Para mi es un orgulloso escribir en este periódico. Esto no significa que estoy orgulloso de todo lo que se publica en sus paginas. El hecho que el Diario (del cual soy columnista, miembro del Consejo Editorial, analista, y a veces reportero o corresponsal internacional) con frecuencia publica opiniones opuestas a las mías, no es problema. Por lo contrario, es muestra de pluralismo. El hecho que además yo puedo contradecir, en las páginas del Diario, a mis colegas columnistas (incluyendo a su editorialista institucional Enrique Altamirano) es muestra de tolerancia. Igual las paginas están abiertas a que otros me critiquen, como recientemente lo han hecho Carlos Ponce y Mario Acosta. Estamos abriendo y consolidando en este periódico espacios para la crítica, el debate, la disidencia, incluso la polémica. Todo esto es parte de lo que me hace orgulloso de haber aceptado, hace ya casi 5 años, el reto de escribir en El Diario de Hoy.
Pero este es el campo de la opinión, que por definición se presta para el pluralismo, el debate y la tolerancia. El asunto se vuelve más difícil cuando vamos al campo de la información – y de cómo manejar fuentes y procesar noticias. Y ahí, lamentablemente, a veces tengo que tragar gordo, viendo notas que por nada me hacen sentir orgullo. Algunas me dan pena ajena.
Este es el caso de la nota que el miércoles 20 de junio ocupó las páginas 16-17 en el Diario de Hoy: “Tregua sin beneficiar a la población” (un enorme titular con fondo rojo), con su la nota auxiliar: “Homicidios con aparente baja, pero suben desaparecidos”. Los dos titulares (y los respectivos artículos) claramente expresan afirmaciones. Está bien que en la misma edición del diario el columnista Carlos Ponce sostiene lo mismo en forma de opinión. Pero aquí estamos hablando del tratamiento noticioso de los 100 días del proceso que empezó en marzo con el acuerdo de cese de hostilidades violentos entre las dos pandillas grandes y que se vino convirtiendo en un proceso más integral de...
Bueno, ¿en qué se convirtió? Sobre esto precisamente hubieran tenido que investigar los reporteros. Lastimosamente ni siquiera lo intentaron. Tampoco hicieron lo que normalmente se hace en ocasión de 100 días o 1 año de algún proceso importante: hacer un balance de lo bueno, lo malo y lo feo. En vez de esto hicieron lo que lastimosamente se ha vuelto costumbre entre los periodistas: llamar a dos o tres comentaristas y pedirles su opinión. Nota lista...
En este caso decidieron que los más competentes comentaristas para evaluar los “100 días de la tregua” eran dos ex-funcionarios de Seguridad (el ex-ministro Francisco Bertrand Galindo y el ex-director de la PNC Rodrigo Ávila) y el criminólogo Carlos Ponce, quien en varios columnas en el mismo periódico ya había argumentado que esta tregua sólo va a beneficiar y fortalecer las organizaciones criminales. No tiene nada de malo citar las evaluaciones de tres expertos, siempre y cuando no son exponentes de posiciones casi idénticas: los tres son declarados detractores de la política del actual ministro de Seguridad de buscar la reducción de la violencia facilitando el diálogo entre las pandillas y con la sociedad civil.
El balance de los 100 días, de esta manera, no refleja por nada el interesante debate público que este proceso ha provocado dentro de la sociedad salvadoreña – y de cuyo impacto y desenlace bien puede depender si al final del día la tregua se convierte en un proceso de paz. Interesante, porque personajes tanto de izquierda como de derecha se han pronunciado en favor y en contra de la tregua.
Tampoco los reporteros del Diario se tomaron la molestia de cubrir las actividades que la Iglesia había organizado en los penales de Ciudad Barrios y Izalco con pandilleros de las dos pandillas para hablar de los 100 días. Parece que nadie los convocó a estas actividades. Es triste que muchos periodistas, en vez de reportear, siguen esperando que alguna autoridad los convoque. Era de conocimiento público que el martes 19 se iban a realizarse actividades en 2 penales celebrando que la tregua y la reducción de la tasa de homicidios se hayan logrado sostener por 100 días, contra todos los pronósticos y obstáculos. Y de hecho, la mayoría de medios, sin convocatoria “oficial”, cubrieron estas celebraciones.
Tampoco los reporteros del Diario se tomaron la molestia de analizar bien las diferentes y divergentes estadísticas de homicidios y desapariciones. Al haberlo hecho, no hubieron podido afirmar que a raíz del acuerdo entre las pandillas subieron los desaparecidos. Destacar un promedio diario de 7 desaparecidos es una falacia, cuando en la mitad de estos casos registrados las personas han aparecido vivos.
Otra negligencia no muy profesional en esta cobertura del Diario de Hoy consiste en citar afirmaciones de los comentaristas entrevistados sin someterlos al mínimo examen de veracidad. Es el derecho indiscutible de Rodrigo Ávila opinar que la tregua produjo un “fortalecimiento de la estructura criminal de las pandillas”, pero es discutible que el Diario incluya esta afirmación en su balance sin presentar ningún dato que confirme esta tesis. Igual citan las afirmaciones de Ponce sobre el aumento de las desapariciones sin confrontarlos con las cifras que dicen lo contrario. En el balance negativo (“sin beneficio para la población”) se habla de que las pandillas siguen extorsionando, pero en otra nota el subdirector de la PNC Mauricio Landaverde habla de una reducción de 8 por ciento. No sé quien tiene la razón. Pero tampoco lo saben los reporteros.
La evidente reducción de la violencia en las escuelas públicas y en el sistema de transporte público -antes de la tregua focos principales de la inseguridad que directamente afecta a la población- no se menciona en el balance, porque no abona a la tesis que no hay beneficios para la población. Tampoco el hecho que la tregua -no de manera declarada, pero de hecho- incluye el cese de violencia contra policías, militares y personal de centros penales y sus familias. Sobre esto sí hay números, pero no en El Diario. Vaya balance.
El Diario ha tenido a bien publicar en sus paginas entrevistas y reportajes de mi autoría sobre el tema y así establecer una especie de contrapeso a su propia cobertura noticiosa, que para mi criterio es tendenciosa y pretende deslegitimar a un proceso que obviamente está comenzando a beneficiar a la sociedad. Parcialmente, gradualmente, pero beneficiando. Está bien que existan contrapesos. También que existan y se expresen diferentes puntos de vista. Es un avance. Pero ambos puntos de vista tienen que sustentarse en hechos, números y análisis. Ahí falta mucho por caminar en nuestro periódico. El titular “Tregua sin beneficiar a la población” es una afirmación insostenible.
Propongo al Consejo Editorial de El Diario de Hoy crear una columna, no necesariamente mía, que trate de monitorear (auto)críticamente nuestras coberturas noticiosas.
(El Diario de Hoy)