Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, sábado 8 enero 2022
Estimados amigos del cine:
Nos quieren vender la película “Don’t look up” como sátira, pero confunden lo satírico con lo burlesco. La sátira es un formato serio, que exige mucho de los actores y de los guionistas. No es simplemente hacer chiste tras chiste o sobreactuar para parecer cómico. Hacerlo así es un insulto a la inteligencia del público.
Cuando vi anunciada esta película, con actores tan buenos como Mary Streep, Leonardo di Caprio, Jennifer Lawrence y Cate Blanchet, y prometiendo una sátira, yo me dije: “¡Wow!, con este elenco sí puedes hacer cualquier género de película…”
Todavía no logro entender cómo se pudo producir una película tan mala con tan buenos actores. Adam McKay, quien la escribió y dirigió, es merecedor del “Golden Raspberry Award”, el premio de la Frambuesa Dorada por la peor película del año. Deberían aplicarle una orden judicial de restricción que le prohíba acercarse a una computadora, porque el problema principal de esta película es el guión, el argumento, los diálogos… Y lo más sorprendente es la dirección de actuación, porque conseguir que este selecto elenco haya caído en tan burdas sobreactuaciones no debe ser fácil.
Pero sorpresa, sorpresa: “Don’t look up” es nombrada mejor película en los Globos de Oro y en el prestigioso “Critics Choice Award”, que otorgan los críticos de cine. Y Twitter se me inundó con elogios entusiastas de personas que por lo demás han mostrado ser de buen gusto y sentido común…
¿Cómo explicar esto? La explicación se llama “political correctness”, el arte de ser políticamente correcto, de andar en la “onda correcta”. Los que elogian esta película la ven como una obra que muestra la incapacidad de la clase política de reaccionar a amenazas, que van más allá de sus próximas campañas electorales o votaciones parlamentarias. Los científicos les tratan de explicar que en unos meses un cometa chocará con nuestro planeta, destruyéndolo, y en el Oval Office de la Casa Blanca no les ponen atención.
Esta narrativa burda (¡con Meryl Streep como reencarnación femenina de Donald Trump!) me la quieren vender como parábola para la incapacidad de los gobiernos de enfrentar el cambio climático – give me a f….. break, Mr. McKay. Esto no hubiera pasado el filtro lógico y estético del buen hombre que nos dirigió en las obras teatrales de secundaria.
Claro que en la Casa Blanca y otros palacios de gobierno no reaccionan adecuadamente a los verdaderos problemas de la humanidad. Claro que esto es materia fascinante para la literatura, el teatro y el cine. Pero se necesita un tratamiento inteligente de este tipo de temas para evitar que quede en el bajo nivel de un panfleto puesto en escena o en pantalla.
Y si queremos entrar en el razonamiento político, preguntémonos por qué en el año de la pandemia y del debate mundial sobre el cambio climático escogieron como parábola para los desastres que nos amenazan el impacto de un cometa que va a extinguir la vida – o sea, una amenaza que a los ciudadanos no deja la más mínima forma de reaccionar y de defenderse.
Estamos viendo la pandemia, ¿y todavía no nos dimos cuenta que el problema no solo son los gobiernos y políticos, sino nosotros mismos? ¿No nos dimos cuenta que de la misma manera que tenemos que exigir soluciones al gobierno, también las tenemos que asumir todos nosotros? Escoger el tema de un cometa para retratar la irresponsabilidad de los políticos ni siquiera es “políticamente correcto”, por más que Hollywood con esta película coquetee con esta corriente de pensamiento. O de falta de pensamiento.
No entiendo cómo mentes que en otros campos saben ejercer la crítica, se pueden entusiasmar con una falsa “corrección política”.
Les recomiendo a mis lectores, que aún no la vieron, no perder su tiempo con esta película.
Saludos, Paolo Luers