Al inicio de la campaña presidencial del 1992, cuando Bill Clinton retó al presidente George Bush padre, quien buscaba un segundo mandato, hubo una reunión interna del el equipo de campaña de Clinton para definir la estrategia. James Carville, el estratega maestro de Clinton, puso en la pizarra tres frases que representaban tres diferentes conceptos de en qué enfocar la campaña:
• Change versus More of the Same: Cambio en vez de Más de lo Mismo
• Don’t forget Health Care: No se olviden del Seguro de Salud
• Economy and jobs: La economía y empleos
La mayoría de los expertos en mercadología política y propaganda presentes apoyaron la fórmula mágica #1, algunos la segunda, y casi nadie la tercera. Hasta que Carville comenzó a hablar: “It’s the economy, stupids! – Es la economía, estúpidos. Cambio en vez de Más de lo Mismo es pura demagogia. Cambio puede ser cualquier cosa, y nadie cree en algo que no sea concreto. El Seguro de Salud es demasiado técnico. Lo que la gente necesita es trabajo…
Carville ganó el debate. “It’s the Economy, stupids!” se convirtió en la consigna central de la campaña. Clinton ganó.
Pero hay que entender esta historia bien: Esta consigna no se la inventó James Carville. Él la recogió en las fábricas y las escuelas del país. Era lo que la gente estaba diciendo a los políticos. Por esto fue una consigna victoriosa.
Aquí la trillada consigna de “el cambio” ganó con Funes en el 2009, pero solamente porque ARENA fue suficiente estúpido para no decir otra cosa que “Sigamos con los mismo”. “El cambio” siempre gana a “Más de lo mismo”. Pero jamás gana a una campaña focalizada en la real necesidad de la gente.
El actual candidato de ARENA, Carlos Calleja, corre con la consigna “Trabajo para todos” y promete crear 80 mil nuevos empleos al año. Con esto, va en la dirección correcta, porque el empleo, en El Salvador, es clave para todo, aun más que en los Estados Unidos de Bush padre y Bill Clinton. Aquí el empleo es clave para los tres problemas centrales no resueltos del país: la crisis de crecimiento, la crisis de seguridad, y la incapacidad de superar la pobreza extrema.
James Carville le diría a Calleja y su equipo: Ya que tomaron la decisión correcta de no combatir la amenaza populista con otro populismo, ¡hazlo bien y consecuente! Yo no solo dije: “Economía y jobs”, yo dije: “Economía y jobs, ¡estúpidos! Hay que ser agresivo e ir a la ofensiva para que la gente les entienda. Y sobre todo, hay que ser consistente: enfocar todo en el meollo del asunto. Hay que vincular todo con el empleo: la reforma educativa, la pobreza, el crecimiento, la exclusión social, seguridad, el abandono de los barrios…
Bueno, pero no estoy escribiendo una carta a los estrategas de campaña, sino a los que van a definir esta elección: los millones que no tienen empleo fijo, ni la educación y formación vocacional para que su trabajo sea digno y seguro para el futuro.
Las campañas, para ser ganadoras, tienen que ser reflejos de lo que la gente necesita. No estoy hablando de lo que la gente quiere escuchar, sino de lo que necesitan. Ustedes tienen que expresarse y exigir. Ustedes tienen que interrumpir a los candidatos, cuando les dan discursos demagógicos, e insistir en soluciones concretas y viables.
Decir “Trabajo para todos” y prometer 80 mil empleos al año no es suficiente. Ustedes necesitan saber cómo se va a hacer. Tienen que exigir a los candidatos, en este caso a Carlos Calleja, de dónde saco el número de 80 mil. Esta es la cifra de jóvenes que cada año entran al mercado de trabajo y no encuentran nada. Entonces, estamos hablando de 80 mil empleos para jóvenes. Pero esto no funciona por arte de magia. ¿Cuáles son las prioridades en el gasto del Estado que van a cambiar? ¿Qué van a cambiar en la educación media para que esto sea realista? ¿Cómo van a construir un sistema nacional de formación vocacional? ¿Cómo van a asegurar que mayor empleo se traduzca en más seguridad ciudadana?
Adopten ustedes la consigna “Empleo, estúpidos!” Grítenla cuando vienen a hablarles paja sobre “Los mismos de siempre” y enseguida los prometen cualquier cosa. Grítenla también cuando les vienen a hablar de trabajo, pero sin decir ¿dónde, cómo, para quién?
Saludos,
(MAS! y EL DIARIO DE HOY)