viernes, 6 de junio de 2025

Carta a los colegas de La Prensa Gráfica: Autogol. De Paolo Luers

 

"El error en la concepción de sus encuestas es que la categoría “aprueba algo” es de hule. No dice nada medible. Es imposible evaluar hasta qué grado quien contesta así aprueba la gestión de un gobierno."

En la voz del autor: Encuesta LPG.mp3

Publicado en MAS!   El DIARIO DE HOY, jueves 5 junio 2025

Estimados amigos:

Las encuestas son un asunto delicado, porque así como registran la opinión pública, la pueden alterar. LPG Datos, su unidad de sondeos de la opinión pública, siempre se ha destacado como una encuestadora responsable.

Cuando el 2 de junio salió la portada de La Prensa Gráfica con una madera que dijo: BUKELE, 85.2% DE APROBACIÓN, agarró de sorpresa a todos, incluso al presidente. Él mismo sabe, como todos los demás, que su popularidad ha sufrido desgaste – por lo de la minería; por casos escandalosos como el del empresario del transporte que murió en custodia del gobierno y el de la detención de los dirigentes de la cooperativa El Bosque; por la decisión de prestar a Trump el CECOT para detenciones ilegales; por la situación económica; por el desolado estado de los gobiernos municipales...


Al estudiar detenidamente toda la encuesta, uno se da cuento que pinta una imagen diferente de la realidad política del país. Una imagen realista. Todos los problemas por los que la gente responsabilizan al gobierno -y al presidente- están registrados en esta encuesta.

El problema es que ustedes, los editores de La Prensa Gráfica, habían cometido un error a la hora de componer la portada, con este mensaje del 85.2% de aprobación para Bukele. Llegaron a la cifra del 85.2%, sumando dos cifras: los 50.2% que  dicen “apruebo mucho” el trabajo realizado por el presidente, más los 35.0% que dicen que “aprueban algo”. Pero esto es un falacia. No se puede sumar a quienes “aprueban algo” al pool de gente que aprueban la gestión del presidente. El “algo” puede ser la política de seguridad, pero también puede ser el hecho que el hospital de mascotas ofrece servicio gratis al chucho de la familia. El “algo” puede ser la remodelación del centro histórico, pero el que aprueba esto puede estar en desacuerdo con el estado de excepción permanente.


Detrás del craso error de la portada hay un error en la concepción de la encuesta que muchos tenemos años de señalar a nuestros amigos de la Prensa. Porque en la encuesta de marzo 2023, cometieron el mismo error y llegaron a certificarle a Bukele un 91% de aprobación popular. El error en la concepción de sus encuestas es que la categoría “aprueba algo” es de hule. No dice nada medible. Es imposible evaluar hasta qué grado quien contesta así aprueba la gestión de un gobierno. En una escala de 0 a 10 de aprobación “aprobar algo” puede significar cualquier número entre 1 y 8.


Pero si un ciudadano aprueba a su gobierno, en la escala de 0 a 10, por un valor de 1, 2 ó 3, perfectamente puede ser un férreo opositor al gobierno, porque está directamente afectado por el estado de excepción, la represión contra los vendedores ambulantes, las expropiaciones en el centro o por los despidos en el sector público. Uno puede estar encabronado por no tener acceso a servicios de salud y al mismo tiempo agradecer al gobierno la remodelación del centro. Es difícil encontrar personas que no encuentren 1, 2 ó 3 logros del gobierno que aprueban. 


Así como está hecha la encuesta, lo único que ustedes pueden afirmar -y poner en su portada- es que Bukele tiene, al inicio de su séptimo año, 50.2% de aprobación. 


Incluso, esto sería congruente con el resto de resultados documentados en su encuesta 2025:


·      Únicamente el 47% dice que Bukele ha ayudado a resolver los problemas económicos del país durante sus seis años de gestión.

·      Sólo el 63% piensa que el país, bajo la dirección de Bukele, lleva el rumbo correcto.

·      El 58.1% desaprueba la gestión de los alcaldes de Nuevas Ideas. 

·      El 58.5% dice que el país está mal en cuanto al costo de la vida; sólo el 28.8% dice que está bien.

·      Sólo el 41.1% de los entrevistados ve bien la situación de trabajo.

·      Sólo el 44.5% dice que está bien el sistema de Salud.

·      Sólo el 42% dice que la protección al consumidor funciona bien.

·      Sólo el 68.6% dice que la situación de la Educación está bien.

·      Y un dato curioso, coso inexplicable: sólo el 1.4% nombra a Nayib Bukele cuando la pregunta es: “¿Cuál de todos los funcionarios ha tenido el mejor desempeño durante los 6 años de gestión?” Un 0.4% elige al vicepresidente Félix Ulloa.


¿Cómo puede, como conclusión de todos estos números, salir una aprobación de 85.2% para el presidente? No puede. El porcentaje realista es el 50.2%, no tomando en cuenta la categoría de hule que pregunta por “apruebas algo”. 


No se preocupen, colegas, viéndolo así no pegaron tan mal con su encuesta.


Saludos, Paolo 



 

Posdata: No me tomen mal esta crítica. Estimo mucho el trabajo profesional e independiente que hacen en La Prensa Gráfica.




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miércoles, 4 de junio de 2025

Carta a quienes ven agentes extranjeros detrás de cada ONG o medio independiente. De Paolo Luers

 

"Son parte de las ultraderechas de sus países, que quieren ganar adeptos abrazando ‘el modelo Bukele’ de Seguridad, sin mencionar con qué precio viene: la pérdida de libertad, el desmontaje del Estado de Derecho."

En la voz del autor: Discurso-Bukelista.mp3


Publicado en MAS!   El DIARIO DE HOY, jueves 5 junio 2025
 

Ayer estuve de invitado en un programa de NTN24 de Colombia. Querían hablar sobre los 6 años del gobierno Bukele. También estaba invitado un tal Carlos Hoffman, según su perfil en Twitter un “consultor político, asesor, media trainer y analista” de Guatemala. 


Rápidamente me di cuenta que es de las personas con las cuales no tiene sentido discutir. Repetía todas las mensajes de propaganda de Bukele como loro. Cuando yo hablé de la detención de Ruth López, como el más reciente ejemplo de la creciente represión contra críticos del gobierno, me contestó: “Es el típico victimismo de gente que corresponde a la agenda de fuerzas extranjeras. Siempre se hacen las víctimas...”

 

¿Cómo discutir con un tipo que dice que una mujer encarcelada se hace la víctima? ¿Cómo discutir con alguien que quiere decirnos que los defensores de Derechos Humanos, los periodistas, los cooperativistas, los abogados, los sindicalistas y las madres de desaparecidos arriesgan todos los días su libertad y su vida para cumplir lineamientos de fuerzas foráneas oscuras? 

 

Imagínense: un supuesto comunicador argumentando en favor de que los gobiernos apliquen leyes que permiten controlar, sancionar y además ahorcar financieramente a ONGs y medios de comunicación independientes. En El Salvador de Bukele esta ley se llama ‘Ley de Agentes Extranjeros’; en la Hungría de Víctor Orban se llama irónicamente ‘Ley de Transparencia’; en el Irán de los ayatolas esta ley se llama ‘Ley de Establecimiento 

y Supervisión de ONGs’; en la Nicaragua de Ortega se llama ‘Ley General de Regulación y Control de Organismos Sin Fines de Lucro’, una copia de una ley redactada por Hugo Chávez en Venezuela. A Ortega le permitió a prohibir universidades y hasta iglesias. La madre de este tipo de legislaciones se encuentra en Rusia, donde Putin de un solo decretó dos leyes: ‘Ley de Agentes Extranjeros’ (será casualidad que Bukele escogió el mismo nombre) y la ‘Ley de Organizaciones Indeseables’. 

 

No hay dictadura que no disponga de una ley de este tipo. Parece que todos estos países están inundados de miles de agentes extranjeros, que manejan organizaciones de derechos humanos, sindicatos, medios de comunicación, universidades e iglesias. A veces la potencia extranjera que los dirige es ‘el imperialismo estadounidense’, a veces son los socialdemócratas europeos, a veces figuras míticas como George Soros. Paranoia, pero una paranoia agresiva y represiva...

 

El ‘modelo Bukele’

 

Mientras la opinión pública internacional comienza a ver la verdadera cara del ‘modelo Bukele’, al ver las imágenes espantosas que el mismo gobierno difunde, con todo orgullo, del CECOT, también hay en todos los países centroamericanos y en algunos de Suramérica comunicadores que ciegamente defienden al régimen Bukele. Se supone que son parte de las ultraderechas de sus países, que quieren ganar adeptos abrazando ‘el modelo Bukele’ de Seguridad, sin mencionar con qué precio viene: la pérdida de libertad, el desmontaje del Estado de Derecho.

 

Está bien que medios como NTN24 inviten a personas de diferentes opiniones, incluso a defensores de dictaduras, aunque les falten argumentos. Para mi, estos debates públicos son la oportunidad de contar lo que realmente, más allá de la propaganda, está pasando en El Salvador. Hay que aprovechar todos los espacios que se ofrecen. Por más imbécil que sea el invitado adversario, mejor.

 

Viendo lo que el consultor Hoffman publica en Twitter, me doy cuenta que a lo mejor asesora a la fiscal general María Consuelo Porras, que por encargo del llamado ‘Pacto de Corruptos’ sigue poniéndole trabas jurídicas al presidente Bernardo Arévalo y su partido Semillas, después de 18 meses de haber llegado al poder por el voto popular.

 

En Costa Rica hay oscuros comunicadores e ‘influencers’ tratando de crear -por suerte en vano- un movimiento similar a Nuevas Ideas para acabar con la larga tradición democrática de este país. Así existen en Colombia, para no hablar de Argentina. Estos son los aliados internacionales de Bukele -y de Donald Trump- en América Latina. Los demócratas de izquierda y derecha ya han detectado la verdadera cara del ‘modelo Bukele’ – sobre todo luego de conocer el oscuro pacto Bukele-Trump con el cual de manera ilegal tienen encerrados en el CECOT a migrantes deportados por Estados Unidos, que no han cometido ningún delito, ni en Estados Unidos ni en El Salvador. ¿Quién en su sano juicio se quiere asociar con un presidente que permite esto?

 

Mientras comete este tipo de barbaridades, Bukele enfrentará crítica afuera y dentro del país, a pesar de su nueva ‘Ley de Agentes Extranjeros’.

Saludos, 





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lunes, 2 de junio de 2025

Carta a los amigos de Israel y los amigos de Palestina: Sincérense. De Paolo Luers

 

"Con los fundamentalistas de ambos lados fuera del juego, se puede comenzar a construir soluciones negociadas para llegar a la coexistencia de dos estados en la tierra entre el río Jordán y el mar."

En la voz del autor: Palestina.mp3


Publicado en MAS!   El DIARIO DE HOY, martes 3 junio 2025 

Siempre he defendido el derecho de Israel de defenderse de vecinos que niegan su derecho de existir. Y lo voy a seguir haciendo. Pero esto no significa que consienta los crímenes de guerra del gobierno Netanyahu. 

 

Como alemán de una generación, cuyos padres fueron responsables del exterminio de 6 millones de judíos, comparto el imperativo categórico que en Alemania llamamos “Staatsräson, raison d'État”. Al fundar el Estado alemán de la postguerra, la República Federal de Alemania definió como una de sus obligaciones irrevocables la protección del pueblo judío, tanto en su Estado Israel como en la diáspora.

 

Pero otra “Staatsräson” que asumimos los alemanes luego de la dictadura nazi es expresada en el artículo 1 de la Constitución alemana: “Die Würde des Menschen ist unantastbar. Sie zu achten und zu schützen ist Verpflichtung aller staatlichen Gewalt.” Una frase hermosa, que se traduce así: La dignidad humana es intangible. Respetarla y protegerla es obligación de todo poder público.” El mismo principio es expresado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, válido para todos los países firmantes. Y tiene que aplicarse a todos los pueblos y todos los individuos. No hay manera de excluir a los palestinos.

 

La dignidad -y más allá de ella, la existencia- del pueblo palestino está puesta en peligro por el gobierno actual de Israel, que abusando de su derecho de defenderse de ataques de organizaciones terroristas atenta contra la población de Gaza y de Cisjordania de formas que hay que clasificarse como crímenes de guerra. Pero igualmente está puesto en peligro por organizaciones como Hamas, que ejerce una sangrienta dictadura en Gaza y usa la población civil como escudo y su sufrimiento para ganar apoyo internacional.

 

Hoy en día, luego de 2 años de operativos militares que directamente afectan a la población de Gaza, proteger Israel significa quitarle legitimidad y apoyo al gobierno de Netanyahu y sus aliados racistas. Nadie debe tolerar, ni mucho menos apoyar, la manera genocida que ha escogido el gobierno israelí para ejercer su derecho de defensa.

 

Y luego del 7 de octubre 2023 y la negación de Hamas de liberar a todos los rehenes, proteger los derechos del pueblo palestino significa retirar todo apoyo político y material a organizaciones terroristas como Hamas.

 

Los países vecinos, incluyendo los europeos, tienen que ayudar a la oposición democrática israelí a sustituir el gobierno Netanyahu por uno que respete el estado de derecho y los derechos humanos y que retome la búsqueda de la única solución posible: la de dos estados, Israel y Palestina, que convivan pacíficamente y cooperen en el desarrollo social y económico compartido de toda la región.

 

Los países vecinos y europeos tienen que cooperar para desarticular y desarmar a todas las milicias terroristas en la región. 

 

Con los fundamentalistas de ambos lados fuera del juego, se puede comenzar a construir soluciones negociadas para llegar a la coexistencia de dos estados en la tierra entre el río Jordán y el mar. 

 

Con un gobierno israelí que usa bombardeos indiscriminados para desplazar la población palestina de sus territorios -o incluso eliminarla- y con organizaciones fundamentalistas que quieren destruir el Estado de Israel en control de Gaza, no habrá camino para la paz. 

 

Aislar a los fundamentalistas en Israel y Palestina no es solamente tarea de los gobiernos, sino igualmente de todos que ejercen influencia en sus sociedades. Los amigos de Israel tienen que tener el valor de llamar crímenes de guerra lo que comete el gobierno de Netanyahu – y quienes se declaran solidarios con el pueblo palestino deben dejar de hablar de organizaciones terroristas como Hamas y Hezbolah como si fueran movimientos de liberación nacional. No lo son. Son movimientos reaccionarios, retrógrados y represivos.

 

No se trata de tomar partido entre Israel y Palestina, se trata de llamar por su nombre las atrocidades que se están cometiendo a nombre de ambos pueblos. Lo que Israel está haciendo ahora, obligando a la población palestina a concentrarse en la parte Sur de Gaza para ahí bombardearlos, no tiene justificación. Hay que pararlo. Lo dice alguien que toda la vida ha defendido el derecho de Israel de defenderse con toda su fuerza contra agresiones militares y terroristas.

 

Que cada uno piense bien su posición ante el dilema en la tierra de los palestinos y judíos.

Saludos, 




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domingo, 1 de junio de 2025

Observador político: En seis años, de “Más seguridad, menos libertad” a “Más represión, más resistencia”. De Paolo Luers

 

"Está en peligro de desmoronarse lo que era la legitimación de su ejercicio totalitario del poder: su popularidad, el mitos de Batman. Y esto hará aun más agresivo y represivo al régimen Bukele."

Publicado en  El DIARIO DE HOY, domingo 1 junio 2025 

“Más seguridad, menos libertad”

Esta es la fórmula más usada para resumir los 6 años del régimen Bukele. La seguridad que sus políticas han dado a los ciudadanos (sobre todo en las comunidades, barrios y cantones que vieron durante décadas el crecimiento de las pandillas) es el logro que explica los altos niveles de popularidad de Nayib Bukele. Durante años, los ciudadanos estaban dispuestos a asumir el costo por el modelo de seguridad escogido por el gobierno: la pérdida de sus libertades y sus derechos. 

Símbolo de esta pérdida es el permanente estado de excepción. Pero la pérdida de libertades va mucho más allá: el Estado entero fue rearmado, ajustándolo a las necesidades de largo plazo de una dictadura, en la cual el todo el poder se concentra en manos de un hombre y su clan, sin instituciones que lo limitan. Por esto, el desmontaje de la autonomía del sistema judicial y de todas las instituciones diseñadas en la Constitución para proteger al ciudadano de abusos de poder. Por esto, la reducción del poder legislativo a una función auxiliar del Ejecutivo. “Nuestra tarea es darle gobernabilidad al presidente”, confiesan los diputados de Nuevas Ideas. 

El poder que en una democracia tienen los ciudadanos y la sociedad civil (sus libertades, su derechos, sus posibilidades de controlar al gobierno) se quitaron y se acumularon en manos de la nueva élite alrededor del clan Bukele. Se hicieron de la libertad de abusar de su poder, y del derecho de enriquecerse mediante una corrupción sistemática.

 

Más corrupción, menos inversión social

Por tanto, nuestro titular también hubiera podido ser: “Más corrupción – menos inversión social”. Menos inversión en Educación, Salud, Vivienda Social, Medio Ambiente. Ya no se trata de la confrontación entre algo que la sociedad gana contra algo que pierde, como en “Más seguridad – menos libertad”. En esta nueva fórmula, todo es ganancia de una nueva élite y pérdida de todos los demás. Es por esto, que últimamente la popularidad del presidente comienza a bajar, la de su gobierno y sus políticas está en el suelo y renace algo que durante los 5 años del primer mandato de Bukele casi no se expresó: descontento, protestas y reivindicaciones sociales. Primeros señales de vida de una nueva oposición.

 

Más conflictos sociales, más represión

El resurgimiento de conflictos sociales obliga al régimen Bukele a usar los instrumentos de represión desarrollados para controlar la delincuencia para reprimir las incipientes protestas sociales. Renace el viejo fantasma de la represión. Esto pone en crisis la receta original del régimen que durante años fue tan exitoso: “Yo te garantizo seguridad y tu me concedes el poder total”. Ahora la gente siente nuevas amenazas a su seguridad: un estado totalitario que comienza a reprimir; una policía militarizada que ejecute represión para controlar a la ciudadanía. No hay seguridad donde se tiene miedo...

 

Más propaganda, menos libertad de expresión

Durante 5 años le ha funcionado al régimen Bukele esta receta: saturar el ambiente con permanente propaganda, basada en los elementos clásicos del populismo: uso masivo de los fondos y medios del estado para difundir desinformación sistemática y culto a la persona del gobernante. Todo esto combinado con restricciones a la libertad de expresión y la transparencia gubernamental, además de ataques a los medios y los periodistas independientes y críticos.

Esto funcionaba perfectamente mientras la popularidad del presidente estaba en su cima y todo el mundo estaba enfocado en los logros en el control de la delincuencia. A nivel popular casi no se expresaba ningún descontento social. Las voces críticas en los medios, en las organizaciones de derechos humanos y en grupos directamente ofendidos por el régimen Bukele (familiares de detenidos, veteranos de guerra, despedidos, sindicalistas, ambientalistas) fueron vistos como predicadores en el desierto y no lograron conectar con las mayorías. 

Pero esto está cambiando, una vez que los conflictos sociales se agudizan, la pobreza se incrementa, y el gobierno comete errores como la legalización de la minería, contra una gran mayoría popular que la rechaza. La situación cambia aun más cuando el gobierno se ve obligado a usar la fuerza para garantizar paz social. De repente sectores que nunca han puesto atención a las luchas minoritarias por defender la democracia, la independencia de la justicia y los derechos humanos, comienza a conectar sus problemas económicos y sociales con conflicto entre democracia versus dictadura. 

De repente vemos que operan nuevas fórmulas, bajo nuevas lógicas.

 

Más autoritarismo, mejor periodismo

Más represión, más resistencia

Lo primero ya está comprobado, tanto en los medios nuevos como El Faro como en los periódicos tradicionales como La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy. Por más que el gobierno reduce las libertades, mejor periodismo nace.

Para lo segundo -más resistencia- hay indicios incipientes, pero habrá que ver qué pasa cuando la represión se haga más violenta y masiva. 

 

Conclusión

Luego de 5 años de consolidar su poder, Nayib Bukele logró su meta a corto plazo: su reelección, a pesar de su inconstitucionalidad. Ahora se cree invencible. Se desvincula de los asuntos nacionales, comienza a twittear en inglés, se concentra en consolidar su amistad con Donald Trump. 

Pero ya en el primer año de su segundo ‘mandato’, su régimen comienza a tener grietas. Bukele está perdiendo popularidad. Por primera vez la gente lo culpa a él personalmente de los problemas del país. El gobierno se ve obligado a usar la represión abierta para controlar cualquier expresión de descontento social – y comienza a adoptar políticas impopulares: la reapertura de la minería con todas sus consecuencia medioambientales; el abandono de la diáspora salvadoreña en Estados Unidos para consolidar la alianza con Trump; el uso del CECOT para privaciones de libertad inconstitucionales; detenciones arbitrarias de defensores de derechos humanos y opositores - y un ajuste fiscal que agrava aun más las crisis de salud y del sistema educativo. 

Pero la grieta más grande que se está abriendo tiene que ver con el pecado de origen de su principal logro: la seguridad. Lo que muchos advertimos, pero lo que durante 5 años no logramos comunicar, ahora comienza a entrar en la conciencia nacional: el origen de su política de seguridad -y de su reinado- fue un pacto con las dirigencias de las pandillas. Hizo este pacto con para afianzar el apoyo decisivo de la pandillas en las elecciones presidenciales del 2019, que lo llevaron al poder, y en las elecciones legislativas del 2021, que le abrieron el camino al poder total. Sólo cuando tuvo en sus manos el poder total, les declaró la guerra a las pandillas. Este pecado de origen revela como una vil mentira toda la narrativa del hombre que llegó al poder porque era la encarnación de Batman, que salvó a la nación derrotando a los malos. 

 

Está en peligro de desmoronarse lo que era la legitimación de su ejercicio totalitario del poder: su popularidad, el mitos de Batman. Y esto hará aun más agresivo y represivo al régimen Bukele.