La hija, la esposa y el hijo del general Atilio Benítez en su conferencia de prensa en el Diagnóstico |
Emma y José:
Les voy a ser franco: En este país, uno nunca sabe por quién se puede poner la mano al fuego. No les puedo decir categóricamente que su papá, el general Atilio Benítez, es inocente de las acusaciones que le hace el fiscal general Douglas Meléndez y que ahora se van a analizar en el antejuicio ante la Asamblea Legislativa. Pero conociendo a su papá y su record, me parece altamente improbable que haya manchado su trayectoria militar convirtiéndose en la cabeza de una “red de traficantes de arma”, como lo pinta la fiscalía. Pero bueno, esto se va a determinar en juicio, siempre que sea justo e imparcial, y siempre cuando los diputados de oposición no cometan la injusticia de querer joder al general para pegarle un golpe al gobierno al que sirvió de ministro de defensa.
Pero lo que sí está fuera de cualquier duda es la inocencia de ustedes, sus hijos. Entonces, me pregunto (o más bien le pregunto al gobierno de los Estados Unidos): Cuando los hijos del general Benítez, que viven en el exterior, emprendieron viaje a El Salvador para estar con su padre ante las acusaciones que enfrenta y ante el quebranto de salud que sufre, ¿por qué razón fueron interceptados por oficiales consulares norteamericanos para invalidarles las visas? Para que quede claro: Ellos no estaban viajando vía Estados Unidos. Esto pasó en el aeropuerto de Panamá, donde hicieron escala, viajando uno desde Alemania a San Salvador, y la otra desde Colombia a nuestro país. En suelo panameño, funcionarios consulares de Estados Unidos esperaban a los hijos del general, quien ha sido distinguido por los Estados Unidos de América con la Estrella de Bronce.
Esta distinción se la ganó en Irak, por acciones consideradas heroicas por sus camaradas de armas norteamericanos. ¿Cómo y cuándo se convirtió en enemigo para que Estados Unidos decidiera investigar los movimientos hasta de sus hijos?
Claro que Estados Unidos, como cualquier otro país, tiene derecho de decidir a quiénes deniega, otorga o invalida sus visas. Está bien que se la quitaron al general Benítez, por el hecho que enfrenta acusaciones en El Salvador. ¿Pero a toda su familia, y de esta manera tan dramática, en suelo panameño? Esto sí requiere de una explicación.
Igual requiere de explicación, y no de flojos intentos de desmentido y distracción, el hecho que la embajadora de Estados Unidos se haya tomado la molestia de hablar a varios de los diputados para que reviertan la decisión de no autorizar el antejuicio contra el general Benítez. El hecho que algunos diputados del FMLN denunciaron esto de manera ofensiva y para llevar agua a su molino anti-imperio, no borra que todo el mundo sabe que es cierto que estas llamas se hicieron – y con éxito. No le reclamo a la embajadora de haber expresado que mejor se haga el antejuicio, más bien tiene razón: lo mejor es que se lo hagan – pero bien hecho, de manera justa y -esto sí- sin injerencias indebidas de nadie…
Que nadie de los diputados que recibieron las llamadas (ni tampoco los otros, que se enteraron de boca de los que sí las recibieron) quiera decirlo en público, solo demuestra una verdad vergonzosa: nuestros padres de la patria tienen miedo de la embajada. Son sumisos. Repito: No lamento que la embajadora haya hecho estas llamadas, tiene todo el derecho de expresarse. Lamento la poca transparencia en todo esto.
Algunos me han dicho: Mire, si los gringos intervinieron de esta manera un poco inusual (las llamadas a los diputados, el monitoreo de toda la familia, las visas, el comunicado reiterando el apoyo de Estados Unidos a la lucha contra la impunidad…), entonces a lo mejor hay mucho más en este caso contra el general – cosas que no sabemos, pero los gringos sí…
Pero asumir esto es la peor forma de presunción de culpabilidad, absolutamente contraria a la Constitución y a la decencia que dicta la presunción de inocencia. Pero porque conceder al gobierno de otro país el derecho de influir en procesos jurídicos, no con evidencias (lo que sería legítimo y bienvenido), sino simplemente con señales de poder: las llamadas, las visas, y “big brother is watching you”…
Les quiero decir a ustedes que no merecen nada de esto. Merecen que a su padre se le haga un juicio justo, sin injerencias ni precondenas mediáticas.
Un abrazo,
(MAS!/El Diario de Hoy)