Los gobiernos -¡todos!- han mostrado que
son incapaces de resolver los problemas de tráfico y transporte público del
área metropolitano. Lo mismo es cierto para los problemas ecológicos, el manejo
de riesgos, el agua potable, el tratamiento de aguas negras y de la basura en
este complejo urbano llamado Gran San Salvador, donde vive más del tercio y trabaja,
comercia o estudia más de la mitad de la población del país.
Las alcaldías, así como son concebidas en
nuestro esquema de Estado centralizado, no tienen la capacidad financiara ni
las competencias legales para exitosamente solucionar estos problemas que
afectan no sólo la vida de todos los ciudadanos de nuestras ciudades, sino
además el desarrollo económico y social del corazón económico, productivo,
comercial y cultural del país.
Antes de que a este corazón le de un
infarto, hay que crear la base para poder enfrentar todas las enfermedades que
padece el Gran Salvador. Y esta base se llama descentralización del Estado. Hay
que crear verdaderos gobiernos municipales, pasando competencias y fondos del
gobierno central a las alcaldías. Y hay que crear, entre los gobiernos
municipales del Gran Salvador, instancias metropolitanas capaces de construir
soluciones estructurales y sostenibles: la Autoridad Metropolitana de Tráfico y
Transporte Público; la Autoridad Metropolitana de Desechos Sólidos; y la
Autoridad Metropolitana de Agua. Y una Autoridad Metropolitana de Planeación
Urbana que trascienda las competencias de la OPAMS.
Tomemos como ejemplo el desastre del
SITRAMSS. Este megaproyecto tiene una falla de nacimiento: No ha sido
coordinado con los gobiernos municipales, aunque afecta a todos los municipios
del área metropolitano. Afecta en especial y de manera directa San Martín,
Ilopango, Soyapango y San Salvador, donde
la primera fase del SITRAMSS ya está causando daños incalculables; y si se
realizara, así como pretende imponer el gobierno, la segunda fase, igualmente saldrían
perjudicados Santa Tecla, Antiguo Cuscatlán - y en San Salvador todo el sector
sur-occidental. Pero es peor: el SITRAMSS también tiene impacto negativo sobre el
resto de las ciudades del Gran San Salvador (Apopa, Mejicanos, Tonacatepeque,
Cuscatancingo, Ayutuxtepeque, Ciudad Delgado, Nejapa, San Marcos, cuyos
habitantes mayoritariamente se desplazan a San Salvador diariamente), porque
altera todo el sistema de transporte público y el tráfico vehicular en todo el
Gran Salvador. A esta lista hay que agregar, a esta altura del crecimiento
urbano, municipios vecinos como Cojutepeque, Santiago Texacuango, Santo Tomás, Colón,
Quezaltepeque, Nuevo Cuscatlán y Zaragoza. Y los alcaldes de todas estas
ciudades afectadas no tienen ninguna participación en la planificación, el
diseño y la administración de este proyecto.
La primer cosa que deberían hacer los
candidatos a alcalde serios (del partido que sean) es exigir que el gobierno
central suspenda la implementación del SITRAMMS y entre en una negociación
seria con los alcaldes electos en marzo 2015, con el fin de crear un sistema consensuado,
bien planificado e integral que corresponda a las necesidades de las ciudades y
sus habitantes. Esto significa no sólo suspender la segunda fase, para evitar
que el actual caos se expanda a la Escalón, San Benito, Antigua Cuscatlán,
Merliot y Santa Tecla. Significa también suspender la puesta en marcha de la
primera fase, que ya tiene hasta la madre a los habitantes de Soyapango, Ilopango,
el Centro y la parte Oriental de San Salvador.
Los futuros alcaldes, desde sus campañas
actuales, tienen que tomar la iniciativa y crear un liderazgo que puede obligar
al gobierno a recapacitar y a la Asamblea a legislar al respecto. Repito: No
importa de qué partido sean. No es un conflicto entre partidos. Es un conflicto
de intereses entre el poder local, que representa a los ciudadanos y sus
comunidades, y el gobierno central, que quiere acaparar los fondos y el poder
de decisión, bloqueando la democracia participativa y el desarrollo orgánico de
las ciudades y de su conjunto, el Gran San Salvador.
Lo del SITRAMMS sólo es el ejemplo más
urgente y que está a la vista de todos. Pero lo mismo hay que hacer respecto al
manejo de aguas y en un tema central: la planificación del desarrollo urbano
sostenible económica y ecológicamente. Para mostrar que las alcaldías están
listas y dispuestas a convertirse en gobiernos locales, los futuros alcaldes
tienen que tomar medidas en los campos que ya son de su competencia y que cada municipio
por separado no puede enfrentar exitosamente: la basura y el mantenimiento de
las calles urbanas. Se ha mostrado hasta la saciedad que las alcaldías, así
como están concebidas, no pueden enfrentar el cartel mafioso de MIDES, que
tiene el monopolio del manejo de los desechos sólidos y lo aprovecha estrangulando
las finanzas de todos los municipios. Y en cuanto a las calles urbanas, los
futuros alcaldes tienen que luchar por crear un FOVIAL del Gran Salvador,
concentrando sus recursos propios y peleando con el gobierno central la parte
que al Área Metropolitana corresponde de los fondos del MOP y del FOVIAL
central.
Candidato a alcalde que siga filosofando
(“buen vivir”, “nuevas ideas”, “la señal de los nuevos tiempos”, “tú eres tu
sueño”, “por amor a El Salvador”), pero no propone soluciones concretas y no
está dispuesto a luchar por la descentralización del Estado, está engañado a la
gente. Candidato que sólo habla de su municipio, cuando los problemas son
comunes y requieren soluciones conjuntas, está hablando paja.
Los ciudadanos exigen a los candidatos a alcalde,
sobre todo de la capital, que hablen claro. No vamos a seguir votando por
candidatos que venden fantasías y humo, sino por líderes que conjuntamente
construyen soluciones. Partido que no articule una plataforma conjunta de sus
candidatos a las alcaldías del Gran Salvador y de su bancada legislativa en pro
de la creación de verdaderos gobiernos municipales y competentes autoridades
metropolitanas, falla a la ciudadanía.
Ojala que los candidatos piensen en esto
antes de lanzar sus campañas de cancioncitas y poemas.
(El Diario de Hoy)