viernes, 30 de abril de 2021

Carta sobre las mejores series: Violencia romantizada o llevada al absurdo. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DAIRIO DE HOY, sábado 1 mayo 2021 

La violencia es un tema recurrente en el cine, e igualmente en las series de los servicios de televisión y streaming. Esto es aceptable o incluso necesario en la medida que la violencia es parte de nuestra vida. Asesinatos, secuestros, extorsiones, delitos sexuales y robos pasan y son parte de nuestra experiencia social y también de la vida política. 

 

Yo no tengo objeción que todo esto se refleje en las tramas de lo que veo en las pantallas grandes y pequeñas. Sin embargo, cuando la violencia se proyecta de manera muy gráfica y corren ríos de sangre sobre mi pantalla, tal vez lo aguanto en una película, pero si es una serie, no paso del primer episodio. 

 

Pero hay excepciones. Para que uno disfrute de una serie sangrienta, tiene que ser extraordinariamente bien hecha. No hay nada peor en televisión que violencia mal hecha. La bruta violencia, así como la bruta sexualidad, es repugnante.

 

En este sentido, hay dos series excepcionales. Ambas son violentas, pero no de manera bruta: ‘Peaky Blinders’, la saga de una pandilla de Birmingham, situada en la Inglaterra convulsionada entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, y ‘Fargo ‘, situado en el Midwest de Estados Unidos, en pueblos remotos, aburridos y siempre cubiertos de nieve, donde ciudadanos comunes en problemas chocan con el crimen organizado que penetra los pueblitos desde las grandes ciudades, como Fargo en South Dakota...



Los Peaky Blinders no son sicópatas sangrientos, como algunos de los personajes de Fargo, tal vez con excepción de Arthur, el hermano mayor del clan de los Shelby. La BBC, que produce la serie, como televisión pública difícilmente puede mostrar gustosamente y con lujo de detalles escenas de asesinatos. A menos que romantice la criminalidad – y esto es exactamente lo que pasa con esta serie. El clan de los Shelby, con profundas raíces en la cultura obrera de Birmingham, el corazón de la industria inglesa, además con raices en minorías marginadas como los gitanos e irlandeses, se presta a diseñar una saga que mitifica al proletario rebelde como Tommy Shelby; o como Aberama Gold, el beligerante cacique de un clan gitano aliado con los Peaky Blinders; o como Polly, la tía de los hermanos Shelby, que en el transcurso de la serie está recuperando su herencia gitana e irlandesa. Vivir de obrero en Inglaterra, siendo gitanos de Irlanda, es una doble marginalidad, y si una familia de estas raíces -obreras-gitanas-irlandeses comienza a usar violencia para abrirse espacio entre mafias conectadas con la élite comercial, policías corruptos y represivos, y políticos como los fascistas ingleses, gozarán de simpatía. Está servida la mesa para gozar de una criminalidad romantizada. Los Peaky Blinders tienen licencia de ser violentos. Y esta licencia los televidentes la mantenemos válida, incluso cuando de pandilla del barrio obrero de los Shelby se convierten en gángsreres de; crimen organizado con tentáculos en la política y la alta sociedad. ¿Cómo que no les vamos celebrar su éxito? Y no lo digo irónicamente. Soy uno que me identifico con las pandillas de Birmingham....

Y así, junto con millones de afiliados a Netflix, espero con ansidad la sexta temporada de Peaky Blinders – sangre incluida.


Fargo es otra cosa, otro género. Lo llaman cine negro. Ya llamaron así la película del mismo nombre, hecha por los hermanos Coen, con la estelar Frances McDormand. Entra en la historia como clásico del “cine negro”, que antes se pensaba que sólo lo podían hacer los franceses que inventaron y llevaron al exito artístico el “cine noir”. La serie no es un remake de la trama de la película Fargo, aunque presta algunos elementos. Pero es un remake del concepto literario y cinematográfico: llevar la violencia sangrienta a un absurdo tal que el televidente ya no lo ve como el reflejo realista de algo que le podría pasar a él o a su familia. Por tanto, personas que ante la forma tan gráfica y frecuente de actos de violencia y baños de sangre inmediatamente apagarían su televisor, quedan fascinado con Fargo e incluso comienzan a reirse de la exagerada crueldad. 


Hay un truco, que los productores de la serie robaron a la película oroginal: anuncian con mucho énfasis que son hechos reales acontecidos en Minesota, y que por respeto a la verdad los van a contar así como se dieron... Nadie cree esto. Todos entendemos lo contrario: Despreocúpense, estas cosa no pasan. El otro truco es mostrar cómo ciudadanos pueblerinos, que jamás pensaron convertirse en criminales asesinos, con facilidad se dejan arrastrar por la lógica de “o me matan, o yo los mato”, una vez que sus vidas se cruzan con los sicarios de la mafia urbana. 


Disfruten -¡sin remordimientos!- la violencia suavizada por romanticismo o vuelta irreal por su forma absurda.

Saludos,






miércoles, 28 de abril de 2021

Carta de adiós a la Asamblea. De Paolo Luers

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 29 abril 2021

He criticado incesantemente a la Asamblea. Gasté docenas de cartas y columnas para cuestionar decisiones, negligencias, prácticas poco democráticas en esta Asamblea saliente y las anteriores. Como muchos otros, también exigí debates serios y traté de empujar legislaciones, como en el caso de la Ley de Reconciliación. Así tiene que ser la relación entre Parlamento y prensa, entre diputados y ciudadanos.

Esta relación abierta, de debate, de crítica, pero también de respeto al rol de un parlamento en una democracia republicana se va a perder al instalarse la nueva Asamblea el 1 de mayo. Como ya anunciaron los diputados electos de Nuevas Ideas, quienes tendrán control total de este órgano del Estado, y como ya decretó su santo patrón en Casa Presidencial, esta Asamblea no será deliberante, sino obediente al Ejecutivo.

En este sentido, el adiós a la Asamblea saliente es triste. Se cierra un capítulo de la corta historia de nuestra democracia. No es la historia que cierra un capítulo, porque haya agotado y superado el anterior. Se cerrará por decreto presidencial, así como se harán las leyes, se aprobarán presupuestos y préstamos y se elegirá a magistrados.

Esta que ahora despedimos ha sido una Asamblea extraña. Por una parte, culpable de serios vacíos legislativos y negligencias que han abierto el espacio para que llegue al gobierno y consolide su poder el que ahora va a dar al traste con la independencia del Legislativo.

Por otra parte, hay que reconocer que en el seno de esta Asamblea han surgido defensores valientes de la democracia que con valentía e inteligencia han encarado el autoritarismo, la militarización, los abusos del poder, la improvisación y la corrupción de los nuevos gobernantes. Que ellos han estado sentados a la par de otros que por cobardía o búsqueda de migajas han entorpecido la oposición es la tragedia de esta Asamblea.

En ella se convirtieron, para sorpresa grata de unos y susto de otros, en figuras de estatura institucional y democrática personas como Mario Ponce; hombres fieles a sus compromisos con las comunidades como José Andrés Hernández; y luchadores valientes y capaces de debatir como Cristina Cornejo, Yanci Urbina, Rodolfo Parker, René Portillo Cuadra y el Chato Vargas. Cualquiera se dará cuenta que en esta lista salen personas con las cuales tuve muchas contradicciones ideológicas en el transcurso de la postguerra, pero esto no me impide quitarme el sombrero ante su comportamiento en esta etapa crítica para nuestra democracia.

Los liderazgos históricos de ARENA y el FMLN, en cambio, han actuado de manera oportunista, bloqueando la renovación de sus partidos y la regeneración ética de la política y de la Asamblea.

¿Cuáles han sido las principales negligencias de la Asamblea saliente? Sólo voy a mencionar tres, pero que son emblemáticas. No haber hecho, y ni siquiera discutido, la reforma de pensiones; no haber llevado nunca a un término racional la eterna discusión sobre el agua; y no haber entregado su tarea de llenar el vacío legal y ético que ha dejado la abolición de la amnistía. Luego de mucho tiempo perdido, retomaron una iniciativa desde la sociedad civil y llegaron a una propuesta que no haría feliz a todos, pero que cumpliría con lo que la Sala de lo Constitucional demandó y lo que es necesario para evitar un caos de cientos de casos relacionados con la guerra que sobrepasarían la capacidad de la Fiscalía y de los juzgados, y también la capacidad de la sociedad civil de digerir tantos juicios y medias verdades.

En ambos casos el problema ha sido la falta de voluntad de tomar decisiones posiblemente impopulares. Pero en estos asuntos tan importantes, no hacer nada, porque no hay soluciones que satisfacen a todos, es fallarle al rol del legislador. Y esto tiene consecuencias, cuya gravedad vamos a observar en el circo que tendrá su sede en el Salón Azul por los próximos 3 años…

La lista podría ser mucho más larga, agregando todos los pecados de inacción frente a la necesidad de reformar la Asamblea misma y su funcionamiento, en materia de reformas electorales y en cuanto a la forma como la Asamblea elige al fiscal general y a los magistrados de las diferentes instituciones.

Por otra parte, la Asamblea ha hecho lo que estaba a su alcance para crear legislaciones racionales para enfrentar, no sólo la epidemia, sino la manera autoritaria y corrupta que el Ejecutivo utilizó para enfrentarla. Que el Ejecutivo no hizo caso a estas legislaciones no es debido a la debilidad de la Asamblea sino principalmente a la Fiscalía y a la Corte Suprema. Ha sido una misión imposible, pero gracias a los diputados arriba mencionados se hizo con dignidad.

Cuánta falta nos va a hacer esta Asamblea, a pesar de todas sus deficiencias. Nos daremos cuenta de esto al observar el circo que armará la bancada cian con su soberbia mezclada con sumisión – la peor mezcla imaginable.

Adiós, parlamento, nos vemos en 3 años. Saludos, 





lunes, 26 de abril de 2021

Carta a Nayib Bukele: La soberbia versus la ciencia. De Paolo Luers


              
Publicado en MAS! y ELDIARIO DE HOY, martes 27 abril 2021

Ciudadano presidente:

Un presidente peleando con la ciencia y los científicos siempre se ve mal. Tal vez “el pueblo” se deja impresionar por un presidente que toma decisiones ágiles, en vez de procesar consultas con expertos y científicos que puede tomar su tiempo. Pero esto le da popularidad por un rato. A la larga se harán evidentes los errores y daños causados por la soberbia de un gobernante que desprecia la ciencia.

Recientemente, la Asamblea aprobó la Ley de Cáncer, luego de un arduo trabajo con médicos e investigadores. Al fin, uno de los desafíos de salud pública tendrá instrumentos legales e institucionales para detectar y combatir a tiempo el cáncer. Pero usted, como ya ha dicho en público que ningún decreto emitido por la Asamblea saliente entraría en vigencia, mandó de regreso la Ley con observaciones. No la vetó, porque hasta usted se dio cuenta que vetar una ley en un tema tan delicado como el cáncer que cobra cientos de vidas cada mes tendría un costo político, porque lo desnudaría como insensible y negligente.

Pero las observaciones que usted hizo equivalen a un veto. Básicamente, son dos: Una, que no se necesita una ley especial para cada enfermedad. O sea, no se necesita una ley que mejore la detección temprana para reducir la mortalidad del cáncer. La otra observación es que eliminen el Registro Nacional del Cáncer, porque no es necesario.

Médicos, científicos e investigadores que participaron en la elaboración de la ley sostienen que estas dos observaciones equivalen a un veto, porque le quita a la legislación los dientes y significaría “una condena a muerte” para muchos pacientes de cáncer. Piden a la Asamblea reafirmar la ley original, desechando las observaciones. Esto urge, porque la próxima Asamblea con toda seguridad desechará esta ley.

¿Usted se quiere echar encima esta mancha de haber condenado a muerte a cientos de pacientes cada año, cuyas vidas se podrían salvar con los instrumentos legales e institucionales que da la Ley del Cáncer?

¿Por qué un presidente quiere vetar una Ley tan sensata y necesaria, contra todas las razones científicas? Usted ya lo dijo en público: Ninguna ley de la Asamblea saliente va a entrar en vigencia. Como esta es la voluntad del presidente, tampoco ningún representante de su gobierno, del Ministerio de Salud ni del Instituto Salvadoreño del Seguro Social hizo caso a las convocatorias de la Comisión de Salud de la Asamblea. Según usted, no se negocia con los corruptos que de todos modos ya perderían el control de la Asamblea. Su cinismo llegó al colmo cuando justificó sus observaciones (su veto de facto) con el hecho de que la Asamblea no tomó en cuenta las opiniones del gobierno.

Si la Ley del Cáncer no cobra vigencia con todos los dientes necesarios y con el Registro Nacional del Cáncer, morirán salvadoreños que con la ley tendrían cura. El culpable sería usted, ciudadano presidente, y también los diputados, si se dejan intimidar y hacen caso a sus observaciones.

Un presidente sensato estaría orgulloso de poder contar con expertos como el Dr. Jorge Panameño para el combate a covid-19 o el Dr. Raúl Lara para el combate contra el cáncer. Usted no. Usted piensa que no necesita consejos de expertos científicos.

En Alemania tenemos un dicho popular: “Der Hochmut kommt vor dem Fall”. Libremente traducido dice: La soberbia lleva a la caída. En el caso suyo, esta soberbia que le lleva a descartar los consejos y las advertencias de la ciencia, en algún momento lo va destruir.

Saludos,