sábado, 31 de octubre de 2009

Otra carta al ministro de Hacienda

Estimado señor Cáceres:

Gracias por contestar la carta que le mandé sobre su magnífica y novedosa idea de cobrar IVA sobre las propinas.

Como yo le mandé mi carta vía este periódico, es entendible que usted me contestara en otro periódico. Gracias.

Dice usted en La Prensa Gráfica: “¿Por qué a los restaurantes les aflige, si este dinero no es de ellos?”

Qué raro escuchar este argumento del ministro de Haciendo, quien por definición está obligado de afligirse del dinero no sólo del Estado sino de todos nosotros...

¡Que revelador que al ministro de Hacienda le parezca extraño que alguien se aflige por dinero que no sea propio!

La mayoría de los restaurantes son empresas familiares, donde los empleados se afligen por el negocio y el negocio por sus empleados. Sólo así pueden prosperar.

Los restaurantes podrían quitarse el paquetazo fiscal muy fácilmente: simplemente dejando de cobrar propinas. Fácil, pero irresponsable. Porque afectaría a sus empleados. Prefieren pelear para lograr que se quite esta tontería del paquetazo fiscal.

La otra cosa que usted menciona en su gentil respuesta: Lo consultó con el sector laboral. No sé con qué sindicatos a hablado, pero me cuesta imaginarme un sindicato que esté en favor de joder a los meseros y cocineros. De paso sea dicho: ¿A qué sindicato consultó? ¿Del Seguro Social, o de Hacienda? Porque de los afectados -meseros y cocineros- no existe.

Atentamente, Paolo Lüers

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jueves, 29 de octubre de 2009

Carta a Héctor Silva, presidente del FISDL

Hola, Héctor:

te vi en el programa de Nacho. Dijiste que sin más impuestos, no habrá desarrollo.

De acuerdo. El punto es: ¿Quién va a pagar más? ¿A qué actividades vamos a poner impuestos? ¿Cómo cobrar más impuestos sin frenar la recuperación económica?

Primera duda mía, querido Héctor: Están poniendo un montón de nuevos impuestos, pero todos caen sobre los mismos que ya pagan. ¿Cuáles son la medidas para ampliar la base tributaria, o sea para que negocios que nunca han pagado impuestos, también aporten?

¿No sería más lógico empezar ahí, antes de poner más impuestos a los que ya están pagando?

Hay miles de negocios que venden mucho sin pagar impuestos. Los buseros reciben subsidios y diariamente venden millones de pasajes sin facturar. La mitad de los negocios de comida ni siquiera son registrados como contribuyentes. ¿Cuántos impuestos pagan los distribuidores de CDs y de ropa en las calles?

Segunda duda: Hay empresarios que dicen “Cuidado con poner impuestos que frenan las inversiones y el crecimiento. No vaya ser que matemos las gallinas que ponen los huevos...” Tu dices: “Es la gente con pisto que no quiere pagar para que el país avance...”

De acuerdo, hay de esos, Héctor. Pero las dudas siguen válidas. Necesitamos que la economía arranque. Y necesitamos aumentar la taza tributaria. Entonces, hay que buscar una Reforma Fiscal que no se convierta en freno.

Si a cualquiera que discute las medidas propuestas por el gobierno lo acusan de evasor o explotador, mejor no hablen de consulta, concertación y diálogo. Además no es el lenguaje de la izquierda democrática que vos representás, sino de la izquierda dogmática que ambos detestamos...

Siempre un placer discutir contigo, Héctor.

Tu amigo Paolo Lüers

Posdata: ¿Me puedes p.f. averiguar en la próxima reunión de gabinete qué diablos pasó con la buena idea de un Pacto Fiscal? ¿O ya cambiaron de idea y ahora es Decreto Fiscal?

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miércoles, 28 de octubre de 2009

El perfecto idiota salvadoreño

Al fin la hemos encontrada, la sucursal salvadoreña del Club de Perfectos Idiotas Latinoamericanos. Son los lectores de ContraPunto, semanario digital dirigido por Juan José Dalton, órgano inoficial de los Amigos de Mauricio.

Semanalmente ContraPunto realiza una encuesta entre sus lectores, lo que nos permite elaborar este perfil de sus lectores.

De los lectores (por lo menos de los que participan en las encuestas) de ContraPunto:

  • 32.7% ven a Hugo Chávez como el mejor presidente de América Latina, casi el mismo porcentaje (32.3%) dan este título a Mauricio Funes.
  • 95.2% están convencidos que la crisis local ha sido causada por ‘mala administración de ARENA’ y sólo un 4.3% la relaciona con la crisis internacional.
  • 68.7% consideran ‘excelente’ el gabinete económico de Funes, 22% lo consideran bueno, 5.6% regular y sólo un 2.3% lo considera mal.
  • 73.1% califican de excelente el primer mensaje (1 de junio) del presidente a la nación; incluyendo los que dicen ‘bueno’ (15.6%) son no menos que 88.7% en favor, cifra de aprobación el régimen que difícilmente igualan los lectores del Granma.
  • 83.2% dicen NO a la pregunta “¿Está de acuerdo que en el nuevo gobierno hayan violadores de los derechos humanos?”. Con una pregunta tan ambigua es imposible saber si la gente quiere decir: “No, no hay violadores de DDHH en el nuevo gobierno” o más bien “No estoy de acuerdo que estén’, pero por el perfil que ya se dibuja de los lectores de ContraPunto asumimos que expresan que para su criterio no es cierto que en el gabinete haya personas con historial de violación de DDHH. A ellos se suma otro grupo (6.5%) que dice: No me importa si hay o no violadores de DDHH en el gabinete. Quiere decir: un impresionante 89.7% es inmune a las dudas sobre, por ejemplo, el vice- presidente Sánchez Cerén...
  • 86% apoyan a Manuel Zelaya...
  • 63.2% está en contra de la construcción de la represa El Chaparral.
  • 97.8% (!) encuentra ‘justa’ la victoria electoral de Funes.

Entonces, el perfil del lector de ContraPunto es el siguiente: Un(a) salvadoreño(a) que detecta entre Hugo Chávez y Mauricio Funes al mejor presidente del continente; piensa que ARENA causó la crisis económica del país; está convencidísimo del discurso de Funes y de su gabinete económico; no ve ningún problema en el record de DDHH de ningún miembro del gabinete; apoya a Zelaya y se opone al Chaparral.

Que bueno que son poquitos, tomando en cuenta que en las encuestas de ContraPunto nunca participan más de 600 personas. Aplicando el beneficio de la duda, no vamos a asumir que los lectores de ContraPunto, aunque es el órgano inoficial de funismo, sean representativos para los millones que apoyan al presidente...

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Se necesitan gestos dramáticos

El golpe contra la Constitución orquestado por la ambición continuista de Daniel Ortega es un acto típicamente conspirativo que se produce a espaldas del pueblo. Si Ortega quería reformar la Constitución para reelegirse, ¿entonces por qué no le consultó a nadie?. Si aquí el que manda es el “pueblo presidente”, como dice la propaganda oficial, Ortega debió haber convocado a una consulta, un referéndum popular para escuchar si el pueblo quiere o no la reelección.

Pero lo que ocurrió el lunes pasado pone al descubierto toda la demagogia oficial. No solamente no le consultan al pueblo, sino que tampoco le consultaron a los diputados, que son los únicos facultados para reformar la Constitución. A pesar del pacto y la política prebendaria del gobierno, Ortega no pudo conseguir los 56 votos para que le aprobaran la reelección, entonces recurrió a un acto de fuerza descarnada para imponer el continuismo. Primero fue el fraude electoral. Ahora una minoría actuando contra la voluntad de la mayoría del país impone la reelección, haciendo retroceder a Nicaragua a la época de la dictadura somocista, con todas las consecuencias que esto implica en materia de inestabilidad política.

Lo que ocurra de ahora en adelante es responsabilidad exclusiva de la ambición de Daniel Ortega y de una pequeña élite de altos funcionarios serviles e inescrupulosos que le rodean, porque incluso dentro de las propias filas del FSLN, existen amplios sectores que no están de acuerdo en que se imponga la reelección a la fuerza, violando la legalidad del país, porque a la larga saben que están sepultando la legitimidad futura del FSLN.

El problema es que llegamos a este punto, no solamente por la ambición desmedida de Ortega, sino por la inexistencia de una verdadera oposición para frenar ese proyecto autoritario. Ahora los partidos políticos prometen impulsar una estrategia opositora para reagrupar una mayoría parlamentaria, pero la verdad es que están pasando por el momento más bajo de su credibilidad. Todo mundo recuerda hace dos años, cuando surgió el autollamado “bloque contra la dictadura” en la Asamblea Nacional, que nunca llegó a ser un bloque, porque se mantuvieron vigentes los arreglos entre el PLC y el FSLN. Después se impuso el fraude electoral, y la oposición no supo defender los votos populares en las calles. Logró paralizar la Asamblea, pero nuevamente Ortega se salió con la suya canjeando el sobreseimiento judicial de Arnoldo Alemán, a cambio del control de la Directiva de la Asamblea Nacional, con el apoyo del PLC y la connivencia de ALN.

Por eso cuando el PLC se rasga las vestiduras, vociferando contra “la dictadura”, la gente no les cree porque saben que hay demasiada complicidad e intereses en juego por cargos y prebendas. De manera que si el PLC quiere recuperar la credibilidad perdida, tiene que hacer gestos dramáticos para ganarse la confianza popular. ¿Por qué no renuncian de una vez todos los magistrados del PLC que están pintados en la pared en los poderes del estado? ¿Por qué no se suma el PLC a la iniciativa de otros partidos para que los nuevos magistrados sean electos de una lista de propuestas presentadas por la sociedad civil, en vez de persistir en la repartición de esos cargos con el FSLN? ¿Por qué no renuncian a las “negociaciones en combo” con el FSLN?

El propio Arnoldo Alemán, que es cómplice y corresponsable por el desmesurado poder que exhibe Ortega en los poderes del estado, debió haber reconocido su fracaso retirándose de la escena pública. Con un acto de desprendimiento democrático para dar lugar a otros liderazgos en su partido, Alemán pudo haber relanzado las credenciales del PLC. Pero, evidentemente, se mantiene aferrado a su proyecto bicaudillista con Ortega al otro lado del espejo. Aunque se insulten en público, Ortega y Alemán continúan necesitándose mutuamente, y esta relación perversa seguirá gravitando hasta el último minuto contra la efectividad de una eventual unidad opositora.

En cualquier caso, si la oposición se construye a partir de la unidad en la acción, los diputados PLC-PLI-MRS-ALN-Independientes, tienen la primera oportunidad de demostrar su nueva mayoría este martes, estableciendo una agenda democrática y destituyendo al presidente de la Asamblea Nacional.

El otro problema que debe resolver con urgencia la oposición es su incapacidad para vincular la crisis política institucional con los problemas económicos y sociales que afectan gravemente a la población. A la gente le preocupa la reelección de Ortega, porque representa la perpetuación de su frustración a mediano plazo; pero antes de lo que pueda ocurrir en el 2012, a lo inmediato le preocupa la falta de empleo, la pobreza, y la nueva carga de impuestos que podría provocar el cierre de centenares de pequeñas y medianas empresas. La oposición, o mejor dicho el proyecto opositor, carece de una plataforma que le permita convocar a la gran mayoría agraviada por el fracaso socioeconómico de este gobierno, entre los cuales se encuentra un amplio sector de simpatizantes sandinistas.

Si Ortega representa la vuelta al pasado, la oposición aún está lejos de representar el camino hacia el futuro. El “Todos contra Ortega” de la campaña electoral municipal, es condición necesaria pero no suficiente para unir a toda la oposición, porque las grandes mayorías, los jóvenes, los movimientos sociales, quieren formar parte de un proyecto propositivo que les ofrezca esperanza. Buscan un liderazgo que no sólo garantice salir del autoritarismo que representa Ortega, sino que además ofrezca respuestas ante los grandes problemas nacionales de la inequidad, la corrupción, y la falta de oportunidades.

El Golpe a la Constitución tiene la virtud de que ha puesto las cartas sobre la mesa para la oposición, para el sector privado y sobre todo para la población. De ahora en adelante, nadie puede alegar que no se dio cuenta o que no fue advertido del proyecto dictatorial que se cierne sobre Nicaragua. Los grandes empresarios que mantienen la inveterada costumbre de resolver sus diferencias con un telefonazo a Ortega, han sido colocados ante una disyuntiva. O actúan como cómplices del orteguismo, o se definen de manera inequívoca por la democracia. Lo primero implica aceptar el cambio arbitrario en las reglas del juego de parte de un grupo mafioso, aunque éste perjudique el clima de negocios en el país; lo segundo implica tomar el riesgo de confrontar el autoritarismo hoy, aún a costa de que se genere más inestabilidad temporal, a fin de garantizar un clima democrático para que el país tenga un desarrollo económico y social sostenible a mediano plazo.

¿Cómo salir de este laberinto? El primer instinto de nuestra tradición política “opositora” es buscar las soluciones afuera. Se invoca la presión externa de las capitales extranjeras, antes que organizar la presión nacional. Se convoca a la guerra de comunicados, antes que a la protesta organizada del comerciante del mercado, de los desempleados de los barrios, de los jóvenes en las universidades, o los pequeños productores del campo y la ciudad. Pero esta crisis no la van a resolver la OEA, la Unión Europea, o la Administración Obama. Solamente los nicaragüenses tenemos el poder y la fuerza para impedir la instauración de una nueva dictadura. Pero para movilizar a la ciudadanía en las calles también se necesitan gestos dramáticos de parte del liderazgo político y social, que se ha mantenido al margen del pacto. La gente reclama a gritos una demostración fehaciente de que sí están dispuestos a asumir riesgos para enfrentar el autoritarismo y la represión, con la misma valentía con que se escribió la historia que terminó con el somocismo.

(Confidencial, Nicaragua. El autor es hijo de Pedro Joaquín Chamorro, el director de La Prensa asesinado por los somicistas, y de Violeta de Chamorro, ex-presidenta de Nicaragua. Carlos Fernando fue director del peródico sandinista 'Barricada', y es hoy uno de los más prominentes opositores a l gobierno de Daniel Ortega.)

Democracia fallida

En Nicaragua, como se sabe, desde el Pacto Alemán-Ortega (1999-2000) todos los poderes del Estado están integrados por miembros escogidos directamente por los dos caudillos. Desde esas fechas, ambos acordaron repartirse por parte iguales todas las instituciones. De manera que cada órgano del Estado está integrado públicamente por dos bancadas, una que obedece directamente a Alemán y otra a Ortega. En estas condiciones se ejerce la Justicia, se fabrican o negocian los fallos, se “organizan” las elecciones y la lectura de sus resultados, en la fallida democracia Nicaragüense.

Apenas iniciado el período presidencial de Daniel Ortega (enero 2007), sus operadores políticos plantearon públicamente que el presidente iniciaría tempranamente las negociaciones con su socio Arnoldo Alemán, a fin de introducir en el parlamento un proyecto de Reformas a la Constitución, cuyo eje central sería la reforma del artículo 147 CN, que de manera expresa prohíbe la reelección continua y que inhibe cualquier pretensión del Presidente Ortega al próximo período.

Durante todo el año 2008 la opinión pública conoció una y otra vez los términos del mercadeo político entre ambas fuerzas, que conduciría de manera invariable a la introducción en el parlamento del proyecto de reformas y su aprobación. Sin embargo, el año concluyó sin reformas en el espacio autorizado para hacerlo, el Parlamento.

Resulta que las acciones fraudulentas que acompañaron el proceso de elecciones municipales de noviembre de 2008, que hicieron perder al liberalismo más de 40 alcaldías, debilitó las capacidades de maniobras de Alemán en su propio partido, cuyas bases, líderes intermedios y no pocos dirigentes nacionales, exigían una inmediata actitud de ruptura de la política de pactos de Alemán con Ortega.

El fraude en las elecciones municipales --que muchos denunciaron, incluso, como concertado con Alemán-- limitó la capacidad de transacción de Alemán. Ni siquiera las amenazas del Presidente de mandarlo nuevamente a la cárcel hicieron posible el acuerdo sobre las reformas. Las presiones internas e internacionales que reclamaban solución al fraude bloquearon --al menos temporalmente-- las posibilidades de negociar un nuevo Pacto.

Los procedimientos del poder absoluto
Sin previo acuerdo con Alemán no existía ninguna posibilidad de presentar y aprobar en el parlamento las reformas buscadas por Ortega. La situación súbitamente quedó congelada. “Que diga qué quiere el Dr. Alemán, si quiere negociar otro pacto, pero las reformas deben darse”, reclamaba públicamente el principal operador político de Ortega y vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia.

El impasse temporal y la imprudencia de algunos dirigentes sandinistas como Tomás Borge proclamando una virtual candidatura de Rosario Murillo ante la eventual imposibilidad de la candidatura de Ortega, dejaron entrever demasiado temprano qué ambiciones y fisuras podrían poner en riesgo la armonía y la unidad del danielismo. En el círculo íntimo del presidente sonaron fuertes las alarmas. Se estaba poniendo en entredicho la eterna candidatura de Daniel, su proyecto personal y político.

Súbitamente y ante el asombro de todo el país, el lunes 19 de octubre, seis miembros de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, tres propietarios y tres suplentes, todos ellos danielistas, daban a conocer el fallo de un supuesto recurso de amparo que habría sido introducido por el presidente y sus alcaldes. Nadie en el país conocía del supuesto Amparo introducido horas antes ante el Consejo Supremo Electoral y que ahora había sido conocido por la Sala Constitucional con la notoria e inexplicable ausencia de los tres miembros propietarios del partido Liberal de Arnoldo Alemán.

En el más absoluto secreto, en menos de 48 horas hábiles, dos poderes del Estado habían conocido y evacuado un Recurso de Amparo de trascendencia nacional e internacional. La Sala Constitucional informaba a la sorprendida clase política y a la boquiabierta opinión pública, que el Presidente y sus alcaldes pueden presentarse como candidatos, si así lo desean, para las próximas elecciones. Por la unanimidad de estos seis miembros, la “Corte” --pero de Ortega-- había fallado a favor de los supuestos recurrentes. Sin que nadie se diera cuenta, la Constitución venía de ser reformada por un insólito, ilegal e ilegítimo procedimiento.

Democracia de Pan y Miedo

El golpe de mano de Ortega, sin duda, había calculado bien los riesgos y sobretodo las debilidades del adversario. En la semana anterior, la última encuesta nacional confirmaba que éste es un gobierno sin partidos políticos de oposición. Estos últimos, todos juntos, no superan actualmente el 20% de respaldo de la opinión pública. La actitud política de los ciudadanos está como nunca fragmentada, dividida y sobretodo desmovilizada y sin liderazgo alternativo. Daniel Ortega, que no logra aumentar su caudal de respaldo, en el tercer año de gestión, al menos parece conservar sus niveles históricos de apoyo. La encuesta nacional confirmó una vez más, el desprecio de los ciudadanos por su actual clase política y las instituciones del Estado, de la que sólo se salvan Ejército y Policía.

El Presidente tenía la absoluta certeza, que en el ámbito nacional, el fallo, un golpe de Estado a la Constitución, no tendría de inmediato ninguna reacción importante que lo pusiera en peligro. Hasta ahora, además, el menor intento de movilización de la oposición, se ha encontrado con las fuerzas de choque danielistas, que vapulean, agreden y sacan de circulación a quien ose salir a las calles, si no es para apoyar al gobierno. El cálculo previó matemáticamente el silencio y el miedo.

Al tercer año de la proclamada “nueva revolución” Nicaragua sigue siendo el segundo país mas pobre del hemisferio. En estas condiciones, para la mayoría pobre, el pan, es muchísimo mas importante que la democracia y eso lo sabe muy bien el danielismo. El empleo – cuando se tiene – hay que preservarlo como un tesoro más importante que la Constitución. Si en algo Daniel es insuperable, es en su dominio de los temores y fantasmas de los pobres, que en Nicaragua son la mayoría.

Por ello, en medio de la crisis económica, el gobierno hace esfuerzos, con su política social, para garantizarse el respaldo de una buena parte de los más pobres. Los programas conocidos como Hambre Cero, Usura Cero, las mejoras en educación y salud, son políticas públicas clientelares. Abiertamente orientadas a sostener el caudal electoral de apoyo al régimen.

Estas políticas, se entrelazan con aquellas --más sustantivas-- destinadas a favorecer a los más ricos. Nunca el capital financiero criollo y el sector empresarial, han gozado de tanta estabilidad como ahora. Capitalistas y gobernantes marchan increíblemente de la mano, bajo la orientación estratégica de los programas del FMI. En el tercer año de “revolución” ni un solo pelo ha sido tocado al Capital. Al contrario, Ortega incluso paga sin falta a los banqueros una deuda interna fraudulenta, así tenga que disminuir la inversión en salud o educación. El presidente sabe que los intereses de toda esa gente están al menos por ahora, de su lado.

Los sectores más representativos del capital nunca como ahora se han sentido más seguros, con un Presidente, otrora dirigente revolucionario, convertido ahora con sus allegados en nuevos e importantes empresarios y que administran de forma totalmente PRIVADA – y sin control de nadie - el fondo generoso de cooperación venezolano que supera los 500 millones de dólares.

La clase política pactista y corrupta comenzando por Alemán vacilan a la hora de poner en peligro los privilegios acumulados. El fallo de la Corte curiosamente es la mejor puerta de entrada a una nueva candidatura de Alemán a la presidencia en 2011. Los sectores medios, como siempre, presos del temor y del miedo. Primero de la crisis global y sus consecuencias locales en la economía. Temerosos de perder empleos y estabilidad prefieren el silencio. Inmovilizadas, víctimas de pánico, por las amenazas públicas de las fuerzas de choque del danielismo.

Al interior del FSLN, salvo honrosas excepciones, lealtad y disciplina política van de la mano con el puesto de trabajo en el sector público o en las organizaciones sociales. Más abajo, el acceso al crédito, a los beneficios de los programas sociales, pasan por el filtro vigilante de los Consejos del Poder Ciudadano, que dirige la esposa del Presidente.

En suma, en el plano interno, la correlación de fuerzas es por ahora adversa a la democracia. Por la derecha, porque buena parte de sus principales intereses están representados en las políticas sustantivas del gobierno. Por la izquierda, porque de entrada Ortega ha mantenido un feroz cerco que ha impedido hasta ahora construir fuerzas alternativas de izquierda con acumulado suficiente para enfrentársele.

En verdad, el que Daniel Ortega pueda o no ser candidato en 2011 no ha sido ni debería ser un asunto esencial. El peligro real para Nicaragua es que una reelección más, una segura reedición del fraude, sólo pueden conducir al resurgimiento de sistemas dictatoriales. El peligro real es el establecimiento del autoritarismo, es la construcción de una nueva casta dinástica. Es la privatización absoluta del Frente Sandinista. Es la implantación de un régimen basado en el miedo y las amenazas de la represión. Son los intentos por politizar y subordinar a Ortega, a las fuerzas armadas. Es imponer la corrupción de las instituciones como forma de la democracia. Es en definitiva, el mantenimiento del mismo orden económico con retorica populista.

Por todo lo anterior es la hora de la resistencia.

(El Nuevo Diario, Nicaragua. La autora fue comandante sandinista, viceministra de la Presidencia y Ministra de Asuntos Regionales en los años 82-90. Ahora dirige el movimiento opositor Movimiento por el Rescate del Sandinismo.)

Una sentencia deleznable

Al fracasar el intento del Presidente Ortega de conseguir en la Asamblea Nacional los 56 votos necesarios para reformar el artículo 147 de la Constitución Política, que prohíbe la reelección presidencial continua e inhabilita para ser candidato a quien hubiere ejercido la presidencia por dos períodos, que es precisamente el caso del Presidente Ortega, éste decidió, intempestivamente, poner en marcha una operación política para quitarse de encima el doble impedimento constitucional, utilizando para ello la vía de una sentencia de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.

La operación se inició el 15 de octubre corriente, cuando el Presidente Ortega y 109 alcaldes orteguistas, sin estar abierto el período electoral para las elecciones presidenciales de 2011 ni las municipales del 2012, acudieron al Consejo Supremo Electoral, controlado por Ortega, a solicitar que se les aplicara el principio constitucional de la igualdad incondicional de todos los ciudadanos nicaragüenses en el disfrute de los derechos políticos, a fin de participar en las elecciones de 2011 y 2012. El CSE rechazó, el día 16, la solicitud declarando que no era competencia de este poder del Estado resolver la aparente antinomia constitucional entre el principio de igualdad incondicional y las restricciones que establece el Art. 147 Cn. para la reelección.

Frente a lo resuelto por el CSE, los interesados interpusieron un recurso de amparo ante la Sala Civil 2 del Tribunal de Apelaciones de Managua, alegando que lo resuelto por el CSE les causaba agravio en sus derechos políticos. Este Tribunal, con una increíble celeridad, le dio lugar y remitió los autos ese mismo día a la Sala Constitucional de la CSJ. Esta Sala, con rapidez sin precedentes en la tramitación de este tipo de recursos (hay decenas de estos recursos que tienen meses y años de estar engavetados), el día lunes 19 de octubre, en horas avanzadas de la tarde, dictó su insólita sentencia en la que declara inaplicable el Art. 147 Cn, en los párrafos que se refieren a las restricciones para la reelección presidencial, y el Art. 178 Cn que establece que los Alcaldes y vicealcaldes sólo podrán ser reelectos por un período, pero que esa reelección no podrá ser para el período inmediato siguiente.

Todo el proceso que culminó en la aberrante sentencia de la Corte Suprema de Justicia, está viciado de ilegalidades y flagrantes violaciones a la propia Constitución Política. Es una sentencia que arrasa con el orden constitucional del país y con el Estado de Derecho. Semejante atropello solo puede explicarse por el afán de los señores magistrados del CSE y de la Sala Constitucional de la CSJ de complacer al Presidente Ortega y sus propósitos de perpetuarse en el poder. Con ello, retorciendo la Carta Magna del país y prácticamente declarándola letra muerta, están abriendo las puertas a la instalación de una nueva dictadura en Nicaragua, pues no otra cosa cabe esperar dadas las tendencias autoritarias del actual gobernante.

Desde su inicio el proceso arrancó mal, desde luego que la solicitud hecha al CSE por los recurrentes es extemporánea por no estar abierto el proceso electoral de 2011 y 2012. Por otra parte, el recurso de amparo era improcedente, desde luego que la resolución del CSE declarándose incompetente no les causaba ningún agravio a los solicitantes. La Ley de amparo es muy clara en este respecto, pues establece que este recurso solo puede interponerse por parte agraviada. Siendo que, en todo caso, las próximas elecciones presidenciales y municipales son hasta el 2011 y 2012, respectivamente, no hay, en este momento perjuicio para los solicitantes ni peligro inminente de ser perjudicados en su supuesto derecho. Además, el Recurso de Amparo no existe en contra de los preceptos constitucionales, en contra los cuales tampoco cabe el recurso de inconstitucionalidad, salvo cuando se alegue la existencia de vicios de procedimiento en la tramitación de alguna reforma constitucional.

La Sala Constitucional se constituyó de manera irregular, incorporando a ella magistrados de otras Salas y sin citar a los respectivos suplentes de los magistrados propietarios ausentes. Esto sería suficiente para declarar inválida la sentencia emitida. Pero veamos ahora los aspectos de fondo.

La Sala Constitucional aceptó como válida la supuesta antinomia entre el Art. 48 Cn y los artículos 147 y 178 Cn. En realidad no existe tal antinomia. El Art. 48 Cn literalmente dice: “Se establece la igualdad incondicional de todos los nicaragüenses en el goce de sus derechos políticos; en el ejercicio de los mismos y en cumplimiento de sus deberes y responsabilidades existe igualdad absoluta entre el hombre y la mujer. Es obligación del Estado eliminar los obstáculos que impiden de hecho la igualdad entre los nicaragüenses y su participación efectiva en la vida política, económica y social del país”.

Este artículo hay que leerlo en congruencia con el Art. 51 del mismo capítulo de los Derechos Políticos, que literalmente dice: “Los ciudadanos tienen derecho a elegir y ser elegidos en elecciones periódicas y optar a cargos públicos, salvo las limitaciones contempladas en esta Constitución Política”. Pues bien, en el caso de este derecho las limitaciones que contempla la Constitución están contenidas en los artículos 147 y 178 Cn.

Las restricciones que establecen los artículos 147 y 178 Cn lejos de romper la igualdad incondicional de todos los nicaragüenses en el goce de sus derechos políticos, en realidad los garantiza, desde luego que la participación en un proceso electoral de quien está ejerciendo la presidencia, o se encuentra al frente de una alcaldía, rompe la igualdad con los otros candidatos, pues sin duda estaría compitiendo en condiciones más ventajosas. En consecuencia, esas restricciones fueron establecidas para garantizar la igualdad en los procesos electorales y no implican la violación de ningún derecho.

No es cierto que el ejercicio de los derechos políticos sea irrestricto. Para varios de ellos la propia Constitución establece condiciones o requisitos que deben cumplirse para poderlos ejercer. Igual sucede con el derecho a postularse como candidato presidencial o para alcalde en una determinada elección.

Al dictar su sentencia del 19 de octubre, la Sala Constitucional se arrogó una facultad que no le corresponde, pues al declarar inaplicable los artículos 147 y 178, en lo conducente, en la práctica está reformando la Constitución Política, facultad que solo corresponde a la Asamblea Nacional-. Por lo mismo, incurrió en abuso de autoridad y usurpación de funciones. Cabe recordar que el Art. 183 Cn dice que “Ningún poder del Estado, organismo de gobierno o funcionario tendrá otra autoridad, facultad o jurisdicción que las que le confiere la Constitución Política”.

Es realmente escandaloso que la Sala Constitucional de la CSJ, llamada a velar por el respeto a la Constitución Política, sea la protagonista del mayor atropello a la propia Constitución que registra la jurisprudencia del país.

(El Nuevo Diario, Nicaragua. El autor fue ministro de Educación del primer gobierno sanidnista de 1979)

Los Orígenes del Totalitarismo

Hace 60 años, en 1947, Hannah Arendt, tras la durísima experiencia del holocausto y la segunda guerra mundial, nos dejó una de las reflexiones más lúcidas sobre uno de los mayores horrores del siglo XX: la gestación y las consecuencias de los totalitarismos. Ni los liberales irresponsables y corruptos ni quienes lucharon contra ellos a principios del siglo XX pudieron prever las consecuencias de sus actos, a saber: el estado fascista, nacional-socialista o estalinista. Los antiliberales pretendían sólo una revolución social y cultural, pero los supuestos de su crítica se revelaron falsos y la práctica acabó engendrando el monstruo de las masas encuadradas y movilizadas totalitariamente. Hoy que los nuevos populistas latinoamericanos develan que sólo hicieron un uso instrumental de la democracia y que su proyecto de poder se desarrollará “a como dé lugar”, conviene recordar algunas de las lecciones de Arendt.

Los populismos sólo pueden mantenerse en el poder poniendo en movimiento a las multitudes encuadradas totalitariamente y éstas a su vez impulsan a los populistas inevitablemente hacia el autoritarismo o el totalitarismo. Las multitudes o masas en movimiento no tienen nada que ver con los movimientos sociales de una comunidad pluralista y respetuosa de la libertad de sus miembros. Los miembros de los movimientos populistas no son ciudadanos sino masas o multitudes. Los populismos como los totalitarismos sólo pueden mantenerse en el poder mientras estén en marcha y pongan en movimiento a todo lo que hay en torno a ellos. Sin el apoyo de las masas los populistas no podrían dominar autoritariamente sobre territorios y poblaciones diversas importantes, ni superar graves crisis internas y externas, ni sortear los peligros de las luchas partidistas. El líder populista autoritario o totalitario se considera a sí mismo como el funcionario o servidor de las masas que conduce. Líder y multitud son interdependientes. Sin el líder las masas serían una horda amorfa; sin las masas el líder es una entidad inexistente. Hitler lo dijo dirigiéndose a las S.A.: “todo lo que sois me lo debéis a mí. Todo lo que soy sólo a vosotros os lo debo”.

Para comprender al populismo autoritario hay que comprender el concepto y la dinámica de las masas. Los movimientos populistas autoritarios organizan a las masas, no a las clases ni a los ciudadanos con opiniones e intereses sobre la gobernación de los asuntos públicos. Los populismos autoritarios sólo pueden prosperar allí donde existen masas que por una razón u otra han adquirido el apetito del poder político. Masa o multitud se refiere a personas que no pueden ser integradas en ninguna organización basada en el interés común, en los partidos políticos, en la gobernación municipal o en las organizaciones profesionales y los sindicatos. El populismo en el poder no se apoya en las organizaciones e instituciones políticas sino en la fuerza de este tipo de movimientos. El activismo de los movimientos facilita a la multitud el escape a la rutina diaria de miseria, mansedumbre, frustración y resentimiento. En el activismo los que individualmente poco o nada valen encuentran su identidad de engranaje al servicio de algo heroico o criminal. Acceden a la historia al precio de la destrucción.

Durante las etapas liberales económicamente exitosas no importa a casi nadie que la inmensa mayoría del pueblo permanezca al margen de los partidos políticos, es decir, las elites políticas liberales no se comprometen en el desarrollo de una ciudadanía que se sienta personalmente responsable de la gobernación del país. Pero cuando las crisis económicas desestructuran a la sociedad y se llevan consigo todo el tejido de hilos visibles e invisibles que ligan al pueblo con el cuerpo político, entonces todo cambia. La masificación del pueblo produce la ruptura del sistema de partidos políticos que pierden el apoyo tácito de la población hecha multitud. La desestructuración del sistema de clases transforma las dormidas mayorías existentes detrás de los partidos en masas inorganizadas e inestructuradas de furiosos unidos por su odio al statu quo y la convicción de que los dirigentes tradicionales eran corruptos y estúpidos. Cuando los movimientos populistas autoritarios invaden el Congreso con su desprecio por las formas parlamentarias parecen inconsecuentes, pero en realidad conectan y abonan el sentimiento popular de que las mayorías parlamentarias eran espúreas.

Las libertades democráticas tienen sentido y funcionan allí donde se reconoce el valor del pluralismo. Pero en poblaciones rurales inmensas como la de Rusia pre-revolucionaria o en las condiciones de desestructuración social de la Alemania pre-hitleriana (o como sucede con las multitudes de El Alto o las laderas de La Paz), las libertades democráticas eran escasamente relevantes. Las masas no aprecian el individualismo ni el pluralismo. Incluso pueden despreciarlo como ideal burgués —hoy neoliberal— de dominación. Casi inevitablemente se orientarán, antes como ahora, al reencuentro y revalorización de lo “comunitario”, de ideales de sencillez y abnegación, de renuncia a la propia individualidad, asumiendo valores pre-liberales del tipo “vivir bien”, sin los tormentos de una libertad inaccesible.

Durante el siglo XIX hasta hoy se ha desarrollado un conflicto intenso entre el “bourgeois” y el “citoyen”, entre el hombre que juzgaba y utilizaba todas las instituciones públicas por la medida de sus intereses privados y el ciudadano responsable que se sentía preocupado por los asuntos públicos como tales, en otras palabras, entre el liberalismo y la democracia. Pero este conflicto tenía y tiene sentido dentro de sociedades mínimamente estructuradas. Cuando las sociedades se desestructuran y se hacen multitudes y éstas pueden dominar geopolíticamente como El Alto sobre La Paz, el liberalismo aparece como una actitud hipócrita y sarcástica frente al bien común y el republicanismo como un humanismo pequeño burgués impotente.

Los movimientos totalitarios son organizaciones de masas de individuos atomizados y aislados que exigen una lealtad total, irrestringida, incondicional e inalterable. Aunque inicialmente se use la palabrería de la autonomía del movimiento, el líder tenderá a la dominación plena del mismo. La lealtad total es la base psicológica de la dominación total. El miembro del movimiento deriva su sentido de tener un lugar en el mundo por su pertenencia al movimiento. El movimiento no toma sentido de su posición en el sistema de producción. La lealtad total exige que el movimiento esté desprovisto de contenido concreto. Los programas que vayan más allá de las “cuestiones ideológicas de importancia durante siglos” son un obstáculo. Los sindicatos diversos existen para encuadrar y controlar a sus miembros al servicio del proceso y del proyecto, no para realizar intereses particulares.

Los movimientos totalitarios ejercen siempre una fascinación sobre importantes sectores intelectuales, especialmente sobre los que estuvieron al margen del sistema de clases antes de su quiebra. El hecho de que antes de iniciarse sus carreras políticas sus vidas fueran un fracaso y que estuvieran censurados por los jefes de los viejos partidos, constituyó el factor más fuerte de su atractivo. Individualmente encarnaban la suerte de las masas de su tiempo y era hasta cierto punto lógico su deseo de sacrificarlo todo al movimiento. Por lo demás, la repulsión hacia una sociedad completamente penetrada por la perspectiva ideológica y las normas morales burguesa generó su deseo de ver la ruina de todo ese mundo de falsa seguridad, falsa cultura y falsa vida. La destrucción sin mitigación, el caos y la ruina asumieron para ellos la dignidad de valores supremos. Los instintos antihumanistas, antiindividualistas, antiliberales y anticulturales acompañaron el elogio de la violencia, el poder y la crueldad.

Pero las élites intelectuales siempre fueron una de las primeras víctimas del monstruo que contribuyeron a crear: el totalitarismo en el poder no permite ninguna actividad que no sea enteramente previsible; sustituye invariablemente a todos los talentos de primera fila, sean cuales fueren sus simpatías, por aquellos fanáticos y chiflados cuya falta de inteligencia y creatividad sigue siendo la mejor garantía de su lealtad. Cuando el monstruo cae, la organización de las multitudes se esfuma con una rapidez asombrosa y los intelectuales del proceso descubren que sólo lo fueron de la nada.

(Confidencial, Nicaragua. El autor es director del Instituto Internacional de Gobernabilidad de Catalunya IIG)

Gente de frontera

Gente que vive en las zonas fronterizas de las divisiones ideológicas, no hay mucha. Hacen falta. Sirven de puentes. Se niegan a las lealtades absolutas, a la pertenencia a bloques. Son independientes hasta caer mal.

Con la muerte de Carlos Briones, hay uno menos de esta especie tal vez no en extinción, pero si rara.

Hablamos de esto con Carlos cuando murió Ernesto Richter, hace 4 años. Nos reunimos sus compañeros de viajes fronterizos: Carlos Briones, Guidos Vejar, Roberto Rodríguez, el Choco Huezo, Evelyn Yacir, Roberto Turcios, Carlos Umaña... Una gran tertulia, con muchos tragos, y discusiones que burlan los tabúes y lealtades ideológicas reinantes en el país.

Alguien me preguntó ahora: ¿Y Carlos Briones, al fin, era de izquierda o de derecha? ¡Pregunta estúpida para quien conoció de cerca a este hombre! Se la habrán hecho muchos, tanto en el Frente como en Arena, sin nunca tener una respuesta que cupiera en sus esquemas.

Carlos Briones fue de los pocos pensadores e investigadores verdaderamente libres de amarres y miopías ideológicas. Para un investigador social, una condición indispensable. Por eso sus investigaciones han podido ser base para políticas del gobierno de Saca como también del gobierno de Funes. Red Solidaria no hubiera tenido sostén científico sin Carlos Briones, y tampoco el plan del gobierno actual de atender la pobreza urbana...

Discutir con Carlos siempre fue excitante, porque yo nunca sabía si iba a estar de acuerdo con mis ideas o las iba a criticar o incluso destruir. ¿Cuántos compañeros de tertulia tiene uno que nunca permiten que un desacuerdo intelectual o político se convierta en obstáculo para hablar con franqueza? No muchos. Y ahora, con la muerte de Briones, uno menos.

(El Diario de Hoy)

martes, 27 de octubre de 2009

Argentina's Kirchner Targets the Press

One way a president can boost poll numbers in a bad economy is to wrest control of the central bank and start printing lots of pesos. There's nothing like cheap financing to restore the market's enthusiasm for buying all sorts of stuff—from stocks to houses—already on sale at fire sale prices.

The great reflation will make people feel rich again. A weak currency will also be a short-term boon to exporters, whose profits can then be taxed at ever higher rates. Complainers can be denounced for their greed.

Of course this perpetual motion machine will eventually conk out and when it does, a government that expects to survive will find it necessary to silence its critics. Just ask Argentines, who are living all of this in real time.

After more than five years of heavy state intervention in the economy, Argentina is again sliding into recession. Double-digit inflation is spiraling north and the government is running out of money. In response, President Cristina Kirchner is cracking down on the free press. Argentines are wondering if their democracy will survive.

The story of how Argentina got here is important to recall. The economy was flat on its back after the 2001-2002 collapse of "convertibility," the monetary arrangement that pegged the peso to the dollar. A demoralized nation was looking for a savior.

It thought it found one in Néstor Kirchner. He became president in 2003 and set about to restore the state-run economic model of Juan Peron; the market, he maintained, had failed. Mr. Kirchner took control of the central bank. He demonized the private-sector and investors. Using price controls, subsidies and regulation he made himself a Robin Hood to the masses. The legislature granted him extraordinary powers.

The economy bounced back as one would expect after a harsh contraction, and in 2007 his wife was elected president with 45% of the vote.

Now the illusionists are losing their touch. Not only is the economy going sour, but according to polls, the nation is growing intolerant of what many consider to be the first couple's abuse of power.

Four examples serve to make the point: First, when Mrs. Kirchner attacked the farm sector last year because it resisted her plan to impose high export taxes on its harvests, the nation rallied to the defense of the farmers, much to her surprise. Second, her decision to confiscate privately held pension accounts was loudly denounced as a violation of the rule of law. Third, there is a widespread belief that her government is using the state intelligence service to collect information against the president's "enemies." Fourth, an overwhelming majority of Argentines resent the privileges and jet-set lifestyle of the first family while national living standards plummet.

This popular dissatisfaction showed up at the polls in the June midterm elections, when Mrs. Kirchner's wing of the Peronist party lost badly. Even Mr. Kirchner did not manage to prevail in his bid for a house seat representing the province of Buenos Aires, which should have been a stronghold for the first couple.

Mrs. Kirchner and her husband have decided that they lost because of bad press coverage. They are especially upset with the Clarin media company, which though once a supporter, is now an outspoken critic. In public comments Mr. Kirchner often implies that the government is analyzing the company to see if it might not need to be downsized. In September, tax authorities launched a raid on the Buenos Aires offices of its daily newspaper. Tax authorities later issued an apology for the raid, but the paper maintains that it was an act of intimidation.

Yet the problem of bad press for the Kirchners is much bigger than Clarin. As the antimarket economic model hits the skids, the nation is turning against its architects and a free press will not remain silent. This is why the president forced a media law through the legislature two weeks ago, creating a new "audio-visual" regulatory board controlled by the executive.

The law also grants the executive control over all licensing of the radio spectrum and reserves at least two-thirds of it for state-owned and nongovernmental broadcasters approved by the executive. There is concern that Mrs. Kirchner is now preparing to take over the most important domestic supplier of newsprint and to begin using import licensing to control access to foreign supplies.

Hugo Chávez has become a dictator in Venezuela under the guise of democracy, and he has similarly shut down the free press. Argentines are worried.

Last week in the Argentine daily La Nación, philosopher and writer Santiago Kovadloff summed up opposition sentiment about the government's use of "the law" to consolidate power: "The law has become a beloved tool of corruption," Mr. Kovadloff wrote. "The executive has put it at its service. It manipulates it with skill." And where does that leave society? "Insecurity is no longer a threat. We are in the jungle."

(The Wall Stret Journal)

El dogma Zelaya protege a Ortega

Cuando en Honduras derrocaron al presidente Zelaya por su intención de alterar la Constitución y facilitar su reelección, Daniel Ortega y Hugo Chávez lo entendieron y denunciaron como un golpe contra ellos.

Convencieron a los gobernantes del continente y del mundo que si no se condenara y revirtiera el derrocamiento de Zelaya, cualquiera de ellos podía ser el próximo. Obviamente estaban hablando de ellos mismos. Y hay que reconocerlo: con cierta razón. Todos los presidentes del ALBA corren riesgo de insurrecciones o incluso golpes de Estado, porque sistemáticamente están transformando al sistema político de sus países en regímenes autoritarios, eliminando la división de poderes, cerrando espacios a los medios independientes, etc. Uno de los primeros pasos en estos procesos siempre es: alterar la constitución para permitir la reelección presidencial.

A Zelaya lo pararon en el momento que intentó dar precisamente este paso. Los otros poderes del Estado de Honduras -el legislativo, el judicial, el electoral- actuaron en conjunto y le quitaron la presidencia. La Fiscalía y la Procuraduría de Derechos Humanos avalaron esta decisión, y la Fuerza Armada la ejecutó. Como es de costumbre, a los militares se les fue la mano y lo sacaron del país. Algunos dicen que por petición de Zelaya, una vez que vio que estaba derrotado...

El siguiente que va por este camino es Daniel Ortega. Utilizó su control sobre la mayoría de los magistrados de la Cámara Constitucional para que esta saque, en una acción nocturna sin precedentes, una resolución que declara inaplicable el artículo de la Constitución de Nicaragua que prohíbe la reelección del presidente. Igual como en el caso de Honduras, donde Zelaya intentó, haciendo uso de la presidencia, un autogolpe de Estado contra el orden institucional, lo que pasó en Nicaragua es un autogolpe de Estado. Así lo denuncia la oposición completa, incluyendo a los liberales incluso de Arnoldo Alemán que son los culpables de que existe esta corte dominada por Daniel Ortega.

En el ejército de Nicaragua todavía hay muchos sandinistas de verdad que se mueren de vergüenza por la perversión a que Daniel Ortega ha llevado al Frente Sandinista y al país. Igual en la Policía Nacional. Son luchadores históricos que se han formado en la larga lucha contra el somocismo, o sea contra un clan familiar que se convirtió en dueño del estado y del país. En esta misma dirección va el clan Ortega.

Si el ejército y la policía de Nicaragua no paran a Daniel Ortega en su camino a una nueva dictadura que se mantiene en el poder mediante el fraude electoral y el control partidario y uso represivo del órgano judicial, es por que temen que les va a pasar lo mismo que pasó a los hondureños. No actúan contra Ortega para restablecer el orden constitucional den Nicaragua, porque la estrategia del ALBA de disuasión fue exitosa. Si hasta Washington y México han condenado y sancionado al gobierno que reemplazó a Zelaya en Honduras, ¿quien en este mundo apoyaría a los oficiales democráticos y sandinistas en el ejército y la policía de Nicaragua si obligan a Daniel Ortega a entregar el poder usurpado?

Aunque es mala palabra, hay que decirlo: Un golpe contra Daniel Ortega sería un regalo para Nicaragua y para el continente. Posiblemente ya no hay alternativa. O sea, posiblemente con elecciones ya no podrán quitar el poder a Daniel Ortega.

¿Qué pasaría si un ejército democrático y progresista como el nicaragüense, que no tiene ni trayectoria ni tentaciones militaristas y golpistas, decidiera dar un golpe de Estado para evitar una nueva dictadura?

¿Le pasaría lo mismo que a los militares, diputados y jueces hondureños que derrocaron a Zelaya, o sea la condena unánime de parte de izquierdas y derechas?

Claro, los militares nicaragüenses no tendrían una Corte Suprema que los respalde, porque en este país la erosión de la democracia es mucho más avanzada que en Honduras. En Nicaragua ya no hay un órgano judicial independiente como en Honduras.

¿Qué pasaría? ¿Cómo reaccionarían el pueblo nicaragüense y la comunidad internacional? Estoy seguro, que la mayoría de los Nicas dirían: Depende en manos de quién quedaría el poder. Depende si son manos civiles y democráticas...

Lo mismo debería ser la respuesta de la comunidad internacional. Pero luego del boicot contra Honduras tendría mis dudas. Parece que el dogma Zelaya que han adoptado Estados Unidos, la OEA y Naciones Unidos, condena a los nicas a aguantar a Ortega for ever. Siempre pueden rezar...

(El Diario de Hoy)

Carta a Daniel Ortega, presidente de Nicaragua


¡Comandante!

Ahora entiendo la urgencia suya de obligar a los hondureños a restituir a Manuel Zelaya en la presidencia. Ahora entiendo que haciendo estos grandes discursos contra ‘el gorilazo’ estaba actuando en defensa propia. Preventivamente, porque ya sabía que usted iba a ser el próximo presidente del ALBA que haría un autogolpe contra la Constitución y así provocaría el peligro que lo derrocaran.

Ya dio el autogolpe, usando el control que tiene sobre la Corte Suprema. Usted ordenó a sus magistrados a declarar ‘inaplicable’ el artículo de la Constitución que prohíbe la reelección presidencial. Así de fácil.

Escogió bien el tiempo. Botó la constitución nicaragüense en el momento del rechazo mundial a la manera cómo los militares hondureños han sacado del país a Zelaya.

Muy astuto, comandante. Porque nadie sabe mejor que usted que en el ejército nicaragüense hay muchos sandinistas fieles a los ideales que usted ya traicionó: los ideales formados en la larga lucha contra el somocismo, o sea contra una familia que se hizo dueña del Estado del país. Cosa que ahora hace el clan Ortega.

A mi no me extrañaría por nada si los verdaderos sandinistas que están al mando del ejército y de la policía nicaragüenses, le sacaran de la residencia para restituir el orden democrático.

Y usted lo sabe. Por eso era tan importante para usted toda esta campaña internacional que hizo con Chávez, Insulza y Lula contra la destitución de su amigo Zelaya.

Ojala que los viejos luchadores sandinistas todavía tengan los huevos que mostraron cuando se trataba de enfrentar a Somoza y después a Ronald Reagan.

Le recomiendo, comandante, que a partir de ahora, aunque se moleste la Chayo, no duerma en pijamas, sino con las botas puestas.

Saludos, Paolo Lüers

(Más!)

lunes, 26 de octubre de 2009

El zarpazo de Ortega

Mediante una resolución sorpresiva, ilegítima y amañada, urdida por la cúpula del Frente Sandinista de Ortega y ejecutada por sus magistrados serviles, la frágil democracia nicaragüense sufrió un serio zarpazo. En una sesión violatoria de sus procedimientos internos, la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, con integración exclusiva de miembros Orteguistas y sin potestad para hacerlo, declaró nulo el artículo 147 de la Constitución de Nicaragua, que autorizaba la reelección, pero de manera alterna y por una sola vez, para convertirla en consecutiva e indefinida para que pueda reelegirse Ortega de por vida. (Esto es un golpe de estado). Con esta decisión, a imagen y semejanza de sus ambiciones hegemónicas, Daniel Ortega dejó establecido su desprecio absoluto por la constitución y las instituciones de su país y por el pueblo que tanto ha luchado durante décadas por construirlas. Basta un recuento de los hechos para aquilatar el descaro y la magnitud de tal violación institucional:

Luego de que los partidos opositores, que dominan el Congreso, anunciaran su rechazo a reformar la Constitución, en el sentido deseado por Ortega para reelegirse, este y 109 alcaldes sandinistas presentaron ante el Consejo Supremo Electoral (CSE) una solicitud pidiendo que no les fuera aplicada la prohibición constitucional que les impide ser reelegidos consecutivamente. En vez de responder como manda la ley, con un NO a la reelección consecutiva, el CSE, que dominan los sandinistas se declaró “incompetente” para resolver, truco que abrió la puerta para que Ortega y sus alcaldes presentaran un recurso de amparo.

Este fue admitido por una sala del Tribunal de Apelaciones de Managua (presidida por un sandinista), para que fuera tramitado por la Sala Constitucional de la Corte Suprema, que integran tres magistrados Orteguistas y tres del Partido Liberal del expresidente Arnoldo Alemán (condenado a 20 años de cárcel por robo, Aleman salió en libertad por concesión de Ortega y quedó desde entonces bajo el chantaje de este).

El recurso ingresó el lunes (19 de Oct 09) de esta semana a la Sala, que lo resolvió el mismo día,y en forma unánime a favor de Ortega: Un récord nunca visto en el moroso e ineficaz sistema judicial nicaragüense. Tanto la celeridad como la unanimidad fueron producto de una jugarreta interna: el presidente de la Sala y aliado de Ortega, Francisco Rosales, no citó a tiempo ni conforme a los procedimientos vigentes a los tres magistrados liberales. Al no presentarse estos a la sesión, completó el quórum con tres suplentes Orteguistas, así los 6 magistrados sandinistas votaron según lo había dispuesto Ortega.

La decisión quedó de inmediato en firme y, apenas tres horas después de emitida, Roberto Rivas, presidente del CSE (también denunciado de corrupción y también bajo el chantaje de Ortega), confirmó su notificación y anunció su acatamiento al fallo amañado. Así cambiaron lo dispuesto por la constitución –prohibicion de reelección continua para Ortega- pasando por encima del parlamento, en lo que constituye un indiscutible golpe de estado.

Estamos ante un atentado directo y sin rubor alguno, contra la democracia.

Parte del designio autoritario y continuista de Ortega se afinca en un Poder Judicial totalmente corrupto, politizado y sometido a el; desdeña la vigencia de las reglas procedimentales, pasa sobre el parlamento, único que puede tocar la constitución y se convierte en una imposición espuria contra el resto de la sociedad y también en contra de la comunidad democrática hemisférica. Solo se acerca, en gravedad, al enorme fraude cometido por el sandinismo en las elecciones municipales del 2008, entonces, Ortega se robó abiertamente las elecciones municipales y mandó a reprimir las protestas masivas, organizando grupos para militares y delincuentes de las ciudades, organizados y armados de garrotes, machetes y armas de fuego, a la mejor usanza de los Ton Ton Macoute de Duvalier en Haiti.

Ortega ha tratado de justificarlo recurriendo al caso de la reelección de Uribe en Colombia y Arias en Costa Rica. Nada tiene que ver este vergonzoso episodio en Nicaragua con el respeto a las normas, al debido proceso, la parsimonia, la transparencia y la solidez argumental que condujeron, en Costa Rica, a la reelección de Arias. En ese caso, se siguió escrupulosamente todos los pasos establecidos por la constitución y las leyes y fue adoptado por los magistrados titulares sin trucos ni trampas, sin pasar por encima de otros poderes del estado y el derecho de los ciudadanos de Costa Rica.

En el caso de Nicaragua, se trata de una manipulación descarada de todos los elementos e integrantes del proceso, para favorecer a Ortega y violar la constitución. Decir que se inspiraron en Costa Rica, es una ofensa a nuestra democracia y a la inteligencia de los nicaragüenses y del continente.

Se abre ahora un período de gran incertidumbre sobre el futuro de Nicaragua.

No hay ninguna certeza de lo que pasará en el futuro, al haber sido derrocada la principal ley de la república –La Constitución-. los demás nicaragüenses responden inicialmente acudiendo a todos los instrumentos posibles de presión pacífica, dentro y fuera del país. Esperamos que los acompañe la solidaridad interamericana activa. Es mucho lo que se juega en el continente como para permitir que Ortega se salga con las suyas en Nicaragua, imponiendo a ese valiente y empobrecido pueblo otra nueva dictadura como la de los Somoza, que los Sandinistas derrocaron en 1979. Hoy la inmensa mayoría de estos repudian a Ortega por corrupto.

A base de falta de escrúpulos y servilismo para satisfacer la ambicion desmedida de Ortega, han violado la constitución y la han reformado sin tener potestad para ello. Han atropellado la constitución, la institucionalidad y la democracia, en un esfuerzo por legalizar el continuismo y una dictadura vitalicia de Daniel Ortega, hoy también enfrentado a sus antiguos compañeros de armas de la revolución que derrocó a Somoza en 1979.

Los delitos cometidos han sido ya probados de propia voz de sus autores. La destitución de Ortega y los magistrados involucrados en el CSE y la CSJ es técnica y jurídicamente lo que procede si los otros poderes del estado fueran independientes, sin embargo, como todo dictador, tiene ferreo control de estos a travez de funcionarios incondicionales, corruptos y serviles de su propio partido y de otros.

(La Nación, San José/Costa Rica, 21 de Octubre 2009)

domingo, 25 de octubre de 2009

Ortega repudiado


Como uno de los miembros fundadores de la Alianza Bolivariana, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, considera que no debe dejar el poder al vencerse su periodo constitucional. En una maniobra que ha enardecido a los nicaragüenses, manipuló a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de su país para que le allanara el camino. La decisión fue tomada entre gallos y medianoche, como suelen hacer quienes optan por los caminos verdes, vulnerando los principios con el mayor cinismo. Sólo fueron convocados a la reunión los magistrados sandinistas. Los jueces que se oponían a la maniobra se enteraron a posteriori. Esto ha generado gran debate en Nicaragua. Ortega y sus magistrados son acusados de lo que se considera una emboscada que quebranta el texto constitucional.

La pretensión del comandante sandinista de perpetuarse en el poder ha suscitado el rechazo de organizaciones políticas, de independientes y de grandes sectores de la sociedad civil. Como respuesta a la maniobra, se ha iniciado la constitución de un frente nacional contra el proyecto reeleccionista. Quienes conocen la historia de Nicaragua recuerdan que el dictador Anastasio Somoza se hacía reelegir cada vez que se le ocurría. Ortega, en pocas palabras, se ha convertido en émulo del antiguo déspota.

Al fin y al cabo llegó al poder en una alianza con viejos adversarios. Bajo la invocación de los más insólitos sofismas, el comandante ha dictaminado que el veredicto es inapelable. Pero se equivoca, porque una cosa es el veredicto de los magistrados y otra el veredicto de la gente.

En esta mascarada ha venido a parar la revolución sandinista.

Ortega no le ofrece nada a su país, es un personaje que no puede disimular la fatiga y el anacronismo, que no significa para Nicaragua sino un gran retraso. Para los nicaragüenses está claro que el comandante ha dado un golpe de Estado. Como miembro de la Alianza Bolivariana tiene la reelección como consigna máxima, igual que en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Ortega pretende quedarse en el poder, sin más ni más, contando desde luego con que los dólares venezolanos le permitan hacer una campaña de promesas y fraudes. Sin embargo, no debe olvidar el comandante que por pretender una maniobra similar fue derrocado su vecino Manuel Zelaya. Contra toda la prédica internacional, y contra todas las adulteraciones del proceso de destitución, fue el intento de perpetuarse lo que marcó su caída. El espejo está lo suficientemente cerca como para que el vecino se mire en él.

La Sala Constitucional del Tribunal Supremo no le hizo ningún favor al comandante. La reacción producida ha sido tan extraordinaria que condena al fracaso sus ambiciones reeleccionistas.

De modo que Ortega, derrotado, se sumará a Zelaya, dos bajas del anacronismo de la Alianza Bolivariana. Dos lecciones para quienes se burlan de las constituciones y para quienes traicionan a sus pueblos. Ortega es un buey cansado, y no tiene ni una palabra que ofrecerle a Nicaragua.

(El Nacional, Venezuela)

La generación 'peter pan' está hipotecada

En Estados Unidos se les bautizó como kidults -del inglés kid (niño) y adult (adulto)-. En Latinoamérica optaron por un juego de palabras en español, adultescentes, por la unión de adulto y adolescente. Y en España los sociólogos prefieren definirles como treintañeros bajo el síndrome de Peter Pan, mientras que los expertos en mercadotecnia les llaman Generación X. Constituyen, según los últimos datos demográficos del Instituto Nacional de Estadística, el segmento de población mayoritario en España, con casi ocho millones de personas y, en consecuencia, representan una bolsa ingente de consumidores.

Son los últimos hijos del baby boom de los setenta y, en general, todos responden a los mismos patrones. Constituían la generación mejor preparada pero que se ha dado de bruces con un mundo que ha cambiado repentinamente ante sus narices. Ahora deben construirse una nueva realidad y piensan, quizá con razón, que ya están llegando tarde. Son unos jóvenes que rompieron esquemas, abrieron nuevos caminos a base de luchas sociales y, de golpe, se ven amarrados a una hipoteca o, por el contrario, tienen que regresar al nido familiar, a esa casa de la que ansiaban emanciparse. En definitiva, un final de trayecto infernal. Y se dicen: "Yo no entiendo nada".

El único refugio que les queda ahora es su retorno a la etapa juvenil. Pero como retroceder en el tiempo se antoja imposible, mantienen las mismas actitudes y formas de ocio que entonces. Por eso se les llama kidults, adultescentesPeter Pan.

El problema de los treintañeros arranca -y nunca mejor dicho- de su pecado original: su propio tamaño generacional.

Sigue en: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/generacion/peter/pan/hipotecada/elpepisoc/20091025elpepisoc_1/Tes


Machos sin dueño

Sobre la crisis de ARENA se ha hablado mucho. Incluyendo mucha paja. Veamos algunos conceptos que se han ventilado en el debate.

División. Muchos han hablado de una división de ARENA. Obviamente la parte más interesada en una división de su adversario, el FMLN. Pero también muchos comentaristas de derecha. Sobre todo los que tienen una larga historia de cercanía, para no decir otras palabras que podrían ser ofensivas, con el grupo que en los últimos años controló el gobierno y el partido de gobierno. División es cuando de un partido que entra en crisis, salen dos partidos, dos proyectos políticos. Pero es obvio que lo que se acaba de desprender de ARENA no es un partido nuevo. Tampoco un proyecto político. Salió de ARENA un grupo de diputados y dirigentes de poca monta y mínimo apoyo de las bases, no salieron estructuras sectoriales o locales del partido.

Disidentes. Los 12 diputados y los 4 ex-directores departamentales salieron de ARENA resultado de un intento fallido de retener el control partidario, no resultado de una disidencia política o ideológica. Salen porque luego de pertenecer a la poderosa estructura de control del partido durante años, fueron desplazados y sintieron -con razón- que ya no tendrán futuro en el partido. Jugaron el único capital que les quedó: su diputación, legado de la anterior cúpula. Un capital fuerte. No para un proyecto político, sino para el chantaje. Sabían que para ARENA perder 12 diputados significa perder buena parte de su capacidad opositora en la Asamblea. Entonces, plantearon un negocio: la lealtad de nuestros 12 votos contra la reversión de la renovación del partido. Porque la exigencia de 4 puestos en el COENA se traduce a nada menos que el intento de un contragolpe. El intento de restaurar la influencia institucional que el grupo del ex-presidente Saca había perdido en el proceso postelectoral de consultas con las bases. No se trataba solo que el diputado el ex-jefe de fracción quería recuperar su silla en el COENA, sino de parar en seco el todavía débil proceso de redefinición del partido y posterior apertura a nuevos liderazgos. Quien describe el pleito en ARENA como ‘disidencia’, oculta que detrás de la actuación de los supuestos disidentes se esconde el último intento de detener un proceso interno que está dejando marginado a un grupo acostumbrado a controlar el partido y traducir este control en capacidad de negociación.

La nueva dirección de ARENA desautorizó y deshizo todos los intentos de la anterior cúpula de usar ARENA para llegar con el Frente y con el nuevo presidente a un pacto político que garantizaría a unos inmunidad y a otros gobernabilidad. Por esto se tardaron tanto en elegir a los magistrados de la Corte Suprema y al fiscal general: Cristiani deshizo todos los entendimientos anteriores y la negociación tuvo que empezar de cero...

Renovadores. Hasta este nombre algunos trataron de dar al grupo de diputados extorsionistas. Para ganarse este nombre, primero habría que tener un proyecto político, y segundo un proyecto que encamina para adelante. En ARENA es al revés: los supuestos ‘renovadores’ tratan de detener la renovación de su partido, porque saben que esta los deja sin influencia. Por muy tímidas que han sido la manifestaciones de renovación en ARENA, este grupo ha tratado de boicotearlas. ARENA, para sobrevivir como fuerza política relevante, necesita una renovación radical que no teme tocar los viejos dogmas, símbolos y métodos de hacer política de ARENA. Con la decisión de rechazar el chantaje de los 12 diputados y dejarlos ir, ARENA ha removido apenas el primer obstáculo para su renovación. Habrá otros, así como habrá otros chantajes.

Independencia. El uso más cínico de conceptos erróneos en esta historia es tildar a los 12 diputados de ‘independientes’. O incluso decir que ahora al fin hay diputados que se han liberado del yugo de la dependencia de las cúpulas partidarias y hacen honor al mandato de sólo obedecer a su conciencia y los intereses del pueblo. Los 12 son los diputados más manipulados y más manipulables de la historia reciente del parlamentarismo salvadoreño. Se han separado de su partido, no para consolidar otro proyecto político, sino porque se han quedado sin proyecto político. Son machos sin dueño que a partir de ahora van a negociar sus votos cada vez de nuevo. Dependiendo de la correlación de fuerza y de la oferta...

La falta de independencia de los diputados de sus cúpulas partidarias es un asunto no resuelto en nuestro sistema político. Urgen una reforma electoral a fondo y una ley de partidos políticos para resolver este problema. El desprendimiento de diputados desafectados y resentidos de sus partidos seguramente no resuelve el problema, sino crea uno peor: el chantaje y la compra de voluntades.

Si ARENA sabrá aprovechar la oportunidad de convertir la crisis en el factor que dinamice su renovación, ser verá en los próximos meses. Ha dado el primer paso indispensable: amputar lo que había que amputar en vez de seguir viviendo con la gangrena del chantaje. Habiéndose liberado del grupo que boicoteaba la renovación, ARENA ya no tiene pretexto para no atreverse a redefinir su proyecto político.

La separación dolorosa de una parte de sus cuadros (y de una parte de su fuerza parlamentaria) puede ser un paso más hacia el desmoronamiento de ARENA – o el inicio de su resurrección. Depende en qué dirección van los siguientes pasos.

(El Diario de Hoy)