viernes, 5 de mayo de 2023

Carta a los jueces: ¿Farsa o justicia? O cuidado con el ‘enano de jardín’. De Paolo Luers


"Sería la culminación de una farsa jurídica, que ya dura 6 años, si en el tercer intento se enjuicie y criminalice el concepto de usar el diálogo para reducir la violencia – política que fue llevado al fracaso por hombres como Ricardo Perdomo."

EL AUDIO: PERDOMO.mp3

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, sábado 6 MAYO 2023

Estimados juzgadores:

Esta carta no sólo va dirigida al juez que actualmente preside el nuevo juicio contra la tregua, sino también a los magistrados de cámara y de sala que en el futuro van a ver este extraño caso.

Es extraño, porque es la tercera vez que se realiza este mismo juicio, con los mismos argumentos de los fiscales y con los mismos testigos dando los mismos testimonios. Ya en el primer intento de la fiscalía, en agosto del 2017, en aquel entonces dirigida por Douglas Meléndez, fue obvio que se trataba de un juicio político. Para ser más preciso: el intento de enjuiciar penalmente una política pública. Por tanto, no fue sorpresa que el juez Godofredo Salazar desestimara las acusaciones. En aquel entonces, todavía había jueces independientes y valientes.

Una cámara ordenó repetir todo el juicio. Le tocó el turno al siguiente fiscal general, Raúl Melara. Si él hubiera revisado bien este caso heredado de Luis Martínez y Douglas Meléndez, se habría dado cuenta que no tiene fundamento sólido y se ahorrado una humillante derrota. En una columna del 25 de abril 2019 escribí: “El mismo juicio, con las mismas acusaciones manipuladas, con los mismos fiscales, con los mismos testigos, con la misma ausencia de pruebas, con los defensores ya prevenidos, ¿en qué va a terminar? En lo mismo.” Y así fue. La segunda vez fue una farsa que daba pena. Y el resultado fue el mismo: Todos los 19 acusados fueron nuevamente absueltos. Todavía había jueces independientes y valientes.

Ahora presenciamos la farsa de una tercera edición del mismo juicio. Con una gran diferencia: Los jueces y magistrados independientes y valientes han sido removidos o intimidados. Por más absurdo que parezca, la fiscalía, ahora conducida por Rodolfo Delgado, quiere revancha y presenta la misma acusación dos veces fallida, sólo que esta 
vez apunta a la cúpula: Los acusados ahora son el ex presidente Mauricio Funes y el ex ministro de seguridad David Mungía Payes. Hoy está en la mira explícitamente la política pública de Seguridad que estos dos implementaron en 2012/2013.

Además, esta vez la fiscalía recurre a un arma adicional: Aparte de los mismos testigos que ya han dicho dos veces lo mismo, presentan como nuevo testigo a Ricardo Perdomo. Este hombre fue, gracias a su entonces amigo Munguía Payes, jefe del Organismo de Inteligencia del Estado OIE, durante el tiempo de la tregua; y en mayo del 2013, otra vez por propuesta de Munguía Payes, fue nombrado ministro de Seguridad, luego de que la Sala de lo Constitucional sentenciara que este cargo no podía ser ejercido por un militar. El primer día en su nuevo cargo, Perdomo comenzó a boicotear el trabajo de los mediadores y trató de asumir el control de los diálogos con las pandillas, pero ahora con fines políticos y electorales.

Ahora Perdomo es el testigo estrella contra Munguía Payes, luego de que la fiscalía perdió a su testigo criteriado Carlos Burgos Nuila, un exjefe pandillero conocido como ‘Nalo de Las Palmas’. Este ya había testificado en los dos primeros intentos de enjuiciar la tregua, incluyendo historias inventadas. A cambio de este testimonio, nunca fue enjuiciado, las acusaciones de asesinato en su contra se esfumaron – y él también. Así que ahora el testigo estrella de la fiscalía es Ricardo Perdomo. ¿Será otro criteriado? ¿Será esta la explicación de porqué no está sentado a la par de Munguía Payes en el banquillo de los acusados? Perdomo miente.

Su testimonio está lleno de contradicciones, interpretaciones atrevidas, medias verdades, mentiras – y vacíos. Encubre su papel nefasto en el intento de usar al padre Toño Rodríguez para convencer a los pandilleros presos a desautorizar a los mediadores Raúl Mijango y monseñor Fabio Colindres y entrar en una negociación con mensajeros de él y del FMLN, con vistas a las elecciones presidenciales del 2014.

Perdomo es el único testigo que agrega algo nuevo a lo que ya fue escuchado y descartado dos veces, en 2017 y 2019. Pero estas novedades son falsas, manipuladas por un ex funcionario, que quiere lavarse las manos y echar la culpa a su ex amigo, el general unguía Payes. Yo le dije a Munguía Payes ya en el 2012: “Tenga cuidado con ‘el enano de jardín’ Perdomo.” Hoy está pagando caro no haber escuchado.

Cualquier juez que analiza este caso con criterio profesional va a detectar las falsedades en el testimonio de Perdomo. En cambio, Fabio Colindres y el ex jefe de la PNC, Francisco Salinas, han sido coherentes las tres veces que testificaron. Dijeron lo mismo en 2017, en 2019 y ahora en 2023, porque es la verdad.

Sería la culminación de una farsa jurídica, que ya dura 6 años, si en el tercer intento se enjuicie y criminalice el concepto de usar el diálogo para reducir la violencia – política que fue llevado al fracaso por hombres como Ricardo Perdomo.

Tal vez todavía hay algunos jueces en El Salvador.
Saludos, 







miércoles, 3 de mayo de 2023

Carta a los sindicalistas: Hay valientes y hay vendidos. De Paolo Luers

 

"Un sindicato que se vende al poder pierde su razón de ser."

EL AUDIO: SINDICATOS.mp3

Publicado en MAS1 y EL DIARIO DE HOY, jueves 4 MAYO 2023

Estimados amigos:


Ver a un sindicato marchar el 1 de mayo con pancartas apoyando la reelección inconstitucional del presidente de la República da pena ajena. Un sindicato que se vende al poder pierde su razón de ser. Para los sindicatos del servicio público, el gobierno es la patronal. Siempre en la larga historia del sindicalismo ha habido sindicatos amarillos, controlados por las patronales, sean privadas o públicas. Y siempre la mentira ha sido que los liderazgos sindicales sirven mejor a los intereses de los trabajadores si trabajan de la mano con los empleadores y con el poder político.  


Con esto no estoy diciendo que los sindicatos deben de marchar, por definición, con la oposición política. Tienen el derecho de hacerlo o de mantenerse aparte de los conflictos políticos – pero nunca pueden dejar de luchar por los derechos de los trabajadores que representan.


Un ejemplo interesante y digno: El Sindicato de Trabajadores del Ministerio de Cultura marchó este 1 de mayo separado tanto del bloque opositor como del bloque oficialista. Hizo su propia marcha, exigiendo al Ministerio de Cultura el cumplimiento del contrato colectivo y denunciando que la ministra está violando sus derechos laborales. Bajo el gobierno que tenemos, esto requiere valentía.




Los sindicalistas del Seguro Social decidieron lo contrario: En vez de enfocarse en las deplorables condiciones laborales en los hospitales del ISSS y en la falta de medicamentos, salieron a la calle pidiendo la reelección del presidente y gritando consignas de Nuevas Ideas. Como usuario del Seguro Social conozco de cerca la situación precaria en los hospitales. Admiro la manera como los médicos y el personal de enfermería diariamente luchan por atender a sus pacientes, a pesar de todas las carencias y adversidades. Les debe mi vida a ellos. No puedo imaginar que se sienten representados por un sindicato que marcha por los intereses de un partido y un presidente, y no por mejorar las condiciones laborales – y así la atención a los pacientes...  



Otros sindicatos decidieron que actualmente no es posible defender los intereses laborales sin oponerse al desmontaje del estado de derecho y al afán del gobierno de controlar al movimiento sindical. Por lo tanto, organizaron una marcha abierta a todos los sectores que quieren defender la democracia. Lo que obviamente incluye oponerse a la reelección presidencial que sería el paso a un régimen ilegítimo. Esto requiere de aun más valentía. El verdadero sindicalismo siempre requiere valentía. En todas las dictaduras, sindicalistas han ido incluso a la cárcel.  



Claro que los sindicatos del servicio público tienen el derecho de hacer su propia marcha, porque enfrentan una problemática particular. Es legítimo constituirse como un bloque propio para defender ante el gobierno los intereses de los servidores públicos. Lo que no es legítimo es que conviertan la movilización sindical en apoyo incondicional al gobierno. Si algunos sindicatos quieren apoyar al ministro de Trabajo en su intento de promover, en contra de la voluntad de Nuevas Ideas, mejoras en la legislación laboral, es su derecho. Pero de ahí a levantar la bandera personal del presidente y apoyar su reelección, es otro paso, un paso al abismo. 


Los trabajadores del servicio público, si realmente quieren sindicatos que defiendan sus intereses, tendrían que remover las dirigencias corruptas que pactan con el poder político. 

Saludos,