicación, en las redes sociales, en las universidades, en la calle, en los cafés-- las encuestas saldrían muy diferentes. Más críticas, más radicales, más sinceras. Y nuestros gobernantes se asustarían al desayunar con encuestas que les dicen peladamente lo que la gente piensa de ellos.

Si los medios, la opinión pública, y por consiguiente las encuestas se quitaran los guantes (o sea, este extraño beneficio de la duda a favor del presidente de turno), pronto se tomaría conciencia del poder que tiene una ciudadanía crítica. Más aún cuando los presidentes son mediáticos, como Mauricio Funes, y no tienen una sólida base social ni partido en el cual confiar.

Estamos ante el fenómeno de una población mayoritariamente descontenta (no sólo con el estado de las cosas, sino explícitamente con su gobierno y sus políticas), pero que se niega a perder la confianza en el presidente, en sus buenas intenciones, en "el cambio".

Me pregunto: ¿Y cuál es la responsabilidad que los medios, los informadores, los creadores de opinión tenemos en este dilema?

Hay un dicho bien feo: Cada pueblo tiene los gobernantes que merece. No me gusta. Tiene que decir: Cada pueblo tiene los gobernantes que tolera.

(El Diario de Hoy)

Carta a los que aspiran a la Corte de Cuentas

Estimados ciudadanos:

Ya está circulando una lista de abogados que aspiran a magistraturas en la próxima Corte de Cuentas. Hay algunos nombres que dan pena verlos en el contexto de una institución que tiene a su cargo cuidar la probidad de los funcionarios públicos.

Por ejemplo usted, Andrés Rovira, integrante del gobierno anterior y socio del presidente Saca, ¿cómo usted puede pretender examinar los manejos financiaros de la administración Saca? Ni hablar del hecho que usted es secretario general de un partido bajo sospecha de vivir de partidas secretas del gobierno...

Usted debería ser el primero que retire su candidatura, antes de que en esta Asamblea, donde gracias a ustedes todo se vale, pase otro desastre y lo eligen.

Cuando retire su candidatura, por favor hágalo en papel membretado de GANA y que lo firme de un sólo Silvia Aguilar, otra dirigente de GANA que se postuló al mismo tiempo para presidir la Lotería Nacional, para alcalde de San Salvador... ¡y para la Corte de Cuentas!

De todas formas, ustedes en GANA ya se hicieron de otra institución estatal muy codiciada por los partidarios de la consigna “No me den nada, pónganme donde hay...”

Como es muy poco probable que ustedes muestran la decencia de retirar sus candidaturas, le tocará a la Asamblea eliminar primero a todos los candidatos partidarios; segundo, a los que como funcionarios públicos han mostrado falta de independencia, como aquel integrante de la Corte Suprema conocido como magistrado del FMLN... y por supuesto incluyendo al actual presidente de la Corte de Cuentas.

Con suerte al final de este proceso de eliminación quede algún candidato honesto y capaz... Si no, le tocaría a la Asamblea buscar magistrados de la Corte de Cuentas entre quienes no se han apuntado. Suelen ser los mejores.

Paolo Lüers

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martes, 3 de mayo de 2011

Carta a los cínicos

Estimados amigos:

Ya empiezan ustedes a salir en las redes sociales criticando a Obama por la muerte de Osama. Algunos con juegos de palabra que parecen inteligentes: “Obama sin Laden”; “Ya no existe Osama Bin Laden, y tal vez nunca haya existido...” ; “Los mismos periódicos que hoy dedicaron una portada entera a un beato mañana se la entregarán con jolgorio a una ejecución...”; “Nobel de paz mata a Osama”.

Nobel de paz y el operativo contra Osama. Parece contradicción, pero no lo es: Eliminar a uno de los peores enemigos de la paz puede ser un aporte a la paz. Lastimosamente, el mundo es así que no podemos dejar la paz sólo en manos de los pacifistas. Necesitamos a los Ghandi, pero también a los Mandela. Necesitamos tropas de paz, pero también tropas de guerra. Necesitamos curas que trabajen con pandilleros, pero también necesitamos fuerzas especiales de policía...

Si lo hubieran matado un par de horas antes, a lo mejor hubiéramos visto fotos de Osama bin Laden en las marchas del 1 de mayo, junto a los retratos de Gaddhafi que llevaron militantes del FMLN en las calles de San Salvador...

De paso sea dicho: a mi también me chocaron las imágenes de gente bailando de alegría enfrente de la Casa Blanca, festejando la muerte de un enemigo muerto. Estoy satisfecho que a este terrorista, que mandó a matar a miles en cientos de atentados contra civiles, lo pagaron con su propia moneda. Pero no voy a ir a bailar en frente de la embajada norteamericana.

Pero aun más me chocaron las imágenes de otra celebración. ¿O ya se olvidaron que en las calles de San Salvador hubo militantes festejando el atentado de Osama Bin Laden contra las torres gemelos en Nueva York? Incluyendo Salvador Sánchez Cerén, ahora vicepresidente de la República.

También hay gente festejando la muerte del general Emilio René Ponce, el jefe de la tristemente célebre Tandona. Durante la guerra con gusto hubiera participado en un operativo para eliminarlo. Hoy, en tiempos de paz, su muerte no puede alegrarme. Por nada. Aquí ya nadie tiene que morir por sus pecados durante la guerra, porque hicimos la paz y la hicimos en serio.

No sean tan cínicos criticando a los que festejan la muerte de Osama Bin Laden y al mismo tiempo sintiéndose feliz por la muerte de un general que cumplió los acuerdos de paz.

Paolo Lüers

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lunes, 2 de mayo de 2011

Promesas en la lluvia

Soy conciente de los grandes esfuerzos que ha hecho el MOP para hacer obras de mitigación. Dos de las cinco cárcavas de Ilopango se han hecho obras. Se que por lo menos una más esta en negociación entre la empresa constructora y el MOP. Se que con plata gestionada a través del PNUD se están licitando obras de mitigación para la quebrada El Arenal y otras tantas más. Aun así es insuficiente. La gente está en peligro de muerte.

Cada vez que llueve, hay familias en San Salvador que su vida está apunto de desaparecer. Tal vez ya estamos cegados y la realidad nos desborda. Cada vez que alguien se sube a un bus está en peligro de muerte o cada vez que regresamos a nuestras casas por la noche. Pero también cada vez que llueve hay familias que están apunto de perderlo todo.

Don Miguel vive en la 10 de octubre. El puente se les cayo el año pasado. El río se desvió justo hacia la casa donde vive su mamá. Perdió la casa y un primo. Ahora doce personas viven en la casa de al lado. En la próximas lluvias pueden perderlo todo. A don Miguel le prometieron una solución y todavía nada. Don José de San Jacinto, doña Patricia de San Ramón y muchos otros. Nuestra ciudad es vulnerable y hacemos esfuerzos insuficientes.

La gente vive en lugares que no debería, es un hecho. Se dan permisos de construcción en lugares donde no se debería. Y la ley de ordenación del territorio está llegando más lenta que una procesión santa y, peor aun, falta que ver la aplicación de la ley. El camino es larguísimo y no se le ve fin. Pero la gente sigue viviendo donde su vida depende de solo una tormenta.

A Doña Patricia de San Ramón le llego a la semana de la inauguración del nuevo Presidente, una delegación que le prometió obras de mitigación. Se la prometieron en reunión de vecinos la Secretaria de Inclusión Social, el Ministro y Viceministro de Obras Públicas, el Ministro de Medio Ambiente y el Alcalde de Mexicanos. Todos dijeron, con la Secretaria a la cabeza, llego el cambio, pronto tendrán las obras de mitigación para este asunto del picacho, les haremos una canaleta y muchas cosas más.

Promesa que hasta este momento no les han cumplido. Y es más no lo reciben en los Ministerios, no les dicen con claridad que pasa, no les dan ni una tan sola luz. Esto lleva a doña Patricia y sus vecinos se sientan contra la espada y la pared: “no sabemos que será de nosotros, lo que sabemos que es que de una manera u otra vamos a solucionarlo”. Es que no es para menos, ni han puesto una señalización clara de las vías de evacuación.

Es que los vecinos de San Ramón viven en la zozobra, existe un deslave potencialmente tan peligroso como el de Montebello del 82. Durante la tormenta Agatha tuvieron que apresuradamente evacuarlos. Existe ya un consenso técnico y dentro de la administración pública sobre el riego de la zona. Tanto así que les han hecho promesas claras para solucionar su problema. Y nada.

No es posible que casi dos años después no les digan exactamente en que estado está todo. No se vale prometer, no cumplir, no decir nada y no recibirlos. No se vale no cumplir.

Erradicar a dos partidos no erradica la enfermedad


Paolo Lüers

Lo que pone en evidencia la última sentencia de la Sala de lo Constitucional es la necesidad de una Ley de Partidos Políticos. Hay quienes ahora están bailando de alegría ante la posibilidad que desaparezcan el PCN y el PDC.

Algunos porque ingenuamente creen que con estos dos partidos desaparecerán 'la partidocracia', la corrupción, la gobernabilidad comprada, los chanchullos entre los partidos. Otros festejan porque calculan que sin la competencia del PCN y del PDC su proyecto GANA vuelva a oxigenarse y sobrevivir las elecciones del 2012.

Aunque nunca he encontrado algo positivo que decir sobre el PCN y su forma sucia de hacer política, y aunque al PDC siempre he guardado una distancia crítica, no veo ninguna razón de festejar su posible desaparición. Es cierto que son partidos con mucha tendencia de oportunismo e incluso corrupción, pero estos males no desaparecerán del mapa político-partidario eliminando al PDC y al PCN.

No sólo porque el favorecido será GANA que es mucho más oportunista y mafioso que PCN y PDC juntos. En estos dos partidos ahora amenazados de desaparecer del mapa, aparte de oportunistas y corruptos, hay muchos ciudadanos que quieren participar en política sin someterse a los dos partidos grandes. Entre ellos, hay mucha gente honesta. En cambio, GANA -que se volvería la única opción fuera de la dinámica bipartidista y polarizante del FMLN y ARENA- esencialmente está hecho de oportunistas, mercenarios y corruptos.

Pero no sólo es por el factor GANA que la desaparición del PCN y del PDC, sobre todo en esta coyuntura específica, no aportará nada a la renovación ética y moral de la política. La perversión de la política es estructural, no es característica de dos partidos. Para cambiarla, no sirve desaparecer partidos, sino hace falta una reforma del sistema partidario, mediante una reforma electoral consecuente y una ley de partidos que garantiza tres cosas: el pluralismo dentro del sistema político; la institucionalidad democrática dentro de cada partido; y un sistema transparente y democrático de financiar a los partidos.

Las reglas actuales son obsoletas y en parte contraproducentes. Favorecen a los partidos grandes; hacen casi imposible el surgimiento de partidos nuevos; y casi obligan a los partidos, sobre todo a los pequeños, al permanente chanchullo para sobrevivir.

Hasta el casi jesuita CD sucumbió ante esta lógica inherente al sistema. Es este sistema que está en crisis, y la sentencia de la Sala sólo evidencia y lleva al punto crítico un problema estructural, pero ni siquiera no visualiza ni mucho menos lo resuelve.

Tampoco es competencia de la Corte solucionar este problema, sino de la legislación, o sea de los mismos partidos. La actual crisis no se generó a raíz de la última sentencia de la Sala, sino a raíz de una mala legislación. La sentencia sólo trata de enfrentar los síntomas consecuencia de la incapacidad de los partidos y de la Asamblea de crear una legislación adecuada en materia de partidos. Ahora, sea cual sea la salida de los partidos y del Tribunal Supremo Electoral de esta crisis, no afecta en esencia la situación grave del sistema político-partidario.

No hay que tener esta ilusión. Si el TSE encuentra una forma de dejar vivos a los dos partidos, basándose en el amparo de la Sala de lo Constitucional que los dejó vivos luego de las elecciones del 2004, todo queda igual. No sería, como algunos interesados señalan, un desastre o un gran revés para la legitimidad del sistema. El daño ya está hecho y es histórico y estructural, vivan o no el PDC y el PCN. Y si el TSE ahora procede a anular al PDC y al PCN, con eso tampoco se compone el sistema. La enfermedad sólo se traslada a GANA.

En ambos casos no se toca el problema estructural que incluye a los dos partidos grandes. La verdad que hay que enfrenar es que la enfermedad que se quiere erradicar, afecta a todos los partidos, incluyendo FMLN y ARENA. O alguien me quiere decir en serio que dentro de los dos partidos grandes no existen las mismas prácticas de pactos oscuros, falta de transparencia, y cúpulas autoritarias que en los partidos que ahora quieren suspender...

Si la desaparición o la supervivencia de PCN y PDC de todas formas no marca una gran diferencia esencial, y si de todas formas (vivan o mueran PCN y PDC) el sistema no se compone ni reforma, entonces sí gana importancia la conveniencia política. Yo entiendo y admiro lo que la Sala dice: Nosotros no nos podemos regir por la conveniencia política, solo nos regimos por criterios jurídicos. Pero para el resto de la sociedad (los partidos, el TSE, la opinión pública) sí cuenta la conveniencia.

Si la desaparición de estos dos partidos sólo favorece electoralmente a GANA y políticamente al FMLN, y de esta manera altera las correlaciones de fuerzas en un momento preelectoral decisivo, entonces sí habría que agotar todas los recursos legalmente posibles para que PDC y PCN no sean eliminados de la contienda electoral. Suficientes alteraciones y perversiones ha sufrido el sistema partidario con la compra-venta de diputados en la actual legislatura... Estoy de acuerdo con la opinión del experto constitucional Francisco Bertrand Galindo que la sentencia no ordena al TSE que elimine a los dos partidos.

La Sala no puede ordenar esto. Le ordena iniciar el proceso de desinscripción. El resultado de este proceso sólo depende del TSE y de los argumentos jurídicos que pueden aportar los partidos afectados.

Políticamente sería más sano para la legitimidad del proceso electoral que participen todos los partidos. Si esto es jurídicamente posible, conviene más al país que sacar a dos jugadores a esta altura del juego. Pero repito: Lo importante no es qué pasará ahora con el PDC y el PCN, sino qué hacemos para erradicar al ganguerismo del sistema político-partidario y de todos los partidos. Esto sólo será posible con una reforma electoral profunda y una ley de partidos políticos.

(El Diario de Hoy)

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