viernes, 25 de agosto de 2023

Carta a quienes piensan que EE.UU. nos protegerá de la dictadura, De Paolo Luers

 

"Los Estados Unidos no van a despeinarse para ayudar a la oposición a parar la reelección de Bukele, ni desmayarse ante monstruosidades como el régimen de excepción con sus redadas masivas y juicios sin debido proceso."

El audio: USA.mp3

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, sábado 26 agosto 2023

 

Amigos: 

Ya no sé quiénes formulan y supervisan la política estadounidense hacía El Salvador. ¿Son los asesores, que el presidente Biden trajo a la Casa Blanca para poner en práctica su anuncio de poner en el centro de su política los derechos humanos y la defensa de las instituciones democráticas? Si son ellos, andamos en los oscuro, porque desde hace ratos ya no hablan. ¿O es el State Department bajo el mando de su secretaria Blinken? En este caso estamos jodidos, porque ha dado señales que nos hacen entender que dan por perdida la batalla por la democracia en El Salvador y prefieren arreglarse a tiempo con la realidad de un régimen autoritario consolidado. Esta interpretación sería consistente con la actuación del embajador Duncan, quien parece tener la misión de remendar las relaciones entre Washington y Nayib Bukele. 

 

¿O siguen los guardianes de la doctrina de la Seguridad Nacional definiendo la política estadounidense hacia Centroamérica, como siempre han hecho? Si es así, el tema de derechos humanos y democracia se relega a un distante tercer lugar detrás del narcotráfico internacional y la migración. Esta ha sido mi impresión últimamente, escuchando el ruidodoso silencio de la Casa Blanca y del State Department, no solo sobre el incómodo detallito de la reelección inconstitucional, sino también sobre las continuas actuaciones violatorias a los DDHH por parte de la Fuerza Armada, la PNC y la Fiscalía.

 

Pero para analizar las políticas de Washington nunca es suficiente ver lo que se ve. Lo que se ve a la luz del día en el fondo puede significar lo contrario a lo que parece. Lo que se ve son fotos del embajador Duncan con el ministro de Defensa y otros militares, reconociendo su labor en la lucha contra el narcotráfico y prometiendo que “Estados Unidos continúa fortaleciendo sus esfuerzos”; fotos del embajador con oficiales de la PNC y de la Academia Policial, acompañados de una frase como esta: “(Vengo a) escuchar y conocer de qué forma el gobierno de los Estados Unidos continúa apoyando el desarrollo profesional de los que hacen a El Salvador seguro para todos.”

La canciller salvadoreña Alexandra Hill con el secretario de Estado Antony Blinken (izqu.)
y con el secretario de Homeland Security Alejandro Mayorkas (der.)




 


Nada en este ajedrez es casualidad o desliz. ¿Qué significan estas fotos, estas declaraciones, estos acercamientos del embajador a los poderes salvadoreños anteriormente criticados, casi condenados como la Fuerza Armada y la PNC? A primera vista, significan que a pesar de todo, los Estados Unidos siguen apoyando al presidente, cuyo poder esta sustentado en su control total de estos dos cuerpos armados. Nayib Bukele debería estar feliz.

 

Chequeando qué tan feliz estaba el presidente, revisé su cuenta en Twitter. Y resulta que Nayib Bukele no reaccionó a las fotos y las declaraciones, que documentan un acercamiento de Estados Unidos a la FFAA y la PNC. Extraño, porque suele retuitear gustosamente cualquier publicación a su favor. ¿Será que el presidente no está por nada contento con este acercamiento del embajador a sus militare y sus jefes policiales? ¿Será que Bukele entendió mejor que yo lo que Estados Unidos está haciendo? ¿Será que entendió que es un mensaje para él? Pero no un mensaje de apoyo, sino una advertencia que dice: ¿Tu crees que los jefes militares y policiales son tus instrumentos, a los cuales puedes usar como te conviene? Equivocado, igual que en toda la historia, la Fuerza Armada de El Salvador -y luego también la PNC- han tenido y siguen teniendo influencia de los Estados Unidos, en doctrina, en armamento, en entrenamiento, en dinero. Al momento de la verdad, van a hacer lo que nosotros les digamos que hagan...

 

Tiene lógica esta interpretación. Los gringos siempre juegan a largo plazo. Figuritas como Bukele son para ellos inconveniencias temporales. Sus alianzas con los militares del continente son permanentes. 

 

Los Estados Unidos no van a despeinarse para ayudar a la oposición a parar la reelección de Bukele, ni desmayarse ante monstruosidades como el régimen de excepción con sus redadas masivas y juicios sin debido proceso. Nada de esto va a descarrillar su política de buscar al sur de sus frontera gobiernos, policías y ejércitos que les ejecuten sus políticas de lucha contra el narcotráfico y la migración. 

 

Sea cual sea la interpretación correcta de las políticas de Washington, una cosa es evidente: Si se trata de defender la democracia en El Salvador, no veamos hacía Estados Unidos (ni a ningún otro país) para que acudan al rescate nuestro. La tarea es nuestra, y si la hacemos bien, los países democráticos nos van a apoyar, como lo estan haciendo ahora en Guatemala.

Saludos,





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miércoles, 23 de agosto de 2023

Carta a los estudiantes: Despierten, Nicaragua está a la vuelta. De Paolo Luers

 

"¿Creen que lo de la UCA no podrá pasar en El Salvador, por que sería inconstitucional? Luego de ocupar militarmente la Asamblea; luego de remover a todos los magistrados, jueces y fiscales, que no sean fiel a él; luego de lanzarse a la reelección presidencial, aunque la Constitución la prohíbe, ¿ustedes creen que la Constitución es un obstáculo?"

El audio: UCA.mp3



Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 24 agosto 2023


Amigos: 

 

Ustedes están estudiando en alguna universidad privada: medicina, derecho, ingeniería o lo que sea. Imagínense que algún día van a la universidad y encuentran el portón cerrado y el campus ocupado por policías y soldados. No dejan entrar a nadie. Se enteran que las autoridades de su universidad han sido removidas por orden de la fiscalía, igual que sus profesores. El gobierno ha confiscado -o sea, expropiado, o más bien robado- la universidad, con todos sus bienes, edificios, libros y cuentas bancarias.

 

Tu estás a la mitad del último año, pagaste todas las cuotas y sólo te faltan unos pocos meses y los exámenes para graduarte. Te quedan pocas opciones: esperar que el gobierno logre contratar nuevos profesores, que a saber qué calificaciones tienenque el gobierno decida qué va a pasar con tus cuotas pagadas; y que finalmente vuelva a habilitar la universidad, las clases, los trámites, los exámenes. Todo esto, si el gobierno decide rehabilitar la universidad, en vez de convertirla en, digamos, escuela militar... Y si es que algún día puedan seguir estudiando en la misma universidad, que ya no se llamaría UCA, sería en un ambiente, en el cual ya no existe la libertad de expresión y la diversidad de pensamientos. Porque de esto se trata con las confiscación de universidades.

 

Tu otra opción sería buscar otra universidad, que todavía funciona y esté dispuesta de inscribirte; solicitar que te reconozcan todas clases y exámenes (si es que logras sacar tus expedientes de la universidad militarizada...); pagar nuevamente la cuota – y con suerte te podrás graduar.

 

Tu tercera opción es decidir que en tu país ya no hay futuro, dado que ya están robándose universidades, y ver cómo puedes ir al extranjero – y tal vez, en unos años, lograr graduarte. O si no, trabajar para Uber.

 

Ustedes van a decirme que es imposible que esto pase, porque sería ilegal. Tienen razón, es ilegal e inconstitucional. Pero están equivocados: Claro que puede pasar. Acaba de pasar en Nicaragua, donde fue expropiada la universidad más prestigiosa, la UCA, universidad jesuita hermana de la UCA salvadoreña, donde muchos de ustedes estudian. Hasta sacaron a los padres jesuitas de su residencia, sin permitirles sacar un solo libro. Unos 6 mil estudiantes de la UCA Managua -muchachos y muchachas con exactamente las mismas aspiraciones académicas y profesionales como ustedes- andan ahora viendo qué hacer con su vida. Y no son los únicos: El gobierno de Ortega y su bruja Rosario ha confiscado en los últimos dos años 26 (¡veintiséis!) universidades privadas. Sus 37 mil estudiantes han sido obligados a emigrar, a buscar cupo en otras universidades, que todavía no han sido asaltadas por el gobierno, o de supeditarse a una educación controlada por el gobierno – en instituciones que ni siquiera gozan de la precaria autonomía de la Universidad Nacional de Nicaragua.


La UCA de Managua

 

Ustedes tal vez van a decir: “Esto es Nicaragua, es una dictadura y Ortega está loco, esto no puede pasar en El Salvador.” No estén tan seguros, jóvenes. En nuestro país gobierna Nayib Bukele. No sé si califica como loco, pero ciertamente ya ha hecho bastantes cosas locas – y muchos lo califican de ser excesivamente egocéntrico, paranoico y excéntrico. Un hombre que marcha a la cabeza de tropas de asalto a la sede de la Asamblea Legislativa para ocuparla y para imponer que le aprueben un préstamo, igual podrá mandar a ocupar una universidad, si tanto le molesta el espíritu crítico e independiente de esta casa de estudios. 

 

El hombre mandó a remover en una noche, de un sólo golpe y sin ningún debido proceso, a la Sala de lo Constitucional, porque le estaba haciendo estorbo en su afán de tomar el control total del Estado, y al Fiscal General de la República, porque estaba investigando casos de corrupción en su gobierno. ¿Tienen alguna duda que será capaz de remover a las autoridades de una universidad privada?

 

Ustedes dirán: Pero esto sería inconstitucional. Y el presidente de la República les diría: “¿¡Y qué!?” Y tendría razón: Luego de ocupar militarmente la Asamblea; luego de remover a todos los magistrados, jueces y fiscales, que no sean fiel a él; luego de lanzarse a la reelección presidencial, aunque la Constitución la prohíbe, ¿ustedes creen que la Constitución es un obstáculo?

 

Sean realistas, jóvenes, y no se dejen engañar. Si este presidente logra su reelección, el país ya no será seguro para nadie que no esté dispuesto de dejarse lavar el coco y callarse para siempre.

Saludos,



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lunes, 21 de agosto de 2023

Carta a los Bukelistas: Olvídense de conquistar América Latina. De Paolo Luers

"Los que levantaron la bandera de Bukele perdieron todas las recientes elecciones en el continente."  

El audio: LA INTERNACIONAL DEL BUKELISMO.mp3

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 22 agosto 2023

Mucho de ustedes se han ilusionado con la popularidad, que Bukele y su modelo autoritario de seguridad despiertan supuestamente en toda América Latina. Ya estaban soñando con una corriente Bukelista que conquista país por país.

 

Sigan soñando, fanáticos. Pero lo siento, no es para tanto. Los que levantaron la bandera de Bukele perdieron todas las recientes elecciones en el continente. El domingo pasado, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales guatemaltecas, sufrió una sonada derrota la eterna candidata de la derecha, Sandra Torres. Para defenderse del tsunami popular que se movilizó en favor del candidato anticorrupción, Torres en su desesperación agarró la bandera del Bukelismo, prometiendo seguir su ejemplo de imponer un estado policial para suprimir la delincuencia, “cuesta lo que cueste”. Su declaración de amor por el mesías salvadoreño no le sirvió para nada. Los guatemaltecos votaron, con gran mayoría, por Bernardo Arévalo, que es lo más opuesto a un Bukelista. Su partido Semilla tiene mucho en común con Nuestro Tiempo en El Salvador. 

 

Antes ya había usado la bandera del Bukelismo la candidata de la ultraderecha guatemalteca, Zury Ríos, hija del general golpista Ríos Montt. Nadie tenía duda que ella iba a cumplir con todas las amenazas que hizo – pero no le sirvió para nada. No pasó de la primera vuelta.

 

En las elecciones primarias de Argentina pasó algo similar. Había un candidato de derecha, Santiago Cúneo, que no hablóde otra cosa que de El Salvador, Bukele y el régimen de excepción. Puso vallas por todas partes con fotos de Bukele y de él. El tipo recibió menos del 0.5% de los votos. La otra figura igual de excéntrica de la ultraderecha argentina, Javier Milei, fue mucho más prudente: Dijo que había que “analizar con calma la experiencia en El Salvador,” pero no elevónunca a Bukele al altar. Este hombre ganó un 30% del voto, pero no por Bukele, sino por su promesa de dolarizar Argentina y de reducir el gasto estatal a un mínimo.

 

En Ecuador, donde el pasado domingo se celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales, había entre los candidatos un tipo que le dicen ‘el mercenario’ o ‘el Rambo’. Jan Topic fue soldado de la Legión Extranjera Francesa y luego se hizo millonario con negocios de seguridad privada. Se declaró alumno de Nayib Bukele y prometió aplicar su modelo de seguridad, aunque sea a costa de las garantías constitucionales. Quedó en cuarto lugar y fuera de la carrera.

 

Entonces, en casi todo los países de la región hay locos, que piensan que con levantar la bandera de Bukele pueden llegar al poder. Todos han fracasado. La receta no funciona. Pero siguen surgiendo otros emuladores de Bukele, en Chile, en Colombia, en República Dominicana. Pero tampoco están prosperando. Ningún político serio ha abrazado a Bukele y su concepto de un estado autoritario, militarista y policial. La tal “Internacional Bukelista”, que ustedes pensaban que iba a conquistar América Latina, sólo existe como farsa.

 

Nuestros vecinos observan con atención lo que está pasando en El Salvador. Pueden apreciar que la tasa de homicidios ha bajado sustancialmente, que la gente se siente más segura en sus barrios – pero igual ven la erosión del estado de derecho, el régimen excepcional permanente, los arrestos arbitrarios. Por tanto, no se dejan engañar tan fácilmente con consignas de mano dura. 

 

Algunos periódicos internacionales, como El País, han publicado artículos con la advertencia de que el modelo autoritario de Bukele está propagándose en el continente. Creo que estas advertencias son tan equivocadas como las encuestas. Una de esas notas del El País termina con una conclusión más sensata: “Como explica el analista guatemalteco Renzo Rosal, tal vez Bukele atrae a aquellos políticos y ciudadanos que tienen los mismos rasgo autoritarios del controvertido presidente salvadoreño.” Para decirlo en salvadoreño: Bukele conquista a los locos, pero no a los pueblos

 

En vez de soñar con una Internacional Bukelista conquistando América, mejor cuidense que no se les caiga en casa. Guatemala está cerca.

 

Saludos,







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