sábado, 16 de diciembre de 2017

Telegramas navideños. Me pueden contestar en enero

Presidente: Usted fue a El Mozote para cumplir una sentencia de la Comisión Interamericana de DDHH. Salió del trámite. Un estadista hubiera aprovechado la ocasión para conciliar la justicia con la paz, presentando una Ley de Reconciliación que llene el vacío que dejó la suspensión de la amnistía.
Salvador Sánchez Cerén, en su carácter de dirigente de las FPL: Hablar de los 1000 campesinos de El Mozote y callar sobre los 1000 campesinos de San Vicente es hipócrita.
Mauricio Vargas: Usted mostró hombría cuando como militar apoyó a Cristiani a negociar la paz. ¿Por qué no va a El Mozote para decir a los hijos y nietos que la masacre de sus familias fue un crimen que deshonró la Fuerza Armada? Lo puede hacer una vez termine el juicio.
Padre Tojeira: ¿Por qué, en vez de solicitar un juicio penal, no convocaron en la UCA un Tribunal Russell, como el que se hizo en 1966 sobre Vietnam, para establecer la verdad sobre el asesinato de los jesuitas, de Rodríguez Porth y otros crímenes de guerra?
Nayib Bukele: Ahora que quiere asumir el rol del verdadero revolucionario, acusando al FMLN de ser Arena.2, ¿por qué hace giras en California, en vez de ir a las comunidades de ex combatientes en Morazán, Chalate, y el Bajo Lempa? Será interesante ver si aceptan su liderazgo.
Milagro Navas: Alcaldesa, si las propuestas de su contrincante Luis Rodríguez son tan risibles como usted dice, ¿por qué se niega a enfrentarlo en un debate público?
Mauricio Interiano y Alberto Romero: Su silencio sobre los bonos navideños de los diputados hace demasiado ruido. ¿Realmente van a permitir que sus diputados los cobren?
Vanda Pignato: ¿Realmente piensa que alguien le cree esta cara de Yo no fui, fue mi marido? Usted vivió en los mismos lujos de su esposo. ¿No fue usted que llevó a Orlando su familia en el jet privado? ¿Y lo de Santana, Lula y Odebrecht?
Fiscal General: ¿No va a investigar y acusar al ministro de Gobernación por falsedad ideológica y decisiones arbitrarias en el caso de la legalización exprés de las 62 asociaciones fantasmas que necesitaba el gobierno para elegir a Trejo?

Ya sé que todos ustedes ya están empacando para sus vacaciones. Yo también. No importa, me pueden contestar en enero 2019. Saludos,
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(MAS! / El Diario de Hoy)

 

viernes, 15 de diciembre de 2017

Un diagnóstico preocupante, que nadie quiere escuchar. Columna Transversal

El New York Times publicó una nota sobre El Salvador, que extrañamente no tuvo eco en nuestro país. El Times no es cualquier periódico, y la nota no fue cualquier noticia, sino un extenso reportaje investigado y escrito por Azam Ahmed, jefe de la oficina de este periódico para Centroamérica, el Caribe y México.

El tema: La guerra contra las pandillas. Como el título sugiere, el lector no va a encontrar un diagnóstico cómodo: “La hora de la verdad en El Salvador.” Tal vez por esto no ha tenido eco. ¿Nos asusta la hora de la verdad?

Pocas veces el NY Times dedica tanto espacio a nuestro país. Y pocos periódicos y reporteros trabajan con este método tan exhaustivo de investigación, fuentes contrastantes, y fact checking como lo emplearon el Times y Azam. El diagnóstico de hecho salió devastador, y no nos conviene obviarlo.
El diagnóstico: La guerra que la administración Sánchez Cerén lleva adelante contra las pandillas no ha logrado pacificar al país, sino por lo contrario ha empeorado la situación de derechos humanos, ha creado fuertes tensiones con las comunidades que supuestamente iban a liberar del control pandillero. Y la conclusión más importante, aunque diametralmente contraria a la narrativa oficial: precisamente cuando muchos pandilleros estaban discutiendo la posibilidad de dar un viraje a su historia y buscar su reinserción, la política de militarización del conflicto los forzó a responder con más radicalidad y violencia a un gobierno decidido a erradicarlos. El gobierno del FMLN, en vez de declarar la guerra a la violencia, la declaró a los pandilleros, usando cualquier método, incluyendo ejecuciones extrajurídicas. Y esto tiene su costo.
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No voy a contar como el reportaje llega a estas conclusiones. Los interesados lo pueden leer en el New York Times. Sólo voy a poner este reportaje en su contexto.

Tuve la oportunidad de observar, durante un año, la investigación de este periodista del Times, quien antes reportaba desde Afganistán sobre terrorismo y estrategias contrainsurgentes fallidas. Para no reproducir los acercamientos superficiales de muchos medios al tema, Azam Ahmed insistió en poder convivir con comunidades expuestas a las pandillas y a los operativos anti-pandillas de la policía. Vivió durante una semana en Las Palmas, colonia vecina de San Benito; y durante otra en Valle del Sol, una de las colonias más populosas de Apopa. En ambos lugares convivió con pobladores y pandilleros.

Además insistió en tener acceso a una de las figuras claves de las pandillas, no solo para entrevistarlo y recoger sus opiniones, sino para ver cómo vive y cómo interactúa con su familia y con su comunidad. Terminó compartiendo por varios días la vida de Santiago, vocero de la pandilla 18 Sur. Varios periodistas entrevistaron a este pandillero, pero nadie lo vino a conocer como este reportero. No extraña que se convirtiera en el personaje central del reportaje. Solo por esto vale la pena leer el reportaje. Demuestra que el problema no es tan simple y blanco y negro como muchos lo prefirieron pintar.

Santiago
no es el típico pandillero. Es el político entre ellos. Lo conozco desde el 2012, cuando la tregua tuvo que dar el paso de la cárcel, donde nació entre las cabezas históricas de las tres pandillas, a la calle, a los barrios, y hacerse sostenible entre las clicas dispersas en todo el país. En este proceso, Santiago jugó un papel clave, y es gracias a su liderazgo que el acuerdo inicial, la suspensión de la guerra entre las pandillas, se mantuvo hasta la fecha, incluso sin la intervención de sus protagonistas iniciales, quienes desde 2015 nuevamente se encuentran en estricto aislamiento en el penal de Zacatecoluca. Y sin la necesidad de una mediación externa, que primero fue desautorizada, luego obstaculizada y finalmente desarticulada y penalizada por el Ministerio de Seguridad, la Fiscalía General y la Asamblea Legislativa.

Fue Santiago quien contra todas las adversidades trató de mantener abiertos canales de comunicación entre las pandillas, para desmontar conflictos y cadenas de venganza, y también con la sociedad civil, los medios de comunicación y las iglesias. Fue Santiago quien no se cansó a activar estos canales para comunicar que las pandillas, aun bajo las condiciones de las medidas extraordinarias en los penales y los operativos masivos en los barrios, querían mantener viva la opción de un diálogo para parar y desmontar la escalada del conflicto. Muchos dentro de las pandillas, sobre todo entre los liderazgos que ganaron poder en ausencia de los protagonistas de la tregua recluidos en Zacatraz, comenzaron a ver a Santiago como un loco, pero también sabían que su autoridad descansaba en el mandato que le habían dejado los históricos. Cuando Santiago trató de construir un mecanismo de incluir, a través de intermediarios, las posiciones de las pandillas en el diálogo propuesto por Naciones Unidas, se enfrentó con mucho escepticismo dentro de las pandillas. Lamentablemente el gobierno, con su veto a esta iniciativa, dio razón a este escepticismo.

Fue también Santiago quien se opuso a las iniciativas del Frente de retomar el diálogo con las pandillas, pero limitado a buscar apoyo electoral. Irónicamente, quien promovió estas iniciativas fue precisamente otro cabecilla, que luego de su captura en la operación Jaque se convertiría en colaborador de la fiscalía y de los organismos de inteligencia, conducidos por cuadros del FMLN. El famoso Piwa.

Fuera de este contexto, las únicas declaraciones de Santiago que una nota del Diario de Hoy retomó del reportaje del Times suenan como declaraciones de guerra. Porque dice que antes de que pueda haber una solución, correrá más sangre. Pero al leer todo el reportaje, los lectores de darán cuenta que no lo dice para son amenazar, sino para expresar su resignación ante un gobierno que insiste enenfrentar la violencia con más violencia.

Resumen: Es necesario leer y reflexionar este reportaje del New York Times. Búsquelo en google, poniendo “NYT, La hora de la verdad en El Salvador”.
(El Diario de Hoy)

jueves, 14 de diciembre de 2017

Carta al canciller y al ministro de Seguridad: Saquen a Trump de sus confusiones

Estimados Hugo Martínez y Mauricio Landaverde:
Trump ordenó a su fiscal general Jeff Sessions y la jefa de Homeland Security Kirstjen Nielsen una campaña propagandística que se llama: Vamos a erradicar la Mara Salvatrucha. Pero en el fondo no tiene nada que ver con Seguridad, sino con su política contra la inmigración.

Tienen que contrarrestar la mala prensa que tienen por lo del TPS y de los “dreamers”, programas que ambos quieren suspender. Entonces, proyectan el problema de la MS como un asunto de migración. Para combatir a la pandilla, proponen suspender los mecanismos de unificación familiar que permite a inmigrantes con estatus legal a traer a Estados Unidos su hijos – y de paso la llamada “lotería de visas” para salvadoreños. Y quieren obligar por ley a las autoridades locales y estatales a colaborar con las autoridades federales en la caza de inmigrantes ilegales. Con esto quieren remover tres estorbos en su lucha contra la inmigración. Pero como las tres medidas son controversiales, incluso en el Congreso, los presentan necesarias en la lucha contra la criminalidad y las pandillas salvadoreñas. Asustan con el petate del muerto para avanzar en su legislación anti inmigrante.

Alguien tendrá que explicar a Trump y sus zares de Seguridad que estas medidas van a afectar a la mayoría de inmigrantes trabajadores, pero solo mínimamente a las pandillas. Y como todas las medidas contra nuestros migrantes afectan directamente a nuestro país, esta tarea les toca a ustedes, señores ministros.

Hay que explicarles que las pandillas no son una exportación de El Salvador a Estados Unidos, sino al revés: de Estados Unidos para El Salvador. Así ha sido históricamente, y así sigue funcionando con las deportaciones.

Hay que explicarles que la gran mayoría de los pandilleros en Estados Unidos son “made in USA”: nacidos o por lo menos crecidos y convertidos en criminales en los barrios de Los Angeles, Houston, Maryland y Long Island – y no infiltrados a Estados Unidos por la frontera y por los “vacíos en la legislación de migración”, que ahora proponen cerrar. De paso: Lo mismo es cierto con la mayoría de los terroristas y autores de masacres en Estados Unidos.

Hay que explicar a Trump que muchos de sus pandilleros son ciudadanos de Estados Unidos y nunca han pisado tierra salvadoreña.

Hay que explicarles –e incluso en público- que Trump está engañando a su pueblo y su Congreso, mezclando asuntos de migración con la lucha contra las pandillas y el terrorismo. Lo que realmente quiere no es combatir las pandillas, sino avanzar con su política anti inmigrantes.

Hagan su trabajo, señores ministros.
Saludos,

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(MAS! / El Diario de Hoy)


martes, 12 de diciembre de 2017

Carta a los fiscales y jueces: Levanten la reserva en el “caso Gordo Max”

¿Por qué el caso de los clientes de una red de prostitución tiene reserva total? Debido a la reserva, solo conocemos la información que los fiscales han filtrado a los medios, mientras que los acusados y sus defensores tienen que mantener silencio. Y debido a esto, en los medios presentan a los 4 acusados como miembros de una red que se dedicaba a la prostitución de menores.

Ninguno de ellos es acusado de este delito, sino como clientes, por haber pagado por tener relaciones con una menor. Que es un delito diferente.

La reserva favorece a la fiscalía y reduce la capacidad de los acusados a defenderse, facilitando su pre-condena mediática. El Diario de Hoy escribió: “Son acusados de pertenecer a red de trata de personas.” Obligada a mantener silencio, la defensa no puede contrarrestar esta falsedad.

Los miembros de la red de prostitución no aparecen en el juicio. Son sujetos de otro juicio separado. Debido a la reserva que los jueces decretaron para ambos casos, no sabemos si la principal testigo, presentada por la fiscalía como “clave Azul” y víctima, anteriormente fue acusada como integrante activa de la red de prostitución. No sabemos si “clave Azul” está bajo protección por su calidad de menor (al tiempo de los hechos), o como “testigo criteriado”, la que a cambio de su testimonio se salva de ser perseguida como proxeneta.

Esto sería grave. La fiscalía no puede conceder este beneficio a alguien que cometió delitos mayores que las personas contra los cuales testifica. Además, sería inconcebible que una mujer involucrada en el delito de ofrecer servicios sexuales de menores de repente se convierta en víctima. Porque “clave Azul” figura en el actual juicio como víctima y testigo de la fiscalía. Sin ella, no habrá condena.
Entonces, ¿es víctima o es victimaria? No hay respuesta, porque la fiscalía (que sabe la respuesta) consiguió reserva total.

Algunos dirán que estoy defendiendo a pervertidores de menores. No se trata de esto. Si son culpables, los quiero ver condenados y encerrados. Pero también quiero que su juicio sea transparente – y que la fiscalía no repita el pecado que muchos ya le hemos señalado: primero pedir reserva, y luego filtrar información negativa para, conseguir una pre-condena mediática.

Siempre es problemático condenar basado en testigos que consiguen impunidad por otros delitos. Si fuera cierto que este caso se sostiene en el testimonio de una persona que de victimaria se convirtió en víctima, quedarían serias dudas en la acusación. Para prevenir esto, lo mejor sería que se levante la reserva, para que podamos conocer y valorar toda la información relevante.


Saludos,

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(MAS! / El Diario de Hoy)